Reseña: En las Montañas de la Locura, de H.P. Lovecraft y François Baranger

Puede ser perfectamente de las ediciones más esperadas en nuestro país, el trabajo que François Baranger está haciendo con la grandiosa y monstruosa obra de Lovecraft. Baranger es ya ilustrador reconocido en el mundo por su talento, en especial, en el mundo del cine y los videojuegos (Harry Potter, Furia de Titanes, La Bella y la Bestia). Y ahora anda tras los lápices de esta obra ciclópea, dando visual a lo incomprendido, a los parajes y aberraciones que el maestro de Providence nos describió en sus obras de Terror. Tras La Llamada de Cthulhu en Minotauro Ilustrados ya está disponible el uno de dos, de la que es para mí, la mejor historia escrita por H.P. Lovecraft. Por supuesto, hablo de En las Montañas de la Locura, una trama evocadora, inspiradora como pocas, historia que me consta que ha contribuido como base para que otras mentes brillantes del glorioso mundo del género de Terror, hayan creado guiones no menos flipantes. Una obra que abre con una introducción del gran Maxime Chattam, criminólogo y novelista francés especializado en ficción criminal, uno de los autores del momento.

Arkham, 1933. El profesor Dyer, un destacado geólogo, oye que una expedición científica pronto partirá hacia la Antártida con la ambición de seguir los pasos, esos mismos que él dio dos años antes. Con la esperanza de disuadirlos, Dyer decide dar un recuento completo a los trágicos acontecimientos por los que tuvo que pasar y a los que sobrevivió, esta vez sin olvidar los pasajes que su mente decidió rechazar al volver para no ser tomado por loco. Dos años antes, los barcos fletados por la Universidad Miskatonic habían aterrizado en el continente helado al comienzo del verano en el Polo Sur. El contingente de cuatro profesores y dieciséis estudiantes se pusieron a trabajar de inmediato. Los primeros resultados no tardaron en llegar, y el biólogo de la expedición, el profesor Lake, se marchó con varios miembros del equipo para seguir una prometedora ruta fósil. Pocos días después, alertaba por radio que había descubierto asombrosos especímenes de una especie desconocida, extraordinariamente antigua, antes de detener toda comunicación por un horrible tormenta que les acometía. Pensando en lo peor, Dyer partió hacia sus rescate al día siguiente. Setopó con sus miedos más ancestrales…

Paisajes desolados en desiertos helados, criaturas indescriptibles de millones de años descubiertas en un estado anormal de conservación, extrañas estructuras geométricas en la cima de esas montañas oscuras que se abaten contra el cielo, mucho más altas que el Everest… Como os decía e insisto, una obra que ha inspirado a generaciones de escritores y directores, desde John Carpenter, cuando dirigió La Cosa (The Thing, aunque se basa en otro relato de Terror, concretamente, Who Goes There?, John W. Campbell), aunque, sobre todo, En las Montañas de la Locura siempre suena últimamente por el deseo eterno de ser llevada a la gran pantalla por Guillermo del Toro.

Siempre me ha fascinado el universo creado por H.P. Lovecraft, aunque debo reconocer que siempre tengo que hacer un gran esfuerzo para meterme, de verdad, en sus historias. Pero es un problema particular, yo que normalmente odio los grandes relatos ausentes de diálogo y extensos en descripciones. Pero al César, lo que es del César. Sé lo que es, quién fue, leo todo lo que puedo sobre Lovecraft, por que siempre hay que leer a los grandes. Y François Baranger, no debe estar muy lejos de mi pensamiento cuando decidió ilustrar todo ese universo de descripciones horrendas que Lovecraft propuso. ¿Para hacerlo más fácil? Más bien, para poner ante los ojos de muchos todas aquellas demencias y bellos/malvados paisajes dignos de esa locura invernal.

Magníficas ediciones que me consta, se agotan en nada. Avisados estáis. Estáis calentando el sitio si, de verdad, amáis todo lo que el maestro de Providence propuso.

Reseña: Mercaderes del Espacio, de Frederik Pohl y C.M. Kornbluth

En algún momento, la novela distópica se convirtió en tradición dentro de la Ciencia Ficción. Y es fácil ver por qué: las facetas que separan el género del resto de la literatura conducen a manifestar sociedades e ideologías en desacuerdo con la realidad social. Un Mundo Feliz, presentaba una sociedad en la que casi toda la humanidad se drenaba de “propia humanidad”; Fahrenheit 451, le arrebataba libros a la sociedad; 1984, imaginaba un mundo en el que la libertad personal se perdía por control del Gobierno, además de presentar un escenario donde el individualismo es aplastado bajo la esterilidad de la conformidad. Pero hay más porqués. Todos sobre Zanzíbar, Orbita Inestable o La Oveja Mira hacia Arriba, de John Brunner, son novelas distópicas que presentan diferentes facetas de permitir que la influencia corporativa usurpe las preocupaciones políticas y sociales. Congreso de Futurología, de Stanislaw Lem, mostraba una sociedad bloqueada por productos químicos. Y Mercaderes del Espacio, enseña como comercializar dentro de un escenario aterrador que estratifica a la sociedad de manera poco saludable. En definitiva, novelas con una potente carga social, con más de cincuenta años respecto a nuestra realidad, pero cuyos argumentos están demasiado cercanos. Historias de Anticipación, haciendo una fuerza honrada del significado de sus palabras.

Y es que la sociedad que Kornbluth y Pohl imaginan en Mercaderes del Espacio, se vuelve demasiado realista. Establecida nominalmente en el «futuro», las corporaciones han ganado suficiente poder para forzar los límites políticos para cambiar de lo geográfico a lo comercial. Estados que ya no están representados en el gobierno, los conglomerados empresariales y los mega-corporaciones compiten y cabildean ferozmente en su etapa más alta para garantizar que los productos se consuman y las ganancias sean súper elevadas. Y jugando el papel más importante en ello, están las Agencias de Publicidad. Capaces de usar cualquier método, el que deseen sin límites y poniendo los cinco sentidos recurridos en folletos, carteles…, y otros asuntos más turbios. ¿Un ejemplo? Productos que contienen en sí mismos altos elementos adictivos. Por lo que la riqueza se canaliza hacia la cima, la clase baja crece mientras que los ricos prosperan. Todos los servicios privatizados, incluso la capacidad de una persona para recibir protección civil se deriva a su capacidad de pago, incluyendo la propia policía. Los pobres consumen solo ingredientes de baja calidad, los países del Tercer Mundo suministran mano de obra a muy bajo precio a las potencias ricas, me cago en todo… Si es que esta novela de 1954 habla de nuestra sociedad actual.

Una sátira del capitalismo y del mundo de la publicidad que casi setenta años después se hace realidad. Y así nos topamos con la historia de Mitchell Courtenay, el mejor publicista de la Sociedad Schoken, y el encargado de elaborar la campaña publicitaria de un poderoso proyecto. El besar culos (por no ser más borde), emplear trucos del oficio y una capacidad instintiva para explotar las lagunas legales, lo han colocado como uno de los favoritos de Schocken. Y es así cuando llega un gran contrato, uno obtenido de manera cuestionable, en el que es elegido para encabezarlo. El Proyecto Venus. La humanidad está enviando a sus primeros humanos a colonizar a nuestro vecino verde-oscuro, y depende de Courtenay asegurarse de que contenga personas esa nave. Después de elegir a mano a su equipo, investigar la demografía y entrevistar al único astronauta que realmente ha puesto un pie en Venus, pone en marcha sus ideas. Pero tras una sucia maniobra de sus competidores en el que hay un intento de asesinato, el mundo de Courtenay se desmorona. Se verá relegado a los más bajos niveles de la sociedad, desde donde deberá ascender de nuevo acercándose (tal vez demasiado) al mundo del terrorismo y el sabotaje.

Mercaderes del Espacio no deja de ser una novela fascinante, llena de ideas, a pesar de los años. Un titulo indispensable de leer y que, por supuesto, aparece en la lista de Science Fiction: The 100 Best Novels, así como en la muy seguida Ciencia ficción: Guía de lectura del gran Miquel Barceló.

Reseña: El Hombre Ilustrado, de Ray Bradbury

El Hombre Ilustrado es una de esas antologías legendarias que muestran la poderosa creatividad y originalidad de un maestro escritor como fue Ray Bradbury. ¿Qué pasaría si tu cuerpo estuviera cubierto de tatuajes con cada historia que has visto en tu vida? Así es El Hombre Ilustrado, uno de los personajes más famosos creados por Ray Bradbury para este clásico de la Ciencia Ficción. Aunque en realidad, los tatuajes del Hombre Ilustrado cuentan historias de múltiples géneros. Cada historia, cada tatuaje, oculta un secreto; una relación de cuentos que se vuelven más y más interesantes con el paso de las páginas. Tramas, historias aleatorias e interesantes desde la perspectiva de un extraño. Historias fantásticas que ilustra el maestro Bradbury llenas de asombro, suspense y moral, con la fuerza de una fogata que a veces acaba en incendio. Dieciocho relatos, más una Introducción, un Prólogo y Epílogo la mar de interesantes.

La Pradera es la primera historia. Una familia vive lujosamente en el futuro en una casa con todos los beneficios, básicamente, lo hace todo por ti. Pero la atracción principal de la casa es una pradera, una especie de extenso campo, un cine en vivo y realista que reproduce lo que quieres. Los niños de esta familia se obsesionan con esta habitación y pasan horas allí. Sus padres no tienen idea de lo que hacen, hasta que un día deciden visitarlos… Calidoscopio puede ser uno de los relatos más famosos de Bradbury. Habla de una tripulación que sobrevuela el Cosmos después de que su nave haya sido golpeada por un asteroide. Hollis, el narrador y también miembro del equipo de lanzamiento, reflexiona sobre su vida mientras espera llegar a la atmósfera de la Tierra. Una historia para cavilar en qué piensas de los demás y cómo te ves a ti mismo.

Bradbury tejió una historia maravillosa en El Otro Pie, donde hombres y mujeres negros ahora tienen su propia sociedad en Marte. Han estado allí durante tres generaciones y han llegado a odiar a los blancos por enviarlos allí y no regresar. La historia comienza con rumores de un hombre blanco que viajaba en un cohete camino a la ciudad. Las cosas se vuelven hostiles y los negros en Marte preparan su ciudad para segregar a hombres blancos. Con armas cargadas, hablan con el visitante y escuchan una historia impactante sobre un lugar que una vez conocieron…

Pero el relato más corto y con más impacto es La Carretera, y habla de un viejo granjero que labra su tierra junto a una carretera solitaria, donde apenas pasan automóviles. Aunque tiene recuerdos e historias de algunos que pasaron, un día aparece un coche cargado de gente. Decide preguntarles el porqué de tanta carga y los viajeros le cuentan que la guerra nuclear ha comenzado.

Misioneros en Marte, atrapados en Venus un pelotón de soldados que soporta la tremenda lluvia del planeta, un niño que alaba a su padre y espera impacientemente la vuelta de su padre astronauta. Nativos que deciden construir un templo o iglesia en el planeta rojo, dos recién casados reflexionando sobre lo que harían si fuera su última noche en el mundo, hombres que cuestionan la existencia de todo lo que tienen frente a sus ojos; joyitas como El Zorro y el Bosque, historia donde un hombre y su esposa usan los viajes en el tiempo para escapar de la guerra y también de sus vidas en particular. Un sistema inventado para la defensa de la Tierra contra invasores sin ningún tipo de uso militar… Y más. Muchas más historias sinceras, pues ese es para mí el fuerte de Ray Bradbury. Sus relatos pese a contener tramas o ideas fantásticas, sientes que en no mucho tiempo podrían ser realidad ¿Algúna vez escuchásteis a alguien decir que la inocencia de los niños los protege? Bradbury lo pone en práctica con un cuento.

Diseñado con elegancia y un potencial suspense y atractivo para casi todas las edades, El Hombre Ilustrado no es solo un libro, también es un hombre extraño que conoció una vez, con eventos en su vida que no quiere volver a vivir. Un antología donde el tema se centra en que todas las cosas buenas tienen fin. Incluso, demasiado de lo bueno, puede llegar a resultar malo. Metáfora que podríamos incluso llegar a trasladar al propio ejemplar físico.

Súper recomendado para lectores que quieran perderse en historias no muy extensas, pero con una enorme profundidad. Una maravilla.

Reseña: Soy Leyenda, de Richard Matheson

Minotauro Esenciales es una genial colección de libros a gran tamaño y con tapa semidura, donde se están recuperando joyitas de la Ciencia Ficción y el Terror. Una buena forma de poner en librerías nuevamente todas aquellas joyitas indispensables que nunca deben faltar en biblioteca de cualquier lector que se precie. Pero también, que tengan a mano (y a muy buen precio), todas esas nuevas generaciones lectoras que llegan, lo mejor de lo mejor.

Soy Leyenda es la historia de Robert Neville. El único superviviente a un apocalípsis vampiro-zombi, que vive en una casa cercada a las afueras de los suburbios de Inglewood. Mirando el reloj todos los días, debe estar en casa antes del atardecer o esos remanentes sobrenaturales de la humanidad aparecerán en la oscuridad buscando sangre fresca, para asaltar su hogar y conciencia durante toda la noche. Amenazando no solo con volverlo loco, sino con matarlo queriendo introducir sus dulces colmillos en su cuerpo. Neville, a golpe de estacas en ocasiones, también recolecta alimentos y suministros a la luz del día como buena hormiguita, sin embargo, el significado y el propósito de la vida se deterioran con cada puesta de sol, lo que lo lleva a beber y a la depresión. N obstante, la llegada de un perrito callejero a su puerta un día lo cambiará todo…

Novela apocalíptica pionera en su género, Soy Leyenda utiliza un concepto muy simple para crear una enorme historia con una ambientación increíble. Recordad que esta novela fue publicada de la mano del genial Richard Matheson, nada más y nada menos, que en 1954. Es decir, cuando muchos de los que son abuelos hoy en día, nacieron. Y el concepto, poco tiene que ver con la película que hiciera Will Smith hace unos años. En mi opinión, ahí se tergiversa todo. Richard Matheson (que nos dejó en 2013) demuestra el buen momento creativo en el que estaba y maneja la historia con una narrativa bien enfocada y una prosa seria. Nunca se atasca en el tedio de un apocalípsis zombie. Un hombre abandonado en una isla de cemento. Un Robinson Crusoe que no está atrapado, no está bajo tierra, ni en ninguno de los lugares típicos donde la gente se esconde ante el Terror; está en su casa, hace vida en soledad y tiene libertad de movimiento durante el día. Todos los días se despierta, escucha música, tiene más que una buena cantidad de bebidas alcohólicas, realiza una variedad de diligencias y recolecta comida antes de acomodarse para la noche. No tiene ninguna presión, más que la de salvar su vida ante la oscuridad. Y tiene una ciudad entera a su disposición.

A través de Robert Neville, Matheson plantea preguntas pertinentes que nunca dejan al lector indiferente: ¿Quién de nosotros podría ser lo suficientemente fuerte como para llevar voluntariamente los cuerpos de sus seres queridos a un pozo de fuego comunitario, donde quemar a los muertos-muertos? ¿Quién quiere vivir para siempre solo? ¿Quién no ha deseado matar al vecino? El viaje en Soy Leyenda junto a Robert Neville es intenso y satisfactorio. Se vive. Tiene escenas que os marcarán para todo la vida, da igual el momento o el sitio donde estéis al leerlo por primera vez. Eso sí, con un final brusco, cierto tipo de lectores pueden quedar con ganas de más y por ello molestarse con la obra. Pero con el tiempo sabrán valorarla como lo que es: una obra de arte. Una historia fantástica e intemporal de horror y supervivencia. Un clásico del fantástico en tan sólo ciento sesenta y ocho páginas.

Un novela que manifiesta una máxima. El libro siempre será mejor.

Reseña: Ahora y Siempre, de Ray Bradbury

La mayoría de lectores dicen que en Ahora y Siempre ya no es el que era, que no tenía la fuerza y el poder de atracción en sus escritos como cuando estaba en su mejor momento… A ver, a ver, a ver. El maestro de lo fantástico Ray Bradbury nos dejó en 2012 con noventa y dos años de edad. Fue un escritor estadounidense de misterio, terror y ciencia ficción, uno de los más laudeados escritores de géneros. Con joyitas en su haber como Crónicas Marcianas o Fahrenheit 451, entre cientos de relatos, fuentes de ideas para otras muchas novelas, cómics y películas… No sé, no sé, estaría bien saber valorar las cosas según su momento, década o lugar. Ninguno, repito, ningún autor -y diría que nadie en su profesión-, será aclamado y creará maravillas por siempre. Está claro que si te gusta un autor mucho, siempre-siempre debes intentarlo con un nuevo titulo suyo que te atraiga. Por que ya lo dijo alguien: «Leer a los maestros consagrados es siempre una garantía».

Siendo sincero, realmente disfruté esta novedad de Minotauro. No entendía tan mala crítica americana, en general, y decidí dar mi opinión de primera mano. Pero lo que realmente me preocupaba saber, era por qué Bradbury decidió agrupar estos dos cuentos bajo el título Ahora y Siempre. Ambas historias son muy diferentes, por lo que parecía extraño lanzarlas en un solo volumen. Así que más haya de las críticas (que cada culo tiene su raja), tenía que enterarme… Y es cierto que este delgado volumen muestra elocuentemente dos lados del venerado Bradbury. Dos contrastes del autor y de su forma o estructura para contar historias. En Algún Lugar Toca una Banda, es la pieza más tranquila, explora la inesperada atracción del periodista James Cardiff por la ciudad rural de Summerton, Arizona. Los secretos de Summerton se desarrollan con el característico ritmo de Bradbury, suave e inexorable, y la trama arquea con la misma delicadeza antes de que lo fantástico sobrevuele al propio Cardiff. Enmarcada por un verso lírico cautivador y melancólico, esta fantasía de Bradbury, clásica y atractiva, está claramente en desacuerdo con el espinoso e inquietante Leviatán 99. Un homenaje especial a Herman Melville y su famosa Moby Dick, pero cambiando la ballena y el gran azul por un temible cometa y esa belleza serena desde el espacio en la que vivimos, el tercero a partir del Sol.

En Algún Lugar Toca una Banda…, me recordó un poco a dos de mis historias favoritas de Stephen King; You Know They Got a Hell of a Band y Rainy Season. Si has leído ambas historias, sabrás porqué me hace pensar en ellas. Es una historia de misterio perfectamente ambientada en una ciudad inusual en medio de la nada. Me gustó el hecho de que no se responden muchas preguntas antes de que los residentes se levanten y vuelen hacia lo desconocido… Una maravilloso relato.

Os tengo que confesar que nunca he leido Moby Dick. Es de los grandes clásicos que creo que devoraré en mi vejez cuando ya casi renuncie a lo fantástico. Así que no tengo idea de cómo se compara la versión de Ciencia Ficción de Bradbury, Leviatán 99, con esa famosa novela. Tenemos una historia que trata sobre un tipo que acaba loco a cargo de una nave espacial y que obliga a su desventurada tripulación a localizar un cometa renegado que lo ha dejado ciego. También me gustó.

Ahora y Siempre también cuenta con algo que me encanta en una selección de relatos. Algo que de hecho introduciré en una antología propia cuando se alineen los astros y consiga publicarla. Me refiero a esos breves resúmenes de cómo, cuándo o dónde, le llegaron al autor las inspiraciones para escribirlos. Me inspiran mogollón.

Ray Bradbury es el gran cometa que una vez pasó por la Tierra. Leerlo, revisitarlo y disfrutarlo, es aprender y deleitarse con algo inusitado cruzando el firmamento. Cero críticas a esta maravilla de la naturaleza, por favor.