Reseña: Batman. Gotham Knights. Ciudad Dorada, de Evan Narcisse y Abel

Los cómics vinculados a videojuegos siempre son una perspectiva arriesgada porque generalmente no son conocidos por su historia entre los comiqueros que siguen la famosa continuidad de un personaje. Pero los cómics de la Gotham Knights, ambientada después del asesinato de Batman mientras sus cuatro protegidos intentan vengarlo, tienen una fuerza tremenda en sus argumentos y pese a que nada llega a ser canon (por llamarlo de alguna forma), el alto nivel de guion y dibujo que se maneja en ellos significa que nunca es una opción perdérselos. Y a las pruebas me remito.

ECC Ediciones publica este tomo que recoge la miniserie al completo Ciudad Dorada (Batman: Gotham Knights – Gilded City núms. 1-6 USA). Estamos ante un cómic que como Preludio aborda el caso final. Evan Narcisse y Abel desentrañan la historia de una nueva y misteriosa plaga en Gotham que funciona-mata lento pero rápido como gas del miedo. Un gas que convierte a la gente de Gotham en maníacos enloquecidos capaces de hacer cualquier cosa: disturbios, luchar y matar para conseguir el objeto deseable más cercano. Por poner un ejemplo de estas locuras: irrumpen en un estadio, roban el objeto más deseado de ese equipo, publican una foto e inmediatamente colapsan. Todo muy directo en términos de sátira referente a como se comporta el ser humano, en especial, respecto a la adicción a las redes sociales y a su imagen para con el vecino. Todo esto mientras Batman, Robin y Batgirl intentan proteger a los residentes de Gotham de sí mismos y encontrar al culpable de la expansión de dicha plaga.

Gotham City nunca ha sido el lugar más seguro de la Tierra. Pero ahora la metrópoli está sumida en la locura. Todo por culpa de un misterioso virus que convierte a la gente corriente en criminales obsesionados que destruyen propiedades, roban tiendas y atacan a residentes inocentes. En todo este caos, Batman y los Caballeros de Gotham titulares tienen las manos ocupadas. No sólo deben detener la propagación de la plaga, sino también descubrir su origen pues resulta que la enfermedad ya afectó a la ciudad en el pasado. Ese en concreto es el motor de la trama.

Ciudad Dorada hace de introducción al videojuego que se lanzó para PC y consolas. Para quien se lo pregunte, es una miniserie lo suficientemente independiente como para que no jugar no perjudique la comprensión de la trama. Y no leer el cómic, por supuesto, no perjudica a la comprensión del juego. Evan Narcisse ha creado una obra que cualquiera puede disfrutar, tiene la dosis adecuada de entretenimiento del fan de los cómics de superhéroes. No es que viajen al pasado, la historia se desarrolla de dos maneras. Por un lado, observamos los acontecimientos actuales y los esfuerzos de Batman por controlar el caos que se está extendiendo, y por otro lado, hay sucesos que se entrelazan con numerosos flashbacks.

El dibujo de Abel es espectacular.

Reseña: La Espada de Hiperbórea, de Mike Mignola, Rob Williams y VVAA

Con tan solo cuatro numeritos nos deleitaron Mike Mignola y compañía para saber más de La Espada de Hiperbórea, arma recurrente en historias de Hellboy, la icónica espada que pasó por cantidad de manos importantes a lo largo de la historia dentro del Mignolaverso.

Hiperbórea es una civilización antigua en el Universo Hellboy de Mike Mignola. Y en ella hay una reliquia recurrente que es una espada de puntales abiertos y de mango tosco que… algo da al que la porta. Este TPB que os reseño hoy nos muestra algunos momentos del viaje de la espada a través del tiempo, concretamente, cuatro personajes que la empuñaron para el bien o para mal. Desde el antiguo guerrero Gall Dennar hasta Sir Edward Grey y el agente Howards de la A.I.D.P. (B.P.R.D.); la icónica espada hiperbórea ha aterrizado en manos influyentes. Y no fue casualidad.

La primera historia habla de Gall Dennar, un antiguo guerrero que de alguna manera viaja místicamente a través del tiempo y está presente en el fin del mundo humano. Cubre el tiempo antiguo y el sombrío futuro de la humanidad junto a la enorme hoja de hierro que lleva en su mano. Graf Ling de Gotha es una mujer asiática que es adoptada por un hombre alemán. Durante La Gran Guerra entra a formar parte de la Hermandad Heliopica de Ra, que persigue la espada y un cristal con poderes mágicos ancestrales para sus propios fines.

Victor Olsen es un buceador de aguas profundas que en años de la II Guerra Mundial intenta recuperar la espada y el cristal nombrado anteriormente, también para dicha Hermandad. Necesita recuperar ese artefacto misterioso caído de un zepelín en el Canal de la Mancha. ¿Cuántas segundas oportunidades se le permite tener a un hombre, incluso cuando empuña la espada de Hiperbórea?

Elijah Bone es un músico de blues en la Chicago de 1952 que vendió su alma para triunfar. El diablo al que se la vendió también tiene interés en dicha espada. La extraña voz que le susurra tiene sus propios planes para él… Así que juntando los Delta blues, criaturas sobrenaturales y sociedades secretas, sin duda, estamos ante la joyita del volumen. El mejor relato de esta antología.

Fuera de ser súper fan de todo lo que hace Mignola (mi reseña no es nada objetiva), me encantó la idea de basar varias tramas en un solo objeto en común. No recuerdo que a muchos escritores o guionistas se les haya ocurrido eso. En La Espada de Hiperbórea, las historias son diversas, dando lugar a muchos escenarios y personajes diferentes que, sin duda, Mignola trasladará o ya ha trasladado a su famoso Mignolaverso. La Espada de Hiperbórea es una mini-antología con una narrativa en curso que en mi opinión se queda súper corta con tan solo cuatro grapas. Es casi un insulto a los fans. Dar una tortillita de camarones al que quiere un plato de gambas. Aquí hay suficiente historia y estilo para satisfacer los intereses humanos comiqueros y a los fans del terror y la fantasía oscura épica por mucho tiempo. Se requiere que la continúen. El arte no es exactamente Mignola; sin embargo, tiene las resonancias sombrías del horror de los señores de los que se rodea Mignola por lo que encaja bien con otros trabajos de su universo.

Otra chulada para los fans del Mignolaverso con el que Norma Editorial nos ha hecho un poquito más feliz.

Reseña: Afro Samurai, de Takashi Okazaki

Este amante de las artes marciales y todo lo relacionado que nos trajeron los años 80, no iba a dejar escapar la Edición Completa de Afro Samurai ahora que Panini Cómics la ha publicado en dicho formato. Le había echado el ojo hace tiempo y me habían hablado muy bien de ella, y desde que vi los dibujos, solo venía a mi mente el malo-malón de la peli de culto El Último Dragón (film que reivindica que el kung-fu también puede ser para chicos negros, film que salió demasiado bien). Tenemos entonces en Afro Samurai, acción llena de testosterona, una historia de venganza y hermosas ilustraciones que gritan: ¡Mira esto, fan de las patadas voladoras y los espadazos!, desde las primeras páginas. Correcto. Todo, definitivamente, muy cinematográfico, pues Afro Samurai sigue las tribulaciones de un guerrero extraordinario. Un luchador errante de raro poder, probablemente de origen africano pero apodado Afro por su cabello.

Afro es un hombre oscuro y taciturno, camina solo con un cigarro en la boca, habla poco y rebana a casi todo lo que se mueve a su alrededor matando sin piedad a sus oponentes. Afro es un alma en pena. Una sangrienta venganza le impulsa a seguir, a dar cada paso. ¿Puede ser un argumento banal? En cierto modo, lo es. Pero la forma en que se cuenta la historia engancha a querer saberlo todo-todito-todo con pelos y señales. ¿El universo primero? Un Japón feudal futurista, poblado por ronins y máquinas extrañas, objetos de varias épocas; el mangaka Takashi Okazaki utiliza esta mezcla divertida sin parecer anacrónico. Aquí un ninja prende fuego a su punta de flecha con un encendedor Zippo, allí un monje anciano usa un móvil… Es todo muy actual a la vez que arcaico. Pero esto aún ocurre a día de hoy. Tengo amigos que en sus vacaciones se han ido a recorrer sendas perdidas de China y Japón y se han topado con este tipo de contrastes.

Pero el punto más fuerte del cómic es lo que transmiten los dibujos. El dinamismo que se desprende de ellos y el uso de un único color, el rojo. Las muchas secuencias de acción parecen girar a doscientas millas por hora durante las peleas, la sangre salpica las páginas y extiende su rojo brillante en las viñetas. Solo la sangre tiene derecho al color, los demás elementos están en blanco y negro. Visualmente el espectáculo está garantizado. Los personajes, representados como formas finas y esbeltas: Afro, cabello con interminables diademas y ropa ancha, parece girar cuando pelea. ¿Historia simple y mil veces vista? Por supuesto. A estas alturas, una trama de venganza qué demonios nos va a sorprender. Pero ahí tienes el éxito de John Wick.

Desde que presenció la muerte de su padre, Afro solo vive para la venganza. Hay una recompensa por la cabeza de Afro pues está destrozando a todos los malutos en la tarea de encontrar al asesino de su padre. Como resultado, todos los asesinos del país han sido contratados y le siguen para acabar con él (¿He mencionado ya a John Wick?). Y Afro trae sangre y lágrimas doquiera que vaya. No porta valores como el bien, el mal, el honor o la moral. Tiene un propósito. También tiene sentimientos pero no duda en pisotearlos si la venganza está próxima.

Quizás el anime se pueda disfrutar más. Tenemos un cómic-manga muy norteamericano. Y no lo digo por el hecho de que el personaje principal sea negro; el dibujo, el flujo, la acción, las opciones narrativas aportan sensación de film estadounidense en lugar de oriental/japonés. Es un poco de Robert Rodriguez, un poco de Tarantino, con un enorme trasfondo del Karate a muerte en Bangkok (The Big Boss), de Lo Wei y Bruce Lee. Decía que el anime quizás se pueda disfrutar más porque la trama parece hecha para TV. Lo llamativo es que el anime se estrenó primero en USA y Canadá (se emitió a través de Spike TV en 2007) para luego emitirse en Japón. Fue una producción hecha para captar al mercado estadounidense aunque se realizó íntegramente en Japón por Gonzo, que le compró los derechos a Takashi Okazaki. Puedo decir que ante este tipo de títulos, soy presa fácil como niño de los 80s que soy. No obstante, mi consejo es, que a poco que te haya «llamado», dale un tiento. Da lo que se espera.

Reseña: El Porteador, de Armand y Roulot

Después de revisitar el western con Sykes y Texas Jack, Armand cambia de universo y opta por una historia de Ciencia Ficción, aunque la estructura de El Porteador y la psicología del personaje principal son muy similares a las de un western. Este famoso Porteador es un personaje bastante cercano en apariencia y carácter al pistolero de labios apretados interpretado por Clint Eastwood en la «Trilogía del Dólar», de Sergio Leone. Por lo que mola ya desde la primera vez que te topas con él. Así tenemos un cómic que nos trae Ponent Mon, un integral que recopila los álbumes originalmente publicados, un cómic apocalíptico de los chulos e indispensable para los amantes de esta temática… como yo.

En un mundo pos-apocalíptico, el legendario Porteador va a caballo a cumplir las misiones que le encargan. Porque nadie se atreve. Un virus se ha extendido por la tierra; el óxido ha atacado al hierro, destruyendo poco a poco las infraestructuras, los vehículos, las herramientas… El metal se desmorona en todas partes y nuestra civilización ha vuelto a edades antiguas. En este mundo brutal de inquisidores, seres mutantes y ruina en un escenario medieval de atmósfera apocalíptica que recuerda a Mad Max, el legendario y enigmático Porteador encarna la única esperanza para muchas personas ofreciéndose a cumplir todas las misiones que se le encomienden. ¿El girito? Lo tienes en que como pago por esas misiones este señor exige que quien se la encargue debe comerse un extraño y misterioso huevo…

Quizás más que un Clint Eastwood, en el modo de operar, el prota me recordó más a un Jeremiah pero sin Kurdy. Lo que me suele gustar de los cómics que describen un mundo pos-apocalíptico es a menudo la descripción que dan los autores, y más concretamente, el diseñador. Aquí reconozco que lo hicieron medianamente bien. Esa mezcla de Edad Media con referencias a Mad Max están muy logradas. El escenario del primer álbum es el de un volumen introductorio que deja muchas preguntas sin respuesta. De ahí lo de celebrar que Ponent Mon publique esta serie en formato íntegro. Estos señores de la BD no entienden que hay series que no se deben cortar. Mirar más por el lector y menos por la pasta. Por eso, cuando comprendemos las tramas al completo que se nos quieren contar, el cómic gana mucho. El Porteador desarrolla una atmósfera angustiosa y fascinante en torno a este universo deshumanizado con su cuota de violencia y oscuridad. Lo que no cuenta la sinopsis es que la epidemia no solo afectó a los metales sino también a los humanos debido al contenido de hierro en sangre. Lo que llevó a mutaciones genéticas a veces monstruosas como la de Nymph…

A primera vista, este cómic no tiene tantos elementos sorprendentes, varios cómics post-apo ya han mostrado este tipo de mundo destartalado y criaturas con trastornos genéticos, pero hay algo que hace que te aferres a la historia, al trasfondo general. Los autores entregan una visión oscura de la humanidad que está entre los mejores cómics post-apocalípticos que he leído. Tiene ese estilo de maldad que se puede encontrar en el maravilloso Hombre, de Antonio Segura y José Ortíz (un referente del género), al igual que lo que se puede encontrar en The Land of the Bomb, un mundo poblado bestialmente por mutantes degenerados que impresiona.

Y esta historia está maravillosamente traducida en imágenes por Dimitri Armand. Encuentro que su poderoso dibujo ha logrado un nivel alto aquí. Se percibe cierto encuadre estudiado. Se puede sentir que su dibujo se espesa un poco tras sus dos westerns, pero da el paso para parecerse a la vigorosa maestría de Swolf. La serie está diseñada según un sistema de ciclos de álbumes autónomos concluyentes de los que cada volumen sería una historia completa. Menos el primer álbum, como dije antes.

¿Un thriller de anticipación? Ya hemos vivido una pandemia y la hemos superado. A ver si la próxima no se parece demasiado a esto.

Reseña: Las Supervivientes (Final Girls), de Riley Sager

Los lectores constantes siempre tenemos una novela que se transforma en “la novela del verano”. Aquella que leí en el verano del año tal o Aquella que recuerdo muy chula y que leí estando de vacaciones en tal… Siempre hay una novela del verano para el lector constante, y si la disfrutaste, se te quedan marcadas de por vida porque uno de los poderes misteriosos de la lectura es que tu mente marca o ancla en tu memoria donde y cuando estabas cuando leíste un buen libro. Incluso algunas escenas. Y ya puedo decir que mi novela de este verano 2023 ha sido Las Supervivientes, de Riley Sager. Un título que quería reivindicar (sabía de sobra que me iba a gustar) y sacar a la palestra porque no he visto que su publicación tuviera la repercusión que merece. Este título que publicó Alfaguara en 2018 y que aún se puede conseguir con relativa facilidad, debería estar en vuestras opciones si estáis buscando un buen libro de terror psicológico, un tremendo homenaje a los slashers de toda la vida. ¿Y por qué sabía que me iba a gustar? Porque tiene todos los ingredientes para ello.

No hace mucho decidí hacerme hacerme una maratón de los buenos slashers de la historia (Saga Viernes 13, Saga Halloween, Saga Scream, La Matanza de Texas, Pesadilla en Elm Street, La Casa de Cera…), pero no creáis que llegué a este libro hypeado por tanta peli de este subgénero. Os confesaré que fue por otra de mi pasiones como son los nuevos juegos de mesa donde recién había encontrado una joyita de juego en solitario llamado Final Girl. Y quería más.

Si no lo habéis deducido ya, una aclaración de términos antes de seguir con Las Supervivientes (muy rápidamente, que me enrollo bastante); el slasher es un subgénero de terror que se caracteriza por un asesino en serie que va matando a los personajes principales de uno en uno. El termino de final girl se le atribuye a la escritora Carol J. Clover cuando en su libro Men, Women, and Chainsaws: Gender in the Modern Horror Film hacía bastante hincapié en llamar “chica final” a la persona que suele quedar viva en este tipo de pelis y normalmente derrota al malo en la última parte de la trama o escapa de Él. Aunque también os digo que no es un término exclusivo del slasher porque, por ejemplo, Ripley en Alien, también se consideraría una final girl.

En Las Supervivientes, Quincy Carpenter, fue la única superviviente de la masacre que tuvo lugar en Pine Cottage donde pasaba el fin de semana con cinco amigos. La prensa la bautizó como una de «Las Últimas Chicas». Es la protagonista. Perdió a nueve compañeras y cuando huía por el bosque y creía que iba a morir, Coop, un policía de la zona, la rescató. Diez años después, Quincy se sigue viendo con Coop, se ha convertido en alguien que hace muchos kilómetros hasta su casa cuando tiene algún problema. Aunque Quincy tiene un novio que la cuida, un blog de cocina y un bonito apartamento. Pero cuando Lisa aparece muerta en extrañas circunstancias, otra final girl, que quiso mantener contacto con ella en el pasado; parece que algo oscuro ha empezado a cernirse sobre las que quedan. Entonces, están estas tres mujeres. Porque hay una más, Sam, que ha aparecido al otro lado de la calle para hablar con ella tras el suicidio de Lisa. Cada una de ellas pasó por una terrible experiencia con un asesino enloquecido y ya solo quedan dos para contarlo. Las final girls hasta ahora nunca se han conocido. Pero ahora hay algo que las une. La muerte en extrañas circunstancias de una de ellas. Todo tipo de cosas extrañas comienzan a suceder a su alrededor. Las que quedan vivas, se temen lo peor.

Riley Sager logra mantener alerta al lector hasta el giro final. ¿Juega con los tópicos? Por supuesto. Pero Las Supervivientes mola por estar llena de giros argumentales y tener cantidad de guiños al cine de terror. Y ahora dices: «Lo típico, ¿no?». Sí, pero bien hecho. Las Supervivientes fue un libro que fue un pelotazo en USA. Súper recomendado al otro lado del charco por cantidad de blogs y autores incluido Stephen King…, así que, que duda cabe que este que os escribe tenía que sacarlo a flote en Desde New York… No quería que pasarais por alto  -como casi me ocurre a mí-, esta joyita de libro que te mantiene en tensión como pocos libros de terror actual. Más que una peli, tienes la sensación de estar viendo una buena serie TV que transcurre lentamente aliñada de terror psicológico cuyos capítulos están muy llevados. La información con cuentagotas. Algo que hizo muy bien David Fincher en Mindhunter, por ejemplo.

Por otro lado, creo que el primer problema para que este titulo no tuviera la repercusión que se merece entre los fans de Terror de este país fue la traducción de su título. Aunque no es incorrecto del todo, Final Girls no solo es su título original sino también un término muy de moda en medio mundo que completa y comprende al libro. No hubiese pasado si no se hubiese traducido y seguramente le hubiese venido mejor como publicidad. Pero esta sería mi única pega porque por lo demás, súper agradecido que Alfaguara la trajera a nuestro país, esto, sin duda, es lo más importante. La cuestión es que joyitas así crucen el Gran Azul. Eso es lo principal.

Reseña: Spiderman 2099. La Colección Completa, de Peter David, Leonardi y VVAA

Un gran fan de Spidey tiene que tratar de ser objetivo si escribe artículos o reseñas sobre el personaje-superhéroe-moderno más famoso de todos los tiempos. Pero es que la emoción de volver a leer Spiderman 2099 después de tantos años, de regresar a ella sabiendo que me moló en mis años mozos, el regustillo de saber que se puede adquirir en formato Omnibus ahora que Panini Cómics la ha traído de vuelta… La emoción de leer esta serie completa no es nada exagerada para mí. Y empezaré por los contras de esta serie que aunque poquitos, tiene. Cierto es que hay hilos que quedan sin resolver. También creo que el crossover Fall of the Hammer fue una idea interesante pero con demasiado bombo. Pero está muy bien labrada: puedes leer solo dos números de ese arco argumental y te sigues enterando de todo. Entonces, ¿por qué cinco estrellas por mi parte a esta aventura futurista con el trepamuros? ¿Por qué cinco estrellas en tantas y tantas reseñas? Lo puedo resumir en una frase:

El trabajo del personaje y la construcción del mundo es brillante.

Peter David no solo hizo una copia de Peter Parker y lo puso en el cada vez más cercano (ahora) 2099. También creó un derivado con su propia personalidad, peculiaridades, ego (¡sí, ego!) y problemas, y el origen de convertirse en Spiderman es extremadamente inquietante. Lo que le lleva a ser honesto y no repetir mil veces lo mismo como hacen otros. Pero es que luego David pasa a los arcos argumentales desarrollando relaciones y construyendo vínculos emocionales mientras ese regustillo a Hombre Araña clásico sigue oliendo como horno de pan haciendo masa de la buena cerquita de tu casa.

Aquí conoceremos a Miguel O’Hara y su mundo. Antes de esta lectura, seré honesto, mis recuerdos eran muy vagos sobre Miguel. Uno ya ha leído demasiado en una época que estamos conociendo tantos Hombres-Araña diferentes. Pero mira, Miguel O’Hara no es el típico héroe. Es un protagonista atormentado, pero inteligente. Imbécil para algunas decisiones, pero también un genio. Y cuando es envenenado por su jefe que finge que le dio una droga a la que se enganchará para siempre, decide hacer algo drástico como inyectarse algo que lo arreglará… o eso cree. Y cuando todo parece irse a pique, hay más. Un compañero de trabajo celoso quiere vengarse y va y le inyecta a Miguel el proyecto en el que han estado trabajando hace tiempo para darle poderes similares a los de Spiderman. ¿Eso es bueno? Mmmm… este proyecto ha matado a varios hombres antes. Miguel seguramente será el próximo en morir. Pero no muere. En cambio, se transforma en un ser con uñas y dientes afilados como navajas, casi como un vampiro. Mucho más aterrador que la mayoría de los Spiderman que conocéis. Sin embargo, Miguel no tiene ningún interés en ser un héroe, y gracias a la empresa para la que trabaja, parece que tendrá que serlo. No va a dejar que hagan toda esa mierda turbia que hacen.

Peter David es inteligente al darle a Miguel su primer arco de lidiar básicamente con una persecución contra él para finalmente encontrarse con una versión futura de The Vulture que Miguel descubre que se come a la gente. Entonces Spidey y él se enfrentan mientras la ciudad se vuelve loca, dejando solo un vencedor y un muerto. Esto establece el tono y la sensación general de Spiderman 2099. Miguel es un tipo de héroe letal, y si te portas mal y tienes que morir, pues mueres; cosa que amo absolutamente en un cómic. ¿Por qué? Porque es real. Pero hay más. Escenas, tramas con Thor, los X-Men, el Dr. Doom… Además de eso, el elenco lateral es realmente maravilloso. Desde la futura esposa de Miguel, Dana, hasta Xena y su hermano, todos brillan en cada arco. Probablemente uno de mis actores secundarios favoritos es la madre de Miguel, que es a la vez loca y súper divertida. Además, no sé por qué, todo en esta serie tiene algo que me recuerda a The Question. Un mundo dominado por la oscuridad y la demencia donde gobierna el negro.

Fue en el bendito año de 1992, cuando Marvel se atrevió a imaginar cómo sería el futuro dentro de más de cien años. ¡Había nacido el mundo 2099! Y que duda cabe que de entre aquellas series la que lo petó fue Spiderman 2099. Por su enorme calidad, llevó a Peter David y Rick Leonardi, un extraordinario equipo creativo, a ser colocados en el candelero. Este primer tomo de la recopilación completa de sus aventuras recoge todo el primer año de existencia del personaje. Más de tres décadas. Sí que es una de las grandes joyas de La Casa de las Ideas.

Reseña: Tungsteno, de Marcello Quintanilha

Tungsteno es un álbum bastante sorprendente tanto en su contenido como en su narración. Su contenido, en primer lugar, es una trama de eventos que duran medio día en una ciudad costera brasileña. Un puñado de protagonistas que nos llevan a una temática social, policial y amorosa. Está el veterano y algo trastornado, el traficante de drogas que oculta algo, el policía que siempre está listo para tomar medidas de choque y la esposa de este último que planea dejarlo. Y alguna que otra historia de vida más que no hacen otra cosa que ensamblar retazos de seres humanos venidos a menos, en especial, por cierta situación que hará que sus caminos se crucen.

La puesta en escena, entonces, es especial porque los hechos de esta historia suceden simultáneamente. Saltamos regularmente de un personaje a otro para mostrar lo que todos están haciendo al mismo tiempo. La acción anda entrecortada con muchos cambios de ritmo, como si las escenas se contaran unas veces a cámara lenta y otras a cámara rápida. Es todo muy cinematográfico. Recuerda totalmente a esos intentos de innovar en el cine que ciertas pelis propusieron en los 90. Por lo que si eres conscientemente posterior a esta época quizás al principio del cómic te cueste acostumbrarte.

Pero eso no quita que Tungsteno muestre una historia entre dos aguas: anecdótica y aventurera. Sentir que solo estás presenciando unas pocas horas de la vida de los protagonistas, puede ser un poco frustrante o poco inspirador o… quizás, todo lo contrario. Porque para algunos activará ese modo alcahueta que tanto engancha. Y adelanto que además hay escenas de acción real y algo que se construye finalmente e impacta a los personajes. Sí, digo «finalmente», porque, de hecho, es el colofón del cómic.

Tungsteno destaca especialmente por su construcción, su hábil narración poliédrica (originalidad al estilo Memento), pero muy importante es, que nunca se pierde el lector. El cómic está catalogado mundialmente de género crime/thriller; yo lo veo más de lo que se ha dado en llamar “fábula urbana”: Historias de vida, en casi doscientas páginas que lees en un suspiro.

Y ahora diréis: ¡Pero qué #$%#&$! ¡No tenemos ni idea de qué va! ¡Casi parece una reseña para leer después de haberlo leído! Lo siento, sí, a veces, escribo yo también alterando el orden que marcan los canones. Pero está bien. Cuento un poco más: la playa es la de Salvador de Bahía, en la costa brasileña, escenario de una noticia que constituirá la esencia de la historia. Dos pescadores capturan peces cerca de una caja de dinamita. Un anciano, soldado retirado, discute con un pequeño narco y dándose cuenta de en el lío que se pueden meter, lo convence para que llame a las autoridades. Llevándonos hasta Richard, un policía de paisano, quien hereda la historia y se embarca en la aprehensión de los delincuentes. Luego cambiamos a una especie de vídeo musical, un vodevil brasileño con una docena de personajes y ahí empieza a tejerse la red de pescar que es Tungsteno (metáfora del cruce de tanto personaje). Una auténtica sorpresa.

Reseña: Blue Beetle. Día de Graduación, de Trujillo, Gutiérrez y Quintana

Quien diga que no se deja llevar por lo mainstream en mayor o menor medida de algún modo, miente. Nos afecta… porque esta ideado para que nos afecte. Capturar nuestra atención. Y qué queréis que os diga, casi que a veces lo más fácil, lo menos difícil, es unirse. Dejarse llevar. Y si a uno/a le apetece saber más de Blue Beetle porque le llama la atención ese trailer que anuncian del estreno de la peli para el próximo 18 de agosto (con el niño de Cobra Kai como prota), pues saber más, nunca está de más, como dijo alguien. Entonces es cuando recurro a DC, a ECC Ediciones que es la editorial que publica sus títulos en nuestro país, y entre algunas novedades me voy a la que me parece que debe ser la primera en leerse antes de ver el film. Doy con Blue Beetle: Día de Graduación. Parece perfecto pero, ¿es la historia indispensable a leer y disfrutar antes de la peli? Veremos.

Cuentan que unos años atrás, Khaji Da, un escarabajo místico, se adhirió a la espalda de Jaime Reyes y fue así como nació el nuevo Blue Beetle, el heredero de una compleja tradición de superhéroes. ¿Pero qué pasa? Ocurre que crecer no es tan bueno como parece. Cuando eres joven, piensas que convertirte en adulto significa libertad. Eso es cierto…, en parte. Lo que sí te vienen son un montón de responsabilidades, la mayoría de las cuales debes aprender a saber manejar por ti mismo. Y si agregamos que encima obtenemos una pieza de tecnología alienígena que nos transforma en un superhéroe pues… A ver si puedes lidiar con eso. En este tema se centra Blue Beetle: Día de Graduación.

Fiel a su título. En Día de Graduación encontramos a Jaime Reyes graduándose de la escuela secundaria. Llega tarde a su ceremonia debido a una batalla típica de superhéroes, y como la mayoría de chavales de su edad, todo termina en una encrucijada. Porque tenemos que tener en cuenta también esa amenaza que es la raza alienígena conocida como Reach que ha aparecido y que viene a por él. La misma que construyó el escarabajo que dio poderes a Jaime.

Entre estos vaivenes, tenemos como objetivo junto a Jaime conseguir un trabajo y un nuevo hogar. Verlo centrarse como persona, ser maduro, al menos, como superhéroe. El guionista Josh Trujillo y el dibujante Adrián Gutiérrez presentan Día de Graduación, una nueva aventura de Blue Beetle, una historia que rebosa frescura. Trujillo tiene una gran comprensión de la mentalidad de Jaime, desplegando las ansiedades del joven héroe al comenzar un nuevo capítulo en su vida. Una declaración de intenciones que nos puede sonar a muchos lectores maduros que ya hemos pasado por aquellos años de incertidumbre. En un mundo que parece cambiar constantemente, todo lo que podemos hacer es sobrevivir, y nosotros no tenemos súper poderes que nos ayuden, ¿no? Pero Reyes sí. Por eso esta miniserie mola. Cuando Blue Beetle se transforma, su escarabajo fluye como agua sobre su cuerpo; cuando sale volando suelta un puñetazo y un rastro azul lo sigue; cuando vuela al espacio exterior, se convierte en un rayo azul súper sónico que mola lo más grande. Quien no quiere ser él.

Día de Graduación es el punto de partida perfecto para un lector que quiera acercarse por primera vez al personaje. Una miniserie de seis numeritos muy chula que es totalmente recomendable para todos los públicos. Una gran introducción a Blue Beetle para fans nuevos y viejos. Honra la herencia del personaje. Disfruten como hice yo.

Reseña: Do a Powerbomb!, de Daniel Warren Johnson, Spencer y Rus Wooton

Daniel Warren Johnson es conocido por entregar algunos de los títulos con guion y arte, de los más originales que se están viviendo en la industria del cómic actual. Echad una visual a sus dibujos, por ejemplo, de este Do a Powerbomb! que os reseño hoy y os aseguro que querréis ver más o saber de él. Sin duda, uno de los artistas más talentosos que trabajan en el noveno arte, de ahí que, por ejemplo, la web comiquera IGN lo nominara como Mejor Artista de Cómics por su trabajo en Wonder Woman: Dead Earth. La habilidad de Johnson para crear páginas dinámicas, la pura acción frenética tan difícil de representar… lo estiliza, y le viene perfecto para crear un cómic basado en la lucha profesional como es el caso de Do a Powerbomb!

El mundo de la lucha libre profesional o el wrestling como muchos lo hemos conocido gracias a los combates televisivos del Wrestling-Mania; no deja de ser un mundo entretenido a la vez que surrealista. Y eso es en parte por qué traduce muy bien lo que es la hipocresía del ser humano. Algo que te divierte, que es pura belicosidad, pero que al final no es real o no tiene consecuencia alguna para los enfrentados. Pero es PURO ENTRETENIMIENTO. Y toda la parafernalia que se monta alrededor es espectáculo, engancha y gusta al más pintado. Y da dinero a espuertas a cantidad de gente. Algo muy norteamericano, ¿no? El dólar lleva al dólar.

En Do a Powerbomb!, los aspectos más grandes que la vida del deporte se prestan muy bien a lo fantástico. Esto se captura brillantemente en esta miniserie creada por el guionista y dibujante Daniel Warren Johnson, el colorista Mike Spencer y el rotulista Rus Wooton. Un cómic que fundamenta su mundo vibrante con ritmos de legado, dolor a cascoporro, para luego agregar un toque sobrenatural a una historia única que merece todos los elogios. Un toque que para nada esperaba, por cierto.

Conocemos a Lona Steelrose, la hija de una de las estrellas más grandes de la lucha libre del Tokyo Grand World. La serie rápidamente establece una apariencia y una vibra que es indiscutiblemente de lucha y entusiasmo. Lona también quiere ser luchadora profesional, pero la sombra de su madre es eternamente grande, eternamente larga. Sin duda, la mejor luchadora que nunca hubo. Pero cuando menos se espera, todo cambia. Un nigromante obsesionado con este deporte le pide que se una al torneo de lucha libre más ambicioso de todos los tiempos, ¡y también el más peligroso! Ya nada será igual con una luchadora capaz de hacer… las cosas que va a hacerles… a sus contrincantes.

Se compara en muchos sitios con un cómic que traslada al lector, todo lo que Dragon Ball trasladaba cada vez que se nos venía un torneo. En cierto modo, es así. Aunque se intente llevar más al lado del Wrestling-Mania en la época en la que Hulk Hohan, Rody Piper, El Último Guerrero, El Enterrador o Los Sacamantecas…, por nombrar algunos, lo daban todo. Cierto es que tiene más ese tono épico de Dragon Ball Z. Johnson consigue que te mole casi cada página que pasa por tus ojos. Con secuencias que se sienten como si hubieran sido extraídas directamente de una transmisión de este tipo de lucha. El estilo visual abarca los colores vibrantes y los diseños audaces a los que están acostumbrados los fans de la lucha libre. Quedando muy bien en el formato que nos lo presenta Norma Editorial. Eso sin contar que el trabajo estelar de Wooton te sumerge aún más en la acción que tiene lugar en el ring, asegurando que sientas cada golpe, golpe de codo y sumisión, haciéndote sentir como si estuvieras realmente en el ring.

Muy-muy-guapo.

Reseña: La República de la Calavera, de Vincent Brugeas y Ronan Toulhoat

La lectura del prefacio mezclada con las opiniones muy positivas que tengo de Vincent Brugeas, todo eso me calentó a leerme rápidamente La República de la Calavera aprovechando que Yermo Ediciones la acaba de publicar en nuestro idioma. En términos de aventura para degustar en estos tiempos que corren de piscina y playa es ideal gracias a su narrativa fluida y los maravillosos y evocadores dibujos de Ronan Toulhoat. Eso sin contar que nos encontramos con personajes con personalidades lo suficientemente diferentes como para emitir un arco iris y un elenco animado que engancha. Sí, los dibujos también enganchan porque Toulhoat le da mucha expresividad a los personajes y la coloración. Lo que repercute en un estilo narrativo hábilmente elegido que muestra lo que debió ser el destino escrito e inevitable de ser un señor pirata.

Las Bahamas, 1718. En una feroz lucha, el capitán pirata Sylla, asistido por su contramaestre Olivier de Vannes y sus hombres, toma posesión de un barco inglés. Contra todo pronóstico, en lugar de masacrar a los tripulantes, los piratas los invitan a unirse a ellos. Pero siempre en nombre de los principios que les son propios: libertad, democracia y fraternidad. Con el paso del tiempo tenemos a Olivier de Vannes, que se ha convertido en el capitán del barco recién capturado, el cual un día se cruza con una fragata que enarbola una bandera portuguesa. Lo toma. El barco parece abandonado, pero los esclavos negros que se amotinaron están a bordo. A su cabeza, la reina Maryam…

Marcada por las reflexiones de Olivier en su cuaderno de bitácora, esta historia confronta dos visiones del mundo: la de los piratas que se rebelan contra el orden establecido y la de una reina que reina sin oposición. Pero aunque no se puedan ver el uno al otro, parecen tener un enemigo en común que bien podría dar luz verde a una alianza.

La República de la Calavera es menos sanguinaria, menos violenta y menos bárbara que Ira Dei, por ejemplo; obra anterior de estos dos autores. Aquí, sin embargo, el trazo del lápiz y la poderosa ambientación que propone, traslada al lector de todas-todas. Y aunque los autores se empeñan en mostrar el tremendo punto de vista democrático y pacífico que existía en el mundo pirata… ¡Sigue siendo una gran aventura pirata! Por lo que me encuentro con un álbum que había rechazado cuando salió, a pesar de la buena respuesta de algunos conocidos, pero dado los autores que había detrás y lo gran vicioso que soy con el tema pirata en verano, tenía que llegar y pasó a través de mí, quizás, en el momento adecuado. Porque puede ser la mejor lectura, sin duda, que voy a disfrutar este verano. Una aventura pirata que se completa con un Epílogo. ¿Qué? Sí, un súper interesante Epílogo que aporta información, un completísimo trabajo de documentación que se añade al final del tomo, donde se nos sitúa para ser conscientes de lo que la esclavitud, el colonialismo, los ideales del pueblo y la piratería eran en este tiempo. Maryam es el personaje que más me ha gustado por todos los símbolos que transmite. ¡Lo suficiente como para barrer prejuicios con el dorso de la mano! Se la compara con Njinga, una antigua reina de Ndongo y Matamba que luchó contra el imperialismo portugués en el siglo XVII (viene reportado en tan tremendo Epílogo). Me parece bastante brillante que un cómic que se centra en la piratería en sus pros y sus contras, añada un extra así.

Contrariamente a lo que sugiere la imaginación popular, los piratas eran lo opuesto a la figura del bruto sanguinario. Las decisiones eran discutidas y votadas. Conformaron los grandes principios de lo que los romanos llamaron República. Y en La República de la Calavera se refleja eso muy bien. Una historia donde más allá de la formidable aventura humana protagonizada por memorables escenas de batallas y múltiples aventuras, aparece implícita una inteligente reflexión que encuentra eco en los conflictos sociales de nuestro tiempo. Trabajar la memoria de los vencidos. Maravilloso. Un amante del mundo pirata, lo va a flipar.