Reseña: Cuna de Gato, de Kurt Vonnegut

En tiempos apocalípticos a uno/a le pide el cuerpo lecturas apocalípticas. Eso es así. No hay otra. Así que permítanme comenzar diciendo que sí, realmente estoy escribiendo una reseña Cuna de Gato, una genial obra que llevábamos bastante tiempo esperando su reedición. Y realmente no me importa cuántos ojos se hayan posado en este libro, cuántos estudiantes de secundaria o graduados lo hayan leído, criticado o lo que sea. Solo quiero dar mi opinión al respecto. Creo que esa es una de las cosas hermosas de leer tanto. Las voces ingenuas del futuro (como yo) siempre tendrán la oportunidad de dar su opinión sobre cómo son realmente las cosas, qué significa este libro para mí en el mundo de hoy y tal y tal, como diría aquel. A veces estas frases se repiten tanto que me canso de escucharlas e incluso este sentimiento es agotador. Y comentarlo es agotador y escribir reseñas diariamente es agotador, y eso es toda la vida. Pero también es algo que he llegado a amar y… bueno, me siento bien haciendo lo que hago y también siento que estas divagaciones resuenan con el estilo y la visión del mundo de Vonnegut. Algo se me ha debido pegar del maestro en cuyos escritos estoy empezando a ahondar gracias a Blackie Books, una editorial que me tiene enamorado tanto por el rescate de la bibliografía del ya desaparecido autor de Indianápolis; como de sus ediciones ligeras, llevaderas pero en tapa dura y muchas ilustradas con lo que se convierten en únicas. Y es que raro es el título que no me atrae de su catálogo.

Pero Kurt Vonnegut…, no es que lo diga yo, es que es raro el reseñador que no te súper recomienda casi cualquiera de sus libros. Pero ahora entonces… ¿Ves el gato? ¿Ves la cuna? Si aún no está claro, soy bastante cínico con este libro. Me gusta la premisa y estoy de acuerdo con el mensaje. De alguna manera todos sabemos que la guerra es mala, que no necesitamos bombas atómicas y que cuestionar el valor de las instituciones en nuestras vidas es algo que se hace. Puede ser que haya gente por ahí que todavía no se sienta así, pero no me he encontrado con ellos desde que el mundo era joven. Todos son cínicos e irónicos en estos días y Twitter es su ventana al mundo… ¿Qué? No, no va de eso. O sí, como algo premonitorio. Diría que Cuna de Gato debe haber tenido mucho peso en el año en que se escribió (1963) pero es un fiel reflejo de lo que este mundo ahora.

En aquellos años, el esfuerzo por la guerra y la atmósfera cultural, en general, hicieron que muchas personas sintieran una adhesión intensa e incondicional por el americanismo. Era la única salvación. Sé cómo se sienten los protagonistas de esta novela porque yo estuve allí como ser pequeñito que miraba a un lado y a otro por el miedo nuclear impostado al que nos sometieron también en los 80. Y ahora, en 2022, otra vez lo mismo. El humano haciendo el gilipollas. Crecí en la era del relativismo y las sensibilidades urbanas que, para bien o para mal, informan a mi visión del mundo de: No hay nada a lo que aferrarse. Pero ya está bien, que parece que estoy haciendo una reseña de mi persona. Aunque os aseguro que, en realidad, estoy hablando bastante de lo que en Cuna de Gato se cuenta. En fin. Comenzamos con el narrador John, describiendo un libro que planea escribir sobre el inventor de la bomba atómica, un personaje llamado Felix Hoenikker. Entonces John decide hablar con personas que conocieron personalmente al Dr. Hoenikker para tener una idea de cómo era. Esto lo lleva a una serie de interacciones con los hijos de Hoenikker y otros, lo que a su vez lo aleja de su libro y lo lleva a un verdadero apocalípsis no solo personal sino a miedo genérico porque su mundo, el mundo nuestro, se va a ir en breve a la mierda…

No contar mucho más de esta novela, es bien. En este libro, Vonnegut parece estar usando una trama muy básica solo como gancho en el que colgar una serie de temas. Habla de la estupidez de las personas, la falsedad de la religión (y todo lo demás), la inevitabilidad de la autodestrucción y la falta de libre albedrío. La Guerra Fría todavía estaba en marcha cuando se publicó Cuna de Gato y los temores de la destrucción nuclear mundial se vislumbraban en el horizonte. Cómo estamos ahora con el Putin y el norcoreano de los cojones, ¿no?

La estupidez humana.

El título del libro proviene de una historia que cuenta un personaje sobre su padre, quien le mostraba un juego infantil llamado “cuna de gato”, y cuyo personaje encontraba ridículo porque el patrón de cuerdas ni se parecía a un gato y mucho menos se asemejaba a una cuna. Ni maldito gato, ni maldita cuna. Un símbolo de la falsedad de todo.

Y ahora ahí va una contradicción: Vonnegut no es para todo el mundo. Sospecho que muchos lo encontrarían demasiado cínico para disfrutarlo de verdad. Su visión del mundo siempre me ha parecido sin ilusión, aunque a veces carente de alegría o esperanza. Dicho esto, sus libros son tan interesantes y estimulantes que ponen el vello de punta. Gran parte del comentario de Vonnegut sobre la insensatez humana proviene de los personajes que inventa. Pero estoy de acuerdo con él en lo que importa: el problema de este mundo es, demasiadas personas en puestos altos que están muertas por dentro. No ni na.

Reseña: The Silver Coins Vol. 1, de Walsh, Brisson, Jeff Lemire, Kelly Thompson y Zdarsky

Pocas cosas son tan petrificantes como una maldición. Tenemos arraigados dentro eso, el concepto y el sufrimiento de estar maldito porque quizás lo llevamos en la sangre el que algún familiar nuestro en alguna época pasada sufriera una de ellas. A lo largo de la historia, la humanidad se ha horrorizado ante la perspectiva de objetos místicos que nos condenen a la perdición; de una bruja o un señor con poderes que no son de este mundo, tuviera la “gracia” de pronunciar unas palabras y hundirle la vida a alguien. Pero los objetos…, los objetos malditos son los que de alguna forma siempre hemos intentado evitar. De hecho, hoy en día, en pleno siglo XXI, año 2022, os aseguro que le decimos a alguien que tal objeto está maldito y no lo quiere tocar ni saber nada de él. Y si lo coge, su propia consciencia empezará a roer en su interior con el temita hasta que… Dependiendo de la persona, de su racionalidad, se volverá más o menos poderoso. Por lo que las maldiciones siguen muy vigente hoy en día y quizás nunca nos la podamos quitar de encima.

En The Silver Coin de Image Comics, la pieza de metal principal persigue a quienes se atreven a tocarla. Una historia e historias dentro de un cómic creado por Michael Walsh, Ed Brisson, Jeff Lemire, Kelly Thompson y Chip Zdarsky. Un primer volumen de una antología que recién publica Panini Cómics en nuestro país que sorprende por la calidad que tiene. Además, de ser una seria antológica que cuenta historias aterradoras y retorcidas que atormentan a inocentes y culpables por igual y que viene ni que pintada leerla, devorarla, para este Halloween que tenemos a un paso. Pues The Silver Coin es una mirada emocionante al Mal con una cantidad asombrosa de variedad, asustando a los lectores al menos una vez por capítulo… jaja. Este primer volumen recopila relatos pero parte de una premisa súper interesante pues se cuenta que la fortuna de una banda de rock en decadencia cambia de la noche a la mañana después de que encuentren una misteriosa moneda de plata… ¿Os suena? Porque a mi sí. Pero lo chulo es que con cada historia seguiremos los acontecimientos que se vayan dando alrededor de esta moneda argentaria a lo largo de los siglos. Desde la Nueva Inglaterra puritana hasta ese futuro desolador que tendremos en la tierra en el lejano año de 2467…

The Silver Coins recopila los cinco primeros números de la serie. Cada uno de estos cómics se centra en la moneda de plata titular y está dibujado por el artista Michael Walsh, ganador del premio Eisner. La primera de estas historias es El billete, escrita por el guionista de Daredevil, Chip Zdarsky, donde seguimos a un aspirante a estrella de rock que se encuentra con la moneda mientras revisa las pertenencias de su madre, y decide usarla como púa de guitarra. Genialísimo. Pero es asi que inmediatamente establece lo que está en juego en la premisa y construye una tensión lenta y creciente antes de su ardiente conclusión. Me encantó esta historia. Y a diferencia de otros números, que se deleitan con la agonía de las pobres almas que se encuentran con la moneda, el guión de Zdarsky explora los impactos psicológicos que surgen al manejar un objeto tan oscuro y poderoso, y lo hace de una forma maravillosa como maravilloso guionista que es.

Otro relato chulo es Chicas de verano, de Kelly Thompson. Si bien Thompson ha personificado anteriormente el Mal en Capitana Marvel, aquí desata uno de los problemas más desconcertantes de su carrera. Una joven llamada Fiona encuentra la moneda en una cabaña apartada mientras está en un campamento de verano, lo que hace que la maldición la apunte a ella y a sus compañeros de campamento. Esta historia canaliza slashers clásicos al estilo Viernes 13 y tiene implacables actos de violencia a lo largo de la trama que a más de uno dejará con el culo torcido. Mientras Thompson se prepara para lanzar más cómics de terror a través de Substack, este número es un gran indicador de lo que los fans podemos esperar de ella en el futuro.

Al unificar todas las historias en torno a la moneda de plata titular, todos estos creadores pueden brindar una perspectiva única sobre el Terror. Mientras Lemire juega a lo grande y juega con la ciencia ficción, Brisson abraza la posesión demoníaca y el horror. Donde algunos cuentos son asaltos implacables a los sentidos, otros son una combustión lenta con un momento de violencia repentina. En un año en el que se está consiguiendo que cada vez más cómics de Terror lleguen por estos lares, y de calidad, The Silver Coin es otra súper recomendación para el fan que como lector disfruta de escenas impactantes que te hacen mirar una y otra vez a esa esquina de tu habitación en la que antes no habías reparado y donde parece que hay una extraña sombra…

Reseña: La Temporada de las Apariciones. Historias de Fantasmas, de VVAA

Que duda cabe que uno de los momentos o situaciones que más me hubiera gustado vivir sería haber estado presente en esas populares tradiciones del norte de Europa en la que en las oscuras noches de invierno, la gente se reunía alrededor de la luz de las velas y junto a la chimenea para experimentar esa embriagadora emoción que aporta gente que gusta escuchar de historias de fantasmas. Es otra de las razones por las que creo que nací en época y país equivocado. Una tradición que popularizaron en tierras anglosajonas Charles Dickens y Henry James pero que vieron su cumbre con el para mi dios de esto M.R. James (1862-1936); anticuario, medievalista y escritor británico, maestro de lo sugerente en clásicas historias de fantasmas que narraba a sus alumnos y gente que se fue sumando a la tradición al saber de ello.

Con un título muy acorde para la época del año que estamos, Umbriel Editores publica una antología maravillosa para la ocasión como es La Temporada de las Apariciones. Originalmente, llamada The Haunting Season, contiene ocho cuentos invernales que no adoptan precisamente la mención de “cuentos para pasarlo bien”. O sí, depende de tus gustos, porque yo por lo menos lo paso bien pasando miedo, leyendo historias de terror. Dentro de esta antología hay narraciones que representan la crueldad, el abuso físico y mental, el asesinato y esos seres espectrales y fantasmales que regresan con rencor. Escalofríos para ese frío que no llega, en una antología de ocho autores distintos a los que se nombra por haber obtenido una serie de premios, pero el único autor con el que estoy familiarizado es Andrew Michael Hurley.

Y fue el nombre de Hurley lo que consolidó mi interés en revisar, reseñar y leer este volumen. Su elogiada novela El Retiro (The Loney) que publicara en su día Almuzara Editorial (https://almuzaralibros.com/fichalibro.php?libro=3219&edi=1), me encantó. El caso es que siendo sincero fui directamente a leer el cuento de Hurley antes que otros, y afortunadamente, su contribución a The Haunting Season muestra que también tiene un gran talento para escribir relatos. Recordad que aunque parezca lo contrario, es mucho más difícil escribir relatos de terror que novelas. Tienes menos tiempo para que la gente pase miedo. Y ya os adelanto que el cuento de Hurley es una mirada desgarradora sobre la intensa aversión de un hombre a engalanar una casa con vegetación. Una reacción traumática es lo que ocurre en Salter Farm. Terror puro. Colgando las guirnaldas, se llama.

La silla Chillingham, de Laura Purcell, es una pieza de época que explora las desventajas de casarse por estatus y aprobación social. Una narración con un final de infarto. Aunque idealmente, la última historia de cualquier antología debería ser un tapón como es el caso de Monstruo, de Elizabeth Macneal. Donde el protagonista Víctor está tratando desesperadamente de demostrar su valía ante su nueva novia y el mundo, en general. Acciones febriles que hace que este Víctor se parezca al Doctor Víctor Frankenstein en su búsqueda de la grandeza.

Estudio en blanco y negro, de Bridget Collins, es una historia corta sobre una extraña casa de piezas ajedrecisticas, intrigante y atmosférica desde la primera página. Se lee como el comienzo de una novela. Se queda uno a la espera de más. El inquilino de la casa Thwaite, de Imogen Hermes Gowar, es otra historia de espectros pero de ambiente tranquilo, lo que aumenta el suspense. Detalla las frustraciones e injusticias de la vida matrimonial. Las anguilas cantoras, de Natasha Pulley, es uno de los cuentos destacables de la colección. Desde la primera página, las descripciones fueron ricas y sugerentes, sumergiéndome en una ambientación súper chula de espíritus en un alegre mercado navideño. Fantásticamente atmosférica. Voy a buscar más cositas de esta autora.

Lily Wilt, de Jess Kidd, aporta una historia también entretenida y original ambientada en un entorno familiar y victoriano propio de historias de fantasmas. Cuenta una historia que no esperé sobre un fotógrafo que intenta capturar de algún modo “la vida” en fotos que toma a los muertos. Confinamiento, de Kiran Millwood Hargrave, toca algunos de los mismos temas que otras historias dentro de esta colección (las frustraciones, los límites y el sexismo que experimentaron las mujeres durante épocas pasadas, específicamente la victoriana), pero no va más allá.

En definitiva, La Temporada de las Apariciones es una excelente manera de probar obras de autores del momento, premiados, nuevos autores que provocan lecturas satisfactorias para esta época hallowenera que tenemos a un paso. Escalofríos para ese frío que no llega.

Reseña: La Cosa del Pantano. Génesis Oscura (Edición Deluxe), de Len Wein y Bernie Wrightson

Una criatura elemental, humanoide de forma vegetal, creada por el afamado guionista de cómics y escritor Len Wein y el maestro dios del dibujo Bernie Wrightson. La Cosa del Pantano es uno de los superhéroes, de los anti-héroes más famosos de la historia de DC Cómics. Con una retahíla de grandes autores detrás donde, por supuesto, encabeza la lista la aportación que hizo al personaje el gran Alan Moore. Esta figura renqueante y mugrienta se convirtió rápidamente en uno de los personajes más icónicos de la Edad de Bronce de DC, y sus impactantes historias se han convertido en clásicos del género de terror gótico. Ahora, por primera vez, todas esas queridas primeras aventuras se recopilan en un único tomo. En uno Deluxe como corresponde a uno de mis personajes favoritos. Un volumen que no me iba a perder y que toca recomendar en este especial mes de octubre en el que el entorno y próxima llegada de Halloween se presta totalmente a leerlo. Y un tomo que se inicia con la historia original La Cosa del Pantano que vio la luz en The House of Secrets #92 (una antología de cómics de suspense y misterio que tuvo una colección paralela denominada House of Mystery), cuyo volumen además contiene los diez números de la serie original de La Cosa del Pantano, es decir, toda la etapa original de Wein y Wrightson al mando de la serie.

Estilizada en un glorioso blanco y negro donde los verdaderos detalles de obras así (¡de Terror!) resaltan, en el cementerio tras La Casa de los Secretos, Abel nos invita a unirnos en la caza de un ser resbaladizo mientras su hermano Caín acecha detrás de una lápida riéndose de su credulidad… Todo, para contar poco después que el agente Matthew Cable lleva a sus amigos, los científicos Alec y Linda Holland, a una cabaña remota en el pantano de Luisiana donde los Holland están trabajando en una fórmula bio-restaurativa ultrasecreta diseñada para estimular el crecimiento hormonal en la vida vegetal. Lo que permite, sobre todo, crecer en terrenos imposibles. Pero en plena investigación, escuchan un golpe en la puerta y aparecen un grupo de hombres que representan a una organización conocida como el Cónclave y que expresan un gran interés en el trabajo de los Holland.

El líder, Maxwell Ferrett, ofrece a los científicos un cheque en blanco a cambio de los derechos exclusivos de su trabajo. Alec les dice que su información no está a la venta. Ferrett se prepara para atacarlos, pero uno de ellos percibe que un coche se acerca a la cabaña y se marchan prometiendo volver. Alec y Linda le cuentan a Matt todo lo sucedido. Y vuelven. Los matones dejan inconsciente a Alec y colocan un explosivo debajo de una de las mesas de laboratorio. Alec vuelve en sí e intenta escapar, pero la bomba explota y lo rocía con varias muestras de la fórmula bio-restaurativa. Su cuerpo estalla en llamas y Alec tropieza fuera y cae en el pantano, muerto. Tras el funeral de Alec Holland, nadie percibe que la fórmula bio-restaurativa empieza a regurgitar en el cuerpo del señor Holland, en esa grotesca cosa del pantano que es ahora, y poco después empieza el horror…

Swamp Thing escala por los acantilados, hay zombis en el pantano y seres aberrados que le persiguen, le secundan, y una serie de médicos que se enteraron de lo ocurrido andan por la zona para hacerse con el ser y estudiarlo. Pero La Cosa del Pantano deambula por el bayou, por esa masa de agua formada por antiguos brazos y meandros del río Misisipi, una red navegable de miles de kilómetros en los que seres de formas ineptas, formas infestadas de mosquitos y otros insectos voladores, todo un cúmulo de monstruos crecidos del libre albedrío vegetal. Y viejos cementerios de los anti-hombres.

La Cosa del Pantano quizás encontró su mayor popularidad durante los años 70 y principios de los 90. Pero aquí está la base, la esencia, el perfume, no la colonia. A puro hedor y horror huele. Tres haches que derivan en un tomo indispensable a poco que te llame este personaje tan misterioso como atractivo. Ubicado en el puesto #28 en la lista de «Los 100 Mejores Héroes del Cómic»; un origen de personaje indispensable.

Reseña: Los Hermanos Rubinstein Vol.1, de Brunschwig, Le Roux, Chevallier y De Cock

Los Hermanos Rubinstein se presenta como una serie ambiciosa de la que se propusieron en su día nueve álbumes para contar la historia de dos hermanos judíos en la primera mitad del siglo XX. Al final, quedaron cuatro y con una sinopsis que no me atrajo, en principio, mucho porque se cuenta poco. Pero que duda cabe que aquí estamos un día más para gritar -o comentar al oído-, lo que pienso de esta nueva serie de cómic europeo que ya tiene en su catálogo Yermo Ediciones. Una lección de cómo hacer un buen cómic de la mano de unos autores de los que sinceramente no esperaba que me fueran a enganchar tanto. Un dibujo que me encanta, eso si, ideal para estos temas.

Y la historia no es una excepción. Seguimos las aventuras de dos hermanos a través de las décadas y lugares, desde un asentamiento en el norte de Francia hasta el campamento de Sobibor pasando por París. Lo mínimo que podemos decir es que pasan cosas, anécdotas que los marcarán para siempre. Las dificultades que les depara la vida parecen unirlos aún más, y cada uno está dispuesto a hacer cualquier cosa por el otro. Es hermoso, el vínculo que une a estos hermanos tan arraigados familiarmente, un placer leer algo así porque se siente. Y nunca suena a cliché y para una historia de judíos durante la guerra, no recuerdo haber leído otra trama tan centrada en lo que importa.

Las relaciones familiares están realmente a la vanguardia en Los Hermanos Rubinstein. Bien resaltadas por las muchas aventuras y el contexto histórico. Los héroes son realmente entrañables, sus aventuras llenas de giros inesperados, un cómic de que no se olvidan fácilmente. La historia retrocede en el tiempo desde 1927 hasta 1948, regresando regularmente entre estas dos décadas, sin que resulte confuso o perturbador lo que se está contando. O bueno, quizás algo perturbador pero unos flashbacks bien elaborados que dan ventaja a la narración. Los acontecimientos presentes encuentran su origen en el pasado, el comportamiento de un personaje que hace eco de una aventura anterior y es claro, coherente, todo cobra sentido a medida que avanza la historia. Tenemos muchas ganas de saber el destino de nuestros dos héroes.

La trama parece que va para largo y así se demuestra en la narración y… bueno, ¿qué cuenta? Cuenta la vida de dos hermanos judíos de origen polaco, nacidos pobres, en un asentamiento del norte de Francia. Salomon, el mayor, ingenioso y fanfarrón, sueña con el cine. Moïse, el más joven, inteligente y tímido, tiene un éxito brillante en su carrera escolar. Despreocupados de su identidad religiosa, los acontecimientos y el paso del tiempo los irá convirtiendo en adultos sufridores de una vida que jamás pensaron vivir. Para lo malo y para lo bueno -pero más malo que bueno-, en unas vidas que se torcieron cuando nadie lo esperaba. Uno arrastrará a otro a las puertas del infierno. Cumplir con el destino, en un mundo al borde de la locura. Una obra poderosa producida por autores en la cúspide de su arte. Dos primeros álbumes recopilados que cuentan con una fluidez ejemplar, se devoran en nada, a poco que entres en el entorno, la construcción de la trama te hace viajar a varias temporalidades y con diferentes personajes. En este punto, una hazaña conseguida porque Luc Brunschwig consigue que entres en nada en dicha ambientación, o mejor dicho, aquellos años de tensión social constante.

Me gustó la calidad gráfica y veo normal el alto nivel ya que contamos con una obra a varias manos, una ósmosis preciosa de Étienne Le Roux, que se encarga del montaje y los personajes, Loïc Chevallier, hacedor de decorados y Elvire De Cock en la gestión del color. La representación es muy agradable y no parece artificial a pesar del trabajo que se puede deducir en ciertas partes con tableta gráfica. Predigo un futuro horroroso para estos personajes y quiero saber si (ojalá) me equivoco. Obra muy disfrutable que recuerda a la maravillosa Érase una vez en Francia.

Reseña: En Busca de lo Desconocido, de Robert W. Chambers

Importante que un libro así se reedite. En busca de lo desconocido está considerada la segunda antología más famosa del autor Robert W. Chambers: conocido mundialmente por ser el autor de la famosísima obra El Rey de Amarillo (1895): que obviamente sería la primera antología más conocida del maestro. Estamos ante un tomo en tapa dura que regresa a librerías la editorial Ediciones Obelisco en cuyo catálogo se pueden encontrar más de un título de fantástico a recomendar. Y lo que es mejor aún, a un precio bastante competitivo.

En busca de lo desconocido (In search of the unknown) fue una colección de relatos escritos por Robert William Chambers que vio la luz por primera vez en 1904. Chambers nació en Brooklyn, Nueva York, y fue el típico señor de familia emprendedora y acaudalada de la época que después de cursar estudios en las más famosas instituciones de Europa, entre sus escritos dio con la clave en el tema fantástico con la tan famosa, incluso a día de hoy, recopilación de relatos de El Rey de Amarillo. Una colección de cuentos al estilo art nouveau publicada en 1895 que para el (insensato) que no lo conozca son cuentos extraños conectados entre sí por una trama que termina por volver loco a quién lo lee. Una obra muy alabada y seguida por grandes como E. F. Bleiler que la describió como una de las obras más importantes de la ficción sobrenatural estadounidense. Obviamente, obra muy admirada también por H. P. Lovecraft y su círculo, y obra inspiradora de otras grandes obras.

Pero En busca de lo desconocido va por otros derroteros. Contiene elementos sobre un zoólogo que en su busca de la sabiduría va encontrando diferentes tipos de monstruos. Algo que tiene un olor a Guillermo del Toro que te cagas. No me cabe duda que Chambers es una fuente de inspiración en los productos del maestro mejicano. Una colección de historias sobre la caza de animales extraños y sobrenaturales que están vinculados por un marco narrativo (nuestro protagonista es enviado para ayudar y asegurar ciertos lugares de esas criaturas en plan Frank de la Jungla…) y una estructura similar (nuestro protagonista se enamora y no logra ganarse el corazón de la fuente de su enamoramiento). Está claro que Chambers escribió en sus inicios romances y en cuentos como estos se ve. Sin embargo, el carácter del protagonista no es del todo consistente, lo que nos lleva a determinar que no todas las historias fueron escritas de seguido. Y ya en el primer cuento nos vamos junto al protagonista a recuperar algunas grandes alcas que se creen extintas. De forma emocionante empieza porque además pronto se pondrá a investigar también los informes de un extraño humanoide anfibio que insisto recuerda muy mucho a la peli de ese señor que ganó con esta temática un Óscar.

El libro se dispara cuando los personajes empiezan a ser salvajes e impredecibles. Una verdadera delicia es la rivalidad entre nuestro protagonista y el viejo cascarrabias con el que es enviado a negociar la compra de las alcas. Y las búsquedas de dedales son una deliciosa metáfora con muchos pliegues que dan lugar a la interpretación… Y cuando leáis los dos primeros cuentos sabréis a qué me refiero. También se disfruta mucho como Chambers mantiene cierto humor central en cada una de las historias dando paso a una lectura fresca que nunca cansa, como no puede decirse de muchos escritos de principios del siglo XX. Hay algunas historias más espeluznantes que otras pero, en general, todas se mueven en el mismo marco de prota buscando bicho, bicho al que enfrentarse o quizás diseccionarlo… jaja (véase el caso del mamut lanudo o el de los gigantescos ux no voladores que vagaron en direcciones inusuales por ciertas zonas de una comarca). Un simposio científico que probará la existencia del extraño ux, ese mismo que había sido visto a distancia por el Sr. Darwin en su famosa expedición. Y bueno, la búsqueda del Sphyx que recuerda muy mucho a la peli de Predator. Sí, sí, lo que estáis oyendo, para los amantes del fantástico, cuando una historia no nos recuerda a una, nos recuerda a otra porque estamos ante un libro que fue un foco potente de inspiración para muchos autores. The Creature from the Black Lagoon también tiene su inspiración en estos escritos de Chambers.

Antología chula como pocas.

Reseña: The Walking Dead. Clementine, de Tillie Walden

Siempre he pensado que lo que tiene que molar de una potente saga que ya casi ha dado todo lo que podía dar, son los spin-offs que puedan surgir. De hecho, soy un autor muy de spin-offs y rara es la obra con la que no se me ocurre alguno para escribirlo yo de primera mano… Ahí lo dejo.

Pero si bien Clementine, este genial tomito que recién publica ECC Ediciones está considerado un spin-off, los nuevos lectores o los que sepan poco sobre The Walking Dead, pueden acercarse sin miedo a la lectura de esta novela gráfica de Tillie Walden en ese sentido, pues de alguna manera es una historia tan independiente como atractiva. Como lo debe ser toda historia de zombies. Y es que, que duda cabe que The Walking Dead, de Robert Kirkman y Charlie Adlard, dejó un enorme legado. Una serie de cómics con una tirada de ciento noventa y tres números, un cómic que como ya sabéis inspiró una serie de TV que con sus altibajos en algunas temporadas, finalmente quedó un producto mínimo de ver. Pero también una franquicia que ha dado lugar a varios videojuegos. Los juegos de Telltale Game que presentaron a los fans de Los Muertos Vivientes, nuevos personajes… incluida Clementine. La prota del cómic que os traigo hoy. Y ahora tenéis la oportunidad de disfrutar de lo que yo ya he disfrutado. El ponerse al día con las aventuras de Clementine, una historia de supervivencia chula que me ha encantado. Una historia escrita e ilustrada por la ganadora de dos Eisner, Tillie Walden, autora de la magnifica Piruetas.

Clementine es un personaje más que trata de abrirse camino a través del apocalípsis. Después de recibir un poco de ayuda de una comunidad Amish, de mala gana se empareja con Amos, quien está haciendo su primer viaje de libre albedrío por el mundo. El mundo que queda. Entonces juntos conocerán a otros sobrevivientes que intentan construir su propia comunidad libre de caminantes. Pero la seguridad y la protección son difíciles de encontrar en esta aterradora versión del mundo. Y las perspectivas a largo plazo nunca son buenas. Y menos en un mundo de zombies, seres que salen de donde menos uno lo espera y te jode tu corta vida de pronto…

Clementine realmente destaca porque los lectores no necesitan saber nada sobre los videojuegos, la serie de TV y como os decía antes, ni tan siquiera del cómic The Walking Dead. Si bien los fans del videojuego imagino que disfrutarán más de esta historia, insisto que todo el mundo puede disfrutar del personaje y los diferentes encuentros y desencuentros que va teniendo, como he disfrutado yo. Los nuevos lectores pueden adentrarse en este mundo sin el estrés de tener que saberlo todo. Además, me consta que hay detalles sobre el pasado de Clementine que no se exploran completamente aquí, y que se desarrollarán en los dos tomos que siguen. Yo por lo menos quiero saber más. Me ha enamorado.

Hay muchas historias de zombis por ahí, y muchos autores caen en el escollo de intentar revolucionar el género. Yo mismo escribí mi librito de zombies para Dolmen Editorial, intenté ser original y bueno, ahí queda. Era un compromiso que tenía con este subgénero que amo desde que con seis añitos, en una noche de perros, mi madre tuviera el valor de llevarme a casa de una vecina por el miedo a una tormenta y a no estar solos, y tuvieran los santos cojones las dos de ponerse a hablar y dejar ese niño de seis añitos viendo solo en la televisión La noche de los muertos vivientes, de George A. Romero. Secuelas quedaron. Pero la cuestión en el tema zombie es trabajar bien los conceptos básicos de un apocalípsis-zombie clásico y enfocarse en los personajes; cosa que hizo muy bien la saga The Walking Dead. Esa es su fuerza.

Aquí, Amos, en particular, aporta una perspectiva única a Clementine. Vivió una vida de lujo antes del apocalípsis, incluso durante la mayor parte del inicio de éste, por lo que aún esplende en él esa bocanada de aire fresco de una persona feliz y sin preocupaciones.

Después todo cambia.

Reseña: Poulbots, de Patrick Prugne

Me resulta a la vez sorprendente y original evocar a un pintor no hablando de su vida ni de su obra, sino centrándose únicamente en las pequeñas almas que le sirvieron de inspiración en vida. Esa es la gran originalidad de la historia que os reseño hoy. Poulbots, de Patrick Prugne, que en breve llegará a librerías gracias a Ponent Mon y ya está disponible para reserva; es un álbum que cuenta con el excelente dibujo de Patrick Prugne, de rostros llamativos y decoraciones pulcras. Con unos colores que suavizan y combinan la línea en un conjunto estéticamente impecable y es que no sé si soy tan amante de esto o yo que sé… pero es otro álbum realmente hermoso de ver.

Por el lado del guión, otra historia de pilluelos callejeros tan dickensianos, de las que hemos ido disfrutando a lo largo de los años en diferentes formatos, que a mí, por ejemplo, son tramas que rara vez no me enganchan. Me gusta ver la picaresca que surge de un pequeño ser humano cuando pasa hambre… entre otros malestares. Y sí que es cierto que son historias que rara vez son originales pero eso no quita que sean guiones que se disfruten con su lectura y emocionen. Y también digo que no esperéis leer aquí una biografía cien por cien fiel a la vida de Poulbot, es más, una historia de aventuras de los niños pequeños que quedan atrás tras haber servido de inspiración de algún modo a un artista, filántropo, una ser diferente. Mmmm…, sabéis quién era o a qué se le llama un «poulbots», ¿no?

Francisque Poulbot (1879-1946) fue un señor ilustrador y residente de Montmartre, conocido por los numerosos lienzos que hizo representando a los habitantes parisinos de los barrios bajos, por llamarlos de alguna manera. Obras, dibujos, publicados en la prensa francesa de principios del siglo XX. Autor de ilustraciones que tuvieron mucho éxito, de hecho, Poulbot se afincaría en estos trabajos ya durante toda su vida y su apellido se quedaría como término para designar obras con esta “temática”. Término que se empezó a usar para designar estas ilustraciones de pobres niños callejeros entre 1960 y 1980. Un «poulbots» es, en definitiva, eso, una ilustración de niño parisino de ojos grandes (en la línea de Margaret Keane), muchos de ellos pintados también por Stanislas Pozar, artista conocido bajo el seudónimo de Michel Thomas (1937-2014), ilustraciones muy usadas, por cierto, para el género literario que también tuvo un fuerte repunte a través de las obras del maestro Charles Dickens.

Me gustó mucho descubrir en este álbum todo el entorno de este distrito parisino que es Montmartre. Tengo que reconocer que ahora tengo unas ganas tremendas de visitarlo y eso que debo ser de esos seres rarunos que nunca le atrajo una visita a París. Pero Montmartre parece ser un lugar con alma y eso esplende en este cómic. ¿Y qué pasa con los muchos artistas, pintores y poetas que encontraron mucha inspiración allí? Nos sumergiremos en este álbum que nos lleva exactamente al año 1905, una época en la que el distrito era una especie de aldea en mitad del campo donde se amontonaba una frágil población expulsada de la capital. Menudo cambio, ¿no? Me encantó el paseo bucólico en el pasado donde nos encontramos con cinco niños pobres, pequeños poulbots, a quienes un promotor inmobiliario corrupto está decidido a echar de su estanque de ranas… Y un señor ilustrador y pintor, que defendió a esos pequeños mozuelos rebeldes.

El dibujo de Prugne con sus colores suaves sigue siendo igual de mágico.

Con Poulbots redescubrí todo el encanto de París, algo que de algún modo me retrotrajo a aquel genial film llamado Amélie. Aunque lamentablemente, este mundo ha desaparecido y solo podemos arrepentirnos al final del ejemplar. Es como este joven protagonista del tomito que tendrá un final que… aviso ya… os puede marcar para siempre.

La nostalgia de la infancia, de unos años que pudieron ser buenos y no lo fueron para ciertas personas, e insisto, un viaje en viñetas a uno de los barrios más bellos de París.

Reseña: Los Centauros (1977-1980), de Seron

Puedo resultar cansino con lo de JOYITA… pero es que el amante del cómic europeo clásico de la BD que se precie y vea lo que está trayendo casi cada mes Dolmen Editorial… ¡madre-del-amor-hermoso! Y de nuevo le toca el turno a otra maravilla que jamás pensé volver a ver en una edición restaurada y nueva. ¡Y en español! Además de ir siguiendo la publicación por años que me parece otro aciertazo.

Los Centauros fue una obrita que se sacó de la manga el gran Pierre Seron (1942-2017), el genial guionista y dibujante belga que aunque no fue muy prolífico, que duda cabe que dio un pelotazo con su obra de Los Hombrecitos (https://www.cronicasliterarias.es/?p=6366). Y es que el maestro Seron comenzó en la industria del cómic como asistente de diseño de Dino Attanasio y Mittéï bajo el seudónimo de Foal, trabajando en series como Modeste et Pompon, de André Franquin. Pero con el lanzamiento de su serie Les Petits Hommes (inicialmente en colaboración con el periodista Albert Despréchins), comenzó a despuntar en la famosa revista Spirou allá por 1967. Una serie que duró la friolera de casi cuarenta años.

La serie que os traigo hoy gracias a este tomo que publica Dolmen Editorial fue llamada en un principio Aurore et Ulysse y poco después conocida como Les Centaures. Comenzó a publicarse en el bendito año (no tengo abuela) de 1977 también en la revista Spirou, y como podéis ver tiene un atractivo impresionante. Aquí hay otro cómic que puede parecer y es juvenil, pero que llena de nostalgia y regusto a gente como yo. Sí que es cierto que el tono y el humor de Los Centauros es más bien bonachón y fácilmente dirigido a jóvenes que lo “intenten” con su lectura. Un giro más familiar a lo que proponía Los Hombrecitos. Contando que, Aurora y Ulises son dos jóvenes centauros que vagan por el mundo de los mortales en distintas épocas, y que buscan por todos los medios una puerta para volver al Olimpo.

No son más que pretextos para divertidas aventuras y algunos simpáticos gags, en cuyos viajes se cruzarán incluso con el mundo de Los Hombrecitos (Seron combina hábilmente sus dos series), y es que en esta serie inédita en nuestro país que la genial Dolmen publicará integra en dos tomos, hay muchos guiños y pasajes humorísticos bastante agradables. Todo está lejos del aburrimiento. Con cada uno de los pasajes, te diviertes. Tened en cuenta también que Stephen Desberg lo ayudó con ciertos escenarios y eso se nota. Básicamente, no rompe ningún ladrillo (como dicen los gabachos), pero Los Centauros está lleno de un encanto infantil y desarrolla cierta poesía, y en mi opinión, el dibujo de Seron con su estilo animado y no siempre necesariamente cercano al estilo de Franquin como siempre le criticaron; estamos ante una obra al que todo aquel que esté leyendo esta reseña debería darle una oportunidad. Aquí nadie copia a nadie; muchos criticaron a Seron porque el personaje de Renaud de Los Hombrecitos se asemejaba a un vecino lejano del Gaston, de Franquin. Cierto es que Seron tiene un estilo similar a Franquin, pero eso es todo. ¿Cuántos ilustradores hay en el mismo caso? En fin…

Dibujos agradables, claros, precisos y preciosos, que incitan a dibujar cosillas así por uno mismo. La mejor inspiración con colores brillantes y “tramitas” simpáticas. Los escenarios permiten descubrir agradables historias en las que se sumergen nuestros dos jóvenes héroes, que desean encontrar la puerta que los devuelva de una vez por todas a su mundo. ¿La moraleja? La curiosidad mató al gato… Y una forma chula también de redescubrir la mitología de una forma amena y divertida. Seron es un maestro siempre recomendable.

Por cierto, acabo de ver que Dolmen Editorial acaba de anunciar la publicación de Hägar el Horrible

¡Madre-del-amor-hermoso!

Reseña: La Sombra sobre Insmouth, de Gou Tanabe y H.P. Lovecraft

Excelente sorpresa el volver a una historia que amo pero en un formato que nunca probé. Y decir desde YA que esta es la edición en la que, sin duda, se debería leer AHORA Y SIEMPRE la siempre maravillosa La Sombra sobre Insmouth. Una historia que he disfrutado en esta genial edición en tapa dura de Planeta Cómic, a la vez que jugaba la distopía imbuida en el juego de cartas tan de moda Arkham Horror LCG. ¡La experiencia fue total! Y es que La Sombra sobre Insmouth es mi relato favorito de H.P. Lovecraft y no solo por la historia, lo que cuenta y cómo se cuenta y toda la meta-historia de creación y publicación que tiene detrás. Pero no contaré más. Eso tendréis que leerlo en la biografía del señor de Providence si queréis saber los detalles.

El caso es que Gou Tanabe lo peta una vez más, tras El color que cayó del cielo y En las montañas de la locura (obra magna, mi amada historia, la mejor para mí en relato largo o novela corta), Gou Tanabe parece tener el don para transmitir lo que uno siente cuando lee al verdadero Lovecraft. Pero en formato ligero, de fácil entrada, lo que pide casi de forma inconsciente el lector de hoy en día. Y tampoco es que obvie cantidad de detalles para presentar lo mejor de mejor y en formato visual maravilloso para el deleite del mejor fan del género de Terror. Y asi contamos con una cubierta sublime (¡Portadaca!) y la semi-portada, o mejor dicho la primera página que encontramos en el interior, con esa especie de lienzo simulando lo real y lo irreal con esa señora híbrido con el niño en brazos… Mmmm… qué queréis que os diga, digno de ser colgado en el frontal de mi salón. En el mío y en el de cualquiera tan colgado de estos temas como yo.

La atmósfera en La Sombra sobre Insmouth está soberbiamente transcrita por Gou Tanabe con tablas muy ennegrecidas, una línea muy realista, las elecciones estilísticas me convencieron, al igual que la decisión de usar citas del texto original para preparar la escena… Pero para la historia en sí, encontramos al narrador ya tradicional que testimonia la experiencia vivida tras el contacto con lo irreal, lo sobrehumano, con esa locura que se va apoderando del personaje hasta incluso intentar quitarse la vida. Quizás uno podría encontrar esto bastante redundante pero recordad que hablamos de un relato escrito en 1931, va a hacer casi un siglo, así que ya imagináis quién ha inspirado a quién en estas tramas.

Estamos ante un tomo que principalmente fue dividido en dos partes y ahora Planeta Cómic nos lo presenta en formato íntegro, lo que es de agradecer. Donde el sensei Tanabe nos lleva desde el principio de la historia hasta el final, del encuentro entre el narrador y Zadok Allen, el hombre de noventa y seis años que de niño fue testigo de muchos de los terribles hechos que se van a contar. El argumento en esencia habla de cómo el gobierno estadounidense tomó el pueblo de Innsmouth a raíz de la denuncia de los hechos que se presenciaron allí y que el mismo protagonista denunció. Asi mismo, narra cómo descubrió la existencia del pueblo mientras buscaba la manera más económica de llegar a Arkham, cómo comenzó a interesarse en él por razones culturales y cómo, recabando información sobre el pueblo y sus habitantes, tropezó con el recelo hacia ambos, marcado con ciertos matices supersticiosos e incluso racistas. Aun así decidió viajar a Innsmouth y vivir -casi sin quererlo-, el horror en primera persona…

Y para los incautos que a día de hoy no conocen esta historia, no contaré más.

Cada viñeta, cada frase, es prácticamente la visión de Tanabe secundado por la sombra del dios-maestro-primigenio Lovecraft. La capacidad de identificarse con la historia, si no con el narrador, es muy alta. Siempre me sorprende lo fiel a la visión lovecraftiana que logra el mangaka y, por supuesto, también señor Gou Tanabe. El adjetivo recomendable se queda corto.

Acaba de llegar a librerías.