Reseña: Zombicide. Día Uno, de Luca Enoch, Stefano Vietti, Alessio Moroni y Marco Itri

Al igual que con los cómics, en otras de mis aficiones como son los juegos de mesa, no pido otra cosa que divertimento. Que me pongan en situación, que en este caso yo decida sólo o junto a mi grupo de juego, las opciones más favorables para evitar los peligros y salir indemne al final… Pero divertimento puro y duro. Y eso es el juego Zombicide. Un juego de supervivencia de horror-zombie donde prepondera la máxima de intenta salvar tu culo al menos hasta el próximo día (turno). Y cierto es que ahora estoy en otros temas más lovecraftianos pero en su día Zombicide, fue el juego de mesa que más disfruté. Por lo que no iba a dejar pasar esta oportunidad que brinda Yermo Ediciones con su nuevo sello Meeple Comics, donde se publican cómics basados en juegos de mesa. Cómics que no son otra cosa que oportunidades de vivir nuevas aventuras pero en formato novela gráfica al igual que el grandioso Cthulhu Death May Die que ya devoré en su día (https://www.cronicasliterarias.es/?p=9093).

¿Y qué vamos a encontrar en Zombicide: Día Uno? Pues un comienzo. Una historia donde se detalla el primer día de reunión de varios de los protagonistas del juego. Una trama, en general, muy divertida como lo puede ser cualquier trama donde la civilización humana se va a la mierda por culpa de zombis. Acción por un tubo, y ¿original? Bueno, esto ya es súper dificil de conseguir dentro de este subgénero. Y os lo dice alguien que escribió en su momento su novelita zombie de rigor y fue publicada dentro de toda aquella cadena de novelas con esta temática que vieron la luz gracias a Dolmen Editorial. La originalidad dentro de estos temas ya son casi una alegoría porque, en realidad, suelen ser historias que se centran sólo en los personajes. Y ya conocemos bastante bien a los series humanos y sus delirios… Pero con que el cómic, novela, película, la trama sea medianamente interesante, yo ya estoy dentro. Y como se aproveche la oportunidad -como he visto en Zombicide: Día Uno– para desarrrollar un poco más algunos personajes del juego, con eso me quedo a gusto.

Y la mejor parte os la digo: la mejor parte fueron las historias cortas individuales que se proponen en la trama casi al final del volumen. Son lo suficientemente cortas para no resultar aburridas. Además de ser súper necesarias en estas tramas post-apocalípticas el saber de donde proviene cada uno. Así los personajes brillan un poco más. Por lo que tengo claro que voy a jugar con Norman la próxima vez que juegue Zombicide. Todo esto se complementa con un buen arte gráfico, que viene del último diseño que se le hizo al juego con el reciente lavado de cara en su última edición. No era así con el juego cuando yo empecé. Sin embargo, mola bastante más este formato ameri-manga donde se ha aprovechado la oportunidad para agregar algunos detalles y personajes nuevos. Zombicide: Día Uno está escrito por Stefano Vietti y dibujado por Alessio Moroni y Marco Itri, con colores de Paolo Francescutto y Marina Sanfelice. La portada es Filipe Pagliuso. Y dice así:

«Ayer, el mundo se movía a buen ritmo, con su flujo habitual de altibajos. La vida era normal, predecible y completamente desprevenida para la locura que azota hoy. Todos quedaron de piedra al ver que los muertos volvían a la vida… Todos excepto Ned, es decir, Ned vio venir el caos y ahora encuentra en un refugio seguro para él y sus amigos. Aquellos amigos que sobrevivieron, al menos. Pero hay una ciudad entera llena de zombis caníbales con los que cruzarse y la munición escasea, los suministros también, pero si hay que salir, se golpea fuerte y se devuelve esos míseros zombis a tumba».

Una buena lectura. Puro divertimento.

Reseña: Cthulhu Death May Die. En las Fronteras de la Locura, de Luca Enoch, Stefano Vietti y Riccardo Crosa

No sé si somos muchos o pocos los que podemos decir en estos momentos que nos hemos pasado por completo el juego de mesa Cthulhu Death May Die. Sí, las dos temporadas más el escenario extra del kickstarter que traía la figura del Gran Cthulhu gigante. Todo-todito-todo. Amor eterno por este juego que nos ha dado momentos gloriosos a un grupito de personas que nos conocimos durante el confinamiento, quedábamos cada sábado para jugar un escenario nuevo, grupo que nos conjuntábamos bastante bien pese a no conocernos en persona y vivir cada uno en una parte del país. Y pese a jugarlo todo a través de una plataforma online, no dudé un momento en comprarme todo-todito-todo de este juego en físico. Ahí lo tengo precintado para poder disfrutarlo con mis hijos cuando llegue el momento… ¿Por qué? Porque cada partida es lo más parecido a una peli de acción-terror que se puede vivir. Por eso me encantó ver que Yermo Ediciones rescataba para su publicación en español este cómic basado en el juego. Y lo más importante, de la mano de tres autores bastante conocidos dentro del cómic europeo como son los guionistas Luca Enoch y Stefano Vietti, y el diseñador Riccardo Crosa y el colorista Paolo Francescutto. El famoso equipo de Dragonero.

Nos encontramos así desde la primera página con una historia de acción al más puro estilo del juego. «In media res», nos topamos con una pesada capa de horror cerniéndose sobre el condado de Miskanotic: criaturas aterradoras acechan-brotan desde el bosque y el orfanato Last Hope está sitiado cuando llega la noche. La gerente, la señorita Peable, no tiene tiempo de advertir a Tom, el lechero, antes de que miles de tentáculos le atraviesen a él y a su camioneta. Los niños escuchan lo que la señorita Peable le dice en susurros a su amiga Annabelle para intentar averiguar qué está pasando. Inquietantes palabras en la noche. El caso es que Miss Peable es muy consciente de la amenaza aunque no sabe cuál es el motivo del asedio. Aunque todo huele a ritual o maldición. La pequeña Lysa, que guarda al misterioso ser Malacoda en una linterna (un cráneo de cabra que le habla), toma el diario de la señorita Peable y huye del orfanato en plena noche para llegar a Agawam House; el hotel donde espera encontrar a Annabelle y el innombrable libro. Jack Muñoz la lleva en su camioneta. En Agawam House les esperan toda una serie de personajes icónicos (a elegir en el juego) que van a darles a las criaturas una buena tunda a poco que tengan oportunidad. Aunque el misterio a desentrañar, el ritual por impedir, aún está por descubrir…

Cthulhu Death May Die: En las fronteras de la locura consigue su objetivo. Ser un fiel reflejo de lo que es una partida en el juego de mesa. Lo único malo es que aquí sólo disfrutas viéndo lo que le ocurren a otros, como en todo cómic. Pero aun asi no deja de ser interesante del mismo modo que es el estar como espectador durante una partida. La trama, muy lineal, probablemente sufre un poco la transposición del juego de mesa, presentando una secuencia de dinámicas similares; lugar a alcanzar, dificultad, nuevo personaje que ayuda a superar el obstáculo y se une al grupo… Sin embargo, la historia fluye. Los personajes son interesantes, la ambientación lúgubre y las criaturas relacionadas con la obra de Lovecraft están bien representadas con viñetas y colores ideales para la ocasión. Representado muy bien la esencia del juego como es que las amenazas de la secta o ritual que se pretende impedir, son sombras que siempre están al acecho.

Momento estelar cuando sale Rasputín, personaje que todo el mundo quiere llevar en el juego una vez conoces sus habilidades. ¿Para los amantes del juego de mesa? Indispensable. ¿Para amantes del género de Terror + Lovecraft? Diría que también.

Bien por Yermo Ediciones publicando chuladas así.