Reseña: Huyamos por la Izquierda. Las Crónicas de León Melquíades, de Mark Russell y Mike Feehan

Así nos va a los que perseveramos; lectores constantes, tenaces, firmes, persistentes, gente que no para de leer una obra tras otra por que es fácil y gustoso. Las mejores aventuras, las mejores historias donde dejar deambular la mente de uno, siempre se encuentran en la cultura freak, geek, o como queráis llamarlo. Un universo interminable donde disfrutar, lejos de la cada vez más insolente actualidad. Ideas originales a un paso. ¿Y por qué tan serio?, como decía aquel de boca rajada. ¿Por qué tan filosófico a comienzos de 2020? Fácil. Lo que uno encuentra casi por casualidad, me ha hecho reflexionar. Y es que si me hubiérais dicho hace algún tiempo que me enamoraría de un cómic sobre León Melquíades… -¿Quién? Uff, seguro que a muchos de vosotros (como a mí) ni os suena el nombre. Pero os pongo en situación. León Melquíades (Snagglepuss, en inglés) fue un personaje de dibujos animados creado por la factoría de animación Hanna-Barbera. Un león o gato montés antropomórfico y parlante con acento sureño de color rosa cuyas aventuras fueron emitidas en USA allá por los 60s y en nuestro país hacia finales de los 70s, principios de los 80s. De esas series muy relacionables entre ellas junto a El Oso Yogui, Leoncio León y Tristón, Los Picapiedra, Los Autos Locos…-, bien, pues como os decía, ¿quién demonios me iba a decir a mí que con algo más de cuatro décadas encima, me iba a encantar un cómic sobre León Melquíades? Friends, en serio, un pedazo de enamoramiento de este nuevo replanteamiento que Mark Russell le hace al personaje.

Un lavado de cara, una nueva visión comiquera volviéndola actual, a una serie de Hanna-Barbera tal como hiciera con la exitosa Los Picapiedra, la joya de la corona de todas estas readaptaciones. Otra edición chula como es Huyamos por la Izquierda: Las Crónicas de Melquíades que ahora ECC Ediciones recoge en un tomito con la miniserie al completo. No obstante, no esperéis nada infantil. De hecho, diría que estamos ante un cómic bastante adulto ya que se centra en aquellos años de sustos en USA, como fue la década de los 50s del pasado siglo. Puro género negro. Y  sí, me refiero a esa famosa lista negra de gente perseguida de Hollywood de la que tanto se habló entonces.

Encontramos entonces a un León Melquíades como una especie de Tennessee Williams (no tan descabellado), que lleva una vida gay secreta oculta al público. Pero la caza de comunistas es solo un aspecto parcial. Aquí se mezcla el desdén por los estadounidenses homosexuales, su trato como degenerados y la yuxtaposición de personas que llevan vidas ocultas debido a su orientación sexual con seres que se ven obligados a hacer lo mismo debido a sus convicciones políticas. La vergüenza es el arma utilizada contra todas las formas disidentes. La vergüenza de ser quien realmente eres, se alinea con el miedo a ser perseguido. Ese es el trasfondo. Estados Unidos, como se muestra en Las Crónicas de Melquíades, es ese país que tuvo como enemigos a racistas y xenófobos de otros países cuando sus mismos defectos saltaban en su propia parrilla. No es una nación de individuos como se pretende, sino un asentamiento de entidades indistinguibles que solo tolerarán su singularidad hasta cierto punto. El típico ejemplo de haz lo que digo, no lo que hago…

Y aquí se ve. En definitiva, un genial tomito con un tema muy serio a tratar. Llevado con personajes infantiles reconvertidos (muy a lo Blacksad, por cierto), con muchos aspectos de la historia negra de Hollywood que brindan su contexto más allá de la sátira. Con líneas y dibujos de angustia y horror bastante conseguidos. Con otros personajes conocidos y relacionados que hacen aparición como el Sabueso Huckleberry, que es un poco Truman Capote (esto puede sonar un poco desgarrador); o el genial Tiro Loco McGraw, al igual que Pulpo Manotas y algunos secundarios típicos de las series Hanna-Barbera, que con un poco de esfuerzo de memoria reconoceréis.

Mark Russell compara el mundo a un escenario y sugiere que todos somos actores. Bueno, en realidad, Shakespeare sugirió eso. Pero Russell lo convierte en cómic. En una miniserie que es propensa a debate. Una aguda sátira política muy conseguida.

Reseña: Batman. Los Reyes del Miedo, de Scott Peterson y Kelley Jones

En Los Reyes del Miedo, Scott Peterson y Kelley Jones, quisieron profundizar en la más profunda psique del Caballero Oscuro. Permítanme hacerles saber que como fan de las historias introspectivas y psicodélicas en base a lo que uno estudió, y dado que esta miniserie de seis números no está ligada a la continuidad, tenía muchísima curiosidad por leer esta miniserie que ECC Ediciones saca al mercado en un buen tomito (como siempre) de esos ligeros para devorar en cualquier parte. Además, os confieso que hacía tiempo que no me ocurría: tras acabarlo, no busqué nada más. Me dispuse a leerlo de nuevo pues esta trama tiene mucho destilado y en diferentes capas. Tenía mis expectativas, la sensación de a dónde podría estar yendo el equipo creativo cuando empecé a leer la trama, en qué lugar siniestro de la mente de Bruce Wayne querían soltarme, pero me equivoqué. Y equivocarse en las suposiciones de una historia, mola.

Una serie que el tiempo (y vosotros) diréis si en su conjunto se convierte en un clásico.

Para empezar, en Los Reyes del Miedo, estamos ante una historia donde El Espantapájaros se convierte en personaje principal. Vuelve a andar suelto y lo peor es, que tiene un rehén y lo ha rociado con una temible toxina. Un villano que en realidad no recibe mucho protagonismo en el tema que se propone al principio, pero que parece estar tras cada jugada, y eso, nuevamente, mola. No sólo permite al equipo creativo poder preparar una buena entrada para El Espantapájaros, sino que también se tiene tiempo para establecer un guión base y aportar contexto e introducir los principales problemas con los que se va a encontrar el orejas picudas.

Que se pueden resumir básicamente a: ¿Qué asusta realmente a Batman? Con una cuestión secundaria que el propio héroe dice: ¿En qué medida es responsable de las acciones de sus villanos? Estas son, por supuesto, preguntas ancestrales que han sido examinadas y respondidas por varios equipos creativos a lo largo de los años. Y aunque personalmente creo que sigue siendo un tema potencialmente interesante para explorar en un cómic de Batman, también creo que aquí se desarrolla de otro modo, con una buenísima teoría, que no desvelaré aquí. Pero os doy una pista: la encontraréis en una breve conversación que tienen Joker y Batman, donde usan metáforas sobre la mansión y la cueva del Caballero Oscuro para proponerlos como sus lugares «más oscuros»…

Sinceramente, soy incapaz de comparar Los Reyes del Miedo con otras obras de Batman. Insisto en que trata un tema que no es nuevo ni original, pero al leer la historia…, no sé, deja un buen sabor de boca. Aunque está claro que las alusiones al Arkham Asylum, de Grant Morrison y Dave McKean, son inevitables.

Batman: Los Reyes del Miedo comienza con Batman evitando que Joker mate a un inocente y diezmando absolutamente a sus matones en el proceso. Pura acción como gusta a muchos para enganchar, pero con la diferencia que Batman, en este cómic, tiene una mente táctica. Es capaz de evaluar situaciones, sabe cuándo saltar a la refriega para salvar una vida, o usa estrategias y artes marciales expertas para dominar a cualquier enemigo que se tercie en combate físico. Precisamente por esta precisión, esta delicadeza, y el suspense que mantiene el tema Espantapájaros, me gusta.

Todo esto sazonado con los dibujacos que es capaz de aportar Kelley Jones. En un tomo que se debate entre lápices y tintas, siniestramente oscuro, con una buena dosis de horror ilustrada. Por supuesto, también con sus -en ocasiones-, ciertas partes del cuerpo de algunos personajes extrañamente desproporcionadas.

Recomendado si gustas de la estética única de Kelley Jones, si te van las tramas con trasfondo y esencialmente filosóficas, y te encanta, sobre todo, las conclusiones moralmente satisfactorias.