Reseña: Las Supervivientes (Final Girls), de Riley Sager

Los lectores constantes siempre tenemos una novela que se transforma en “la novela del verano”. Aquella que leí en el verano del año tal o Aquella que recuerdo muy chula y que leí estando de vacaciones en tal… Siempre hay una novela del verano para el lector constante, y si la disfrutaste, se te quedan marcadas de por vida porque uno de los poderes misteriosos de la lectura es que tu mente marca o ancla en tu memoria donde y cuando estabas cuando leíste un buen libro. Incluso algunas escenas. Y ya puedo decir que mi novela de este verano 2023 ha sido Las Supervivientes, de Riley Sager. Un título que quería reivindicar (sabía de sobra que me iba a gustar) y sacar a la palestra porque no he visto que su publicación tuviera la repercusión que merece. Este título que publicó Alfaguara en 2018 y que aún se puede conseguir con relativa facilidad, debería estar en vuestras opciones si estáis buscando un buen libro de terror psicológico, un tremendo homenaje a los slashers de toda la vida. ¿Y por qué sabía que me iba a gustar? Porque tiene todos los ingredientes para ello.

No hace mucho decidí hacerme hacerme una maratón de los buenos slashers de la historia (Saga Viernes 13, Saga Halloween, Saga Scream, La Matanza de Texas, Pesadilla en Elm Street, La Casa de Cera…), pero no creáis que llegué a este libro hypeado por tanta peli de este subgénero. Os confesaré que fue por otra de mi pasiones como son los nuevos juegos de mesa donde recién había encontrado una joyita de juego en solitario llamado Final Girl. Y quería más.

Si no lo habéis deducido ya, una aclaración de términos antes de seguir con Las Supervivientes (muy rápidamente, que me enrollo bastante); el slasher es un subgénero de terror que se caracteriza por un asesino en serie que va matando a los personajes principales de uno en uno. El termino de final girl se le atribuye a la escritora Carol J. Clover cuando en su libro Men, Women, and Chainsaws: Gender in the Modern Horror Film hacía bastante hincapié en llamar “chica final” a la persona que suele quedar viva en este tipo de pelis y normalmente derrota al malo en la última parte de la trama o escapa de Él. Aunque también os digo que no es un término exclusivo del slasher porque, por ejemplo, Ripley en Alien, también se consideraría una final girl.

En Las Supervivientes, Quincy Carpenter, fue la única superviviente de la masacre que tuvo lugar en Pine Cottage donde pasaba el fin de semana con cinco amigos. La prensa la bautizó como una de «Las Últimas Chicas». Es la protagonista. Perdió a nueve compañeras y cuando huía por el bosque y creía que iba a morir, Coop, un policía de la zona, la rescató. Diez años después, Quincy se sigue viendo con Coop, se ha convertido en alguien que hace muchos kilómetros hasta su casa cuando tiene algún problema. Aunque Quincy tiene un novio que la cuida, un blog de cocina y un bonito apartamento. Pero cuando Lisa aparece muerta en extrañas circunstancias, otra final girl, que quiso mantener contacto con ella en el pasado; parece que algo oscuro ha empezado a cernirse sobre las que quedan. Entonces, están estas tres mujeres. Porque hay una más, Sam, que ha aparecido al otro lado de la calle para hablar con ella tras el suicidio de Lisa. Cada una de ellas pasó por una terrible experiencia con un asesino enloquecido y ya solo quedan dos para contarlo. Las final girls hasta ahora nunca se han conocido. Pero ahora hay algo que las une. La muerte en extrañas circunstancias de una de ellas. Todo tipo de cosas extrañas comienzan a suceder a su alrededor. Las que quedan vivas, se temen lo peor.

Riley Sager logra mantener alerta al lector hasta el giro final. ¿Juega con los tópicos? Por supuesto. Pero Las Supervivientes mola por estar llena de giros argumentales y tener cantidad de guiños al cine de terror. Y ahora dices: «Lo típico, ¿no?». Sí, pero bien hecho. Las Supervivientes fue un libro que fue un pelotazo en USA. Súper recomendado al otro lado del charco por cantidad de blogs y autores incluido Stephen King…, así que, que duda cabe que este que os escribe tenía que sacarlo a flote en Desde New York… No quería que pasarais por alto  -como casi me ocurre a mí-, esta joyita de libro que te mantiene en tensión como pocos libros de terror actual. Más que una peli, tienes la sensación de estar viendo una buena serie TV que transcurre lentamente aliñada de terror psicológico cuyos capítulos están muy llevados. La información con cuentagotas. Algo que hizo muy bien David Fincher en Mindhunter, por ejemplo.

Por otro lado, creo que el primer problema para que este titulo no tuviera la repercusión que se merece entre los fans de Terror de este país fue la traducción de su título. Aunque no es incorrecto del todo, Final Girls no solo es su título original sino también un término muy de moda en medio mundo que completa y comprende al libro. No hubiese pasado si no se hubiese traducido y seguramente le hubiese venido mejor como publicidad. Pero esta sería mi única pega porque por lo demás, súper agradecido que Alfaguara la trajera a nuestro país, esto, sin duda, es lo más importante. La cuestión es que joyitas así crucen el Gran Azul. Eso es lo principal.

Reseña: El Secreto de sus Ojos, de Eduardo Sacheri

Hilando con el momento, hoy os reseño la que es para mí, la mejor historia argentina jamás escrita. El popular escritor argentino a día de hoy Eduardo Sacheri se marcó un novelón con El secreto de sus ojos. Un autor que además una vez le escuché una de la mejores frases que he oído sobre el oficio de escribir: “Escribir es una forma especial de leer». Una novela que como muchos sabréis tuvo una adaptación fílmica también de gran éxito que alcanzó el mayor premio de todos gracias al maestro director Juan José Campanella y a grandes de la actuación argentina como Ricardo Darín, Soledad Villamil y mi amado Guillermo Francella. Y aunque hablamos de una película coproducida y realizada en su mayor parte en nuestro país, hablamos de la película argentina de mayor éxito de 2009 y una de las más taquilleras de la historia del cine argentino, con más de dos millones y medio de espectadores. Además de conseguir ser en 2010 la segunda película argentina en ganar el Óscar a la Mejor Película Extranjera. Pero lo que nos atañe aquí es el novelón del escritor argentino Eduardo Sacheri que para colmo, tras publicar unas cuantas colecciones de cuentos, obtuvo la cima con esta su primera novela. Y eso que los puntos fuertes de la novela de Sacheri difieren de los de la película… bastante.

El protagonista de la novela, Benjamín Chaparro, es esencialmente un burócrata del poder judicial argentino: secretario adjunto y administrador principal de su tribunal de instrucción en Buenos Aires. La novela se abre en algún momento a principios de los 90 cuando Chaparro está a punto de jubilarse y comenzar a escribir un manuscrito propio. Ostensiblemente se trata de un hombre llamado Ricardo Morales, cuya joven esposa fue víctima de una horrible violación y asesinato veinticinco años antes. La escritura que se nos ofrece a través de Chaparro constituye una lectura cercana —aunque mezclada con el sentimiento que manipula— de las vivencias que implican a un grupo de personajes. Incluidos en su cuenta están su alcohólico pero astuto asistente y mejor amigo Pablo Sandoval; Irene Hornos, jueza de un tribunal y la mujer a la que Chaparro ha amado en secreto durante casi treinta años; la víctima del crimen, Liliana Colotto, y su viudo, Ricardo Morales; e Isidoro Gómez, el atacante de Liliana convertido en secuaz del gobierno argentino. El tono de Chaparro es a veces irónico, autocrítico, cuestionador y sincero; y esto my friends, es lo que brilla por encima de todo en la novela.

Tanto por casualidad como por disposición, el crimen convierte a Chaparro en una especie de detective involuntario; cosa que también mola: las que llegan como inesperadas. La trama de El secreto de sus ojos emplea los patrones familiares de una novela de misterio o detectives donde Sacheri se hace fuerte con una fuerza (valga la redundancia) casi insuflada por una fuerza divina. La trama detectivesca sirve bien a la posición de Sacheri. La novela del argentino experimenta de esta manera con el tono más que con la forma. Algunas escenas tienen una calidad alocada y sensiblera, como cuando Chaparro y Sandoval colaboran para engañar a un juez engreído para que firme algunos documentos judiciales, momento que recuerda a las grandes comedias televisivas de los 80. Estos momentos son entretenidos de leer y también sirven para representar completamente al personaje e iluminar las debilidades del sistema judicial a través del humor. De esta manera, la novela juega con la forma de manera diferente tanto a las novelas policíacas tradicionales como a su adaptación cinematográfica.

Momento puntero cuando Chaparro recoge una pista fotográfica que ayuda a identificar a Isidoro Gómez como sospechoso, y su comentario de “…siempre me ha gustado mirar las cosas un poco de lado, enfocando el fondo en lugar del primer plano”; cosa que nos señala como debemos mirar la novela como un todo; su trasfondo histórico es igualmente significativo. Su incertidumbre permite a los lectores ser testigos de su escritura.

Novelón de lectura indispensable. Otro argentino que hizo historia.