Reseña: HMS Beagle. Los Orígenes de Darwin, de Fabien Grolleau y Jérémie Royer

A los que andamos por aquí también nos va jugar a juegos de mesa. A los de ahora que están de moda, toda esa evolución que han sufrido y donde ya por fin se pueden encontrar gran cantidad de ellos muy buenos, en nuestro idioma y con temáticas la mar de chulas. Ello nos llevó a probar y disfrutar de uno reciente llamado Darwin´s Journey, que jugando nos trasladaba a lo que este señor se propuso hacer navegando con el HMS Beagle; lo que a su vez nos llevó a cavilar si había un buen cómic que narrará esto. Y mi mente, en particular, accionó el click: Si existe, debe ser dentro del maravilloso mundo del cómic europeo. Pero es que por circunstancias del destino resulta que Norma Editorial recién publicaba el mes pasado HMS Beagle: Los orígenes de Darwin, un genial tomo-álbum de Fabien Grolleau y Jérémie Royer que concretamente desarrollaba nuestro deseo lector. Y aquí estamos.

Mas, no uno ligerito. HMS Beagle: Los orígenes de Darwin es un álbum grueso (¡Más de 170 páginas!), pero eso si, se lee relativamente rápido dejando una sonrisa en la cara por ser agradable. En primer lugar, porque el dibujo sencillo, eficaz, hace que esta lectura sea fluida, al tiempo que nos premia con unas páginas «naturalistas» bellísimas. Además, los rasgos de ciertos personajes semirrealistas pueden atraer a bastantes lectores, ya sea que busquen una historia de aventura histórica o espere una presentación de un «momento» definitorio de la historia científica que ayudó bastante a salir adelante a la humanidad. Y con una narración dirigida a un público bastante numeroso. Tanto que lo disfrutamos en casa incluso leyéndolo junto a nuestro peque de cuatro añitos. Pues aparte de hacer un recorrido interesante por la vida de las animales descubiertos por este señor (a veces, mozuelo, a veces, viejete) en su viaje hace un recorrido científico interesante presentándonos al personaje de Darwin sin monolitismos (véase en documentos históricos sus prejuicios contra los «salvajes», en particular en la Patagonia, aunque las matanzas de los indios y la esclavitud que descubrió le repugnaron).

Un personaje que tomaba conciencia con cada paso que daba. Ideas que más tarde labrarían su reputación. Ideas fuera de sintonía con su tiempo (todo esto está bien introducido dentro de la propia historia, pero también bien explicado en el pequeño aporte de archivo que se incluye al final). A lo largo de este viaje descubrimos a un hombre curioso, abierto, atrevido. Un humanista también, ferozmente opuesto a la esclavitud. Un ser que creía en la civilización como vector de evolución. Cuanto más páginas pasas, más se simpatiza con el personaje.

El dibujo falsamente ingenuo y la narración ligera y vivaz utilizada por Fabien Grolleau y Jérémie Royer contaron mucho para mi apreciación final. Es para mí el tono perfecto para dar un verdadero placer de lectura mientras se instruye al lector. Y luego el viaje en sí mismo, con una duración de casi cinco años, hace viajar a sus participantes por toda la tierra, una tierra aún poco conocida donde todo está sujeto a descubrimiento. Así que todo queda en un bonito álbum que disfruté aún siendo consciente de lo que se me iba a contar. Porque a veces es el modo. El modo en el que se cuenta algo tantas veces contado, una historia que llevamos años oyendo desde que estuvimos escolarizados.

El viaje realizado por Charles Darwin a bordo del HMS Beagle es toda una aventura. Pero real. Descubrimientos geológicos, botánicos y zoológicos, que depararían en su tratado de la evolución de las especies, en la que estamos incluidos. No olvidaros. Nosotros también formamos parte de esto.

Reseña: Los Portugueses, de Olivier Afonso y Chico

Que se sepa, no teníamos cómics que evocaran la afluencia masiva de portugueses a Francia en los años 70, ¿no? Al menos, ni he leído, ni me han contado, ni me han comentado que les comentaron. Y eso abarca a muchísima gente, modestia aparte. Ya puedo visualizar a los enemigos: personas que huían del régimen totalitario del general Salazar, y Francia cercana, linda y republicana, un edén maravillosito al igual que se la imaginaron los que huyeron de nuestro país tras y durante la guerra civil. Pero no a todo el mundo se podía acoger, no a todo refugiado ordinario, al menos. Aunque eran muy bien recibidos los que ofrecían mano de obra barata, aspirantes o sufridores de la construcción, en particular, albañiles.

Los Portugueses es un nuevo cómic publicado por Ponent Mon en nuestro país. Otra historia interesante con trasfondo histórico como se suele encontrar dentro del buen cómic europeo. Y no me equivocaba: un tal señor Mario huyendo de la dictadura de Salazar en Portugal que una vez instalado en un barrio marginal cerca de París conocerá, junto a Nel, la vida de miles de inmigrantes; sus males, sus bienes, lo que les llevó a “descansar” al mismo lugar como otro de los 700.000 portugueses condenados a la miseria y a guerras sinsentido en Angola, Guinea Bissau y Mozambique. En Los Portugueses conoceremos algo más de esas esas historias a través de Mario, Nel y Eva. Almas vivas y en pena que nacieron en el lugar equivocado, o mejor dicho, en un país, en la época equivocada. Y fue el destino de dos de ellos, incluido su padre, lo que sirvió como inspiración al guionista Olivier Afonso para contar esta obra.

El joven Mario acaba instalándose en las afueras de París, en un campo de trabajadores, claramente un gueto aunque quienes viven allí pueden hacer un viaje a París en su tiempo libre. El bullying, el racismo, el amor, todo esto será contado con franqueza, de forma fluida. Pero el tranquilo Mario choca a veces con el astuto y ambicioso Nel, aunque su amistad triunfará sobre bastantes pruebas que les pone el destino.

Hoy en día, cantidad de portugueses están totalmente integrados en la sociedad francesa. Este álbum nos recuerda que no fue fácil, que la sociedad actual se construyó sobre miles de historias así, y que a veces salió mal. Muy mal. Cantidad de países (como mi querida USA) es la prueba de ello. Los Portugueses es un cómic que lejos de revolcarse en una narrativa miserable, insiste en la solidaridad, la ternura y el amor. Y al final, como en los cuentos de hadas: se casaron y tuvieron un hijo (o más, la historia no lo dice).

El dibujo “cercano” de Chico es similar al de Olivier Jouvray, Christophe Blain o Manu Larcenet. Su línea, un poco vacilante, incluso imprecisa, encaja bien con el estado de ánimo de estos expatriados que se reinventan lejos de casa. Ilustraciones realzadas por los colores-tierra de Lou, que le dan a la historia un aire western, en los suburbios de una París pueblerina, de hace no mucho tiempo.

Crónica dulce y un poco amarga.

Reseña: La Maestra, de Yves Lavandier y Carole Maurel

La Maestra ha sido publicado por Editorial Astronave en nuestro país, pero es un cómic europeo con una historia fuerte, apasionante que me conmovió de principio a fin. ¿Es una oda al colectivo de profesores y profesoras? Pues sí, pero también es un cómic con un trasfondo histórico de emociones fuertes así como un historia realmente necesaria para leer en estos días. Habla de tolerancia y fraternidad, temas universales que deberían ser eternamente relevantes en nuestra sociedad. Con unos diseños maravillosos también de Carole Maurel, y bueno, el señor Yves Lavandier dándolo todo como suele hacer. Lo que repercute en una hermosísima obra.

Pero La Maestra es también un díptico que combina encanto, valores y suspense. ¿Una maestra defendiendo a sus niños de los que siguen persiguen judíos y allegados a combatientes de la Resistencia pese a que ya se ha iniciado el desembarcado en Normandía por parte de los Aliados? Digno de película. Y es que el encanto de esta conmovedora señorita se detecta desde la primera página. La profe y su franqueza acarician el alma.

El encanto del dibujo de Carole Maurel le hace mucho bien a la imaginación a la que nos lleva la historia; los valores de la tolerancia y convivencia están muy bien reflejados. Y el infierno desatado más allá de la puerta. Dibujos muy Disney clásico aunque, obviamente, una franquicia que jamás haría una peli de esta historia. ¿Le corresponde a la maestra Marie-Noelle salvar a un alumno de origen judío que se ve amenazado por una milicia nacionalista bretona que ayuda a los nazis en su siniestra empresa de exterminio? Algunos incluso dirían que es su deber. Pero ¡ay! del que estuviera en su lugar en un momento así. La cuestión es que esta señorita liderará a toda una clase en un escape inusual. Y como no, lidiando con un alumno que está claramente del lado de los alemanes. Y que no dudará en denunciarla a la menor oportunidad.

El “paseo por el bosque” es una de las escenas más intensas que he leído en un cómic.

Una historia en el fondo preciosa apoyada en la justa lucha de una mujer valiente como pocas.

Reseña: Volage, de Desberg y Sandoval

De Volage me comentaron en su día algo así como “La historia cuenta el intento de fuga del inframundo de un buen grupo de bastardos que te encantará odiar”. Y es así: un criminal nazi, un príncipe compositor y asesino, un envenenador romano una pirata y Jack el Destripador se asocian para conseguir escapar del Infierno. Personajes históricos que representan “la crème de la crème” de la humanidad queriendo o solicitando una segunda oportunidad. Si bien es cierto que Volage tiene una portada que puede incitar a creer que es un cómic juvenil, no lo es. Aunque, ya sabéis… ¿Dónde está el límite? Es una historia de redención si querer llegar a ella. Una historia de cabezonería y de lucha por vivir en la muerte. Un viaje, una aventura vista desde los ojos del malo. Una historia diferente.

Pero ahora que nuestros ojos están muy abiertos, que estamos asombrados y un poco asqueados de tanta soberbia y maldad en el mundo, sabemos que pronto babeamos cuando una historia así se nos propone. Porque nadie puede decir que el argumento de Volage no es atractivo. Es un largo vuelo, una persecución por los infiernos tan bien descritos por Dante y aquí, como dicen los franceses, es donde se nos aprieta el zapato. Volage es un cómic corto, rápido de leer, va a lo que va, y donde solo tendremos la oportunidad de interesarnos de manera muy superficial sobre los protagonistas. Esos mismos que aunque ya os haya contado quienes son, la historia de cada uno de ellos no será mencionada hasta el final. Pero no es parte demasiado importante en el proceso.

Obvio es (pero quiero mencionarlo) que la sucesión de lugares que visitaremos en el Infierno junto al protagonista, no obedece a ninguna regla coherente. Vamos de la mano de Ian McGilles, quien despierta en el Infierno y no sabe porqué está allí. Ni incluso los hechos que ocurren son algo más que lógicos. La teleportación de seres a caballo está a la orden día, por ejemplo. Y algo que me descolocó…, los personajes que mueren en el Infierno, ¿qué les pasa? Realmente no podrían morir, ¿no? O quizás, lo peor es que el Infierno es repetición, como decía Stephen King en una de sus novelas.

Volage, en realidad, habla de la esperanza y su ausencia. Del merecido castigo, de la huida, repasamos algunos trocitos de la vida de los personajes, y eso es lo que nos hace pensar. Lo que nos pone los vellos como escarpias. Todo esto con un dibujo de Sandoval llamativo, un viñetaje magníficos, muchas ilustraciones dignas de cuadro. Los paisajes y la arquitectura son a veces dignos de lo que podemos encontrar en un Santuario con siglos en sus cimientos. Dibujos majestuosos, a medio camino entre las ilustraciones fantásticas del siglo XV y los pintores modernos. Y los diversos demonios y monstruos que aparecen son algunos impresionantes y gráficamente soberbios.

Si te gustan los gráficos de Tony Sandoval y/o las historias de Stephen Desberg, es probable que te decepciones con Volage entre cero y nada.

Reseña: Compañero de Viaje, de Tristan Fillaire, Lucie Quéméner y Tiger Balm

Un thriller la mar de curioso, así catalogaría Compañero de Viaje, la novedad que nos trae este mes la siempre interesante editorial Ponent Mon. Editorial donde debéis poner un ojo, si no dos, para encontrar historias curiosas publicadas dentro del maravilloso cómic europeo.

Compañero de Viaje nos lleva a Moscú y a su fría noche. Olga reconoce a Yuri Gagarin acostado en un banco en un llamativo callejón… El susodicho está vestido con un jersey verde con el escudo de la Agencia Espacial Europea. Él también tiene la cara hinchada y no se atreve a corregir a la vagabunda que lo mete en su viejo coche. Por otro lado está Ahn, que espera dentro de una comisaría, ahora a salvo dentro de unas instalaciones de seguridad. Es prostituta y desea registrar una denuncia contra uno de sus clientes habituales. Y sabe que es esfuerzo malgastado. Aunque en alguna ocasión recibe consejos: “De ti depende gestionar a tus clientes”. Al salir de la comisaría, la vendedora de amor compra un cuchillo. Puede que no sea una mala idea, lo que piensa hacer…

Compañero de Viaje equivale a un álbum debut dos jóvenes autores descubiertos por la editorial Sabarcane, que unió en su día, el don de estos chicos para un proyecto que tras leerlo deja muy buen sabor de boca. Una historia al estilo de esas pelis indies que uno puede ver en Festivales como Sundance y que son muy gustosas de ver pero que muy poca repercusión tienen por su bajo presupuesto. Junto a Tiger Balm, Lucie Quéméner abordó con modestia su búsqueda de identidad con estas ilustraciones. Contrapuso entonces su educación marcada por sus raíces chinas y la rebeldía de una adolescente integrada en un estereotipo de cómic occidental. Y además del trato mesurado, su estilo agarra el estilo boceto y, en mi opinión, queda tan raruno como acertado para la historia en ciernes.

Por otro lado, Tristan Fillaire firma un escenario que es una mini orquesta coral donde se lleva a personajes muy diferentes a una especia de road-movie. Una carrera enloquecida aunque no tenemos la típica cronología de hechos continuados. Lo que hace el autor es darnos un puñado de flashbacks para situarnos y reforzar las intenciones de unos personajes que se les lleva al límite al más puro estilo Thelma y Louise. Desde Olga hasta Ahn, los personajes se transforman con cada adelanto de la historia como en un poema. Y Nils representa la guinda del pastel. Sus problemas de salud son solo el comienzo de un descenso a los infiernos que también recuerda a Un día de furia, de Joel Schumacher. En cuanto a las ilustraciones, más rectas que curvas. Líneas que parecen hechas a mano alzada, a una buena distancia del margen de viñeta, creo que intencionadamente para obtener esa representación “trepidante” de lo que se muestra.

Me gustó que Compañero de Viaje, friends, usa la narración centrada pero no utiliza un subtexto abiertamente social, sino que convoca a personajes marginados que se vuelven entrañables al conocer como actúan y los atrapa en una alineación tan extravagante como real.

Porque el libre albedrío siempre es inesperado…

Tremenda sorpresa.

Reseña: ¡Todo irá bien!, de JD Morvan, Julen Ribas y VVAA

Son ya unos cuantos cómics a mis espaldas leídos del prolífico guionista Jean-David Morvan. Así que en un porcentaje muy alto sabía que poco me podía defraudar este señor del que se puede decir que se le da bien escribir sobre casi cualquier género. Así que mis aplausos vayan por delante para Dolmen Editorial por haber decidido fichar este título del autor nacido en Marne (Francia). Y aunque ¡Todo irá bien! (Ah, ça ira !) fue uno de sus primeros títulos ya como autor consagrado, no es el más alabado. Pero a mi me ha parecido como poco, entretenido. A Morvan lo que le va es coger un momento concreto de la historia y hacer un cómic sobre ello. Y como es el caso, hace muy bien esto que os digo: retrotraernos con un guion a los conatos revolucionarios del 12 de julio de 1789 en el Palacio Real francés y llevarnos a saber qué ocurrió o pudo haber ocurrido, mejor dicho… porque algo de utopía hay.

Aquí en primer lugar nos vamos al invierno de 1775, donde Lisandro y su hermana pequeña intentan sobrevivir en París, ayudados por un misterioso amigo que les proporciona hogazas de pan. Mientras que en la ciudad la miseria inevitablemente se codea con la violencia. De pronto, un acontecimiento dramático obligará al joven a abandonar a su hermana para huir del país durante catorce largos años. Se unirá entonces a la lucha en un nuevo continente americano, para echar una mano a los insurgentes que luchan por su independencia contra las tropas de la corona de Inglaterra. Mas, años después regresa a Francia en abril de 1789 y descubre la opresión de los impuestos sobre el pueblo, lo que refuerza su deseo de luchar contra todas las injusticias impuestas por los poderosos del mundo. Será, “libertad o muerte”, y a través de las catacumbas, ingresa a las murallas de la ciudad para afiliarse con los armados ex-mercenarios de Lafayette, listos para liberar algunos amigos encarcelados.

Inicio potente, historia que te mantiene enganchado, no entiendo muy bien la crítica a esta obra al otro lado de los Pirineos. La Historia en movimiento. ¡He visto pelis del tema bastante más truño que el guion de Morvan. Y si que es cierto que el dibujo de Julen Ribas no es una maravilla en muchos momentos y eso lastra a cualquier obra que se tilda de buen cómic europeo; la vacuidad de los decorados, un trazo cercano al boceto y una narración que a veces no acompaña al dibujo… Creo que por aquí han tirado los que critican ¡Todo irá bien! Además, tengo la sensación de que quizás, en su estreno, los lectores llegaban a esta obra pensando que era un magnífico cómic con el que disfrutar de un buen traslado a la tan alabada Revolución Francesa, y no es exactamente eso.

Pero destaco el coloreado. Ayuda bastante a resaltar los ambientes. Y no pienso ir más allá porque en ¡Todo irá bien! importa, sobre todo, la historia. Así que si quieres sumergirte por “un momento” en ese gran y tumultuoso momento de la historia de Francia, te recomiendo Révolution, de Locard y Grouazel pero también ¡Todo irá bien!, de Morvan y Ribas. Una lectura histórica gabacha que pareces desear si estás leyendo esta reseña.

Incluye entrevista a Julen Ribas.

Reseña: Ángel del Proletariado. La Vida de Yuri Gagarin, de Nikolavitch y Félix Ruiz

Decían que su rostro sonriente y simpático lo convirtió en un ícono internacional, más allá de la Guerra Fría, pues Yuri Gagarin fue el primer héroe de la conquista espacial, personaje a la vanguardia de la mayor aventura del siglo XX. Y Gagarin, habiendo aceptado riesgos increíbles para con su integridad física, fue seleccionado por la Unión Soviética para representarla ante los ojos del mundo, mientras ésta ocultaba la enorme maquinaria técnica, científica e industrial que era capaz de poner en órbita a un hombre. Y en la sombra, un misterioso ingeniero jefe, Sergei Korolev, cuya identidad permanecería oculta durante años. ¿Quién? Korolev fue liberado de un gulag para equipar a su país de geniales lanzadores nucleares, mientras que en Estados Unidos, Wernher von Braun se vio exonerado de su pasado al servicio de la Alemania nazi para crear cohetes igualmente formidables. Que todo, no siempre se cuenta.

Alexis Racunica, conocido como Alex Nikolavitch, es un formidable guionista y traductor de la BD, donde se genera el mejor cómic europeo. También es ensayista y conferenciante, y llegado el momento dio el salto al otro lado del charco para también hacer sus pinitos en el cómic norteamericano de superhéroes. Pero aquí tenemos una de sus potentes obras creadas en el Viejo Continente. Ángel del Proletariado, publicada en nuestro país por Desfiladero Ediciones. Un cómic semi-biográfico que algunos andábamos locos por leer y ver traducido a nuestro idioma. Y que nos lleva a las décadas de 1950 y 1960, al programa espacial soviético logrando sus mayores éxitos. Mientras tanto, en la Rusia clásica, aún a día de hoy, siguen estando en el anonimato virtual ciertos personajes: obsesionados con el secreto, las autoridades han clasificado las identidades de los responsables de estos éxitos, en particular de todo lo que aconteció al comentado Korolev. Aunque todos aquellos cosmonautas fueron una excepción, y especialmente el primero de ellos: Yuri Alekseïevich Gagarin; hijo de obreros, mecánico, que se había convertido en el símbolo del sueño soviético… de buenas a primeras podría estar “clavado en el suelo”, sin que nadie quisiera correr el riesgo de verlo morir en una misión.

A pesar del subtítulo, no es una biografía de Gagarin lo que nos cuenta Alex Nikolavitch. Habla más ampliamente sobre la conquista del espacio, no dudando en hacer viajes cortos al otro lado del Pacífico para ver el progreso de Von Braun en la USA de los 50. También juega el acto de equilibrio con los personajes, siendo Korolev en particular tanto el que fríamente envía a Laika a la muerte o el que lanza cápsulas habitadas, estimando sus posibilidades de éxito en una de dos. Siendo el resultado, un cómic ameno, rítmico, bastante fiel a la historia y lo suficientemente complejo como para convencer.

Con pinceles de Félix Ruiz optando por una representación semirrealista tradicional, relativamente refinada y muy legible. Los diferentes personajes son reconocibles y el colorido juega hábilmente con las paletas para que los cambios en el contexto sean comprensibles. Sin ser irreprochable (sobre todo en los movimientos que a veces son un poco estáticos), es una obra limpia y contundente que recuerda aquí y allá a diseñadores clásicos como Edgar P. Jacobs. Y un cómic que recuerda que no todos los soviéticos fueron malos.

Por supuesto, que no.

Reseña: Neptuno, de Leo

Neptuno es la secuela de la secuela de la secuela, jajaj sí… Pero, ¿y no lo es cada nueva serie o peli de Star Wars? En la continuidad de Regreso a Aldebarán, Leo libera a Neptuno que, como era de esperar, atraerá a su órbita a la pequeña tropa apoyada por la simpática tribu extraterrestre en un cómic que con el paso de las páginas acomete la acción desde diversos puntos de vista. Y nos volvemos a encontrar a Kim, por supuesto, y a Manon, la joven conocida en la mencionada serie que acaba de terminar su formación como agente especial. Pero Leo nos vuelve a ofrecer una trama donde tenemos los resortes adecuados que nos hacen apreciar esta historia de Ciencia Ficción que está dando más de sí de lo que uno pudiera esperar. Ahora con una misteriosa y gigantesca nave que ha surgido de quién sabe dónde, y que daría cobijo a humanos, una amenaza desconocida y una colisión que como todas en este tipo de historias, va a salir mal. Pero nunca subestiméis a Kim, afortunadamente está aquí, con sus súper habilidades adquiridas con las pequeñas cápsulas, poderes de los que muchas vidas dependen.

Neptuno correspondería al sexto volumen de la saga Los Mundos de Aldebarán. La aventura creada por Leo, una obra alabada por muchos lectores de cómic europeo contemporáneo. Tenemos en nuestro país un nuevo álbum donde retoma el universo argumental de la célebre saga y el maestro brasileño vuelve a poner de manifiesto el talento y la desbordante imaginación con la que está llevando esta historia de aventura, intriga y acción. Una fabulosa epopeya humanista como ha sido llamada en diversos medios. Con dos pequeños giros en su guion que nos llevarán a un lugar inesperado en una trama que para nada me la esperaba tan atractiva como al final resultó ser.

Neptuno sólo duró dos álbumes. Los mismos que ahora se recogen en un solo tomo y que publica por estos lares ECC Ediciones. Pero que duda cabe que hubiera dado para mucho más. Obviamente, se queda en una obra menos desarrollada e investigada que los ciclos anteriores y no sé realmente qué incitó a cerrarla tan pronto. Una trama que promete bastante a la larga si se hubiera querido. Un episodio de CF que va a atrapando cuanto más sabe tanto los protagonistas como el lector. Pero se acaba.

Como recordatorio, la saga Aldebarán comenzó en 1994 y dio nueva vida a las historias clásicas de Anticipación lo que posteriormente se llamó simple y llanamente Ciencia Ficción. Pero cuando surgió, tenía ese toque exótico, semi-pulp, lleno de innovaciones tecnológicas que también apostaba por las aventuras clásicas de viajes en el espacio. Destacando especialmente a los personajes y sus emociones. Todo siempre revestido de una sensibilidad ecológica muy marcada y de un sinfín de criaturas y entornos extraordinarios. Un éxito desde el principio, que ya he recomendado (https://www.cronicasliterarias.es/?p=6223) y que por las criticas que he ido viendo, con los años nunca ha flaqueado. Pero lo cierto es, que después de cinco volúmenes repletos de aventuras, lágrimas y giros, se debiera sentir cierto cansancio por lectores o autor. Y no lo encontré en Neptuno. Quizás por cuando llegó a nuestro país o por cuanto tiempo espacié su lectura en el tiempo, sentí que nuevamente me encantó leer sobre esta saga. Y aunque me da que Leo se convirtió en seguidor del estrés y se vio obligado a ceñirse a los tiempos para no quedarse atrás en un mundo de mundos que no paraba de crecer, creo que el lector que se tome esta obra como lo que es (aventuras clásicas en el espacio, insisto), disfrutará de todas-todas de lo que supone Los Mundos de Aldebarán. Para algunos decepción, para mí una nueva galaxia de eventos a descubrir.

Reseña: Love Love Love, de Kid Toussaint y Andrés Garrido

Uno siempre está preparado y acude encantado a las historias que cree que le van a gustar. En especial, si sabes o supones que la historia que te propones degustar parece sacada de un episodio de la serie Love, Dead & Robots. Porque Love Love Love es eso. Una historia de amor pero también una trama con el racismo de fondo en un escenario futurista.

Elle conoce por casualidad a Karel, un mecha pero también un cherish bot, es decir, un androide dotado de empatía que necesita amor para recargar sus baterías. Entonces, ¿todos los de este tipo necesitan ser amados para recargar sus baterías? Elle accede y es así como termina enamorándose de Karel mientras les rodea una tremenda lucha que llevan a cabo los robots por sus derechos civiles. Transposición total del devenir de la lucha de los negros contra la segregación racial en USA a principios del siglo XX. Aquí los robots, explotados, son mantenidos por humanos bajo el yugo de la obsolescencia programada que pretende destruirlos, impidiendo toda actualización. La guerra parece inevitable. Pero el amor no avisa y entre Elle y Karel es amor a primera vista.

Una historia bastante entretenida que tiene su cosilla. El ritmo es bueno y los protagonistas entrañables, aunque la eterna mirada de perro apaleado de Karel, en ocasiones, pone el vello de punta. Los gráficos de Andrés Garrido sorprenden. Inmediatamente me hizo pensar en el trazo de Hiroyuki Ooshima, el mangaka que probé hace no mucho con una versión manga de Spirou y Fantasio, el mismo que produjo Crime School y Toys of War. Garrido muestra una línea muy suelta, muy dinámica y a la vez encantadora y sostenida por colores ligeramente pastel pero más agradables que pesados. Me gusta la personalidad de este diseño.

Tened en cuenta que la influencia del manga también se encuentra en el rostro del androide Karel. Recuerda a Astro Boy, lo que seguramente está hecho a propósito ya que Tezuka también abordó el tema de la relación entre humanos y robots con empatía y lucha por sus derechos. Pero insisto, trabajazo de Andrés Garrido a los lápices. Me encanta este tipo de dibujo en una historia que recuerda muy mucho a un peliculón como es Her. Con sus diferencias, pero muy al alza con el tema ese de que en la terrible soledad del ser humano, más de uno o una, terminará emparejándose con una máquina. Especialmente, cuando lleguemos a esa época en la que las IAs sean totalmente aptas para, no solo escuchar, si no también darnos amor (en todos los sentidos) a la que se supone es, la raza dominante en el planeta Tierra.

Recomendable historia. Toca la fibra.

Reseña: Lydie, de Zidrou y Jordi Lafebre

Como suele ocurrir, tenemos un cómic donde Zidrou plantea un escenario bien construido, que proporciona una lectura amena y fluida. Y como hace a veces se apoya en un dibujante cuya línea le viene al pelo de cada historia «dulce» que relata. El postulado inicial es bastante simple, pero si consigues devorar este llevadero álbum de un tirón, que es como lo recomiendo, creo que os encantará.

En Lydie tenemos a una mujer joven que da a luz a una niña que nace muerta. Pero ella cree en su nacimiento, en su existencia, y actúa como si realmente existiera. Mmmm…, ¿he visto esto antes en algún guion, no? Y claro. Logra persuadir a todos a su alrededor (hay una unidad de lugar, ya que todo sucede en un callejón sin salida como es la década de 1930, por lo que seguimos sólo un puñado de habitantes de un barrio de clase trabajadora y nos apegamos a él) para «hacer como si» estuviesen ignorando la realidad. Pero, ¿hasta qué punto de la realidad podemos inclinarnos con esta ilusión?

Tenemos un cómic que es bastante tiernucho para mi gusto. Una historia costumbrista que se lee bastante bien y un lado sensible que a menudo encontramos en los guiones de Zidrou. Aunque otras obras, al ser más extensas, se equilibran con la otra temática metida ya sea thriller, género negro, comedia o suspense, siempre sin llegar al terror. No sé, es un autor que quiero decir que no me suele enamorar lo que escribe pero el cual con cada nuevo título que llega a nuestro país, este que os escribe, ya anda loco por pillarlo y devorarlo. El belga tiene ese poder sobre mí.

Una historia que no deja de ser un supuesto homenaje a la bondad. Un cómic dulce y simpático, sin llegar a ser pasteloso pero que se devora como un pequeño caramelo. Lydie forma parte de esta serie de historias humanas que Zidrou desarrolla en un solo plano. Y debo decir que no me desagrada. Entre otras cosas porque a menudo se permite hacer ese tipo de historias que rápidamente podrían calificarse de tiernas pero que desprenden algo innegablemente agradable de leer, en particular, por ese lado humano lleno de ternura que predomina. Y porque Zidrou asume que quiere hacer el bien y desarrollar una historia que juega, sobre todo, con los sentimientos. Lo puedo culpar por el propósito, pero no por el principio. Y el éxito está en cómo lo termina. Zidrou consigue dosificar el conjunto para no hacerlo indigesto y encontrar el justo equilibrio entre patetismo y realismo, con unas bellas representaciones de humanidad. Aunque no estoy seguro de que si todo pasó tan rápido que no tuve tiempo de darme cuenta que llega a coquetear con el fantástico. Y no sé porqué, pero encontré cierta relación con otra obra suya como es Los Mentores (https://www.cronicasliterarias.es/?p=4744).

En cualquier caso, salí de este cómic con buen humor. Es el tipo de novela gráfica que te hace feliz y te pone una pequeña sonrisa en la cara. Y eso es muy difícil de conseguir, friends. Lo que no consiguió en su día (ya he recordado a qué se parecía), la serie de televisión Servant que trata el mismo tema. Y con intentos de ser terrorífica, sin llegar a conseguirlo.

Norma Editorial trae esta novedad de Zidrou. El dibujazo de Jordi Lafebre, a lo Disney en sus mejores años, es de escándalo.