Reseña: Elevación, de Stephen King

Hace casi justo un año de la llegada aquí de aquella disfrutable novela corta del Tito King como fue La Caja de Botones de Gwendy. Nos la trajo también Suma de Letras en un formato genial y llevadero y en tapa dura. Un librito que lo tenía todo para gustarme y me gustó. Es probablemente de los escritos más recientes de King que más he disfrutado y que más comento con alguien si hablo de historias de chulas del maestro. De esos que recuerdas cuándo y dónde los leíste. Bien, pues Suma de Letras, suma y sigue. Vuelve a hacerlo. Entre sus novedades, otro titulo que bien pudiera entrar en esa mini colección de obras inéditas; Elevación, en el mismo formato que la anterior y con una trama diferente y original. King a sus setenta y cinco años es un no parar.

Elevación comienza con Scott Carey visitando a un conocido casual que también es médico retirado. La razón de esto no es meramente social: Carey quiere preguntarle a Bob Ellis (doctor Bob como todavía se le conoce) sobre una pérdida de peso reciente y extraña que ha estado experimentando. Le explica que de repente comenzó a perder peso de manera constante y sin causa aparente. Y después de hacer que Ellis adivine, erróneamente, su peso, salta a lo imposible, le muestra la verdadera incógnita (la Twilight Zone) de la historia. Demuestra que no solo ha caído a un peso que no parece consistente respecto a su constitución y estatura, sino que también pesa lo mismo sin importar lo que use o tenga encima en ese momento. ¿Cómo? Como suena. Paranoia de las buenas. Después de una conversación la mar de interesante, y la oposición de Carey a ir a un médico que ejerza actualmente («Porque estaría entrando en el sistemas».), el doctor jubilado le hace prometer, que le mantendrá al tanto del transcurso de los acontecimientos y cambios que pueda sentir, en las próximas semanas.

Pues algo gordo está por venir.

Esto debería ser más que suficiente para atraparte, ansiarte y que quieras saber qué pasa o cómo termina todo. El don de Stephen King desde que empezó a escribir en todo su esplendor siempre ese tipo de enganche. Premisa intrigante de algo en principio banal, pero que a nadie se le ha ocurrido poner en el candelero. No obstante, el maestro lanza (también aquí) una subtrama que involucra a las nuevas vecinas de Carey, Deirdre McComb y Missy Donaldson, una joven pareja de lesbianas casadas que acaban de abrir un nuevo restaurante en Castle Rock. El cual no va muy bien, por cierto, y en principio, por la comida aunque todo huele a que bastante más por la inclinidad sexual de estas chicas. Un toquecito de atención a la administración actual USA, por supuesto. Bien pues una vez que conoces la trama secundaria de Deirdre y Missy, lo sucedido con la pérdida de peso de Carey se acelera y… Me callo. Aquí es donde la trama despunta. Así que no revelaré más. Pero incluso la relación de Carey con el gato de su ex esposa te hará soltar más de una sonrisita…

Es así de fácil. Un nuevo lanzamiento de Stephen King es siempre una perspectiva interesante. Por un lado tiende a ocluir otras obras en el campo del Terror; comprensible considerando la larga sombra que proyecta. Luego está el tema de la expectativa: ¿será tan bueno como esos trabajos de él que te hicieron vibrar, imaginar y en algunos casos incluso te incitaron a escribir en su día? ¿Será horror o una de sus obras suyas convencionales que saca de vez en cuándo? La naturaleza humana se basa hoy en día en formarse opiniones preconcebidas, hacer suposiciones sobre lo que uno desea, pero sabes que tarde o temprano (o con cada nuevo título) King te atrapa. Elevación es una buena ensalada de todo lo que digo. Con opiniones dispares en USA, a mí su premisa me enganchó. Y en dos sentadas lo he devorado. Qué bueno fue, es y será siempre el maestro de Maine.

Eterno.

Reseña: Blackwater IV. La Guerra, de Michael McDowell

Muchos ya lo sabréis, pero como otros quizás no, y habéis llegado a esta reseña por casualidad o por la fama que están teniendo ahora Michael McDowelll y sus novelas en nuestro país; deberíais saber que en 1983, su saga Blackwater se publicó en seis entregas, apareciendo un volumen cada mes, desde enero a junio, como si se tratara de una serie de televisión. Fue un absoluto pionero en esto. El éxito fue inmediato, e inspiró a Stephen King para escribir Rita Hayworth y la redención de Shawshank (La Milla Verde) en este formato, más de una década después.

Tras leer y reseñar los anteriores, hoy os traigo la cuarta entrega de esta genial saga con la que las buenas palabras se me acaban de tanto alabarla. Titulada La Guerra, en ella una nueva era amanece para el clan Caskey: los años de implacabilidad de Elinor finalmente darán sus frutos; los enemigos de ayer están a punto de convertirse en los amigos de mañana; y los cambios surgen de donde nadie los espera. El conflicto en Europa ha traído sangre nueva a Perdido. Ahora los hombres van y vienen como marionetas en la propiedad de los Caskey porque cronológicamente nos situamos entre 1940 y el final de la Segunda Guerra Mundial. Fueron los años en los que el panorama económico y social cambió de manera drástica en USA, y estos personajes casi que no se dan cuenta que sus vidas penden de un hilo.

En esta parte, McDowell se vuelve a centrar en los personajes y en las dinámicas familiares y de poder tras el giro que dio la novela en la tercera entrega La Casa. El ritmo es más pausado que en las anteriores, y el giro final más previsible. Miriam y Frances, las dos hijas de Elinor toman un papel mucho más relevante. Me ha alegrado volver a saber de Grace y conocer algo más de Lucille. Y Óscar y James (muy envejecido), siguen teniendo un papel secundario supeditado al de las mujeres del clan. Y vamos a conocer algo más sobre la naturaleza de Elinor y Frances, cosa que mola.

La Guerra se centra principalmente en los miembros más jóvenes de Caskey y, en general, es menos fascinante que los otros libros, siendo sincero. Pero no está exento de intriga. Hay una escena “deliciosamente” espantosa, aprendemos un poco más sobre la misteriosa Elinor, y sucede el paso del tiempo necesario a medida que la epopeya se intensifica lentamente hacia lo que espero sea un clímax apoteósico e inolvidable. Todo lo que sé es, que  sigo obsesionado con esta saga, con estas lecturas en las que con cada libro me urge a pasar a la página siguiente. Libritos llevaderos, con portadas chulas que se ha marcado en nuestro país la editorial Blackie Books, una saga de terror, folk-horror, novela costumbrista del medio-oeste, una historia que en cuatro volúmenes que llevo funciona terriblemente bien.

Y ya queda menos para el desenlace.

Ya no hay vuelta atrás.

O quizás si.

Para releer toda la saga de nuevo.

Reseña: Batman. La Secta, de Jim Starlin y Bernie Wrightson

Tenía ganas de un buen tomo de Batman. Una buena historia, un volumen a ser posible para degustar días atrás que he podido escaparme para levantar las piernas ante el gran azul. Y casi que lo tenía bien decidido porque este que tal anda es súper seguidor (de toda la vida) de la carrera de Jim Starlin desde que me encandiló con sus obras del Infinito. Para mí siempre fue un guionista que estuvo en un tris entre ser escritor de novelas de ciencia y ficción y guionista de cómics. Y aunque se inclinó por esto último, que duda cabe que hubiera llegado también lejos por el camino literario. Pero quizás la duda era si podía hacerlo bien fuera de Marvel, y lo más importante, con argumentos fuera del tema cósmico. Batman: La Secta o The Cult es la prueba de que sí.

Considerada una buena novela gráfica por muchos, donde Starlin aleja al Hombre Murciélago de sus enemigos habituales y saca adelante una inquietante novela gráfica dibujada por mi eternamente amado Bernie Wrightson, el que es para mí es mejor ilustrador de Terror de la historia. Así que el caviar se vende solo. Porque The Cult es una historia brutal y oscura y absolutamente fascinante. Quizás se dependa demasiado de los informes de noticias parlantes que dicen que se parece demasiado a El Regreso del Caballero Oscuro, pero en general esta es una miniserie muy bien contada. Batman rara vez ha sido llevado a estos límites y es reconfortante ver que no se trata de una trama tontuna que involucra a personas de la infancia de Bruce. Este es Batman en su punto más bajo y le toma unas buenas cincuenta páginas recuperarse incluso después de estar libre del culto al que tiene que enfrentarse. Porque Starlin se asegura de que captemos cada momento del adoctrinamiento de Batman en el culto, para explicar cómo la voluntad de Batman se desgasta hasta las vívidas alucinaciones del Caballero Oscuro. Blackfire predica la justicia, transmite el mismo mensaje que Batman, pero dice que la brutalidad es el único camino. Y lleva tiempo, pero el orejas picudas llega a estar de acuerdo con esa postura. Después de todo, ¿cómo podría alguien dudar del diácono Blackfire?

Todas las apariencias en 1988, llevaban a pensar que La Secta iba a ser una buena, pero una trama estándar de Batman. Sin embargo, unas pocas páginas del primer número demuestran que Jim Starlin y Bernie Wrightson venían dispuestos a hacer ruido. Comienza con Batman secuestrado, prisionero del carismático y atractivo en palabras Blackfire junto a su banda de almas subterráneas de seguidores. Colgado durante semanas y apenas alimentado, Batman sucumbe lentamente al lavado de cerebro de Blackfire. Sí, incluso Batman se puede romper y Blackfire hace precisamente eso. La controversia proviene, en parte, del asesinato, el que aparentemente comete Batman. Hasta ahí puedo contar.

Starlin y Wrightson en su máxima expresión. Sitúen esta obra en el pódium junto a El largo Halloween, Año Uno y El Regreso del Caballero Oscuro. Están al mismo nivel.

Reseña: Blackwater III. La Casa, de Michael McDowell

La casa corresponde a la tercera parte de la saga Blackwater, uno de las sagas literarias más intensas que se pueden leer ahora mismo como novedad en librerías. Y… ¡Nos adentramos cada vez más en la madriguera del conejo! Los hilos argumentales anteriores se están alineando, las tensiones nunca han sido tan altas y hay escalofríos y sucesos extraños en todas partes. La intrigante preparación de La riada (https://www.cronicasliterarias.es/?p=15734) y El dique (https://www.cronicasliterarias.es/?p=15776), los dos libros anteriores, demuestran que vale la pena seguir en este thriller el cual difícilmente podrás parar de leer una vez que empiezas. Pues llegas a La casa en un momento en el que McDowell aprovecha al máximo el enconado del drama familiar y el inquietante entorno para atraparte y situarte como un espectador más dentro de la trama.

Seguimos en el pueblo de Perdido, Alabama, corre el año 1928-1929 en plena depresión económica pero esto será algo secundario comparado con los hechos que se van a relatar, y es que los problemas familiares de los Caskey cobrarán más relevancia que la propia crisis monetaria. Las distintas familias crecen a la par que los resentimientos…

He sentido esta tercera entrega algo más oscura y turbia, donde sigue prevaleciendo ese horror gótico que rodea a la verdadera cuestión de los hechos. La intriga de quién es quién realmente y qué se proponen. Esa lucha de poder entre las mujeres de cada clan que a cada capítulo va ganando en intensidad, dejándote con la boca abierta con unos cuantos giros imprevistos y momentos de mucha acción. Aunque reconozco que me sigue desesperando que las escenas de terror sean tan escasas y que se deje lo mejor para el final, tampoco me extraña que McDowell lo ideara así porque hablamos de una serie narrada en nada más y nada menos que seis entregas. Y no pueden ser escenas terroríficas todas las escenas, una tras otra, o cansaría. Pero teniendo en cuenta que aún me/nos quedan tres entregas más…, esto es pura adicción, un no parar, hay que disfrutarlo a tope. McDowell supo darle el final perfecto a cada novela para que quisieras ir a por el siguiente.

Me parece una lectura perfecta para los que no tenemos mucho tiempo para dedicarle a esta gran pasión que nos une como es leer. Pero para la cual hay que buscar/encontrar momentos donde casi no los hay. Leer y escribir son una pasión conjunta que nunca dejaré hasta que me vaya para los pinos, como dicen por aquí. Porque disfrutar de obras como la saga Blackwater hace que ames esto aún más. Son historias fluidas, cargadas de secretos y dramas familiares junto con elementos sobrenaturales que McDowell supo dosificar a la perfección, pasando de relatar momentos cotidianos del lugar, llegando a describir escenas escabrosas que son capaces de hacerte estremecer y dejarte con una sensación de desasosiego e intranquilidad tremendas. Y saber cuando te dará la siguiente bofetada.

La categoricé en su día de folk-horror y algunos me dijeron que no era completamente eso. Ahora la voy a describir como novela costumbrista de terror, a ver qué me dice la people… jajaj A lo que vamos es que si quieres conocer a esta poderosa familia en una historia llena de secretos, manipulaciones, mentiras, venganzas y todas las incógnitas que rodean a Elinor, McDowell es tu escritor y Blackwater es seguramente una lectura que no olvidarás jamás. Blackwater es mucho más que un drama gótico sureño, tenemos todos los ingredientes de una buena novela de terror: asesinatos, desapariciones, un gran caserón de la época en el que extraños sucesos ocurren al caer la noche, y por supuesto el río Perdido, cuyos efluvios siguen enturbiando al pueblo y a nosotros mismos. Además, no conozco lector aún, que no haya caído rendido ante las bonitas ediciones que Blackie Books ha editado en nuestro país. En librerías, en tus manos, son una gozada; llevaderos, económicos, de lectura fácil y la historia es tremendamente buena. Creo que poco más se puede pedir a un libro.

Y una de las mejores ambientaciones que he visto en años.

Reseña: La Canción del Superviviente, de Paul Tremblay

Los libros de Tremblay en nuestro país están pasando entre los arbustos, tras el follaje de un bosque al que solo parecen acceder los que andamos siempre en busca de buenas historias de terror. Y no lo entiendo porque es un autor súper recomendable, del cual ya han partido muy buenas tramas las cuales algunas ya han sido llevadas al cine incluso por el maestro M. Might Shyamalan como fue La cabaña del fin del mundo (el film se llamó en nuestro país Llaman a la puerta). Muy buenos libros también en su haber como Una cabeza llena de fantasmas, que fue ganadora del prestigioso Premio Bram Stoker. Todos estos títulos publicados en nuestro país por Nocturna Ediciones. Desde entonces me enganché a este autor que tanto recomienda Stephen King al otro lado del charco.

Por eso y por mucho más deseaba leer La canción del superviviente. Desde la primera página del nuevo libro de Paul Tremblay (Survivor Song), sabes exactamente cómo terminará. Lo sabes porque lo sabes. Porque has visto esta película antes, leído estos libros antes, escuchado estas historias antes. Lo sabes porque está en tus huesos saber cómo terminan ciertas historias incluso antes de que realmente hayan comenzado. Esto no es un cuento de hadas. Este es Tremblay hablándote directamente a ti, al lector, desde la página uno, párrafo uno, sabes cómo va a terminar esto porque él te dice cómo va a terminar. Y luego sigue adelante. Sin embargo, no sé porqué yo, que soy tan listillo a veces por haber leído ya lo que nadie leerá en lo que le queda de vida; no me percaté que el título ya indicaba que estaba ante una historia de zombies. Una historia de un virus, una historia de desastres y un drama intenso y personal centro en los personajes y solo en ellos como quise hacer yo en mi novela Cuando Susanah llora. Pero no vi a Tremblay escribiendo una novela zombie. Y empezó a encantarme muy pronto porque la historia, toda la novela se desarrolla exactamente durante tres horas, quizás cuatro. Y esas originalidades me encantan.

Es, en otra vida, una historia corta. Un capítulo de la historia de fondo de la novela de otra persona. Una historia eliminada de la edición final de la película por tiempo porque era «agradable». Eso es lo que es. Incluso cuando es lenta, es una novela de acción que es, al mismo tiempo, atemporal. Es una historia de brote que fue lanzada en medio de una pandemia global como la que hemos pasado pero que, en su terrible realidad, eclipsa por completo la ficción contenida de las portadas de los medios. Es una historia de terror sin sustos porque sabes (sabes) qué tan malo, qué horrible, qué triste y qué sangriento se pondrá todo antes de que termines. Y todo funciona. Todos estos parámetros hacen que La canción del superviviente sea lo que es, una novela claustrofóbicamente pequeña y dolorosamente real de terror cotidiano que parece (repugnante y deprimentemente) y que podría haber sido una larga historia de no ficción si las cosas de hoy y de ayer hubieran salido bien. Y además, los zombies.

Al principio, está Natalie, muy embarazada, que vive en una casa tranquila en Massachusetts con su esposo Paul durante los primeros días de un brote de rabia viral que ha dado el salto a los humanos. Cuando menciona su aburrimiento y ansiedad después de cuatro días de encierro (cuatro días a nosotros puede darnos hasta risa, ¿no?). La confusión. La preocupación. Natalie tiene miedo de encender las luces porque podría atraer la atención de animales infectados. No tira de la cadena del váter porque hará demasiado ruido. Y ella, en todos los sentidos, vive dentro de su propia pequeña película de terror, operando bajo suposiciones apocalípticas.

Paul está en el supermercado. Haciendo largas filas. Tratando de conseguir suministros. La rabia, dicen, puede infectar a las personas. Los vuelve agresivos. Violentos. Locos. El gobierno ha lanzado paquetes de cebo para vacunar a los animales. La Guardia Nacional está dirigiendo el tráfico. Los hospitales se están llenando de gente aterrorizada que cree que se ha contagiado porque su perro les lamió la cara o su gato estornudó en su boca. Cuatro días. Natalie nacerá en dos semanas. Paul llega a casa. Paul es atacado por un hombre infectado en la sala de estar. Paul muere. Natalie es mordida. Natalia huye. Está a cinco minutos de… Ya sabes lo que va a pasar. Pero la ayuda que viene parece que va a cambiarlo todo… O no.

Una pequeña historia de terror que conoces pero gusta leer por los diferentes sucesos dentro un apocalipsis que ya has vivido. O eso crees. Sabes lo que hay en el tráiler, ¿no? Por supuesto que sí. Sabes como sucederá todo. Pero Tremblay te termina dando una sorpresita. Pienso leer TODO lo que este señor publique.

Reseña: Breve Viaje por la España de las Brujas, de Clara Dies Valls y Javier Prado

No solo porque uno ama el fantástico desde el día que nació (si no antes), no sólo porque todo lo relacionado con lo esotérico me atrae, no sólo porque el mundo del horror relacionado con las brujas (no, el lado bueno no) siempre me llenó de inspiración y lo leído me trasladó a un mundo o época que no viví y que debió ser “preciosa” en cuanto a ambientación. Y no sólo porque este niño de los 80 vivió el mundo del rol desde que llegó a este país y uno de los juegos que más disfrutó fue Aquelarre, del maestro Ricard Ibáñez; por todo esto y más, quería leer/tener/disfrutar de esta novedad tan atractiva que podéis encontrar ya en librerías.

Breve viaje por la España de las Brujas es un libro tomo indispensable para toda persona inquieta que quiera saber de nuestras tradiciones, de usos, costumbres, leyendas o realidad donde fueron partícipes estas señoras que hicieron estragos allá donde estuvieron…, o no. Con textos e ilustraciones de Clara Dies Valls y el siempre activo en Twitter, Javier Prado Coronel, cuyos dibujos, por lo menos a mí, me llenan de inspiración para mis escritos. Poned atención a la reseña de esta ensayo-joya que ha publicado Sugaar Editorial porque entre este mes y el que viene se va a ir presentando este genial tomo por todo el país.

¿Existieron las brujas en España? ¿Dónde se reunían? ¿Es cierto que poseían demonios familiares? ¿Que preparaban filtros de amor? ¿Eran solo curanderas? ¿Qué ocurrió en Zugarramurdi? ¿Cómo diferenciar una meiga de una bruxa? ¿Y a una bruja de una hechicera? ¿Cuál fue la verdad? Todas estas preguntas y más se resuelven en este volumen a caballo entre libro de viajes y ensayo antropológico. Porque además de hablarnos de leyendas de ciertos lugares sobre estas representantes del Mal en la tierra (lo siento, es que para mí una bruja ES UNA BRUJA, con todos los respetos); se habla de la asturiana Ana María García, de quien se contaba que podía controlar a los lobos, y de María de Padilla, amante de Pedro I el Cruel que pasó a la historia como espíritu diabólico y patrona de la magia oscura. Sin olvidar, claro está, a toda una legión de sortílegas, alcahuetas, curanderas rurales, o sabias que, según la zona, eran llamadas meigas, bruxas, fetilleras, sorginas, veoras, entendías… las denominaciones son casi tan numerosas como sus historias, en su mayoría relegadas al olvido de los archivos y publicaciones inaccesibles. Y siendo sincero, todo este párrafo esta sacado de la propia sinopsis editorial pero es que no se puede describir mejor el contenido, en general, que aporta la propia obra. Aun así, toda mi reseña se resume en el primer párrafo de esta reseña. Es un libro que aparte de recorrer los enclaves asociados a las brujas, como Barahona, Cernégula, los Arenales de Sevilla (lugar que investigué bastante en su día) o la tristemente célebre Zugarramurdi y los sucesos terribles que allí se dieron en diferentes épocas de la historia; aporta INSPIRACIÓN literaria así como empujará y llevará de la mano a tu imaginación a limites insospechados por la cantidad de datos y “secretos” que aporta. Por que las brujas siempre han estado envueltas en un halo de misterio y los que hemos visto más allá…, sabemos que eran realmente como se describían en los cuentos clásicos. En los cuentos clásicos originales antes de que llegara Disney y lo endulzara todo. Pero señor padres, si la premisa es proteger aportando miedo, por favor, que no venga este señor y nos cambie la esencia del mejunje… Sin embargo, es cierto que aún hoy en día son objeto de discusión. Pero, en mi opinión, no la hay. Y estos chicos y chicas tiktokers o instagramers, jóvenes, en definitiva, que tergiversan todo tras “sufrir” disociaciones de identidad con tanto videojuego. Hoy en día hay muchas personas que no saben lo que es/fue realmente UNA BRUJA. Estas señoras son/fueron la mejor definición de LEYENDA que vais a encontrar. Y a poco que indagues en libros que han recurrido a las fuentes, que beben de una buena investigación, que se apoyan en una extensa bibliografía especializada como Breve viaje por la España de las Brujas; entonces, y solo entonces, lo sabrás.

Sabrás que estás antes uno de los pocos libros que dan un versión verdaderamente agradecida de leer gracias a sus ilustraciones donde se dan conceptos, procesos inquisitoriales, sustancias alucinógenas y remedios medicinales utilizados por las brujas históricas así como los pactos con el diablo, transformaciones animales y demás supersticiones o cuentos populares empleados para estas chicas del demonio. LIBRO INDISPENSABLE DE LEER.

Reseña: El Horror del Túmulo. Los Diez Relatos Weird Western, de Robert E. Howard

Costas de Carcosa, que nos tenía algo abandonados con esta colección en tapa dura que tan buenos momentos nos viene dando, regresa a lo grande con una tremenda antología, una publicación a manos del maestro del fantástico como fue el gran Robert E. Howard. Relatos de horror dentro del género western. Una mezcla que siempre he dicho que bien elaborada, puede ser una cazuela con un olor tan rico como sorprendente. Porque no es muy común ver que el genero western se mezcle con otro, y mucho menos con el Terror, y salga un buen resultado. Y en las manos y mente de este hombre brotaba… En Los Diez Relatos Weird Western vais a ver que esto se trata maravillosamente bien. Y es que el maestro escribió una de las primeras historias del Weird Western jamás creadas como fue El horror del túmulo, que junto a Las palomas del infierno, es uno de mis cuentos favoritos del creador de Conan, Kull o mi amado Solomon Kane. Porque Robert Ervin Howard fue un escritor pulp estadounidense de ficción fantástica, terror, aventuras históricas, boxeo, western y detectives. Howard escribió más de trescientas historias y setecientos poemas de pura emoción desenfrenada. Y aquí está la prueba exacta de como también hizo sus pinitos en tramas con el Lejano Oeste de fondo.

Todo lo que hacía o escribía Howard se convertía en oro puro.

Tras otro poderoso Prólogo como nos tiene acostumbrados el maestro Javier Jiménez Barco para la ocasión, tenemos a El horror del túmulo que es el relato que lidera esta antología. Y el más potente. Donde un codicioso vaquero de Texas busca un tesoro en un túmulo indio y despierta algo antiguo y malvado. Pero este tomo tiene otras maravillas como El hombre en el suelo o El corazón del viejo Garfield, un cuento de 1933 y una de las mejores historias extrañas que he leído en mucho tiempo porque no recordaba nada de nada y no estoy seguro de haberla leída en el pasado. Aunque creo que sí porque me recuerda a un relato que escribí, así que seguramente “bebí de este río”. Aquí lo siniestro y el horror están plenamente integrados en la puesta en escena de la frontera asentada. Personas que sentiréis que son o fueron verdaderos tejanos que se enfrentan a un misterio, pero que responden a ello con verdadera determinación. Nada de intelectuales sino de hombres prácticos enfrentándose al horror en las llanuras. Y La muerta recuerda es una historia casi perfecta de venganza y una excelente caracterización de la mentalidad de los vaqueros y de la sociedad ruda y dispuesta del Oeste de allá por 1870.

Pero hay más relatos con la mejor ambientación de finales del XIX en el verdadero Far West. Como Por el amor de Barbara Allen, El secreto del valle perdido (un lúgubre relato subteosófico de antiguas razas depravadas que descienden a toda velocidad en la escala evolutiva), El extraño caso de Josiah Willbager (que cuenta como nativos americanos le arrancaron el cuero cabelludo y lo dieron por muerto, pero sobrevivió milagrosamente gracias a una visión), El jinete del trueno, El horror en la noche, La sombra de la bestia (el hombre sureño defiende a su mujer de piel clara de amenazas bestiales sólo para encontrar algo aún más bestial y oculto rondando una casa; todo esto sin olvidar que cada relato viene con alguna ilustración y el volumen cierra con unos Apéndices; el primero, contenedor de unos poemas que el autor lanzó también con esta temática; y el segundo, artículos sobre cómo algunos de estos relatos también vieron la luz dentro de los cómics de la EC.

Siempre diré que con la lectura de una obra de Howard es muy difícil no ganar. En sus cuentos de terror, en el peor de los casos, es pulp. En el mejor de los casos, es un digno heredero al menos de Poe, incluso si hay gente que dice que nunca llega a igualar a Lovecraft (para mí lo supera); Howard aquí ambienta sus historias en la Texas que conocía, hace obvio como podía profundizar en el corazón del hombre blanco pobre y con problemas de aquella época y deja historias inolvidables en lo que es uno de los grandes libros publicados este año.

El horror a lo desconocido en el Lejano Oeste que, como en cualquier lugar del mundo, está ahí fuera. Aunque muchos se nieguen a creerlo retirando la mirada.

Reseña: Blackwater I. La Riada, de Michael McDowell

Fui uno de esos que llegó a Michael McDowell por las recomendaciones que hizo Stephen King. El de Maine describió a McDowell como el mejor escritor de originales de literatura popular de USA. De hecho, a su mujer Tabitha King, se le pidió que completara la novela inacabada de McDowell, Candles Burning, que se publicó en 2006 con buenas críticas. Pero en cuanto a su carrera, McDowell nunca intentó ser algo fuera de lo común. Atestiguó que era solamente un escritor comercial e incluso estaba orgulloso de ello. Escribir era un trabajo para él. Lo dice en su libro Faces of Fear: «Escribo cosas para ponerlas en librerías el próximo mes. Creo que es un error intentar escribir para ciertas edades.» Un tío tan sincero como diferente. Y uno que anda por aquí y que ama el género de terror por encima de todas las cosas, tiene en su más alto podio su novela Los Elementales (que rezo porque Blackie Books la rescate). Y es que nunca tuve oportunidad de leer su saga Blackwater pese a que me atraía mogollón toda la trama que había detrás y la forma en que se decidió publicarla (inspiración para La Milla Verde, de Stephen King). Sin embargo, como soy de esos que piensan que las cosas ocurren por una razón, el destino hizo que tuviera la oportunidad de empezar a leerla AHORA en las bonitas ediciones llevaderas y económicas (ideales para clubes de lectura), las mismas que ha colocado en librerías Blackie Books en nuestro país con portadas maravillosas que están haciendo estragos en internet.

Hoy os traigo para reseña el primer volumen, La Riada, pero que sepáis que pienso hacer lo mismo con los seis tomitos que comprenden la saga. Porque pocas atmósferas se pueden crear tan adictivas como la que vais a encontrar aquí. Desde la primera página. Y no sé porqué se le está llamando de todo, ahora tan de moda en su nueva publicación en toda Europa, menos lo que es. Friends, esto es puro folk-horror. Un retrato realista con toques sobrenaturales, sí, pero un pueblo con problemas que ha sufrido una catástrofe donde cuyos habitantes empiezan a desvelar poco a poco (como bien sabe hacer Mc Dowell) su lado más oscuro. Una crónica de una familia sureña atraída por lo sobrenatural. Porque en este primer volumen las oscuras aguas del río Blackwater han inundado Perdido, un pequeño pueblo al sur de Alabama donde los Caskey, un gran clan de ricos terratenientes, intentan hacer frente a los daños causados por la riada. Y comenzando con el rescate de una mujer misteriosa encontrada en un hotel parcialmente inundado y terminando con otra inundación en la misma ciudad, aquí hay una simetría que no se encuentra a menudo en el terror. Y quizás sea porque Blackwater no es realmente una novela de fantasía oscura. Lo describiría más como una telenovela o saga familiar del gótico sureño, con elementos sobrenaturales y terroríficos. ¡Lo que viene a ser folk-horror! ¿Recordáis la primera temporada de True Detective? Pues de ese palo aunque bastantes años antes.

Una de las cosas que adoro de McDowell, y hay muchas de ellas aquí, es cómo trata los horribles eventos sobrenaturales como si no fueran gran cosa. De alguna manera, esto hace que el evento sea aún más horrible, si eso tiene algún sentido. Además de que McDowell escribe sobre dinámicas familiares como nadie, este libro lo demuestra al igual que lo hizo en Los Elementales. Escribe muy bien sobre gente que está en la cima, cae, y viceversa. Y suele repetir con familias de hombres ricos pero con mujeres dominantes detrás. Y con nativos-criados alrededor que tienen una potente personalidad. Pudo ser lo que él mismo vivió en la misma Alabama.

En un porcentaje muy alto, Blackwater no se parecerá a nada que hayas leído o que leerás en mucho tiempo. Aunque está categorizado como gótico sureño y archivado en la sección de terror en USA (cuando no está agotado), desafía el género en casi todos los sentidos. Una epopeya impulsada por personajes que abarcan varias generaciones, haceros una idea de estar leyendo a Harper Lee o William Faulkner cuando de pronto la historia nos recuerda al mejor Stephen King. ¡Estamos enganchadísimos!

McDowell fue un creador de los buenos, además de escribir varios libros proporcionó al cine guiones como el de Beetlejuice y Pesadilla antes de Navidad para Tim Burton.

Arrea.

Reseña: Soy Leyenda, de Hernández, Caballero y Matheson

A una buena historia de Terror, uno siempre quiere volver.

Y más aún si nunca tuviste la oportunidad de verla reflejada en un formato diferente a la que la leíste o viste por primera vez. Hablo de Soy Leyenda, el novelón que se marcó el siempre original Richard Matheson, allá por 1954. Nada más y nada menos. Una versión que nos traslada a una post-apocalíptica ciudad de Los Ángeles (no a Nueva York), en lo que serían unos supuestos años entre 1976 y 1979. Una historia que los quita-méritos del género de terror siempre han querido catalogarla de Ciencia Ficción antes que decir claramente que estamos ante una trama que alcanzó la cima de nuestro glorioso y amado género. Y todo, para llevársela a su terreno. Pero no, my friends, I am leyend es puro horror y para mí no es una trama que produce los clásicos síntomas del vampiro mítico y trata de re-evaluarlo, como he leído por ahí. Para mí es simplemente la versión de Matheson de lo que sería un mundo gobernado por zombies.

Y ahora Sergio Hernández y Toni Caballero (Backhome, Planeta Manga), han convertido esta historia en novela gráfica. Ya la convirtieron en cómic en su día Matheson, Brown y Elman en 2007, pero que duda cabe que era llamativa y atractiva la idea de leer esta versión de dos autores de este país, elaborada al estilo amerimanga.

Si no conocéis la historia, ya tardáis. Tenemos a Robert Neville, el único superviviente de un despiadado virus que ha asolado el planeta, convirtiendo al resto de la humanidad en “vampiros”. Su existencia, se ha reducido a combatir a estos seres sanguinarios, quienes tratan desesperadamente de darle caza, ya que, para ellos, él es el verdadero monstruo. Y con escenas espectaculares, de acción y bastante drama (de esta historia, recordaremos siempre el tema del perrito), van pasando los días, días que Neville intenta seguir a duras penas con el solo objetivo de encontrar a otros que hayan sobrevivido como él. Y salir, poder llegar lejos, alcanzar un mundo nuevo que debe haber tras la ciudad fortificación en la que se esconde…

Neville ha sobrevivido a una pandemia propinada por una bacteria. ¿Os suena? Solo que no fue lo mismo que vivimos hace unos años, ¿no? Gracias a Dios. Pero como veis, casi setenta años antes, Matheson adelantaba acontecimientos con una idea futurista entonces, de lo que podía pasar por culpa de una guerra bacteriológica. Aunque estoy de acuerdo que Soy leyenda, en realidad, trata otros temas como la soledad, la fuerza del ser humano por sobrevivir, ese mismo que flaquea en ocasiones y se piensa seguir viviendo.

Una luz en lo que parecía un largo e interminable túnel.

Lo he dicho. A una buena historia, uno siempre vuelve.

Reseña: En la Noche de los Tiempos, de Gou Tanabe y H.P. Lovecraft

Original, atípico y magníficamente ilustrado, rinde muy buen homenaje a la obra de Lovecraft. Podría ser la definición de En la noche de los tiempos, la nueva publicación de esta maravillosa colección que Planeta Cómic está trayendo a nuestro país, del siempre magnífico Gou Tanabe; el cual está o estuvo trasladando las grandes obras del maestro del horror cósmico H.P. Lovecraft, lo que le quedaron grandes cómics o mangas que todo amante del terror debería degustar en algún momento de su vida.

Tras disfrutar de El morador de las tinieblas (https://www.cronicasliterarias.es/?p=14169) y La sombra sobre Insmouth (https://www.cronicasliterarias.es/?p=10994), percibes que lo mejor que Tanabe sabe crear es una narración fluida para las diferentes historias. Tanabe se toma el tiempo para establecer esa atmósfera vagamente inquietante que añade sabor a las historias del maestro de Providence. Y muchos de los que estáis por aquí sabéis que de lo primero nunca gozas en la literatura del propio Lovecraft. Aunque de lo segundo sí. Tengo un colega que siguió toda esta colección en francés y decía que cuando tuvo concretamente este volumen que os reseño hoy (2018), se dio cuenta que junto a La llamada de Cthulhu (https://www.planetadelibros.com/libro-la-llamada-de-cthulhu/361322), estaba ante una de las mejores obras adaptadas de toda la colección. Eso me hypeó bastante. Por eso andaba loco porque llegara. ¿Y qué tenemos aquí? En la noche de los tiempos encontramos los temas centrales de Lovecraft que giran en torno a cierta forma de drama angustioso, opresivo y de terror. De libros secretos (¡Ah, el Necronomicon!), de civilizaciones antiguas surgiendo de las entrañas de la Tierra, y de una lenta toma de conciencia por parte del héroe (buena parte de la narración es en estilo indirecto) de estos fenómenos que impactan con su personalidad. Esto juega en el tiempo, que no se desarrolla a la misma velocidad para todos (el héroe tiene así un “intervalo” de algunos años durante el cual parece estar en una progresión paralela), o en el que parece que podemos viajar. Esperad, esperad… que empiezo a enrollarme como Lovecraft, ¿no? Lo contaré al estilo Gou Tanabe. ¿Qué tenemos aquí? En la noche de los tiempos encontramos una historia que se desarrolla a lo largo de unos veinticinco años. Con un personaje con doble personalidad y después de una amnesia de cinco años. Se narra en primera persona la historia de Nathaniel Wingate Peaslee, un profesor de Economía de la Universidad de Miskatonic, que entre 1908 y 1913 sufre una inexplicable amnesia y trastorno de la personalidad, cuyo trasfondo tratará de descubrir a pesar de las cosas terribles que pueda averiguar. Las personas más allegadas a él lo abandonan, debido al extraño comportamiento que desarrolla durante los cinco años de amnesia. Excepto su hijo, Wingate Peaslee, a quien más tarde confiará a través de una carta todos los detalles de la historia que va desenterrando acerca de lo sucedido.

Y luego de haberse recuperado, extraños sueños lo acosan noche tras noche y cada vez lo atormentan más… Hasta que los sueños se vuelven cada vez más nítidos y aterradores y descubre la razón de sus gritos al despertar: la existencia en el pasado de una raza de extraños alienígenas. Pero años después de haber sobrellevado sus temores y haber enterrado sus sueños, recibe una carta desde Australia, donde al parecer se han encontrado misteriosos restos con grabados curvilíneos como los que describió periódicamente en una revista de psicología. El arqueólogo le propone realizar la empresa de excavar las arenas si dispone de recursos y obreros para realizarlos. Y allí que va.

Un nuevo título donde el dibujo es realmente bueno. Con algunos escenarios fantásticos que podrían estar a la altura de los grandes dibujantes de los 70 u 80 del pasado siglo. Un buen tomo llevadero con el que disfrutar de la lectura doquiera que te encuentres.

En la noche de los tiempos ya era una de las obras más “accesibles” de Lovecraft antes de esta versión. Pues imaginaos si os la presenta Gou Tanabe. En mi opinión, si no la mejor, una de las más espeluznantes, completa y rica. Indispensable para amantes del horror atmosférico.