Reseña: Thor, de Kieron Gillen y VVAA

Una de las muchas cosas que se hacen dentro del mundo del cómic de superhéroes es recomendar a un personaje en base al autor que lo trabajó en ciertos momentos, números o incluso volúmenes completos. Y no está mal porque como cada uno somos de nuestro padre y de nuestra madre… y el don no siempre actúa de la misma forma ni tiene el nivel adecuado. Aunque esto es como todo y obviamente sólo nos vamos a quedar con lo bueno de cada uno. Por lo que se suele escuchar: ¡Oye, léete el Hulk de Peter David! o ¡Hazte ya con Los 4 Fantásticos de Byrne! y también ¡No entiendo como no has leído ya el Spiderman de Straczynski! Bien. Pues cuenta mi prima Lidia Castillo en la avanzadilla de este Thor, de Kieron Gillen, que fue el mismo J. Michael Straczynski quién comenzó a plantar las semillas de las futuras guerras asgardianas durante su paso por la cabecera de la Primera Familia de Marvel. Y en base a eso, se gestaron diez gloriosos números del rubiales más famoso de Marvel (Thor #604-#614) que se han dado en llamar «el Thor de Kieron Gillen». Y que Panini Cómics acaba de publicar en un portentoso Marvel Integral. La etapa completa de Kieron Gillen al frente de las aventuras de Thor, donde se cierran los argumentos pendientes de la época escrita por Joe Michael Straczynski. Un volumen que tiene muchas cosas buenas a su favor. El buen arte y una historia apasionante son los cimientos principales en una especie de arco argumental en dos partes.

La primera tiene que ver con la Caída de Asgard. Dr. Doom está haciendo sus tejemanejes habituales y está corrompiendo a los asgardianos y Loki trabaja con él. Thor, que está en el exilio por matar a Bors, debe salir en defensa de Asgard y el Rey Balder. Además, el presidente Osborn envía a Hammer para asaltar Asgard. Una trama realmente apasionante de leer donde mi única queja sería que al estar incluida en su día en una colección tan larga, mucha gente se la perdió. Pero bueno, problema solucionado, ¿no?

La segunda parte, todo tiene que ver con Desir, la versión de Bor de las valquirias y una trama de Loki y Mephisto. Esencialmente, los Desir buscan alimentarse de las almas de los dioses pero debido a una antigua maldición no pueden alimentarse de esas almas que van a Asgard o a Hel. Entonces, cuando Hela pierde a Hel y obtiene una parte del reino de Mephisto como suya, se abre la posibilidad de que Desir ataque. Mientras tanto, Thor va al propio Infierno y lucha contra demonios para obtener un arma antigua con el que poder destruirlos.

Disfruté viendo a Mephisto, del quien se hace aquí un gran personaje. Sin embargo, una vez más, me quedé con la sensación de que me perdía algo. ¿Cómo murió Loki y cuando murió? Si esta es una colección integral…, no hombre no, a lo que me refiero es que estamos ante uno de esos arcos que disfrutas al cien por cien solo si sigues la cabecera del personaje. Y es por esa falta de información que a este tomo solo le daría cuatro estrellas de cinco. Pero por lo demás, un magnífico cómic con el que disfrutar de un personaje bien llevado y con un arte espectacular.

Un fanático de Thor disfrutará de esto. No me cabe la menor duda. Y ver al Doctor Muerte experimentando con asgardianos, una abominación dificil de derrotar dando mamporros y cantidad de héroes defendiendo Asgard, Loki, Thor y compañía teniendo que ayudar a Hela a luchar contra el Disar… Más criaturas que se alimentan de las almas de los asgardianos muertos y la revelación al final del tomo con Kelda y Loki dando una explicación… Dos arcos que forman un todo (Asedio: Ragnarok y La Letra Pequeña), a eso sumadle bocetos, arte gráfico y el one-shot de Loki con arte de Jamie McKelvie (uno de los mejores one-shots leídos en mucho tiempo). Lo que me lleva a decir que vale mucho la pena leer esto.

Reseña: Ojo de Halcón (Integral), de Matt Fraction y David Aja.

Empezaré dando tres máximas:

El mejor Ojo de Halcón que he leído nunca.

Joya del cómic contemporáneo.

Una vez empiezas, no puedes parar hasta terminarlo.

A partir de aquí ya sabéis que la reseña va a ser puro babeo. Pero friends, es que no queda otra y el motivo no es solo que sea ganadadora de varios Eisner, es que las sensaciones que produce su lectura… uf, tendré que aguantarme un poco el dicho babeo porque si no esto va a ser horrible para los detractores… si es que existen. Estamos ante una aclamada etapa que une los destinos del Ojo de Halcón original con los de su sucesora, Kate Bishop. Una obra que, sin duda, ha sido pura inspiración para la reciente serie de TV sobre Ojo de Halcón. Y es que para mí los superhéroes que tiran de lo básico (grata similitud), los superhéroes más simples y los que, sobre todo, tiran flechas; siempre tienen un atractivo especial. Muy fan desde pequeño de Green Arrow y por tanto de Ojo de Halcón. Nunca hice ascos a nada dependiendo de la fábrica de donde proviniera. Disfruto casi igual de un Big Mac que de un Whopper, aunque por supuesto tengo mis preferencias.

Ojo de Halcón, o mejor dicho, en los que Ojo de Halcón participaba, fueron uno de los cómics que más perseguí en mi niñez en esos kioscos que a muchos nos salvaban de una aburrida tarde lluviosa en la que aún no existían los videojuegos. Ojo de Halcón tenía algo. Era simple. Sin poderes. Casi siempre y por entonces, a la sombra del Capitán América. Pero tenía algo. ¿Y acaso no era más simple aún un tío con un escudo lanzándolo como un boomerang que uno que tiraba toda clase de flechas que él mismo fabricaba? Por el gran Thanos, que nadie me debata eso. Así que aluciné, creo que como todo el mundo, con el primer TPB que Panini Cómics nos trajo del estupendo Ojo de Halcón, de Matt Fraction y nuestro paisano vallisoletano David Aja, tantas veces premiados en los Eisner. Una obra que en tan solo dos páginas ves algo diferente y que en sensaciones siempre me recuerda al genial Batman: Año Uno, del maestro Frank Miller.

Aquí nos acercamos a un personaje que dirías que es otro, más cercano, costumbrista, y a la vez es el de siempre pero con un lavado de cara. No sé como describirlo, en realidad. Casi como una serie de TV de las de ahora en la que a poco que te metas, quedas enganchado y maravillado por un dibujo diferente. Una chulada de cómic cercana, insisto, que empieza mostrándonos a un personaje común con un principio-trifulca en una comunidad de vecinos, y con eso y poco más (mafiosos y temas muy de novela negra en barrios bajos) comienza todo. Y bueno, era obvio que esta genialidad saldría en un solo tomo, en un omnibus maravilloso de esos que salen en USA y que, por supuesto, Panini Cómics termina por publicar aquí. Así que la oportunidad sigue en pie.

Leer lo mejor de lo mejor y a ser posible de un tirón, o dos, o tres, pero saber que tienes entre manos todo-todito-todo de esta maravilla, es todo un gusto. Pues la trama y subtramas que propone Matt Fraction tienen más sentido de una sola sentada, o dos, o tres, pero continuadas para no perder el hilo. Para colmo, se vuelve conmovedora, intrigante y por supuesto, difícil de abandonar. La serie trata tanto de Kate como de Clint, su interacción es genial. Sus historias en solitario no defraudan. Aventuras originales en su mayoría. ¡Me encanta la inclusión del Dodge Challenger del 70! Un buen guiño a los que amamos el cine setentero. Conducido por una chica llamada Cherry y siendo perseguidos por mafiosos en chándal que intentan hacerse con la pizzería del barrio todo muy a Los Soprano. Capítulos brillantes como el “narrado” por el perro. Realmente una maravilla de arte secuencial y un mensaje genial para engullir. Pizza Dog escuchando a los dos Ojo de Halcón debatiendo y ¡Pizza Dog al rescate!, me pareció una idea tan genial como maravillosa. Y cositas así.

Un diario visual y protagonista con grandes personajes Marvel apareciendo en algunas tramas (Capitán América, Spiderman, Lobezno, Viuda Negra, Pájaro Burlón, Spider Woman…) haciendo breves apariciones entre la Mafia del Chandal, el Maestro de Ceremonias y Madame Masque. Lo tiene todo. Insisto. Es puro babeo.