Reseña: La Chica Oculta y otros relatos, de Ken Liu

Ken Liu es ese autor que todo fan sigue ahora todo lo que publilca en USA. Indagando un poco en foros literarios, en lo subterráneo, me consta que aquí pasa igual. Es ese autor que cuenta muy bien las cosas, que gusta como escribe y lo más importante, que sorprende con ideas tan locas como originales. Y ahora viene cuando con todo el dolor de mi corazón investigo en su biografía y veo que tiene mi edad. Ufff… Yo, escritor en hibernación que no termino de despertar. En fin. No pasa nada. A través, de autores así es como se disfruta de la buena literatura fantástica y la absorción de ideas o inspiración para que mi cabecita creativa estalle siempre está ahí.

Ken Liu (1976), escritor chino-estadounidense que lo está petando fuerte, hace muchas cosas como escritor. Crea sus propias novelas «gordas» (la serie de La Dinastia de Diente de León) pero también traduce obras de algunos de los mejores escritores de género chinos para USA; Liu Cixin, Hao Jingfang… Además, escribe libros sobre Luke Skywalker y viaja por Shanghai. Y escribió un ensayo que se convirtió en musical de ballet. Y escribe artículos de poesía. Y cuando no está haciendo nada de eso, escribe cuentos. Muchas historias cortas. Ha ganado casi todos los premios que existen para ficción especulativa corta y el relato El Zoo de Papel es la única historia que ha sido capaz de llevarse a casa la triple corona de la CF; Premio Hugo, Nebula y World Fantasy Award. Ahí es nada. Sigo: su cuento Mono no aware ganó el Premio Hugo al Mejor Relato Corto en 2013. Su novela corta The Man Who Ended History: A Documentary fue también finalista del Hugo ese año. Su traducción al inglés de El Problema de los Tres Cuerpos, de Liu Cixin, ganó el Premio Hugo en 2015 (la primera novela traducida en haberlo logrado). Los cuentos de Ken Liu han aparecido en revistas como F&SF, Asimov´s, Lightspeed, Analog o Clarkesworld. Es un tio ocupado. Pero, en definitiva, todos ganamos leyendo a Liu. Y yo, amante de toda antología de relatos que se precie, ¿cómo no iba a ponerme con La Chica Oculta y otros relatos ahora que acaba de ser publicada por Alianza Editorial? ¿Estamos loco o qué?

Así que sí, cuando dias atrás la empecé, esperaba el mismo tipo de conexión emocional profunda, los mismos vuelos salvajes de su poderosa imaginación, la misma chispa de magia comprimida que anima la mejor ficción corta, la capacidad de concebir un universo escrito en miniatura… Pero La Chica Oculta y otros relatos no es eso. Ni siquiera es un libro de cuentos discretos. Es una serie de capítulos estrechamente interrelacionados y autorreferenciales de una novela que no existe, dividida entre diversión, disgresión, experimentos mentales y un par de piezas que se leen como ejercicios intelectuales imaginarios. Una experiencia. De hecho, hay un arco (que no se me va de la cabeza) de tres relatos que trata el tema de la IA y la singularidad; Nadie encadenará a los dioses, Nadie asesinará a los dioses y Los dioses no habrán muerto en vano. Comienza como una simple exploración de una hija de luto por su padre y termina con una guerra contra las IA, una tierra quemada y una meditación sobre inteligencias que nunca han sabido lo que es vivir realmente.

Quedarse atrás, pisa el mismo terreno, solo que un poco más avanzada en el tiempo. En otro lugar completamente distinto, inmensas manadas de renos, va aún más lejos, experimentando con ciclos de reloj los viajes en el tiempo, la promesa de inmortalidad, enviándose consciencias al espacio. Estas historias vinculadas están divididas por historias sueltas que caen como incongruencias parciales en la conversación más amplia de Liu sobre la familia, la memoria y la inmortalidad. Artistas de verdad, trata sobre la inteligencia algorítmica que usurpa las artes creativas e, irónicamente, se desarrolla de una manera increíblemente predecible hasta el final. Empatía bizantina, es un argumento manipuladorentre dos amigos sobre la naturaleza de las donaciones caritativas que se lee como una info-comercial para el tema criptomonedas. Pero también hay sitio para momentos hermosos en estos cuentos como en Siete cumpleaños, que es como un haiku explotado, enmarcado por imágenes de cometas, el alcance de la visión y corazones rotos dentro de su desordenado futuro utópico/distópico tan pleno como real.

Nuestro más sentido pésame, es una visión absolutamente inquietante sobre el troleo y el debate del control de armas ambientado en un futuro cercano y roto. Y hay una manera de leer La Chica Oculta como una especie de ejercicio académico realizado en público: Liu elabora sus propias ideas parcialmente formadas sobre el futuro potencial de la humanidad, mezclando y volviendo a mezclar elementos, combinándolos con extraterrestres e inmigrantes, familia, memoria e historia. Se lee casi como el primer capítulo de una novela abandonada, y se une a otra pieza: Persecución más allá de las tormentas.

Hay demasiados lugares, demasiadas ideas, condensadas aquí. Pocas antologías piden desarrollarse más que esta.

Grande Ken Liu.