Reseña: Constantine, de Ray Fawkes, Jeff Lemire, Renato Guedes, Aco y Jeremy Haun

Volver a uno de los personajes de cómic que más te gustan es como reencontrarte con un amigo, que te cuente sus andanzas, anécdotas, aventuras nuevas que no conoces. Tomarte algo con él. A no ser que nunca te canses de escucharle y te cuente lo que ya conoces, mola saber que hay de nuevo. Y en formato íntegro. Toda una tarde-noche «oyéndole» si hace falta. Algo así es lo que me ha sucedido con este maravilloso tomo recopilatorio y en tapa dura que acaba de publicar ECC Ediciones de la serie Constantine que los guionistas Ray Fawkes (Gotham a medianoche) y Jeff Lemire (Joker: Sonrisa Asesina) y los dibujantes Renato Guedes (Superman: Hacia el infinito), Aco (Midnighter) o Jeremy Haun (Batwoman); hicieron para contarnos y traernos de nuevo a nuestras lecturas, historias del considerado mejor hechicero moderno del mundo. Un nuevo y emocionante tomo que te lleva sin apenas respiro, a una nueva aventura sobrenatural, no demasiado difícil de seguir aunque nunca hayas leído nada de Hellblazer

Y aunque de alguna forma continúa desde entonces, el antihéroe británico, fumador empedernido, ha puesto ahora su mirada en la ciudad de Nueva York, donde puede seguir su particular estilo de magia negra con trato de magos mediocres y corruptos. Y es que John Constantine comienza justo donde esperarías encontrarlo, bebiendo demasiado en un bar de mala muerte (más o menos como al que vas con tu amigo), y justo cuando está a punto de irse, Constantine recibe un aviso de que un colega suyo lo anda buscando. Chris, cubierto de sudor y destrozado por el miedo, cree que las fuerzas demoníacas lo persiguen. Además, en su mente, Chris cree conocer la ubicación oculta de la Brújula de Croydon. Por supuesto, y desafortunadamente, Constantine ha oído hablar antes de la misteriosa brújula, un instrumento maléfico ensamblado para provocar asesinatos y canibalismo, sin embargo, para pillarla, la única forma en que Constantine podrá proteger a Chris y encontrar la brújula, es engañando al sistema. Y de eso saber un rato. Se le da…, requetebien. Después de que su amigo Chris sepa decir exactamente la ubicación de la Brújula de Croydon, John Constantine y Chris se dirigen a Noruega para recogerla, pero el requetebien empieza a parecerse más a un requetemal. Pues toda una serie de sucesos parecen ponerse en contra, tenga culpa el destino o no.

He visto el arte de Renato Guedes en otras series como Avengers, Secret Avengers y Wolverine, pero no recuerdo que fuera tan bueno como aquí. Pero todo en general, eh, está muy bien detallado y realmente no puedo criticar nada. La forma en que dibuja los rasgos faciales y las expresiones también es fantástica, ya que todo parece tan real, limpio y ordenado, con las únicas partes ásperas sombreadas. Incluso la forma en que dibuja los entornos, los paisajes, las cosas místicas y mágicas que van sucediendo, evocan emoción. Incluso el arte combinado de la serie con sus compañeros Aco y Jeremy Haun, me gusta.

Las menciones a grandes personajes del mundo DC también molan, ya que además de Sargon el Hechicero, Zatara, Mister E y Tannarak, también nos toparemos con Papa Midnite (aquí sólo lo llaman Papa). Esto muestra que a pesar de ser una serie de Constantine nueva y diferente, tendrá muchas similitudes con las otras, y seguramente un 90% de los fans clásicos de Hellblazer la disfrutarán. Por lo que estamos ante una nueva época brillante que nos ilusionó a muchos. Y ahora cuento mi caso: sabiendo de la Época Dorada de los Integrales que estaba por venir, en su día me compré el primer TPB de la serie. Pero decidí dejarlo. Aguantar mis ansias por saber, y esperar a un integralaco como el que acaba de traer ECC Ediciones. Además, me esperaba algo tan brillante como tener la genial idea de sacarlo en el mismo formato, color y tamaño que todos los grandes tomos de la enorme colección de Hellblazer que publicó la editorial. Tener todo-todito-todo del personaje por épocas…, o mejor dicho, por autor. Y lo tengo que decir. No me esperaba que este Constantine me dejara tan buen sabor de boca.

Ray Fawkes y Jeff Lemire han hecho un trabajo brillante. Me encantó cómo Fawkes y Lemire manejan el tema de la magia oculta entre los transeúntes y el misterio subyacente de algunas historias. También la interacción tan dinámica entre personajes. El personaje del propio Chris también mola, y sinceramente -yo que creo haberme leído todo lo publicado en español-, no recuerdo que Chris haya aparecido nunca en Hellblazer, ni en ningún otro cómic con Constantine por delante. Lo que me gustó de Chris como personaje fue que no era como en otras ocasiones un tipo en horas bajas, sino una persona con talento y muy útil, pero también tímido, tanto como para no ser el protagonista de una historia. También me gustó la relación que se muestra entre Chris y Constantine. Evidencia como el rubio fumador trata a los demás y cómo las personas que ya le conocen actúan hacia él. Muy buenos diálogos, que provocaron eso que cuento: leí casi quinientas páginas en una tarde-noche. Un buen atracón que quizás no empecé a digerir hasta días después. No obstante, se dieron las circunstancias adecuadas: estar de Rodríguez, semi-confinamiento, nada pendiente, un té chai calentito, sofá de lectura llamándome y fuera día de niebla en una de las ciudades con menos días neblinosos del mundo (curiosamente, como hoy mismo).

Sin ser conspiranóico, era como si estuviera escrito.

Fawkes y Lemire hicieron un excelente trabajo. Entienden quién es realmente Constantine, lo que ayuda a su caracterización. Saben que no es un cruzado con capa, ni un superhéroe. En su núcleo central, es un estafador que con casi cada palabra que menciona se vuelve más intrigante. Si tiene que engañar y manipular a las personas para que hagan lo que él quiere, lo hará. En el inicio de la serie, ya se ofrecen varios arcos de historias interesantes que surgirán a medida que avanza la serie. Desde el principio, quedaréis enganchados.

Reseña: Cara de Luna (Integral), de Alejandro Jodorowsky y François Boucq

Uno de los autores a cuyas obras me gusta enfrentarme siempre sin saber nada de nada, son las creadas por Jodorowsky. Diferentes, especiales, con un toque picante en ocasiones… La vida misma. Un creador curioso que se preocupa por sorprender. De los que me sorprende (valga la redundancia )porqué nunca decidió dedicarse a lo literario más que a la viñeta, ya que en sus obras refleja esa inquietud por crear algo, más para que tú mismo desarrolles tu imaginación, que otra cosa. Por ello, un pensamiento que tengo a menudo sobre él es que Jodorowsky siempre ha sabido (o siempre ha tenido la oportunidad de) rodearse de muy buenos ilustradores. Y Cara de Luna no es una excepción. Aquí coopera con François Boucq, para convertir un guión realmente bueno en perfecto, que retrata el universo delirante fruto de la fértil imaginación del autor chileno.

Una historia urdida por Jodorowsky, de las que a él le mola crear. Da rienda suelta a su imaginación, creando una sociedad totalitaria, mezclando arcaísmos y modernidad (un comentario válido tanto para las ideas como para los objetos); que obviamente se rebela, y por supuesto, un granito de arena, en la personalidad de Cara de Luna, una especie de espíritu sencillo y dichoso con inmensos poderes, que atraviesa el peligro con la misma inofensividad que las balas en su cuerpo. Un mundo de barro, grandilocuente y a veces grotesco (ver los delirios verbosos y paranoicos del dictador, y los fríos cálculos de su madre, ver las orgías en el gran burdel, etc.), un mundo donde la locura a veces se da un aire poético (como la catedral que renace de sus ruinas, por ejemplo), incluso en medio de escenarios que no se prestan fácilmente a ella.

Norma Editorial presenta este portentoso volumen en tapa dura que recoge en formato íntegro, esta genial historia fantástica que supuso el inicio de una larga colaboración entre dos genios del noveno arte. Un cómic absolutamente revolucionario que llega ahora en una edición definitiva repleto de extras donde encontramos en un mundo diferente los temas favoritos del autor. Aquí hablamos más de una lucha por el poder, idea que está muy bien explotada y aunque al principio cuesta un poco hacerse con tantos personajes nuevos, el escenario es cautivador -nunca mejor dicho- y está lleno de ideas originales. Con un dibujo de Boucq muy curioso y atractivo que dan ganas de sumergirte en su trabajo.

¡Es la Ovocracia! Una dictadura insular y sanguinaria a las órdenes de un par de campesinos rudos y advenedizos, antiguos vendedores de huevos. Los oprimidos, los rebeldes, viven en alcantarillas, verdaderas mazmorras llenas de trampas mortales, donde la policía no puede desalojarlos. Incluso el océano ruge, y misteriosas y devastadoras olas descienden cada vez más sobre una isla que está a punto de estallar. En medio de toda esta violencia aparece un ser imposible: Cara de Luna, el Domador de Olas. La dictadura del Kondukator Óscar, líder supremo que gobierna con mano de hierro sobre los habitantes de la isla tendrá que lidiar con la aparición de ese ser misterioso, capaz de controlar las aguas y que quizás sea la esperanza de un pueblo afligido…

En Cara de Luna estamos en manos de Jodorowsky, y por lo tanto no podremos escapar a una buena dosis de religión y de misticismo fusionado. Aquí sí están presentes las clases de religiosos que en realidad son los que dirigen los estados totalitarios. Además, en la faceta artística, aquí todo el mundo es físicamente horrible. Los gráficos de Boucq nos ayudan a reflejar la “belleza”, son magníficos pero no especialmente «agradables» a la vista. Los malos no solo son estúpidos y crueles, son feos. Pero no así los héroes. La inocencia de Cara de Luna no le impide desencadenar gigantescas olas que barren todo a su paso, y ese momento en que se construye la catedral invisible es un instante verdaderamente asombroso y sublime. Bello. Momentazo poético de la historia que amplificaría en intensidad con una buena banda sonora y que sueña con ser película.

En general, una historia original y convincente que merece un vistazo. O dos. Para pillar detalles. No es la mejor serie de Jodorowsky, pero sí una trama original, hermosa y salvaje al mismo tiempo. Donde el guionista se dejó llevar por la poesía y el siempre atractivo que como especie nos produce el mar. Momentos alucinantes a este cómic no le faltan: la matanza del orco (horrible), la cueva de la monstruosa reina madre con ese tipo de gang-bang místico, la pandilla de terroristas punk en las cloacas… Una de la mejores locuras escritas de Alejandro Jodorowsky.

Reseña: MLE. The Deadly Hands of Kung-Fu. Puño de Hierro y Otras Historias, de Rudy Nebres, Chris Claremont y VVAA

Tras el The Deadly Hands of Kung-Fu y el Luke Cage: Del Infierno… ¡Un Héroe!, donde disfrutamos de puños, patadas voladoras y ostias a mansalva, llega otro Marvel Edition Limited, esta vez la recopilación de todas las aventuras de Puño de Hierro dentro del mítico magazine de los años 70. Una nueva joya-joyita-joya del género recuperada para los que fuimos niños en los 80s, con padres y abuelos cinéfilos donde semana sí y semana también, se estrenaba o “daban” en el autocine una peli del gran Bruce Lee que todos íbamos a ver. Dias de gloria, sueños y buenos momentos para el entrenamiento de lo que treinta o cuarenta años después llamarían friki, o polifriki, como a mí me gusta llamarnos; porque nos gusta de todo. Todo lo bueno de cómics, libros, música y cine.

El Kung-Fu, ese tremendo arte que se mostró al mundo y del que siempre queríamos saber más. Porque saber demasiado, era poder. En 1974, la fiebre del Kung-Fu golpeó a toda USA y gracias a la gran y pequeña pantalla, se expandió por medio mundo. Cine, televisión pero también una exitosa serie de cómics llamada, en principio, Maestro de Kung-Fu, que partía de un muy chulo magazine llamado The Deadly Hands of Kung-Fu, fue lanzado por Marvel. Y fue genial, os lo puedo asegurar, porque yo estuve allí, lo viví, lo gocé y disfruté “in situ”. Historias que iban encabezadas por el gran Shang-Chi, pero donde podías encontrar también a dueños y señores de las patadas voladoras como Puño de Hierro o los Hijos del Tigre. Tiempos de grandes cómics con artistas considerados a día de hoy autores consagrados. Y unas portadas impresionantes de Neal Adams.

Cada número no solo presentaba aventuras y tramas con acción a raudales de los más grandes héroes del Kung-Fu, sino también entrevistas, guías de artes marciales, reportajes fotográficos y críticas de películas, TV y libros. Si había algo que quisieras saber sobre artes marciales, The Deadly Hands of Kung-Fu era tu fuente. Tu manantial en mitad del desierto; ese kiosco lleno de periódicos y revistas insulsas de la época. Tesoros a nuestros ojos. Y todo estos recuerdos de abuelo pelirrojo es para que veáis el tremendo valor que tienen los Marvel Limited Edition que Panini Cómics y SD Distribuciones andan publicando/rescatando, joyitas clásicas donde encontrar hoy en día los mejores relatos de esa gran revista-cómic que fue The Deadly Hands of Kung-Fu.

Donde tras algunos intentos con un Bruce Lee comiquero que no prosperó, llegaron algunos susodichos que sí que lo hicieron a su imagen y semejanza como Shang-Chi y también el magnífico Puño de Hierro. Personajes que enganchaban por su trasfondo, sus imponentes presencias en viñeta y su autoridad y rápido desenlace contra adversarios de gran calibre. Quizás por el pijameo, quizás por su carácter, a mí me llegó más Iron Fist, o Danny Rand, poseedor del incomparable poder otorgado por el don del Puño de Hierro. Quién debía defender el reino místico de K’un-Lun del siempre malévolo Dhasha Khan, que intentaba poner a prueba el temple de Puño de Hierro con sus terroríficos planes. En un gran arco incluido en este tomo, el guerrero-hechicero busca el espíritu del Pájaro de Fuego, una mujer protegida por Iron Fist, pero Khan tiene al Dragón de Plata a su lado, ¡alguien con una conexión profunda e inquietante con Danny Rand! Una confrontación que pondrá en peligro el alma de Iron Fist, además de lo dicho: puños, patadas voladoras y ostias a mansalva, entre exuberantes ilustraciones de lavado de tinta que transmiten poder y majestuosidad en el mundo de las artes marciales. Y alguna que otra aventura en solitario de las compañeras de Puño de Hierro: Misty Knight (ex-agente de policía que tiene una agencia de investigación privada) y Colleen Wing (descendiente de una familia de samuráis, que vengó la muerte de su abuelo con la ayuda de Puño de Hierro).

Las conocidas Hijas del Dragón.

The Deadly Hands of Kung-Fu: Puño de Hierro y otras historias contiene los números de #10, del #19 al #27 y #29 y #30 de la colección, donde se incluye la monumental saga en seis partes, a cargo de Chris Claremont y Rudy Nebres, en la que Puño de Hierro lucha por el destino del mundo. Una joyita que vuelve a nosotros, a nuestro tiempo, a nuestras cómictecas.

Un buen chute del mejor arte marcial de todos los tiempos.

Reseña: Demon, de Jack Kirby

Una de las grandes series clásicas que nos faltaba por llegar en formato recopilado, a buen precio, en un integral llevadero de los que se pueden leer en cualquier sitio; es Demon, del dios y maestro del noveno arte Jack Kirby. La serie que vio nacer a Etrigan, el Demonio y su anfitrión, cuerpo y recipiente humano llamado Jason Blood. Una serie de 16 números que llegó tras el éxito de Jack Kirby con su Cuarto Mundo (otra serie genial en similares tomos que ECC Ediciones recopiló y que son una maravilla).

De todos los trabajos de Jack Kirby en DC de los 70s, creo que Demon es mi favorito sin ninguna duda. Kirby juntando Fantasía y Terror en un mismo personaje, no me iba a defraudar. Sus libros del Cuarto Mundo rebosaban Ciencia Ficción y ambición. Y quizás sirven como enseñanza para mostrar su trabjo más destacado, influyente y de mayor duración. Pero sinceramente, no hay que rebuscar demasiado para encontrar un defensor del trabajo del autor y artista de O.M.A.C. o Kamandi. Y es que, si bien me gusta todo el trabajo de Kirby en DC, disfruto de la energía cruda y el gran volumen de ideas que aporta en cada uno de sus titulos, pero en especial, en The Demon. Debió tener una mente prodigiosa que lo atosigaba con constantes ideas, y de esos conceptos, tengo debilidad por la serie que reseño hoy. Aunque solo sea porque es un ejemplo deliciosamente extravagante de Kirby; múltiples intereses que rebotan entre sí y arquetipos familiares para crear algo que a menudo es bastante difícil de precisar. La serie que este mes publica ECC Ediciones en este volumen fue quizás la más exitosa de las creaciones para el autor fuera del Cuarto Mundo. Durante algún tiempo estuvo burbujeando bajo el radar, en gran parte debido a su uso por Alan Moore, en La Cosa del Pantano. Un personaje que no mucho después tuvo varios intentos de alzamiento por parte de autores de calidad como Alan Grant, Garth Ennis…, no obstante, la enorme esencia, el poderío grato del personaje, sólo la vais a encontrar en la premisa maravillosamente elástica del maestro Jack Kirby.

De hecho, lo que se debate con Etrigan os resultará familiar a los fans de las historias de Fantasía o de Terror de toda la vida. La noción de dos mentes rivales compitiendo por la posesión de un cuerpo, es un tema literario bastante común, quizás expresado con mayor éxito y popularidad en El Extraño Caso del Doctor Jekyll y Mr. Hyde. Pero Kirby ya había explorado este tema antes. Lo hizo con su trabajo con Stan Lee en The Mighty Thor, con The Demon como compañero espiritual de Hulk. Aunque al parecer, solo a Kirby le enamoraba este diseño. Bien, pues hay algunos ecos de ese ícono que se pueden encontrar en esta serie que vio la luz en DC en la bonita década en la que uno vino a este mundo por primera vez. El demonio parece ser algo que Jason Blood teme, al igual que Bruce Banner temía a su alter ego masivo. En un momento, Blood se queja: ¡Volvió a pasar, Randu! ¡El cambio se produjo sin previo aviso! Al igual que Banner y Hulk, se insinúa que existe cierta ambigüedad sobre cómo el dúo podría influirse entre sí, incluso de forma inconsciente. Etrigan sugiere que Blood ejerce cierta influencia sobre sus acciones, observando: ¡Qué detiene mi mano de tu garganta! Está claro que Jason y el demonio no se limitan a intercambiar lugares, sino que se sienten uno dentro del otro como un conjunto de muñecos anidados. Y con este lío interior, vamos viviendo aventuras con el personaje por los diferentes lugares de Camelot.

Mas, Etrigan es mucho menos icónico que Hulk pero más divertido. De una manera deliciosamente espeluznante y desconcertante, sí, pero es un pequeño monstruo maníaco que existe únicamente para causar travesuras: nunca dice no a una buena batalla, le gusta crear líos entre seres humanos y pasa un buen rato al hacerlo… Un demonio en toda regla. ¿Qué monstruoso truco le habéis jugado a Mord?, demanda un aspirante a asesino, lo que provoca que Demon responda: ¡JAJAJA! ¡Truco por truco! ¡Matar por matar! ¡Bebe vino amargo y basura demoníaca! Muerto estabas, muerto estarás, ¡y todo porque peleaste conmigo! ¡JAJAJA!

¿Cómo no amar a un sociópata rítmico y sobrenatural?

Un personaje fascinantemente loco, y en el mejor de los casos, más un comodín malvado que un aliado. Hay una sensación en los primeros números de que el demonio existe como una especie de «opción nuclear» mística. Durante una aventura, el demonio llega demasiado tarde para enfrentarse a su enemigo. En cambio, la criatura encuentra un cuerpo colgante, ,pero no hay compasión ni simpatía en el demonio. Solo tiene una preocupación: ¿Por qué ya no tengo adversario? El Mal en sí mismo que números posteriores se suaviza algo con un Demon apareciendo más como una herramienta de Jason, y peleando las batallas del ocultista por él.

Aun así, dioses, cómo he disfrutado de estas 384 págs. de magia, sangre densamente derramada, noches de demonios, estilo artístico, el espíritu incorpóreo de la malvada bruja Galatea tomando el control de una estatua hecha a su imagen y semejanza; dieciséis números que presentan aperturas dinámicas con el demonio en acción, incluso si no hay una razón o contexto real. Flashbacks y sueños de Jack Kirby que son diamantes en bruto.

Reseña: S.H.I.E.L.D. (Integral), de Jonathan Hickman, Dustin Weaver y VVAA

El magistral título en Marvel de Jonathan Hickman y Dustin Weaver, S.H.I.E.L.D. llegó como Integral por fin a nuestro país. Un Ómnibus más bien, que muchos esperábamos para poder sumergirnos en una trama que ha dado bastante que hablar al otro lado del charco. La historia comenzó, en 2010 y se relanzó en 2011, en un momento en que Hickman y Weaver tenían un futuro brillante en la editorial y menos material en desarrollo. Cuando la publicación se volvió más esporádica, la reputación de la serie se vio afectada por cierta temática que después comentaré, pero al igual que casi todos los cómics escritos por Jonathan Hickman, juntar las piezas narrativas para discernir la trama con el esperado número final, hace fácil que haga ¡Click! tú cerebro y entonces asientas diciendo palabrotas en voz baja del estilo: Joo-deeeeeerrrr…

Y es que obtener una historia que haga preguntas y desafíe al lector es exactamente lo que los fans deben esperar de S.H.I.E.L.D. Una obra que por cierto contiene unos fantásticos cliffhangers e ideas dibujadas por el increíble talento del noveno arte, Dustin Weaver. Es interesante ver dónde Hickman comienza a insertar su punto de vista de la historia en los personajes y cómo en este volumen vais a decubrir bastantes aspectos de la historia, especialmente con los momentos finales de esos personajes. La combinación de guión, orígenes sobrenaturales y superhéroes…, creo que es la primera vez que he visto este desarrollo en un cómic. Al menos, tan bien elaborado. Tened en cuenta además, que lo que se cuenta en S.H.I.E.L.D., ha jugado un papel importante en el Universo Cinematográfico Marvel (UCM).

Hay una extraña estructura no lineal en S.H.I.E.L.D. que se desarrolla (principalmente) en 1953, pero también en un pasado ancestral y en un futuro lejano. La mayor parte de la historia se desarrolla antes de la Edad de Oro de Marvel, esa época de los 60s cuando aparecieron personajes como Spiderman o Los 4 Fantásticos; pero Hickman parece estar enseñándonos un punto filosófico más amplio. Para aquellos que de alguna manera estén familiarizados con el Universo Marvel, ya sea desde su infancia o desde las películas, el concepto de S.H.I.E.L.D. es bastante sencillo: sirven simultáneamente como una fuerza policial mundial, visten de negro, subvencionados por varias potencias mundiales, por lo general, sirven para dar un toque de espionaje a cualquier historia o tramas de superhéroes. Eso sí, también otorgan a los eventos un alcance mayor. Es una función narrativa bastante sencilla: cuando el problema es demasiado grande para que un/a tío/a lo resuelva vestido de spandex simplemente agregamos salsa…, quiero decir, S.H.I.E.L.D y… ¡Qué venga la Caballería! De repente, aumentan las apuestas, el héroe tiene que lidiar con una nueva dinámica y la historia se vuelve más interesante o al menos, dinámica a más no poder. S.H.I.E.L.D. es una organización que ha servido como base de historias y series ocasionales (como la muy querida serie de Nick Furia, que os recomiendo), pero esos son otros temas. Por lo tanto, es absolutamente fascinante ver a Hickman tomar un concepto relativamente simple y expandirlo con tanta libertad. De repente, no solo tratan con artilugios geniales como portaaviones flotantes, sino que también incursionan en la profecía y el misticismo. No son un grupo de trabajo reactivo creado para hacer del mundo un lugar mejor, son una orden masónica que data de antes del nacimiento de Cristo y que lleva artefactos históricos de gran importancia. Es extraño ver dicha institución representada de esa manera, pero es sorprendente lo bien que Hickman nos lo/a encaja.

Da nueva vida a un concepto antiguo. Y sinceramente me sorprendió lo bien llevado que está el humanismo de la «historia secreta» en este gigantesco universo compartido. El Universo Marvel tiende a ser un lugar muy oscuro donde le suceden cosas horribles a la gente buena. Por eso me sorprendió el crudo optimismo de la historia que se lee entrelineas en S.H.I.E.L.D., cuando se nombra a la organización secreta: «No es así como acaba el mundo», declaran los héroes de todas las épocas.

Jonathan Hickman es una estrella en ascenso en Marvel, una supernova que de vez en cuando estalla y crea mundos nuevos a partir de simples rocas espaciales. Su aclamado trabajo en Secret Warriors, Fantastic Four, Ultimate Thor y Ultimate Hawkeye, hizo que quisiera leer esta obraza, tan diferente en todos los sentidos. Muchos vais a flipar. Y más, con un Dustin Weaver que presenta un espectáculo visual conmovedor, un “cuento” que presenta a personas violentamente divididas en varias capas diferentes y contiene meditación sobre psicología. En otras palabras, Hickman le pide mucho a Weaver en este portentoso guión, pero Weaver saca pecho y lo logra con resultados increíbles. Hay pliegos detallados de doble página llenos de extraterrestres, máquinas y páginas obsesionadas con imágenes-espejo -incluso los momentos finales con Howard Stark conectando estas ideas presentan elaboradas ilustraciones de maquinaria cargada de detalles pequeños e insignificantes-, ilustraciones que dan miedo de lo trabajadas que están. Enorme, lo laborioso de esta obra. Y la colorista Sonia Oback agrega elementos finales y remarca una obra llena de talento en todos los sentidos. Un titulazo que, sin duda, debería tener la grandeza de ganarse un buen sitio en la balda de grandes obras apoteósicas de nuestra cómicteca.

No hubo en su día suficientes personas que leyeran o hayan leído S.H.I.E.L.D., pero ahora que el ciclo está completo, la recomendación es muy alta. Pocos títulos tienen este nivel de ambición y esta cantidad de artesanía en todas y cada una de sus páginas. En vosotros está comprobarlo.

Reseña: El Verdugo, de Mathieu Gabella y Julien Carette

Él es la Mano de Dios en la Tierra.

Si lo decide así, les dará la última hora a sus víctimas…

Mathieu Gabella regresa con una historia fantástica en un Paris oscuro y medieval, algo más que evocador. Esta vez se trata de un verdugo que cultiva su singularidad como un sacerdocio, casi una penitencia, un trabajo. Una vez cerrada la idea, surge un paralelismo con el Roy des Ribauds (una obra maravillosa de Ronan Toulhoat y Vicent Brugeas), por la forma y algunas subtramas por la sustancia. En la forma, el París con ganas de auge y potencia de una ciudad emergente de comercio y desesperación; más que una introducción, tenemos un enorme decorado. Pero mola que, al que todos llaman El Verdugo aparezca como un superhéroe, un todo-lo-puede que también tiene su propia debilidad. Y, por supuesto, mantiene su identidad en secreto para la ocasión. Más cerca de Batman que de Superman, comparte con sus homólogos estadounidenses la imperiosa necesidad de tener una misión digna de su dimensión demiúrgica y luchar contra una némesis que le atosiga. Sin embargo, el guionista de La Licorne quiere marcar la diferencia y hace evolucionar a sus protagonistas en un París medieval y no en medio de una megalópolis moderna. Además, con el paso de la trama, los personajes maduran y redondea el conjunto dotándolo al final de libre albedrío. Es decir, un final donde puede pasar de todo. Y eso mola.

El Verdugo es uno de los integrales más recientes que Norma Editorial edita. Una obra de la siempre genial BD, que recopila los tres álbumes que vieron la luz en Editions Delcourt en 2016, 2017 y 2018. Tan solo dos añitos después nos llega esta chula obra que uno asocia rápidamente a un Jorobado de Notre Dame malévolo que rompe sitio y se lanza a la calle a hacer el Mal. Pero tampoco es eso. Como se advierte en la sinopsis, se trata de un Don que se adquiere si se hace voto de soledad. No nos convertimos en superhéroes, sino en súper verdugos indestructibles para llevar a cabo una justicia despiadada contra los criminales o gente que se ha salido del camino correcto. Darles caña a los notables que han adoptado tolerancia cero incluso con niños. ¿Quién no querría una ocupación así?

El primer álbum, ¿Justicia Divina?, dista mucho de ser perfecto pero sinceramente tenéis que seguir. Por que un poco más adelante tiene unas cualidades innegables que nos hacen querer seguir la lucha de este verdugo contra ese bufón que también es capaz de hacer magia y que salva a una pequeña víctima de su justicia divina e implacable. Así llegamos a Mascaradas que ya sí es un buen álbum que engancha de todas-todas a la serie. Donde un bufón se eleva sobre la ciudad desde lo alto de un campanario, la luna se cierne sobre él, no, esta no es una nueva aventura del Joker contra Batman, pero sí que hay dos seres poderosos enfrentados en lo más alto de una París medieval. Mathieu Gabella aquí saca lo mejor de sí mismo y confecciona un escenario que relanza lo contado en el primer álbum. Como dicen los galos, una historia cosida con hilo blanco. La segunda parte de una obra donde tras una serie de encuentros y desencuentros ya se presagia un desenlace oscuro y sorprendente.

El tríptico llega a su fin con La Fiesta de los Inocentes. Un escenario que sorprende con el dibujo de Carette haciendo mella en nuestros ojos. Cantidad de detalles muy guapos. Pero aquí llegas con la intriga de querer conocer urgentemente el destino final (¿trágico?) de El Verdugo: Su nombre hizo temblar París y resonó en todo el reino… Pero apareció el Bufón y su mundo se derrumbó. Peor aún, descubrió que otros habían desarrollado el Don…. Sin embargo, hay más en el ajo, un grupo creado para matarlos a ambos. Entonces, ¿es el momento de la Sagrada Unión?

La Fiesta de los Inocentes se acerca.

Como os decía antes, El Verdugo es el claro ejemplo de que nunca puedes juzgar una historia por su inicio. Sí, es cierto, un comienzo no tan bueno a día de día en el mundo de las prisas, puede ser letal. Muy pocos dan segundas oportunidades. Pero gracias a Norma Editorial, El Verdugo nos llegó en formato íntegro y así no tienes otra que seguir leyendo, para darte cuenta que la trama se disfruta y ves que quizás, Mathieu Gabella y Julien Carette, podrían ser invitados por DC Cómics a hacer algo con Batman en no mucho tiempo.

Reseña: Planetes (Edición Integral), de Makoto Yukimura

La Ciencia Ficción también es ese valle amplio donde el Manga también se las trae. Y es que quizás es mejor preguntarse cuál de los géneros es el único en el que el Manga no tiene una obra buena. Casi con cualquier tema dentro de esos mismos géneros. Obras que con un mínimo que te pongas, atraen, títulos la mayoría con un hilo conductor original. Y con “original” quiero decir diferente, por que los mangas buenos tienen ese toque de originalidad que provoca que quieras leerlo, a poco que te guste el argumento. Me atrajeron principalmente dos cosas de Planetes: esto mismo que os digo, su argumento, su género, y siendo un poco superficial (nunca mejor dicho), su superficie. El volumen en el que Panini Cómics ha condensado toda la obra de forma íntegra. Un tochal de los que hacen historia, un volumen pretencioso que con solo verlo en la estantería de algún lugar, provoca que quieras tenerlo entre tus manos.

Planetes, de Makoto Yukimura, es una historia sobre trabajadores de saneamiento espacial, personas que limpian escombros en órbita y hacen que el Espacio sea seguro para los viajeros espaciales en el año 2070. Sus vidas, cómo llegaron allí y sus sueños para el futuro, es lo que se cuenta. Pero en como todas las buenas historias, eso es la superficie. No es realmente lo principal. Lo atractivo en Planetes se encuentra en una trama de cómo amar a las personas, por imperfectas que sean. Explorar sus propios límites. Me encantó este maravilloso cuento de Ciencia Ficción que lo sentí más con una historia sobre la vida, y lo pequeñitos y curiosos que somos ante la inmensidad del Universo.

Pese al glorioso género en el que nos sumergimos -la CF poderosa por sus escenarios, ambiente e inspiración pura para la imaginación-, Planetes centra su potencial en los personajes. Hachimaki, sueña con unirse a una próxima misión de exploración a Júpiter. Él, como su padre, se preocupa en última instancia por una sola cosa: el Espacio y poco más. La familia y los amigos siguen interfiriendo, pero su inquietud es averiguar su lugar en el Universo. Por otra parte, Yuri, quien aún se está recuperando de la muerte de su esposa por culpa de un accidente en órbita; todavía intenta lidiar ese trauma. Hasta que encuentra interés en… Y finalmente Lee, quien… solo quiere fumar, jajaj. Está bien algo de realidad en los cómics, mangas, libros, pelis; basta ya de tanta censura. Realidad cercana es lo que enganchará al lector. Y yo jamás fumé, eh, nunca me atrajo, pero que el problema está ahí para muchos, es obvio. Y bueno, en realidad, Lee quiere algo más que fumar. Quiere estar con su marido y su hijo, que no la entiende del todo. Pero Lee es una mujer que quiere comprender el porqué de muchas cosas y en consecuencia, también es del tipo que no hace lo que no quiere hacer. ¿Algo aparentemente extraño en una mujer de 34 años?

En el transcurso y avance de Planetes, nos vamos encontrando con más personajes como: Goro y Haruka, los padres de Hachimaki, y quizás el modelo para sus futuras relaciones. Locksmith, que está tan concentrado en su trabajo que se ha olvidado por completo de la humanidad (héroe perfecto para cualquier trama de Ciencia Ficción que se precie). Y Tanabe, el reemplazo de Hachimaki, alguien que le enseña que la vida es algo más que ambición (otro de mis personajes favoritos, probablemente porque me gusta la gente como ella en la vida real). ¡Oh, y no podemos olvidarnos de los gatos! En esta historia, importan de una forma importante esos felinos incapaces de dejarse fotografiar y a los que el ser humano ha sucumbido cual dioses de un universo de otra realidad. Aparecen en Planetes de una manera muy familiar, similar a como se tratan en las obras de Haruki Murakami.

Planetes tiene un potencial enorme. Cuatro tomos recopilados en un sendo integral, que curiosamente apenas pesa. Un manga que provoca que te interese la vida de los trabajadores de saneamiento espacial pues con muy poco terminan convirtiéndose en héroes inesperados por culpa de unos terroristas que amenazan el futuro de la exploración espacial. La infraestructura de contención, de seguridad, el trabajo de efectuarla, al parecer, es algo aburrido de contar. Obviamente, hasta que se desata un problema y nos quedamos sin protección. Entonces, se convierte en algo importante, imprescindible y se pone atención en ese tipo de seguridad y se pregunta todo el mundo como eso no lo controlaba alguien. Es un tema secundario pero importante tras los personajes de este manga. Pues Planetes es una excelente historia-ejemplo de mostrar lo que quiere la gente, muestra la atención de unos pocos pero también la conveniencia y poca solidaridad de otros muchos.

Personajes maravillosos y un mundo futuro realista y algo optimista. Dos preguntas constantes en la frente: ¿Cómo será el cielo cuando ya no sea un lugar al que podamos viajar sin restricciones? Y, ¿cómo amar a alguien que se dedica por completo a su trabajo? Personajes, sus límites, necesidades, crecimiento y cambios. Cosas buenas. Creo.

Reseña: El Fin del Mañana Vol.1, de Brian Azzarello, Jeff Lemire, Keith Giffen, Dan Jurgens, Jesús Merino, Aaron Lopresti y Patrick Zircher

Es ya normal ver que Brian Azzarello da una vuelta de tuerca a cualquier argumento. Se lo lleva a su terreno y ahí, esplende. ¿Qué ocurre? Que si se rodea de Jeff Lemire, Keith Giffen y Dan Jurgens y junto a dibujantes de la categoría de Jesús Merino, Aaron Lopresti y Patrick Zircher, pues sale algo tan épico y tan molón como es el arco El Fin del Mañana. Un primer volumen recopilatorio de dos que acaba de publicar ECC Ediciones en estas ediciones tan chulas y llevaderas que hace últimamente. Bien. Ahora quiero comenzar diciendo que leí semanalmente en cómics USA cada número de los que recoge esta edición. Semanalmente, a medida que se publicó. Semanalmente. Lo que provocó que no hubiera ninguna duda de que quería esto recopilado para disfrutarlo de un tirón, una segunda revisión del material que me diría si de verdad era una trama que merecía sitio en la balda comiquera. Bien. Ni que decir tiene que sí, es una obra que se disfruta más así. Siempre, cuando se lee de seguidas. Y de una sola vez, o dos, ya ni os cuento. Soy de la opinión de que las grapas fueron/son un invento para crear hype, además de tener como objetivo ayudar al jovenzuelo con sus gastos. Pero perjudica mucho la trama, sobre todo, sí es muy extensa. Siempre. Siempre la trama. O si no, prueba a ver una buena peli, cada día, solo diez minutos de ella…

El Fin del Mañana tiene mucho-mucho para disfrutar si eres de los fans de DC que buscan una versión diferente de algunos personajes segundones pasando a primer plano. El equipo de redacción de El Fin del Mañana (¡Brainstorming!) siembra varios arcos diferentes desde el principio y me alegré de ver que con el flujo del intercambio, son mucho más estrictas y agradables esas historias así recopiladas. La introducción del personaje de Terry McGinnis en DCU (¡el Batman del futuro) es muy entretenida. En esta colección, los guionistas trabajan a través de las historias un ritmo enérgico y agradable. Sientes que la serie realmente acelera a medida que avanzas. Varios personajes se destacan en estos primeros veintitrés números, sin contar los dos especiales por serie de Superman y Batman. Terry McGinnis es atractivo y entretenido en cada página que aparece. Bruce Wayne, envia al pasado a dicho aprendiz, pero en cuanto llega a una época imprevista, apenas cinco años tras el presente, el fin de todo ya se ha puesto marcha. Y la ayuda proviene de Firestorm, Mr. Terrific, Frankenstein o un nuevo Superman. Las cosas se ponen mal, muy mal, y aquí es donde hay que elogiar al equipo de guionistas capaces de cosntruir un mundo, una realidad, dentro de tan solo cinco años, que asusta. Lo suficientemente dinámica como para querer saber más.

Y más. Como os decía, El Fin del Mañana sigue una variada selección de personajes en distintos lugares. La gran variedad de historias evita que el arco repita ritmos; los guionistas incluso cuentan el paso del tiempo dentro del cómic. Una de las primeras alegrías, al menos para un fan como yo, es que buscan destacar a los personajes de la serie cancelada de Los Nuevos 52. En una sucesión bastante rápida, tenemos Stormwatch, Frankenstein, Amethyst, Firestorm y Grifter, y justo cuando estaba pensando Lo que lo haría perfecto sería… entonces, efectivamente, Voodoo sale en la página siguiente. Sé que esto no atraerá a todos, debido a que los títulos de estos personajes en sus series se cancelaron aparentemente debido a las bajas ventas, pero puedo argumentar que es probable que la reunión de todos aquí sí que atraiga a algunos de vosotros como pasó conmigo. Tengo debilidad por los personajes desvalidos, que le vamos a hacer.

Supongo que El Fin del Mañana mola en gran medida porque solo tiene cuatro guionistas, y cuatro potentes: Brian Azzarello, Jeff Lemire, Dan Jurgens y Keith Giffen. La mano de Lemire es evidente en los aspectos y el crédito creado para Frankenstein. Muy guapo el personaje en todos los sentidos. Nos deja también personajes enormemente atractivos, conceptos como S.H.A.D.E y su Granja de Hormigas, Ray Palmer como asesor científico (algo muy de Terror), un elenco de apoyo como Father Time (¿Padre Tiempo?) y Nina, la mujer sirena, Emiko Queen y John Diggle. Equinoccio de la Liga de la Justicia Unida y el conmovedor discurso de Animal Man sobre su amistad con Green Arrow, son la repera. Hay también Bat-Personajes presentes. Y Wonder Woman, quizás sorprendentemente, aparece poco. Azzarello inyecta algo de realidad, en el encarcelamiento de Frankenstein, Amethyst y Hawkman en un apartado lugar dentro de un nave espacial y… Bueno, poco os puedo contar más, porque, en realidad, este tomo da para contar mucho.

A veces, es difícil preocuparse por los personajes de historias de realidad alternativa, pero tal como está configurado El Fin del Mañana con «personajes menos deseados”, funciona mejor de lo que hubiera pensado. Terry McGinnis, de treinta y cinco años por delante, lo ve como el pasado, no el futuro, y eso ayuda a que parezca menos una historia de futuros y desenlaces interminables (donde coches voladores y otras tecnologías pseudo-futuristas comienzan a parecer extravagantes). Con un salto de tiempo tan corto, muchos de los personajes, aún son inminentemente reconocibles, incluidos los de Tierra 2 que aparecieron a mitad de camino. Sin embargo, un cambio bienvenido, como se evidencia en el funeral de Green Arrow, es que cinco años en el futuro, todos los héroes se conocen entre sí, y hay un mayor sentido de comunidad que el que tenemos en el Universo DC actual. Ha pasado un tiempo desde que vimos un funeral de este tipo con una «escena multitudinaria» y fue maravillosamente nostálgico.

El Fin del Mañana zumba en muchos frentes. Es genial ver a Lois Lane recibir algo de atención, y el misterio del Superman enmascarado me cautivó por completo, incluso habiéndolo leído ya. El uso de Emiko Queen como la nueva Flecha Verde, con Diggle, fue de nuevo un gran toque, y quede muy intrigado por esa historia de «posible guerra en Tierra 2». En resumen, Frankenstein, Amethyst y Hawkman son un equipo divertido, que recuerdan a Adam Strange, Animal Man y la propia excursión espacial de Starfire en Los Nuevos 52. El apartado gráfico sí que es un vaivén de dibujantes que no le hace nada bien a las diferentes tramas. Ocurre siempre que se mete a demasiada gente. No me malinterpretéis, son la mayoría dibujantes de calidad que cumplen su cometido, pero no cuaja para nuestros ojos tanta diferencia en ciertos momentos. Con tantos cocineros en la cocina, generalmente, se da algunos pasos en falso… Pero dejando de lado la criticidad -porque sinceramente aquí no toca- disfruté mucho de esta colección. El Volumen 2 caerá sí o sí. Tienen sitio en la balda. Hombre, por favor, pero qué preguntas son esas.

 

Reseña: Biblioteca DC Black Label. Batman. Victoria Oscura, de Jeph Loeb y Tim Sale

Lo más de lo más. Así etiqueto yo estas ediciones especiales que ECC Ediciones está publicando sobre el Caballero Oscuro. Ediciones de lujo a precios competentes. A ver, no veáis siempre el lado malo de las cosas, lo enseña el orejas picudas. No es que nos saquen lo mismo una y otra vez, vedlo así: ¿no es mejor tener varias opciones para elegir a la hora de ir a por un titulo? En cartoné, en tapa dura, en tapa dura con brilli-brillis, en tapa dura con brilli-brillis con el lomo de hojas en negro… Tener donde elegir. Y así cada uno que consiga lo que más le mole del Caballero Oscuro en sus mejores tramas. Eso es Biblioteca DC Black Label. Otra cosa es que seáis megafans y lo querráis todo. Que os de coraje que vuelva a salir una edición más bonita, más chula que la que tenemos y de una historia molona encima. Eso, my friends, es la verdadera definición de frikismo. Frikismo del bueno. Una virtud de coleccionista de la que nos tenemos que sentir orgullosos. Despreciando el tono despectivo que les dan ciertos insensatos muggles.

Batman: Victoria Oscura es un titulo que muchos esperamos con ansia en su día. Si no lo sabéis ya, muchos deberíais saber que, cómic que se junten Jeph Loeb y Tim Sale, cómic que debéis comprar. O al menos, leer. Jeph Loeb (Batman: Silencio) y Tim Sale (Superman: Las Cuatro Estaciones) se embarcaron en un ambicioso proyecto, punto de inflexión de sus respectivas carreras: la aclamada serie limitada Batman: El Largo Halloween. Todo un clásico moderno, una trama que disfruté algún Halloween que otro atrás en el tiempo. Recuerdo incluso en qué lugar la iba disfrutando por capitulos y pausadamente; pues rápidamente me di cuenta que así debía leerse. Tras el éxito, entre los años 1999 y 2000, Jeph Loeb desarrollaron la esperada secuela, Batman: Victoria Oscura, otra exitosa serie limitada, no tan poderosa como El Largo Halloween (pero es que la primera es un escándalo), pero aun así disfrutable.

Victoria Oscura comienza justo donde se quedó El Largo Halloween. Aunque la historia pudo terminar en una «victoria» en cierto sentido, todo lo que sucedió con el misterio de Festivo realmente afectó a todos. La tensión en el matrimonio de Gordon y la pérdida de Harvey Dent (ya sabéis algunos a qué me refiero) fueron dos hechos notables. Además de recordar al lector sobre todo lo sucedido, el cómic continua abordando los problemas personales que enfrentaron los personajes durante el arco anterior. Y aunque el cómic proporciona una breve descripción de todo lo sucedido, lo ideal es que leas El Largo Halloween antes de comenzar esta entrega. No es imposible entender lo que pasa, pero siento que es una lectura mucho más agradable si se toma uno el tiempo para involucrarse al completo.

El escenario del cómic se remonta a los primeros años de Batman. La forma en que está escrita la entrega y los problemas que aborda realmente hacen que te cuestiones cómo le afectaron los eventos pasados. La historia comienza con las cosas no tan bien para Gordon. Su esposa y su hijo se han ido y él llora la pérdida de un amigo, completamente solo, e inmerso de todas-todas en el trabajo. Además, el nuevo fiscal de distrito no parece tan interesado en la aprobación de Batman. Pero no pasa mucho tiempo para que aparezcan más señales. Con Selina (dentro y fuera del traje de gato) jugando un papel importante ahora, rápidamente advierte a Batman que Dent está en peligro. Además de todo esto, los asesinatos de Festivo han comenzado de nuevo y como podéis imaginar, Batman no se toma muy bien estar equivocado. Es aquí donde vemos un raro atisbo de Bruce Wayne afectado por lo sucedido. En una sincera charla con Alfred, le cuenta lo de Dent y cómo estuvo a punto de compartir su identidad con él y cómo se siente frustrado por no poder encontrarlo. Una vida, un trabajo, donde no se le permite equivocarse. Aun así, esto no le impide salir a las calles de Gotham para luchar contra el crimen, y habrá muchos encuentros diferentes en esta entrega; intensas escenas de interrogatorios, pandilleros violentos y algunos de los villanos favoritos haciendo acto de presencia -El Pingüino, El Joker, El Espantapájaros y, naturalmente, Dos Caras-. Una serie de eventos que irán poniendo en tensión a todos, asesinatos, donde tras Festivo, Batman observa la repetición de un patrón criminal similar que se está cobrando víctimas en el Departamento de Policía de Gotham. Un nuevo asesino que tiene en jaque al Caballero Oscuro, mientras la ciudad se va a pique. Y Dick Grayson, requiriendo atención.

Le pregunté a un amigo una vez que puntuación sobre 5 le daba a Victoria Oscura. Me dijo: 4,6. Wow! ¿Y El Largo Halloween entonces?, salté. Aquí se limitó a alzar un dedo y hacer una espiral en el aire a ritmo de fiesta-fiesta. Son cosas que se le queda a uno grabado en la masa gris. Puede ser una buena definición para recomendar esta obra. Una 4,6 sobre 5 y la otra: ¡Fiesta-Fiesta! Joyita al canto, que dice otro. Tanto si eres nuevo en los cómics como si eres un fan desde hace tiempo, Victoria Oscura y El Largo Halloween son dos cómics que deberías leer. Y cada no mucho, releer. Historias que entusiasman, clásicos que incluso ayudan a reconciliarte con el noveno arte, indispensables. Todavía no entiendo como aún no se ha llevado al cine esta trama. Si me dedicase al cine, el gran Cthulhu sabe que este hubiese el primer arco argumental en filmar. No os quepa ninguna duda. Ah, y basta ya de filmar inicios sobre Batman. Hasta mi perro lo conoce.

Reseña: El Arte del Crimen (Integral), de Omeyer, Berlion, Stalner, Mauro, Liberge y Karl T.

En este mes del Terror, Ponent Mon nos trae un primer integral de El Arte del Crimen, una serie de álbumes con un curioso argumento en común. Nueve artes. Nueve crímenes. Una vida. Cada álbum describe una intriga criminal ligada a una de las nueve artes principales: pintura, literatura, escultura, cine, música, arquitectura, teatro, audiovisual y, por supuesto, el cómic. Este primer integral de El Arte del Crimen recoge los cinco primeros, cada volumen, realizado por un diseñador diferente, acometiendo así su propio universo ya que se desarrollan en distinto lugares y épocas. Pero a medida que avanzan los álbumes, surgirá un arco narrativo general, inaudito en los cómics, que dicen que se completa en el volumen 9 donde Rudi Boyd Fletcher nos aportará una revelación final…

Pero, ¿quién demonios es Rudi Boyd Fletcher?

El Cómic: Planchas de Sangre

Manhattan, 1972. Art Blumenfeld, un viejo filántropo multimillonario que hizo fortuna en el cine, envía una carta a Nora Hathaway, una joven india mestiza, instándola a que lo conozca en Nueva York. Dentro del sobre hay una copia de un cómic de culto de la década de 1940: El Camino de Mesa Verde, cuyo autor Curtis Lowell, un hombre que murió accidentalmente. Un álbum inacabado que ha alimentado la obsesión de… ¡Rudi Boyd Fletcher!, durante años. Cuando Nora llega a Blumenfeld’s, el anciano ya está muerto, víctima de la locura y la búsqueda sangrienta de un hombre… Arrestada por la policía y acusada del crimen, Nora podrá contar con la ayuda de un solo hombre: John Stoner Snail, un policía inusual. El único que la cree. Pero para salvarla, tendrá que perseguir al tal Rudi Boyd Fletcher.

La Pintura: El Paraíso del Terror

París, 1860. Hippolyte Beauchamp, joven pintor talentoso y ambicioso, vino a conquistar Montmartre armado con sus pinceles y su fuerza interior. Cuenta además con la ayuda de su amigo de la infancia y rico heredero, Maxime. Una noche, borrachos de absenta, son atacados por dos matones. Después del enfrentamiento, Hippolyte pierde a su mejor amigo y mata a uno de sus atacantes. La mirada de este muerto, despierto y con la mano en el corazón crea en el artista una emoción tan fuerte que pinta un cuadro, sobrecogido por todo lo sucedido esa noche. El éxito es tab grande, tan inmediato, que todos los críticos se apresuran a elogiar dicha obra maestra. Pero el joven pintor siente un mal que le sobreviene. Por cada cuadro, un crimen…

La Arquitectura: Libertalia, La Ciudad Olvidada

1640. En las costas de Jamaica, Aldaïr Mac Allister, un joven arquitecto inglés con ambiciones demasiado innovadoras para su época, se cruza con Bart Kingsley, un pirata carismático adorado por su tripulación. Aldaïr y él llegarán juntos a la jungla de Borneo donde se toparan con el verdadero espíritu de una ciudad utópica: Libertalia, una ciudad de hombres y mujeres libres e iguales. Pero gracias a su compañía, el joven arquitecto inglés se verá perseguido por la armada más poderosa de la época, la terrible flota de la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales. Los holandeses están dispuestos a hacer cualquier cosa por atrapar al pirata Bart Bart Kingsley y destruir el espíritu peligrosamente subversivo de esa ciudad llamada Libertalia.

La Escultura: Electra

¿Roma y su civilización justificando todos sus crímenes? Electra, reconocida escultora corintia, siente simpatía por el pequeño Zacharias, cuyo talento emergente le encanta. Estamos en el 146 a.C. y pronto las legiones romanas pondrán la ciudad a sangre y fuego. Mientras la gente huye del invasor, Zacharias correrá todos los riesgos para salvar su escultura. Loca de angustia, Electra acaba encontrándose con él en su propio taller. Ella solo puede presenciar el sangriento asesinato del niño y llena de dolor e Electra hará cualquier cosa por identificar al culpable y denunciarlo en el mismísimo corazón de Roma.

El Cine: El Sueño de Curtis Lowell

Claqueta final en Hollywood, 1939. Art y Franck Blumenfeld filman las últimas tomas de su próxima película. Durante una pausa, se topan con un nombre en el periódico que los congela de miedo: el de Curtis Lowell, autor de una historieta publicada. Un año antes, los hermanos Blumenfeld habían contratado a Lowell como escenógrafo para una película que debería haber hecho fortuna. Fue el primer western filmado íntegramente en entornos naturales, en el corazón de Monument Valley, con acrobacias nunca antes vistas y indios reales como extras. Desafortunadamente, el rodaje se detuvo abruptamente después de un drama sangriento: en un ataque de locura, Curtis Lowell asesinó a uno de los indios y agredió a Franck antes de huir. Eso, según la versión oficial…

Entonces, ¿se puede llegar a matar por un cómic? ¿Por una obra de arte? ¿Son estas inspiradoras o parten en todo su esplendor de un macabro crimen? ¿Una cosa lleva a la otra?

Curiosos álbumes que exploran esa fiebre creativa, ese morbo que va tan de la mano.