Reseña: Authority. Kev, de Garth Ennis y Glenn Fabry

Los personajes de Authority son unos de los que más me han marcado dentro del cómic americano no mainstream. Pero para el caso, diría que es mejor ponerse o ver Authority: Kev como un spin-off poco conectado con la serie básica, al menos, más una trama aparte que una continuación de la misma. Por que Ennis tiene un… estilo distinto. Un estilo que disfruto mucho de vez en cuando, pero que es sombrío y gratuitamente brutal. Y en Kev se explaya aún más dentro del mundo de lo violento y lo tremendamente enojado o mosqueado del ser humano. Aquí no es lo mismo. Sin embargo, gratuitamente brutal “encaja” bastante bien con el personaje de Midnighter. Y el que lo conozca, sabrá lo que quiero decir. Entonces pude ver en este nuevo tomito que recién publica ECC Ediciones que la historia se centra en ese personaje y en Kevin (en su mayor parte). Y entonces, si bien la historia funciona, estos tomitos me reportan la sensación de ser aproximadamente un 75% Ennis con solo un 25% de Fabry. Lo que es un poco decepcionante porque Authority brilla siempre mucho si guion y dibujo están al cien por cien. Pero tenía ganas y tenía muchas ganas de volver a ponerme con algo de esta temática tras las geniales sensaciones de aquel cameo de Midnighter en Sleeper.

¿Y qué tenemos? Aparentemente un equipo de superhéroes telepáticos y malhablados con una estación espacial interdimensional maravillosa que viaja en el tiempo. El trabajo de los Authority es repeler repetidamente las flotas de guerra extraterrestres hostiles empeñadas en subyugar y/o vaporizar el planeta Tierra. Y Kev es un asesino a sueldo perdedor del SAS cuyo único superpoder es «el imán de mierda más grande del mundo». Su primer trabajo como guardaespaldas termina con el protegido siendo devorado por un tigre… en una bonita y tranquila casa suburbana (Jajaj… es que Ennis es genial).

Y los escuadrones de asalto del IRA siguen persiguiéndolo. Y Ennis en su salsa. Haciendo chistes de maricas frente a superhéroes homosexuales con tolerancia cero hacia los imbéciles homofóbicos; reventando cabezas de extraterrestres con malas intencioes, él es Gilligan, si Gilligan fuera un asesino entrenado pero en quiebra.

Authority: Kev -obviamente, por el autor que tiene detrás-, es un cómic que no se toma en serio a sí mismo. Parece un experimento y aun así, funciona, como es habitual para mí con un cómic de Ennis. Me encontré riendo e intentando recordar ciertas bromas para compartirlas con gente. Por supuesto, NO, con las que insultan a ciertos colectivos. Pero sin irreverencia y sin miedo a las historias ficticias de violencia en ocasiones ridícula: este es el Garth Ennis que conozco y amo. Si te gusta Ennis, te encantará. Si no, puede que te asuste lo que se cuenta aquí.

Reseña: Cadáveres, de Si Spencer, Ormston, Winslade, Hetrick y Lotay

Si hay una propuesta de Netflix que lleva un tiempo dando que hablar, esa es Cadáveres:

Cuatro asesinatos. Cuatro detectives. Cuatro eras. Una conexión imposible.

Pero recordad friends, que para disfrutar de una buena historia siempre hay que recurrir a las fuentes. Y dicha historia está sacada de la miniserie de ocho numeritos que elaboró el guionista Si Spencer junto a Dean Ormston, Phil Winslade, Meghan Hetrick y Tula Lotay. Volumen recopilado que acaba de ser publicado en tapa dura por ECC Ediciones en nuestro país. Un cómic que contiene una de esas historias impactantes que mezclan el género negro con la ciencia ficción… y el horror.

Porque en Cadáveres esta esa mezcla que suma e inspira y hay referencias a múltiples obras que van desde los cuentos de Sherlock Holmes hasta el poderoso From Hell, de Alan Moore. Pasando por conspiraciones y horrores de los que H. P. Lovecraft estaría orgulloso. Y todo ambientado en Londres donde Edmond Hillinghead es un triunfador de la década de 1890 que intenta resolver un asesinato que a nadie le importa mientras oculta su propio secreto. Pero después tenemos a Karl Whiteman en los años 40 haciendo lo mismo (otro tío con un pasado impactante). Y a Shahara Hasan que es la increíble sargento detective que en 2014 investiga entre la delgada línea que existe entre religión y poder. Y Maplewood, un amnésico de un año 2050 post-apocalíptico que aporta la perspectiva más inquietante de todas. Sin duda, es uno de los cómics que ya llaman la atención por su portada. Y suma cuando te enteras que ha sido trasladado a una de las plataformas de TV que más sigue la gente. Pero el cómic de Cadáveres merece toda tu atención y más. Cuatro detectives, cuatro épocas diferentes, una víctima de asesinato, el mismo modus operandi, el mismo lugar, apareciendo ante cada detective. ¿Quién mató a John Bull? Cadáveres (Bodies) es un misterio de asesinato muy complicado de desentrañar y descifrar, y diré que es uno de los cómics de Vertigo de los últimos años que más he disfrutado. Parece que por fin han vuelto a las “andadas”.

Aparte, mola ver que cada una de las cuatro historias está dibujada por un artista diferente. Eso le da ese toque estupendo de “separación” en el tiempo que la historia necesita. Edmond Hillinghead es un detective encerrado en 1890, dibujado por Dean Ormston; Karl Whiteman es un detective corrupto en 1940, dibujado por Phil Winslade; Shahara Hasan es una detective musulmana de 2014, dibujada por Meghan Hetrick; y finalmente Maplewood es un detective/terrorista amnésico en 2050, dibujado por Tula Lotay. Realmente me gustaron todas las contribuciones de los artistas. Un trabajo muy sólido en general. Y tenemos al ya desaparecido señor Si Spencer haciendo algo grande en el guion. Escribiendo las diferentes partes y haciendo un buen trabajo al presentar cada una con una voz diferente.

El colorista Lee Loughridge también hace un trabajo excelente, dando a cada época una apariencia única: oscura y sangrienta para el Londres victoriano, demasiado brillante y desequilibrada para el futuro. Donde cada personaje tiene la tarea de investigar el asesinato de un hombre desconocido encontrado en Longharvest Lane y surgen similitudes para cada uno.

Por supuesto, no voy a revelar nada más. Pues uno de los mayores éxitos de Seven, de David Fincher, es que la gente nunca habló con nadie sobre el final a menos que la ha hubiera visto.

Reseña: Superman. La Orden de la Lámpara Negra, de Cantwell y Rodríguez

Me gusta cuando se intenta sacar originalidad o algo nuevo de personajes que normalmente son redundantes en sus tramas. Y para eso siempre es efectivo recurrir al antes o después. Contar algo de su infancia, de su juventud… o su senectud. Algo que nunca se contó. Por eso me gusta la idea que propone Superman: La Orden de la Lámpara Negra; una colaboración entre Javier Rodríguez y Christopher Cantwell que homenajea a la Edad de Oro del personaje así como a muchas novelas de época. Porque cuentan que antes de estar en La Liga de la Justicia, el joven Clark Kent fue miembro de un club muy especial: la Orden de la Lámpara Negra, el club de fans de Hop Harrigan, su héroe de la infancia. Y le acaba de llegar una nota en la que alguien de la Orden indica: “Sálvame”.

Hop Harrigan fue un personaje clásico de DC (All American Comics, 1939) creado por John Blummer. Un aviador con el que vivíamos trepidantes aventuras en parajes exóticos. Todo muy al estilo Indiana Jones. Pero Harrigan alcanzó una cuota de popularidad importante durante la Segunda Guerra Mundial llegando a protagonizar seriales de radio, películas y serie de televisión. Y La Orden de la Lámpara Negra trata sobre él, sobre el olvido y la memoria. Y aunque Superman y Harrigan son personajes que tienen prácticamente la misma edad, uno permanece en la memoria de todos y el otro no.

Una miniserie que ECC Ediciones ha recopilado en un genial TPB para el disfrute comiquero de todos. Tres números en uno que curiosamente fueron publicados originalmente en la serie Batman: The Brave and The Bold, en la parte «trasera», muy al estilo de lo que se hacía en los cómics que nos encontrábamos en kioscos los niños de los 80. Una trama donde Cantwell (cocreador de Halt and Catch Fire, Briar, Iron Man) y el artista asturiano Javier Rodríguez (Daredevil, Defenders), nos muestran como Superman encuentra un anillo decodificador con un mensaje secreto. Un mensaje oculto que le lleva a saber de un misterio relacionado con el pasado del Hombre de Acero, con el que descubre una curiosa ubicación y entonces se topa con una pregunta: ¿Terminará uniéndose a una persona que nunca pensó que volvería a ver mientras transita los misterios de un lugar secreto que jamás esperaba encontrar? Tenemos a Lois como jefa interina del Planet junto a Clark en este misterio. Ambos interesados en el mensaje recibido, ambos creyendo que la crónica del rescate del antiguo héroe sería mucho más interesante si la escribe Superman como colaborador especial del Daily Planet. Porque Clark de niño era fan de Harrigan y pertenecía a su club. Y todos los miembros recibían un anillo. Y ahora, en el paquete de auxilio, acaba de recibir un anillo “auténtico” que se abre y le permite seguir la pista del héroe desaparecido…

Y ya estás inmerso en la aventura.

Un cómic de Superman que, más que clásico, funciona muy bien al estilo pulp de las novelas de aventuras de los años 50. Homenajea a los personajes que llenaron nuestros sueños, los de una dinastía anterior y algunas posteriores a los niños de los 80 que andamos por aquí. Los diálogos entre Superman y Harrigan están repletos de contenido y de significado metalingüístico que si los pillas, vas a sonreír cada poco. En el apartado gráfico tenemos a nuestro paisano Javier Rodríguez que además es el entintador y colorista. Y nada mejor que sus ilustraciones para una historia así. Le da un aroma clásico a la obra que pocos podrían conseguir.

Una historia breve pero apasionante del superhéroe más poderoso de todos los tiempos.

Reseña: Green Arrow. Carcaj, de Kevin Smith y Phil Hester

Carcaj ha sido clasificada dentro de la colección Grandes Novelas Gráficas de DC pero es el tomo de Green Arrow contenedor de la genial serie que se marcó Kevin Smith con el personaje. Sí, el director de pelis como Clerks, Mallrats o Dogma. Unos cómics en los que se unió al dibujante Phil Hester para contarnos una de las historias más aplaudidas de la trayectoria de Green Arrow. Dicen que es como pocas, la que recupera la esencia clásica de este héroe que también brilló con su reciente serie de TV, aunque en mi opinión, por otros temas. Pero estoy de acuerdo. Carcaj es una miniserie que Kevin Smith convirtió en clásica pocos momentos después de publicarse. Tiene un regustillo clásico que deja muy buen sabor de boca. Donde tenemos uno de las eternos secundarios de DC convirtiéndose en prota.

Para mí, lo mejor que ha hecho Kevin Smith en el noveno arte. Y eso que la exigencia era alta porque yo que degusté los años dorados de DC, sí que era un gran fan del Green Arrow (Flecha Verde) de antes (me encantan los héroes que tiran flechas). ¿Fan de Kevin Smith? Por supuesto. De su cine. Además que estamos ante un ejemplo de que se le puede dar una oportunidad a un friki lector de cómics y hacerlo bien creando guiones geniales. A Kevin se le asignó la tarea de resucitar con éxito al Green Arrow original después de haber estado muerto durante años. No era un trabajo fácil. Y lo hizo de maravilla. Esta es la prueba. En primer lugar, el diálogo de Smith mola. Es un maestro en ello; lo sabe el que ha visto sus pelis. Pero también es bastante bueno con las interacciones de los personajes. Compro las emociones que desprende. Oliver volviendo a conectar con Dinah (Canario Negro) mola y no resulta cursi ni forzado. También me gusta la forma en que Kevin se toma su tiempo para llegar al punto de explicar completamente el regreso de Ollie de la tumba. Una historia que tampoco pasaba nada si lo hubiera hecho en diez números más porque es un súper emocionante. Y la naturaleza espiritual de la resurrección. Smith nunca tuvo problemas para incluir la religión en sus trabajos. De hecho, hizo que el viaje al cielo fuera divertido, ¿no? (Algunos lo pillarán).

¿Y qué hay de los invitados? Oliver se fue un tiempo y ahora tiene mucho que hacer para ponerse al día. Y va reencontrándose con viejos amigos. Ahora es cuando encontramos como el autor lo clava con Batman aquí. Los primeros momentos de Bruce con el recién regresado Ollie son ya clásicas viñetas dignas de estudio. Aunque el encuentro de Oliver con Arthur (Aquaman) también es divertido. Y el resto de JLA, JSA, Etrigan, Deadman y un par de estrellas invitadas más también se unen a la diversión. A lo que suma el característico sentido del humor de Kevin Smith con declaraciones como “Mis pezones ahora están un poco duros», con los que me partía la caja.

El trabajo de Phil Hester y Ande Park, bastante válido. Aunque brillan más en páginas de gran tamaño. Me gusta el trabajo de líneas gruesas y oscuras y podría ser lo mejor que he visto de estos chicos. Haciendo guiños a Matt Wagner en lo que respecta en sus impresionantes portadas.

Buen material.

 

Reseña: Wonder Woman. Tierra Uno, de Morrison, Paquette y Fairbairn

Iré directo al grano y diré que Wonder Woman: Tierra Uno no es un cómic para todo el mundo. Esta novela gráfica en su conjunto ofrece una versión más provocativa de la icónica heroína, una que la devuelve a su Edad de Oro, a sus raíces obsesionadas con la esclavitud y que incursiona en ciertos argumentos que algunos lectores podrían encontrar incómodos. Ya sabéis como tienen la piel de fina algunos en estos tiempos. Pero también es una historia sorprendentemente extravagante y colorida dada la naturaleza normalmente recta y sólida de la línea Tierra Uno que DC lanzó al mercado para ciertos personajes. De todos modos, si llegáis a este tomo sin otro objetivo que el anhelo de ver a Grant Morrison y Yanick Paquette ofrecer su propio giro único sobre un personaje que tiene ya más ochenta años, con Wonder woman: Tierra Uno, no os decepcionaréis.

Una historia que no brotó de un día para otro pues Wonder Woman: Earth One narra una trama que el maestro Grant Morrison estuvo años desarrollando. Morrison, como es su costumbre, utiliza este cómic para regresar a las primeras historias de la Mujer Maravilla y hacer que esos elementos olvidados funcionen en un contexto moderno. La mayoría de los creadores tienden a restar importancia al trabajo del creador William Moulton Marston, cuya princesa Diana no podía pasar más de unas pocas páginas sin ser atada o sometida a ataduras. Morrison se deleita con la idea de ponernos a Isla Paraíso como un escondite en parte utopía y en parte bacanal donde la dominación y la sumisión son las fuerzas rectoras de la sociedad. La idea era que había algo resonante y significativo en esas viejas historias detrás de las situaciones e imágenes cargadas de sexualidad y Morrison y Paquette presentan eso concretamente aquí. Uno de los temas predominantes en esta novela gráfica es la idea de que la sumisión voluntaria es un acto de fuerza, no de debilidad. No sé si lo sabéis pero se pretendía que esta trama se llamara Juicio a la Princesa Diana, el juicio que constituye la columna vertebral de la historia. El guion adopta un enfoque no lineal para explorar el origen de Wonder Woman en el universo Earth One, cuando Diana regresa encadenada a Isla Paraíso y ella y otros testifican sobre su primer viaje al mundo exterior de los hombres. Este enfoque ayuda a Morrison a abordar, si no a explicar completamente, los problemas de ritmo que han afectado a todas las novelas gráficas Tierra Uno en un grado u otro.

El formato de novela gráfica de más de cien páginas simplemente es el mejor para degustar toda la trama en las sentadas que el lector desee y abordar la construcción del mundo y desarrollo de personajes con la mejor perspectiva. Además, la estructura no lineal de esta historia le permite a Morrison ser más eficiente con el espacio limitado y, al mismo tiempo, brindar mucho por el espacio para las magníficas páginas de presentación y los collages de Paquette. Mi única queja es que la relación entre Diana y Steve Trevor necesita de más atención.

La historia de WW haciendo un breve viaje por carretera y luego, como una adolescente testaruda robándole el coche a papá, siendo castigada por ello cuando regresa a casa… le da una cercanía al personaje tremenda. Y es que Tierra Uno carece del tradicional enfrentamiento entre héroe y villano que es casi un requisito en las historias de origen de superhéroes. Pero yo diría que eso es uno de los puntos fuertes del tomo.

Morrison y Paquette ofrecen una visión muy diferente de Wonder Woman de la que ha dominado los libros de DC en los últimos años. Lo que convierte este nuevo lanzamiento de ECC Ediciones en joyita. Y es que ya solo la “descripción” que hace Paquette de Isla Paraíso ya hace que valga la pena tener el cómic. Y un trabajo con los personajes impresionante. Paquette al nivel aquí de ilustradores como Frank Cho o Terry Dodson.

La historia de cómo Wonder Woman trasciende el miedo y la crueldad del pasado y crece hasta convertirse en una figura que puede inspirar a miles de personas hoy en día.

Reseña: Batman. Año Uno, de Frank Miller y David Mazzucchelli

Fue genial que esto se hiciera cuando se hizo. Fue Frank Miller el iluminado en muchos aspectos. Fue Miller el que se paró a pensar que un personaje como Batman necesitaba un reinicio. Aunque Año Uno no fue un reinicio propiamente dicho, fue algo más, algo especial. Una mini saga donde se narra (obviamente lo que indica el título) el primer año en que Bruce Wayne decidió ser, quién llego a ser. Una historia genial que se desborda en suspense y acción donde Miller profundiza a retazos en la infancia de Wayne y en la idea de cómo quiere encauzar su vida, una vida que es como un pastel sin guinda. Algo le falta y no sabe qué es. Tiene una idea, pero hasta que no se lanza a pasear por las calles y a tener enfrentamientos de lo más real con malhechores; no descubre lo que realmente desea hacer en su tiempo libre.

Frank Miller dotó con gran parte del protagonismo de esta historia al teniente Gordon, lo cual fue todo un acierto. También se cuenta su vida, los pormenores de ser un buen samaritano en una ciudad repleta de políticos y policías corruptos y la debilidad de un hombre contra el mundo. Año Uno es una obra cumbre en muchos sentidos. Destaca la aparición de personajes esenciales años después como Falcone »El Romano» (que hace aquí su primera aparición), una muy diferente Selina Kyle que más que ladrona, Miller encasilla como una valiente prostituta del East End y por supuesto, amante de los gatos. El comisario Gillian Loeb, la detective Sarah Essen o el fiscal del distrito Harvey Dent. Aquí se estaba gestando, se gestaba el resurgimiento de un llamado en nuestros días Caballero Oscuro.

En Año Uno se cuenta la vida del guapo y rico Bruce Wayne. Ha regresado a su ciudad natal tras doce años fuera del país. Lo que los demás no saben es que ha estado entrenándose para conseguir un propósito que lleva años regando su cabeza. Por otro lado, el teniente James Gordon también llega a la ciudad. Bruce empieza, y decide dar una vuelta por los bajos fondos de la ciudad. Es allí donde tiene un incidente con un proxeneta y una prostituta llamada Selina Kyle. Una tía que no lucha nada mal… Wayne ve monstruos en la oscuridad, uno especial que le persigue, uno que fue a por él cuando de pequeño cayó en aquella enorme cueva que hay bajo la mansión Wayne. Lo curioso es que quiere ser como ese monstruo. Quiere ser un ser oscuro con orejas que pueda aterrorizar a los criminales y… ¿empieza a conseguirlo?

Batman: Año Uno se publicó originalmente entre 1986 y 1987, entre los números #404 y #407 de la serie regular. Sin embargo, está planteada como una lectura independiente y autoconclusiva. Está considerada unánimemente como la mejor historia de Batman jamás realizada junto a El Regreso del Caballero Oscuro. Durante mucho tiempo se quiso llevar al cine. Poco antes de que se lanzara la noticia de la producción de Batman Begins, Miller confirmó que gran parte del cómic aparecería en la próxima película de Christopher Nolan.

Frank Miller al guion, David Mazzucchelli al dibujo y el coloreado de Richmond Lewis, dieron al aficionado lo que deseaban. Una obra eterna que por estos lares consideramos el mejor y más recomendable cómic de Batman que se puede recomendar a un aficionado que quiere leer una obraza del orejas picudas. Excelentes obras muchas pero que superen el sobresaliente, se pueden contar con los dedos de una mano. Los años 80 fueron un punto álgido en la historia del noveno arte y Batman debía estar ahí… Y estuvo gracias a Frank Miller. ECC Editorial lo sabe, y como lo sabe, siempre tiene en cartel esta joyita que nunca debe faltar en disponibilidad y asequibilidad. Uno de los cómics que hay que leer antes de morir.

Reseña: Los Nuevos Titanes. ¡No a las Drogas!, de Wolfman y George Pérez

Pocos cómics vais a encontrar más educativos. Y eso que lo que tenemos entre manos es un cómic o una miniserie de tres numeritos que fueron escritos y divulgados en los años 80 del pasado siglo. Un cómic que como bien cuenta Fran San Rafael en una breve sinopsis fue un proyecto en conjunta de The Keebler Company junto a DC Comics tras el fuerte empuje que la primera dama norteamericana Nancy Reagan (mujer de Ronald Reagan) quiso dar a la lucha y la concienciación en la campaña contra las drogas.

Un tomito único que recoge este proyecto y que ECC Ediciones ha tenido a bien traer a las últimas novedades comiqueras de este país. El especial de Los Nuevos Titanes publicado por primera vez en 1983. Donde Speedy y Los Nuevos Titanes exploran la adicción a las drogas. Parte de la campaña de sensibilización sobre las drogas que originalmente fue un cómic promocional, pero fue tan popular que se convirtió en un tema para recaudar fondos. Y que contiene curiosidades del mundillo como que el traje de Starfire fue modificado y Robin (Dick Grayson) fue reemplazado por El Protector (un nuevo personaje o no) debido a problemas de licencia. Y es que nada mejor que aquel joven grupo como eran Los Nuevos Titanes para representar estos temas y salir a kioscos (los de entonces) para convertirse en un fenómeno social porque fueron cómics que raro fue el niño o niña al que no le llegó en una época tan emergente de los superhéroes. El gobierno USA de entonces vio el potencial de los personajes y junto con DC y otros patrocinadores corporativos, publicaron tres cómics contra la droga que se enviaron a todo el país y poco después otros países rápidamente importaron porque el boom de las drogas en los 80s fue tremendo (I was there).

Tenemos a estos superhéroes incluso llegando a ser enviados para la distribución en las escuelas uniendo gastos en cooperación con la Campaña Presidencial de Concientización sobre las Drogas (Y was there too); y lo mejor, grandes autores dándolo todo para que los cómics fueran interesantes. No meras viñetas de promoción. Marv Wolfman, George Pérez, Ross Andru, Joey Cavalieri y el gran ilustrador filipino Adrian Gonzales. Ahí es nada.

Por otro lado, lo que me parece curioso es como este tema se ha dejado de lado a día de hoy, teniendo como tenemos, un verdadero problema con las drogas, si cabe, más gordo e impactante, como es el tema del fentanilo. La droga-zombie que está dejando a muertos andantes por calles y calles del país más poderoso del mundo y que poco a poco va conquistando medio mundo. Una droga en la sombra.

Se necesitan más campañas así. Se siguen necesitando campañas así. Y los superhéroes son los mejores embajadores para esto.

Reseña: Flash. La Guerra de un Minuto, de Adams, Cruz, Díaz y VVAA

La guerra de un minuto conocida por todos comenzó oficialmente en el The Flash #791, cuando la cabecera DC era llevada por Jeremy Adams, a los lápices de Roger Cruz y con tintas y colores de Wellington Diaz, Luis Guerrero y Rob Leigh. Aunque en realidad esta sería una segunda parte de la primordial obra. Pero este #791 no fue otra cosa que el inicio de un arco argumental potente del Velocista Escarlata así como de sus respectivos rayito-brothers. Una señal desgarradora de todo tipo de intenciones. Y un arco que da mucha profundidad y peso a un cómic, una serie, una cabecera que llevaba demasiado tiempo siendo bastante ligera en cuanto a temática. Un tema peligroso ya que provocaba que ciertos personajes perdieran su regustillo lector. No obstante, Adams dejaba y deja claro en esta obra que nadie está a salvo en las primeras etapas de una historia llena de emoción. Un tema importante pero devastador, y dará un puñetazo en el estómago al lector acérrimo del personaje que dolerá por un tiempo.

Después de que una extraña nave se estrelle en Central City, los speedsters se tambalean por el ataque mientras los alienígenas hacen su primer movimiento. Y Wally y Barry intentan darle sentido a una muerte dolorosa… Esta historia es invertir desde el principio. Al afrontar las consecuencias inmediatas del ataque, los héroes se muestran inestables, separados y asustados. La inquietud y la conmoción son palpables y emanan desde la primera página. Adams vuelve a dividir brillantemente las ubicaciones, pero la estructura es muy diferente. El grupo se enfrenta a problemas distintos, desde estar atrapado fuera de la ciudad hasta que lleguen tragedias mayores. Luego, lentamente, el equipo se encuentra, reuniéndose y encontrándose contra las primeras oleadas de villanos. Todavía hay humor en la serie, pero se ha vuelto extremadamente oscuro y peligroso. Cuando la acción estalla es enérgica y hay signos de emoción en este gran arco que va desde el #791 al #796 y que ECC Ediciones ha recopilado en uno de sus maravillosos TPBs. En La guerra de un minuto es extremadamente impactante como va sucediendo todo, algo que muchos esperarían que fuera una falsa alarma, pero que resultó ser extremadamente desgarrador, se trata con el respeto y el tiempo que merece. Adams demuestra desde el principio que en este arco no se andará con chiquitas.

Y los personajes están llenos de personalidad. Esta es una comunidad de personajes impulsada y unida por la familia. Están estrechamente vinculados entre sí, quizás más que cualquier otro grupo dentro del Universo DC. Por eso duele tanto que suceda algo terrible. Aquí los vemos trasladados a aventuras y exploración, hacia lo oscuras que ciertas situaciones pueden llegar a ser. El guion es fenomenal. Cada personaje tiene una voz clara y sus reacciones son naturales e impactantes dada la intensa situación. Los villanos apenas han comenzado a actuar, pero son siniestros y están excelentemente descritos. Y el dibujo me encanta. Algo que noté llamativo es lo emotivos que son los personajes, magníficamente creados por Cruz y Díaz. La desesperación y la naturaleza inquietante de la segunda mitad del arco se capturan maravillosamente. El estilo angular del entintado es distintivo y nítido, y se intensifica aún más cuando los velocistas están en movimiento.

Todos los trajes molan y están marcados los músculos como el que más. La musculatura y las diferencias de tamaño de los héroes son excelentes cuando están juntos en viñeta… Y como veis, todo son elogios. Pero es que un cómic de The Flash bien hecho, es un genial cómic de superhéroes.

Reseña: Mis Cien Historias de Muerte, de Anji Matono

Pocas cosas pueden ser más aterradoras que un niño pequeño contándonos cada día una historia de fantasmas. Para colmo, de modo costumbrista, que es como estas cosas más miedo dan. A través de los pequeños fragmentos que obtenemos de la vida hogareña del narrador. Y cierto es que estamos ante una serie, un manga que comienza un poco débil, pero con el paso de las páginas Mis cien historias de muerte se convierte en una serie realmente aterradora que pienso seguir hasta el final. Tomitos que cada poco está publicando ECC Ediciones; económicos, accesibles y con el mejor género de todos por bandera. Y no voy a compararla a las obras de Junji Ito, porque empezamos a cansar ya con el temita de las comparaciones a lo Stephen King.

Cierto día, un niño empieza el juego de las cien historias de fantasmas. Cien noches, cien historias de fantasmas. Hay una leyenda urbana que dice que si lees los cien relatos hasta el final, un espíritu vengativo vendrá a por ti. Yûma es un niño con impulsos suicidas así que el tema le mola, se entera de la existencia de esta tradición y, por supuesto, decide sumergirse cada noche en una de esas terribles historias. ¿Pero qué hay realmente detrás de todo esto? ¿Qué ocurre en su casa para tener tales deseos? Y… ¿Sobrevivirá a esta morbosa experiencia?

A partir de entonces, cada noche narra un cuento de miedo. Y las preguntas solo llevan a más preguntas, como bien dice la sinopsis. Anji Matono, que invoca a los mayores maestros del género en esta obra, ofrece una antología de terror particularmente eficaz. Tic tac, tic tac… Es el sonido del reloj y del paso del tiempo. Y cuanto más lee Yûma sus historias mortales, más corre el riesgo de exponerse a un destino desastroso. Pero la tentación es demasiado grande para este chico que hace tiempo que perdió el miedo a morir…

Solo tienes que dejarte contagiar por las atmósferas únicas que rezuman las páginas de este manga. Tomitos llevaderos, casi doscientas paginitas de experiencias, blanco y negro a lo manga, rústica, pero, sobre todo, volúmenes que aportan regusto por el género al amante del terror. Especialmente recomendable para los que intentan leer, obtener, conseguir, todo el buen j-horror que se publica en nuestro país.

Serie en cuso para no perderse.

Reseña: Bodycount, de Kevin Eastman y Simon Bisley

Si os enteráis que un cómic de hoy en día se inspira en los cómics que uno podía encontrar en la clásica revista Heavy Metal, y si le sumáis el estilo de las pelis de John Woo, creo que os va a entrar un poquito de hype por querer leer el cómic que se marcaron Kevin Eastman y Simon Bisley con Bodycount. Donde se unieron para presentar una versión mucho más oscura de Las Tortugas Ninja, mientras tejen una trepidante historia de acción exagerada con ultraviolencia de la buena. Y es que mientras Raphael y Casey Jones se ven envueltos en una trama complicada que conduce a un tiroteo salvaje… Donde incluso con lo exagerado y atrevido que es, honestamente, lo pasas tremendamente bien leyendo este tomito que recoge los cuatro números de esta miniserie que ahora publica en nuestro país ECC Ediciones.

Creo que los cómics de Eastman funcionan para mí (en su mayor parte) porque parece publicar todo lo que le divierte a él o le divertiría hacer a un guionista sin impedimentos editoriales. Y esta tontería, la libertad, hace que brilles en lo que haces, sobre todo, si normalmente trabajas para grandes empresas. La libertad. Se nota a leguas que Bodycount fue un cómic que tanto Eastman como Bisley claramente se divirtieron al hacerlo. Usando un montón de elementos de otros medios que amaban en ese momento, todos juntos en lo que es uno de los cómics de Las Tortugas Ninja más locos que se pueden encontrar. Si no el que más.

Raphael y Casey Jones ayudan a una mujer perseguida por asesinos. Kevin Eastman intenta y logra crear un largo tiroteo digno de película, insisto. Al nivel de Heat. Y es que si hay alguien capaz de meterse con facilidad en una pelea de bar, ese es Casey Jones. Y en su última bronca, ha conocido a una chica que huye de la mafia de Hong Kong, de su propio hermano y de un pasado complicado. Con ayuda del amigo Raphael, Casey está dispuesto a acompañar a su nueva amiga a Pittsburgh, donde espera salvarse por fin de sus perseguidores. Pero estos no les van a poner el camino fácil… Lo van a llenar de sangre.

Eastman se encarga de la historia y los diseños, mientras que Bisley se encarga de los lápices, las tintas y las portadas. Ellen Sullivan Farley, de los colores, mientras que el pilar de TMNT, Steve Lavigne, ayuda con los colores también cuando es necesario. Y, como siempre, hace las letras. Es decir, tremendo equipo para un cómic que a vista de cegato puede parecer indie pero cuando te pones, lo flipas.

¿La historia, un poco mareante? He visto pelis de supuesta acción, de directores reconocidos, que no le llegan a la suela del zapato a este cómic. Confusa y complicada,dicen, pero bueno ok, no es la trama el principal atractivo aquí. Sino el camino, como un muchísimas pelis de acción. El atractivo principal es el loco arte de Simon Bisley que ha sido trazado con diseños de Kevin Eastman, y que te lleva a recordar y amar las grandes aventuras que Bisley se marcó en Lobo.

¿Uno de los imprescindibles cómics de Las Tortugas Ninja? Obvio. Esto tenéis que leerlo sí o sí. De hecho, se lo recomendaría a cualquier fan de Las Tortugas Ninja así como a cualquier fan de un buen one-shot diferente y original. Sobre todo, para fans de las gamberradas dentro del noveno arte. Una historia divertida con un arte loco y momentos absurdos, como Raphael derribando matones a cascoporro con ametralladoras… Y cómic hasta ahora muy difícil de encontrar en nuestro idioma. Quizás te guste. Quizás te mole. Quizás te encante. Leído con soundtrack rockera esto es la leche.