Reseña: Spiderman. India, de Jeevan J. Kang, Suresh Seetharaman y Devarajan

¡Esto no me lo esperaba!, pensé al saber de Spiderman: India. Menudo what if? raruno, menudo cómic diferente que probablemente me iba a gustar, yo que busco originalidad en un vaso de agua. Además de ser el debut de Pavitr Prabhakar, uno de los protagonistas de «Universo Spiderman» y un cómic que por fin se publica en español. Porque además me vino ideal hacerme con esta joyita tras el hype que me había dejado Spiderman: Cruzando el Multiverso al salir del cine. Spiderman tiene eso, como disfrutes de una historia suya, necesitas devorar algo más del personaje en breve o… explotas. Esplende en ese sentido. Spiderman: India recién publicado por Panini Cómics recoge los cuatro numeritos que se sacó de la manga Jeevan J. Kang. Y nada más y nada menos que Adam Kubert se encarga de la portada y hace un trabajo maravilloso al configurar algunas cosas importantes dentro de ella. En primer lugar, este no es el mismo Spiderman India que todos vimos en Spider-Man: Into the Spider-Verse (Spiderman: Un nuevo universo). Kubert hace evidente de inmediato que este arácnido hindú es mucho más similar visualmente al que conocemos de Tierra 616. Con algunas diferencias menores en el vestuario, como los pantalones, los guantes sin dedos y el calzado; Kubert también consigue que este Spiderman casi se salga de la página. Una entrada explosiva para empezar una emocionante miniserie.

Por otro lado, para los no iniciados, Pavitr Prabhakar es Spiderman India, el héroe de Mumbai. Ya el primer número introductorio no pierde tiempo en explicar detalles redundantes (¡Aquí se viene aprendido, chaval!), y si me permitís el comentario, la historia de Pavitr se parece mucho más a un cuento de DC Elseworlds que a otras iteraciones de Spiderman y quizás eso es lo que lo hace chulo, diferente, especial. Jeevan J. Kang es muy consciente de esto y lo usa a su favor con esta nueva historia.

Y es que Spiderman: India se basa en la premisa establecida en el Spiderverse original de Dan Slott y Olivier Coipel. Donde Pavitr de alguna manera se vuelve consciente de que su historia no es única, y que él puede ser simplemente un derivado de Peter Parker. Y si bien los lectores sabemos cuán cierto es esto, encontramos como Pavitr se encuentra en una posición en la que debe definir qué lo hace completamente único. Incluso dándole vueltas, todo gira hasta un punto en el que Pavitr comienza a preguntarse sinceramente por qué demonios tiene que ser (por cojones) Spiderman. Pero más que su confusión interna, Pavitr comienza a cuestionar las últimas palabras de su tío. Y esto crea una dinámica interesante que termina por sacar a Pavitr de la sombra de Peter, dándole una identidad y una crisis que pone en marcha este tomo que se devora de una sentada.

Otro chico que necesita aprender duras lecciones sobre el poder… y la responsabilidad. Me encantó el dibujo, un espectáculo visual que homenajea a los cómics de los 90.