Reseña: Alfred Hitchcock Presenta. Cuentos que mi madre nunca me contó, de VVAA

Una de las antologías míticas que siempre he oído recomendar desde que tengo uso de razón, es Cuentos que mi madre nunca me contó, traída a la existencia de alguna forma por el dios del cine Alfred Hitchcock. Puede ser uno de los libros más buscados en librerías de segunda mano durante años, y de los más comprados. Un ejemplar, una recopilación de miedos escrita por diversos autores, que nunca debe faltar en librerías. Cosa que debe saber a ciencia cierta la editorial Blackie Books, por que en un formato en tapa dura genial, vuelve a ponerla en el candelero.

Todo el mundo le debe a su madre algo aparte de la vida. Yo le debo la pasión por el género de Terror. Quizás ella no lo sepa, no lo quiera saber o si se lo he dicho mil veces, al segundo lo borra de su mente. Tal vez es algo que no quiera que herede, pero aquel día lluvioso de invierno cuando apenas tenía seis años, en el que nos cogió a mi hermana y a mí y nos llevó a ver La Noche de los Muertos Vivientes, de George A. Romero, a casa de una vecina por que mi padre no estaba… Fui el único niño de todos que se quedó a verla por completo. Quizás no sepa, que eso prendió una extraña llama en su hijo. Probablemente, de ahí parta mi única novela publicada hasta el momento. Pero eso es ya otra historia. El tema al que voy es que el género de Terror, en cualquier momento de tu vida, te puede marcar. Tiene ese poder. Al mismo Alfred Hitchcock le tuvo que pasar algo parecido porque el titulo de esta antología, algo oculto lleva…

Una colección de trece inquietudes (¡Treceeeeeee!), historias con todo tipo de emociones donde se brinda por el horror. Se incluyen maestros del género y obrazas como Los veraneantes, de Shirley Jackson, Los hijos de Noé, del eterno Richard Matheson, o joyitas casi inencontrables en formato papel como es El montículo de arena, de John Keefauver. Para los que disfrutamos en su día de Alfred Hitchcock Presents la serie de TV que tan buenos momentos dio, Cuentos que mi madre nunca me contó se hace un indispensable tomo a disfrutar. Así como para entender la mente y gustos del maestro del cine de suspense.

Ya sabes… historias espeluznantes. Existen varias ediciones de esta antología y con diferente contenido. Bueno, no diferente, algunas aportan más relatos que otras. Entiendo que Blackie Books ha decidido una no muy extensa y de paso recoger únicamente el caviar y emplatarlo. Creo que mi favorito de los aportados aquí es Apuestas, de Roald Dahl, o quizás, El viento, de Ray Bradbury. Por destacar algunos fuera de la magnificencia de Los veraneantes, de Shirley Jackson, por supuesto. Siendo fan del tema antología de Terror, está claro que mientras leía nuevamente esta obra, percibí la genialidad de su contenido. Bien escritos, los escalofríos regresan siempre que pases por el mismo camino. Nuestra columna vertebral no es inmune a eso. Me asustó particularmente la historia del hombre que se venga de otro hombre encerrándolo en una habitación insonorizada. Proporciona un goteo constante de agua que se acumula en una jarra y una barra de pan al día. ¿Alguna vez escapará? Mmmm…, hay que verse.

Leo antologías con asiduidad. Algunas las revisito cada año. Es mi formato literario preferido porque lo tiene todo: oportunismo de lectura, contenido o trama condensada y en especial, me encantan los que tratan el engaño al lector con final sorpresivo. Algo que Hitchcock puso muy de moda en pantalla. Historias que no son para gente nerviosa o para leer a solas. O sí. Depende de tu nivel de disfrute y en el lado del barco en el que no te marees. Como nos dijo una vez un médico, a mi mujer y a mí, el miedo es gratis. Y es cierto. En nosotros está adoptarlo de la mejor manera posible para poder digerirlo sin problemas. Entonces, lleno de nostalgia por esos días en los que disfruté de un bolsilibro todo desgastado que compré en una librería de Barcelona en uno de mis viajes; ahora Cuentos que mi madre nunca me contó, regresa a mí.

Recurrí a esta nueva edición para regresar sensaciones. Disfrutar nuevamente de lo que una selección de autores es capaz de transmitirte en muy pocas páginas. Con las luces encendidas, apagadas, o a media vela con el braserito puesto ante esta ola de frío que estamos atravesando mientras el planeta se va yendo a la m… Dejar atrás este porculero año 2020 con una buena antología de Terror entre manos, es lo mejor que os puedo desear.

Qué paséis una feliz entrada de años, friends.

Eternas gracias, por leernos.

Reseña: Reinas del Abismo, de VVAA

No sé si es una trilogía, pero a ojos vista, sí que lo son estos tres geniales volúmenes, que se ha marcado en apenas unos meses Editorial Impedimenta. Damas Oscuras, Damas Asesinas (https://www.cronicasliterarias.es/?p=2794) y Reinas del Abismo, son tres ejemplares con el Mal en casi todas sus representaciones. Decía en una anterior reseña que la recomendable Editorial Impedimenta llevaba un tiempo que no me dejaba dormir, publicando ciertas obras (yo que soy amante del Terror en todas sus formas pero, sobre todo, antologías); lecturas que quitan el sueño para bien o para mal. Para los que disfrutamos con el Terror, pero también con obras en ediciones preciosas, genialmente llevaderas para leer en cualquier sitio que uno se encuentre. Una antología diferente y con autoras de lo paranormal tan poco conocidas en nuestro país, que para los que amamos este tipo de literatura, se vuelve una edición imprescindible. Las obras a menudo desconocidas de mujeres de antaño que incursionaron en lo extraño, en lo oscuro, es una de mis pasiones lectoras. Tengo varias de estas antologías en la biblioteca, junto con varias colecciones de un solo autor de pequeñas editoriales independientes. El que me conozca sabe que “vivo” en este género casi desde el día que nací, y que como otros, sufro por la escasísima publicación en español de obras de este gran género por muchos despreciado. SE PUBLICA MUY POCO. Es por eso que me inicié en el mundo de las reseñas, y así dar más visibilidad a lo POCO que se editaba en el idioma de Cervantes. Así empecé.

Y ahora cuidado. Estoy a punto de ponerme mezquino…, en el mismo día de mi cumpleaños. Reinas del Abismo (Queens of the Abyss) no era un titulo desconocido para mí. Era algo de Mike Ashley que estaba esperando pacientemente y cuando vi que Impedimenta lo publicaba solté un ¡Sí! a lo Cristiano Ronaldo, en un vagón de metro. Y cuando lo tuve entre mis manos, de verás que me alegró mucho ver que había una historia de Mary Elizabeth Braddon, la autora de Lady Audley’s Secret y The Shadow in the Corner, que no sé si se ha editado en español, pero que son obrazas. Creo recordar que fue en ese mismo vagón de metro (¡el ansia!) que comencé a leer Reinas del Abismo y devoré unas cuantas historias. Me di cuenta que no todos los relatos eran muy «extraños», inquietantes sí, pero no no todos coincidían con la tremenda historia de ambientación que Mary E. Braddon (escritora muy popular en la época victoriana) sabía crear. Lo «raro» que retrata la señora Braddon en Una revelación, se refiere a lo sugerente y sobrenatural en lugar de algo descarado y simplemente existente. El Terror que yo alabo. ¿Pero entonces esta antología abría con lo mejor de lo mejor al principio? ¡No! (A veces, la gente me mira raro en el metro), y comprobé ya en casa que ciertamente no.

En Reinas del Abismo hay más de una joyita.

El editor de la serie Tales of the Weird, Mike Ashley, se saca de la manga una genial antología que en el idioma de Shakespeare tuvo muy buena acogida. No solo hay historias que no había leído anteriormente, sino que hay escritoras de los que nunca había oído hablar. Un beneficio mutuo para mí y para cualquiera que tenga el mismo tipo de amor por la lectura. Y lo que es más importante, escritoras no tan familiares, a quienes Mike Ashley llama las «Reinas del Abismo». Los tres primeros relatos, Una revelación, de Mary E. Braddon, El ángel del escultor, de Marie Corelli y De entre los muertos, de la siempre genial Edith Nesbit; son todos cuentos de fantasmas. Al igual que El piso encantado, de Marie Belloc Lowndes. Entre los que más impactan por ciertos detalles está Una Navidad en la niebla, de Frances Hodgson Burnett, que tiene una de las mejores y más espeluznantes representaciones de estar atrapado en una densa niebla, que he leído nunca. No fue hasta que llegué a Una circe moderna, de Alicia Ramsey, que este libro cobró velocidad. La historia de Ramsey es realmente extraña, presenta un «apuesto pícaro» que tiene la desgracia de encontrarse con «La Virgen Loca de las Colinas», porque todo un pueblo italiano sabe que, a quienes ella llama, ya nunca regresan.

May Sinclair, cuyo trabajo me encanta, viene a continuación con La naturaleza de las pruebas, también en el lado fantasmal pero con uno de los giros más finos e inesperados del volumen. No es necesario leer entre líneas para averiguar qué sucede en El obispo del infierno, de Marjorie Bowen. ¿O sí? Y luego llegamos al final, a la que se convirtió en mi sección favorita de este libro con algunas historias escritas por, como señala Ashley, escritoras «menos conocidas» que se atrevieron a entrar en el bastión masculino de la revista pulp. Los tres grandes ejemplos son: El tapete, de Greye La Spina, Dama Blanca, de Sophie Wenzel Ellis y La isla de las manos, de Margaret St. Clair.

Mucha felicidad lectora aquí. Perdonad mi osadía, pero para mí Reinas del Abismo, es uno de los mejores volúmenes que podéis encontrar en el catálogo editorial de Impedimenta. Así, sin vaselina. Por cierto, preciosa portada que se han marcado, ¿no?

El editor Mike Ashley tiene un gusto por lo exquisito que ya muchos quisieran. Un volumen que se disfruta aún más en esta época navideña donde el frío y la lluvia nos rodean, día sí, noche también. Definitivamente, muy pero que muy recomendable.

Reseña: ¿Drácula, Dracul, Vlad? ¡Bah…!, de Alberto Breccia

Alberto Breccia es de esos autores rarunos con el don de atraer a un filón de seguidores con su obra. Obra diferente, es poco decir. No obstante, cuando el río suena, agua lleva, y está bien a veces dejarse llevar por el agua limpia; un poderoso atractivo para el ser humano. Agua limpia. El tipo de tira cómica cuyo principal interés es el dibujo. Al menos, en este ¿Drácula, Dracul, Vlad? ¡Bah…!, que acaba de traer a la vida actual la siempre referente ECC Ediciones. Una obra publicada originalmente entre 1984 y 1985, donde el desaparecido autor sudamericano ejerce como autor completo para desarrollar cinco historietas mudas en las que ofrece una mirada muy diferente al icónico personaje surgido de la imaginación de Bram Stoker. ¿Un homenaje al cine mudo? ¿A aquel gran Nosferatu? Pasen y vean, como decía el Conde…

Personalmente, Breccia es uno de los pocos autores que agradezco su estilo raro que invita a descubrir que está pasando en lo que cuenta. Es además, de los que me cuesta describir su obra, ya que a veces es difícil pillar bien lo que quiere representar. Es como cuando en el instituto, en Historia del Arte (¿existe aún esta asignatura?), teníamos que hacer un comentario sobre el lienzo de algún abstracto pintor. Ocurre igual. Tienes un dibujo que engatusa, pero con no mucho esfuerzo (en esta ocasión) sí que se entiende lo que quiere representar. Y sí, es de todas-todas un homenaje a mi querido Drácula, al del cine, uno menos poderoso y más decaído, un ser que gana en escenarios y ambientaciones donde el diálogo está sobrevalorado.

Así llegamos a cinco mini-relatos donde encontrar al famoso Conde de Transilvania en situaciones algunas muy rocambolescas; véase la visita al dentista para hacer algo con su descalabrada dentadura. Casi en una decadencia continua, encontramos al príncipe Vlad sufriendo un declive ya casi en cada situación que se le presenta (la accidentada búsqueda de una nueva víctima con la que saciar su hambre, la profunda tristeza por el bienestar de su amada o el encuentro con el mismísimo Edgar Allan Poe). No obstante, incluso si las historias son desiguales, el conjunto está por descubrir. Merece mucho la atención los pizarrones que se marca el maestro Breccia en algunas partes del álbum. El estilo muy personal de Alberto Breccia, sin ser unánime, tiene el mérito de ser, cuando menos, original e innovador. Yo realmente aprecio esta osadía en la disposición de los colores formando patrones jaspeados para dar vida a personajes «mosaicos». La representación de ciertas viñetas es única. Dignas de ser trasladadas a cuadros. En cuanto a las historias, el autor retrata a un Drácula temible, eso siempre. Pero con muchos reveses. Y no es nada desdeñable pensar que a través de este humor satírico, el autor uruguayo-argentino estaba describiendo las atrocidades cometidas en su país en la década de 1970 durante el alzamiento militar.

Quiero alertaros una vez más que ¿Drácula, Dracul, Vlad? ¡Bah…!, es ilustración. Es belleza gráfica, casi abstracta, con un mini argumento detrás. Es un álbum que complace dedicarle un momento a ojear y pensar, como si de un hermoso libro ilustrado se tratase. Breccia se considera uno de los maestros del blanco y negro, sin embargo, aquí se nota que también sabía manejar el color con el mismo virtuosismo. Como fans de todo lo que contenga el nombre Drácula (myself) tenéis que haceros con el tomo sí o sí. Como seguidores de Breccia, es obvio. Como curiosos, estáis ante una cueva oscura en la que desde fuera se ve que relucen ciertos colores en su interior. En la que revolotean murciélagos.

Si es vuestro deseo, pasen y vean.

¡Lo decía el Conde!

Reseña: Constantine, de Ray Fawkes, Jeff Lemire, Renato Guedes, Aco y Jeremy Haun

Volver a uno de los personajes de cómic que más te gustan es como reencontrarte con un amigo, que te cuente sus andanzas, anécdotas, aventuras nuevas que no conoces. Tomarte algo con él. A no ser que nunca te canses de escucharle y te cuente lo que ya conoces, mola saber que hay de nuevo. Y en formato íntegro. Toda una tarde-noche «oyéndole» si hace falta. Algo así es lo que me ha sucedido con este maravilloso tomo recopilatorio y en tapa dura que acaba de publicar ECC Ediciones de la serie Constantine que los guionistas Ray Fawkes (Gotham a medianoche) y Jeff Lemire (Joker: Sonrisa Asesina) y los dibujantes Renato Guedes (Superman: Hacia el infinito), Aco (Midnighter) o Jeremy Haun (Batwoman); hicieron para contarnos y traernos de nuevo a nuestras lecturas, historias del considerado mejor hechicero moderno del mundo. Un nuevo y emocionante tomo que te lleva sin apenas respiro, a una nueva aventura sobrenatural, no demasiado difícil de seguir aunque nunca hayas leído nada de Hellblazer

Y aunque de alguna forma continúa desde entonces, el antihéroe británico, fumador empedernido, ha puesto ahora su mirada en la ciudad de Nueva York, donde puede seguir su particular estilo de magia negra con trato de magos mediocres y corruptos. Y es que John Constantine comienza justo donde esperarías encontrarlo, bebiendo demasiado en un bar de mala muerte (más o menos como al que vas con tu amigo), y justo cuando está a punto de irse, Constantine recibe un aviso de que un colega suyo lo anda buscando. Chris, cubierto de sudor y destrozado por el miedo, cree que las fuerzas demoníacas lo persiguen. Además, en su mente, Chris cree conocer la ubicación oculta de la Brújula de Croydon. Por supuesto, y desafortunadamente, Constantine ha oído hablar antes de la misteriosa brújula, un instrumento maléfico ensamblado para provocar asesinatos y canibalismo, sin embargo, para pillarla, la única forma en que Constantine podrá proteger a Chris y encontrar la brújula, es engañando al sistema. Y de eso saber un rato. Se le da…, requetebien. Después de que su amigo Chris sepa decir exactamente la ubicación de la Brújula de Croydon, John Constantine y Chris se dirigen a Noruega para recogerla, pero el requetebien empieza a parecerse más a un requetemal. Pues toda una serie de sucesos parecen ponerse en contra, tenga culpa el destino o no.

He visto el arte de Renato Guedes en otras series como Avengers, Secret Avengers y Wolverine, pero no recuerdo que fuera tan bueno como aquí. Pero todo en general, eh, está muy bien detallado y realmente no puedo criticar nada. La forma en que dibuja los rasgos faciales y las expresiones también es fantástica, ya que todo parece tan real, limpio y ordenado, con las únicas partes ásperas sombreadas. Incluso la forma en que dibuja los entornos, los paisajes, las cosas místicas y mágicas que van sucediendo, evocan emoción. Incluso el arte combinado de la serie con sus compañeros Aco y Jeremy Haun, me gusta.

Las menciones a grandes personajes del mundo DC también molan, ya que además de Sargon el Hechicero, Zatara, Mister E y Tannarak, también nos toparemos con Papa Midnite (aquí sólo lo llaman Papa). Esto muestra que a pesar de ser una serie de Constantine nueva y diferente, tendrá muchas similitudes con las otras, y seguramente un 90% de los fans clásicos de Hellblazer la disfrutarán. Por lo que estamos ante una nueva época brillante que nos ilusionó a muchos. Y ahora cuento mi caso: sabiendo de la Época Dorada de los Integrales que estaba por venir, en su día me compré el primer TPB de la serie. Pero decidí dejarlo. Aguantar mis ansias por saber, y esperar a un integralaco como el que acaba de traer ECC Ediciones. Además, me esperaba algo tan brillante como tener la genial idea de sacarlo en el mismo formato, color y tamaño que todos los grandes tomos de la enorme colección de Hellblazer que publicó la editorial. Tener todo-todito-todo del personaje por épocas…, o mejor dicho, por autor. Y lo tengo que decir. No me esperaba que este Constantine me dejara tan buen sabor de boca.

Ray Fawkes y Jeff Lemire han hecho un trabajo brillante. Me encantó cómo Fawkes y Lemire manejan el tema de la magia oculta entre los transeúntes y el misterio subyacente de algunas historias. También la interacción tan dinámica entre personajes. El personaje del propio Chris también mola, y sinceramente -yo que creo haberme leído todo lo publicado en español-, no recuerdo que Chris haya aparecido nunca en Hellblazer, ni en ningún otro cómic con Constantine por delante. Lo que me gustó de Chris como personaje fue que no era como en otras ocasiones un tipo en horas bajas, sino una persona con talento y muy útil, pero también tímido, tanto como para no ser el protagonista de una historia. También me gustó la relación que se muestra entre Chris y Constantine. Evidencia como el rubio fumador trata a los demás y cómo las personas que ya le conocen actúan hacia él. Muy buenos diálogos, que provocaron eso que cuento: leí casi quinientas páginas en una tarde-noche. Un buen atracón que quizás no empecé a digerir hasta días después. No obstante, se dieron las circunstancias adecuadas: estar de Rodríguez, semi-confinamiento, nada pendiente, un té chai calentito, sofá de lectura llamándome y fuera día de niebla en una de las ciudades con menos días neblinosos del mundo (curiosamente, como hoy mismo).

Sin ser conspiranóico, era como si estuviera escrito.

Fawkes y Lemire hicieron un excelente trabajo. Entienden quién es realmente Constantine, lo que ayuda a su caracterización. Saben que no es un cruzado con capa, ni un superhéroe. En su núcleo central, es un estafador que con casi cada palabra que menciona se vuelve más intrigante. Si tiene que engañar y manipular a las personas para que hagan lo que él quiere, lo hará. En el inicio de la serie, ya se ofrecen varios arcos de historias interesantes que surgirán a medida que avanza la serie. Desde el principio, quedaréis enganchados.

Reseña: Wytches. Volumen 1, de Scott Snyder, Jock y Matt Hollingsworth

Unos treinta años atrás era un tópico del que te podías fiar según tú experiencia, pero hoy en día, para mí, es garantía sobrada que el dios de Maine, el gran rey del Terror como es Stephen King, recomiende y alabe una obra. Pues Wytches es de esos títulos que a uno le mosquea bastante haber esperado tanto por verla publicada en nuestro país. Cinco añitos nada más y nada menos. Y es que cuando esto ocurre, uno recuerda lo mal que lo pasábamos con este tema (que un libro, cómic o película cruzara el charco era equivalente a cruzar el Universo, parece), allá por los años 80. En fin. Que tengo el honor el anunciaros que Wytches acaba de aterrizar por aquí. Una obraza donde vuelven a formar equipo creativo el gran Scott Snyder (el mejor guionista de Batman de los últimos tiempos) y Jock, con el que colaboró en éxitos como Batman: Espejo oscuro, All-Star Batman o El Batman que ríe. Y hay que ser sincero, el Terror es difícil de hacer en formato cómic. A diferencia de películas o videojuegos, los cómics se basan únicamente en lo que hay en la página y en lo que los creadores pueden hacer para desarrollar tu imaginación. Muchos cómics de Terror fracasan por ello, muestran demasiado demasiado rápido o no comprenden bien los elementos. Por eso apenas hay cómics considerados buenos-buenos de Terror. Y lo peor aún -será que lo saben-, que muy pocos autores lo intentan. Bien. Pues en Wytches se logra en muchos niveles. No sólo es una buena historia. Asusta. De hecho, podría ser uno de los cómics más espantosos que he leído.

Después de algunos trágicos incidentes, la familia Rooks decidió que necesitaban mudarse para escapar de la desgracia y así comenzar de nuevo. El problema es que hay algo aún peor esperándolos cuando lleguen a la remota ciudad de Litchfield, en Nueva Hampshire. El problema realmente comienza cuando la niña de la familia, Sailor, comienza a ser perseguida por criaturas y por su pasado. Esto se debe a que ella se ha comprometido con los Wytches y una vez que te has comprometido…

Lo jurado está juramentado.

Un cómic donde se establece desde el principio que estas no son las brujas que conoces o has visto antes. Todas las expectativas sobre lo que has imaginado o elucubrado sobre qué son los Wytches, se van al garete en las dos primeras páginas. En el inicio se muestra las definiciones del diccionario de la palabra «Bruja», pero cuando pasas la página ves que esta definición ha sido tachada violentamente. Es una forma fantástica de establecer el tono y de distanciar al lector de las nociones preconcebidas. Lo que obtenemos en cambio son criaturas antiguas, horribles, que acechan en las sombras, con sed de sangre. Y en lugar de mostrar los Wytches de inmediato, los autores hacen algo para que el lector pueda verlos si insiste. Se hace de diversas formas: desde esconderlos en la oscuridad hasta mostrarlos solos, en la distancia, o acechando en un bosque. La idea es súper chula, y la forma en que se hace es a través de la coloración de Matt Hollingsworth en la que superpone salpicaduras de pintura en página, y las páginas más intensas reciben salpicaduras de tinta más cargada. Estas técnicas funcionan fantásticamente, ya que obligan al lector a llenar ciertos huecos con su imaginación. Algo parecido al test de Rorschach.

Wytches también está llena de misterio. Se percibe a un Snyder inspirado, del que muchos imaginábamos que lo haría bien con el Terror, y al cual se le nota bien documentado para trasladarnos bien el suspense propuesto. Nos da detalles solo cuando los necesitamos, nos mantiene tensos en los momentos de incertidumbre, hace que el cómic sea impredecible ya que las situaciones apenas están detalladas… Pero Wytches no sería ni la mitad de aterradora si no te importaran los personajes. Algo que sabe y utiliza muy bien en sus libros el tito Stephen King. Está el padre, Charlie, un escritor de libros para niños, pero también conocido por no ser un padre ideal. Es a través de sus intentos de escribir sus errores pasados y la forma en que se preocupa por su familia lo que hace que quieras verlo triunfar. También está Sailor, por quien también aprendemos a preocuparnos aprendiendo sobre su pasado y viendo sus malas experiencias en su corto tiempo de vida… En conclusión, este primer volumen de Wytches ha creado en mí una expectación que hacía años que no tenia sobre un título de Terror. De todas-todas mi género favorito. Tiene todos los elementos correctos trabajados en conjunto para hacer un cómic increíble. Y todo se resume a eso: si eres un fanático del Terror bien hecho, un fan, un friki de los buenos que odias los sustos baratos, entonces Wytches es lectura obligada for you…

Presenta un arte fantástico. Los diseños de Jock son aterradores y parecen sacados de una pesadilla. Dependerá mucho de donde y cuando leas la historia, cierto, ¿pero imágenes que dan escalofríos? A cascoporro. El presente volumen recopila Wytches del #1 al #6 y una historia corta originalmente publicada como adelanto de la colección.

Ganazas de más.

Reseña: Die. Corazones Rotos por la Fantasía, de Kieron Gillen, Stephanie Hans y Cowles

Esto es lo que necesitáis saber sobre Die.

Die os suena.

Die se siente como algo muy cercano.

Lo primero que me atrajo de esta serie fue la definición que le dio en una entrevista el guionista Kieron Gillen donde la describió como un «Jumanji Gótico». Y es cierto que la base la tiene. El punto de partida es ese. La trama, a groso modo, trata sobre un grupo de niños que se topa con un juego de mesa que en realidad contiene un mundo fantástico en el que tendrán que lidiar con las consecuencias de sus acciones. No obstante, mi flipadura y súper sorpresa con Die viene de una historia que propaga ese potente enganche que tiene en sus inicios Stranger Things o It; donde también un grupo heterogéneo de inadaptados se ve atrapado en la persecución de una fuerza malévola. Incluso tiene también ese toque chulo de Las Crónicas de Narnia o aquella gran historia triste que era Un Puente hacia Terabithia. Historias sobre escapismo infantil.

Dentro de su sello Evolution, Panini Cómics trae a nuestro país este primer volumen tan esperado de Die. La obra puntera del momento de Kieron Gillen y Stephanie Hans, todo un éxito de ventas en USA. Donde con una sinopsis inicial nos oferta que un grupo de cuarentones debe luchar contra el horror al que apenas sobrevivieron cuando eran jugadores adolescentes de una partida de rol, pero que tras sus recuerdos se abre una historia tremenda y con una profundidad increíble. Y hay más. Por que Gillen ofrece una de las mejores aperturas de trama que he leído en mucho tiempo. Establece sucintamente el mundo, el conflicto y el gancho para el resto de la serie y parece que casi sin esfuerzo. Telegrafía momentos narrativos y lo que nos cuenta desde el principio nos da un puñetazo narrativo. Pues Die no es otra cosa que un tributo y una subversión a la fantasía de nuestras mentes en la infancia, de los juegos que jugábamos cuando no entendíamos completamente las reglas, pero esos mismos que disfrutábamos junto a nuestros amigos por encima de todo.

Un lugar donde escapar y dejar atrás todos los problemas que nos esperaban en casa.

En Die, Gillen y Hans, han demostrado ser un dúo dinámico que desarrolla un mundo de terror y fantasía alarmantemente seductor. En serio, menudo descubrimiento. Me siento emocionado de agregar esta serie a mi lista de espera por hype. Donde suma bastante el arte de Stephanie Hans que oscila entre la evocación a la nostalgia borrosa que a muchos nos atañe de aquellos años 90, añadiendo un matiz de fantasía oscuro, clásico, muy familiar. Y escalofriante y maravilloso a la vista…, para los que amamos el Terror por encima de todos los géneros.

Die está hecho para que la sintamos cercana. El guionista es increíblemente consciente de cada uno de los tópicos y ha seleccionado quirúrgicamente la elección de cada palabra para asegurarse de que la trama se diferencie a su vez y no se parezca a nada que hayamos leído o visto antes. O al menos, no mucho. Las presentaciones de los personajes iniciales son sombrías, la introducción al juego central dice rotundamente: ¡Esto no es una mierda de D&D listo para usar al abrir la caja!

Esto es fantasía para adultos.

Die exige ser leído.

Reseña: Involución, de Max Brooks

Son curiosas ciertas cosas; existen miedos que te increpaban de niño de los que si consigues retrotraerte exactamente a esas mismas sensaciones, vuelven a ponerte el vello de punta. Recuerdo, por ejemplo, que una de las figuras legendarias del misterio en USA como es el entorno Bigfoot, nunca me produjo miedo hasta que vi en televisión aquellas imágenes de alguien que grababa desde su cabaña en el bosque una enorme sombra que les observaba. Y me dio miedo no por la figura en sí, sino por que aquella situación de atosigamiento, de acoso, desprendía naturalidad y terror. Y en mi mente de chaval mucho peor, pues en mis elucubraciones, ni siquiera creía que aquello fuera un mono gigante perdido con leyendas indias detrás, sino algo peor. Y ahí es donde entra Involución, el nuevo libro de Max Brooks, que tanto tiempo llevábamos esperando algunos, tras su exitosa Guerra Mundial Z (para mí el mejor libro de zombies escrito. Involución es otra novela epistolar, pero hecha de tal modo, con esa maestría que le caracteriza, que se vuelve una lectura apasionante. Llena de tensión, con algunos personajes cautivadores y bastantes sustos o escalofríos muy originales; por que además es también un libro realmente fuerte, tanto que sus conceptos generales ya asustan.

Siendo sincero, no estaba realmente seguro de qué esperar cuando comencé a leerlo. Disfruté mucho de Guerra Mundial Z y no quería que se aprovechara el mismo formato de escritura para contar otra cosa con «menos gracia”. Y me alegro de equivocarme, pues con solo el cambio de algunos matices, tiene un tono diferente. Involución tiene un personaje principal identificable: Kate Holland. Es su historia la que estamos leyendo, directamente de un diario que se recuperó en algún momento después de los acontecimientos de la novela. Aunque «el ficticio Max Brooks» ha incluido algunas «fuentes externas», en forma de entrevistas que ha realizado con otras personas y extractos. El hecho de que la mayor parte de la novela provenga directamente del diario de Kate ayuda a que la narrativa tenga enfoque más directo. Básicamente, escrita en primera persona, es una forma mucho mejor de contar una historia de la que se espera mucha tensión. En estas páginas, Max Brooks saca a la luz los diarios de la residente Kate Holland, recuperada de la desolada ciudad tras la masacre de Greenlop. Reproduciendo fielmente sus palabras junto con sus propias investigaciones sobre la masacre que siguió y las legendarias bestias que brotaron de ella. Si lo que Kate vio en esos días es real, entonces debemos aceptar lo imposible. Debemos aceptar que los monstruos siempre convivieron con nosotros y que gozan de una terrible fuerza y ferocidad. Pues Involución tiene una trama significativamente convincente que además está llena de algunos personajes realmente interesantes.

Comienza como cualquier cantidad de historias de desastres: con una configuración rápida de la situación, en este caso, la erupción del Monte Rainer y como todo se desmorona. Con personajes que se sienten reales, cada uno de ellos con el propósito de la supervivencia y en menor medida de ayudar a la comunidad. Mola conocerlos antes del desastre y de su encuentro con el Mal. Todos con sus gustos y preferencias y, por supuesto, con sus defectos. Se sienten como personas que quizás conozcas y es una excelente manera de hacer que te preocupes de inmediato por ellos. A pesar de que todo el diálogo es técnicamente lo que Kate recuerda, Brooks hizo un gran trabajo. Y se ve que hay un enorme esfuerzo en que cada personaje tenga una voz única e identificable. Igualmente natural es la forma en que se desarrolla la trama. Todo sucede muy rápido, como seguramente sería vivir una experiencia así de primera mano. Los personajes reaccionan de una manera absolutamente lógica según su personalidad, y cada vez que empiezas a preocuparte que la acción pueda estar disminuyendo, Brooks arroja una nueva incertidumbre y te pone nuevamente en alerta.

Como os habréis dado cuenta. no quiero entrar en demasiados detalles sobre la trama. Ya sabéis que todo lo sucedido tiene algo que ver con la presencia del Bigfoot, ¿y sabéis cómo va a terminar? Ya os aseguro yo que todo lo demás es sorprendente. Y convincente. Lo más difícil en estos casos.

Involución te hará plantearte demasiadas cosas. Historia bien escrita, interesante y aterradora, ¿se puede pedir más?

Reseña: La Isla del Dr. Moreau, de Ted Adams, Gabriel Rodríguez y VVAA

La Isla del Dr. Moreau es una miniserie de dos cómics que salió en USA hace ahora justamente un año. Leí por primera vez la historia de H. G. Wells, La Isla del Dr. Moreau, estando en el instituto, que como he contado muchas veces es, cuando más libros de Ciencia Ficción y Terror pude leer. Una media de dos o tres a la semana. Lo cierto es, que en aquellos años el concepto de La Isla del Dr. Moreau me resultó bastante original e incluso me asustó tanto que tuve pesadillas durante días sobre personas mitad cerdo o mitad pantera que venían a buscarme para “enseñarme” la isla. No hace falta decir que lo clasifiqué como uno de mis favoritos por que hicieron mella en mí. Incluso a esa edad, sabía que si una historia me afectaba tanto es que era un tanto especial. La originalidad es lo que siempre busqué por encima de todo.

Poco después de aquello, vio la luz el film La Isla del Dr. Moreau protagonizado por Marlon Brando y Val Kilmer en 1996. Increíblemente ansiado por verla (en principio, una súper producción con actores de renombre basada en uno de mis historias favoritas), di de bruces contra un muro. Una película llena de clichés, de enormes libertades de trama y sin sustancia. Aunque con algunos efectos de maquillaje geniales, eso sí. Pero la película me pareció tan realmente mala que me hizo amar más aún y poner en preferencia la fuente de todo. Los libros, o mejor dicho, el guión original de cualquier obra que se precie. Pero ahora, con los años, uno no pierde la esperanza de volver a tener aquellas sensaciones chulas de juventud o de primera visitación a una gran historia y cuando vi que Panini Cómics traía a nuestro país este titulazo adaptado al cómic por Ted Adams y siempre maravilloso Gabriel Rodríguez… Pues eso, que uno lo vuelve a intentar.

Y esta vez, por una cosa o por otra, me ha encantado. Con una nueva protagonista, he encontrado una nueva luz en esta trama de naufragios, almas perdidas, doctores locos y creaciones enloquecedoras. A través de la obra de arte de nuestro compatriota Gabriel Rodríguez, de quien muchos conoceréis su genial dibujo en el Locke & Key, de Joe Hill; nos llevan directamente a la visión de este sugerente titulo originalmente publicado en la editorial norteamericana IDW, que cada vez publica cosas más chulas.

La historia comienza con la breve comprensión de que Ellie Prendick acaba de escapar de la muerte en un duro naufragio donde su barco se ha quemado y ha tenido que buscar un lugar seguro en un bote salvavidas. Viéndose de buenas primeras en la costa de una isla, con la ayuda del Dr. Montgomery quien la ayuda y cuida hasta que recupera un poco la salud… Sin embargo, lo hace con una apariencia no tan encantadora, espeluznante, en resumidas cuentas, en fin, que hace un mal trabajo tranquilizándola cuando despierta. A través de un par de giros, Ellie se encuentra cara a cara con los habitantes de la isla: personas que han sido operadas por el Dr. Moreau que ahora son híbridos entre humanos y animales, y en uno de esos encuentros se ve inmersa en un importante enclave donde esos seres le cuentan «sus propias leyes» y le hablan del Dr. Moreau. A partir de entonces, tras los ojos de Ellen Prendick visualizaremos un nuevo mundo lleno de horrendos eventos, lo que casi se puede ver cada día en esa isla maldita. La quizás visión única de alguien que desea un nuevo mundo.

El fundador de IDW, guionista/co-creador de Diablo House, Ted Adams, se une al ilutsrador Gabriel Rodríguez, para poner de nuevo en la palestra esta adaptación de una de las grandes historias clásicas de H. G. Wells. Tan relevante hoy en día como cuando Wells la escribió en 1896, aborda la pregunta que todos los científicos deberían hacerse:

Sólo porque podemos hacer algo, ¿significa que debemos hacerlo?

Si bien esta historia se clasificó originalmente como Ciencia Ficción debido a la gran cantidad de trabajo de ciencia loca que contiene, en mi opinión, es puro Terror. ¿Qué pasa? Lo de siempre: el mal que siempre persigue a la mejor género literario, por mucho que no quieran aceptarlo. ¿Qué el Terror asusta? Ah amigo, ¿te imaginas que no lo hiciera? Pero no solo asusta al que lo lee y lo disfruta, también a la hora de vender. En la estantería muchos pasan por delante del género de Terror y se dicen: Uuuh, atractiva historia pero para pasarlo mal siempre hay tiempo…

Friends, friends, friends, buscad historias que os increpen, que os activen los sentidos, que os hagan “sentir” que estáis leyendo. Que tengan la fuerza para haceros ver que sois protagonistas o co-protagonistas en una trama de aventuras y sufrís tanto o más que el protagonista. Historias diferentes como La Isla del Dr. Moreau.

Espero que puedan confirmarlo.

Reseña: La Sangre Manda, de Stephen King

El verdadero poder de los escritos del maestro Stephen King es que estos mismos sugieren que el peor Terror de todos nace o se hace en lugares. Y a ser posible, dentro de la amabilidad, la satisfacción de alguien, si hablamos de sus historias más oscuras como El Resplandor o Cementerio de Animales. No ofrecen ninguna esperanza. Pero la mayoría de las veces, el interés del Tito está en el “buen corazón” y la compasión que desafía a la oscuridad a las afueras de una comunidad. Debe llevar algo en su interior que le incita a dar información (con novelas constantes para lectores constantes) sobre el horror interno. Y en esa parte de esos mundos malévolos navega La Sangre Manda, la reciente novedad de aparición en Plaza & Janés, una colección de cuatro novelas cortas.

La Sangre Manda es un regreso a casa, tanto para King como para el lector. Cada uno de los cuentos es un regreso a un terreno pisoteado ya por el maestro de Maine. Pero en su mayor parte, están escritos con tal encanto y lo pasamos tan bien aquella vez, que uno siempre quiere más. De hecho, la sinceridad es una característica clave en estos relatos largos. Y King lo demuestra recurriendo a personajes de los que seguramente se ha enamorado en escritos anteriores. Un ejemplo es, que en la historia que da nombre al libro volvemos a toparnos con Holly Gibney, la detective que evolucionó como heroína en la trilogía de Bill Hodges y más recientemente en El Visitante. Sin embargo, La Sangre Manda es la historia más larga y menos efectiva de la colección para mí gusto. Por un lado, hace eco a modo de distracción de las escapadas anteriores de Holly, uniendo la criminalidad barroca de Mr. Mercedes con el pulposo horror que se nos presenta en El Visitante. Nada más original. Aunque el monstruo en sí está muy bien dibujado, y hay un capítulo dedicado por completo a rastrear sus apariciones que recuerda mucho a la gloriosa leyenda que encontramos en It.

El Teléfono del Señor Harrigan es de esas historias molonas que podría sacarse perfectamente de una de las primeras antologías de King. Esa eterna deuda que el maestro parece tener con el terror que fluctuaba en EC Comics y/o las alucinantes historias de la famosa serie Twilight Zone; fuente de inspiración para muchos incluso hoy en día. La trama habla de la amistad de Craig, un niño de doce años, con su vecino del mismo nombre y el regalo de un iPhone antiguo que de pronto interrumpe sus vidas. Una historia con voz tan atemporal, que el teléfono ya parece un objeto anacrónico y extraño, incluso antes de que el tema sobrenatural entre en acción. King siempre ha sido un crítico declarado de la ubicuidad del teléfono móvil en nuestras vidas (se puede ver en Cell), a cada momento nos recuerda que es un instrumento de influencia dañina para el ser humano. Pero hay un capricho en El Teléfono del Señor Harrigan que lo elevará todo al infinito… Y más allá. Maravillosa trama, como las de antes, con sus bailes escolares, matones, dólares en deuda y un niño feliz de pasar la tarde leyendo con un anciano.

La vida de Chuck es una representación justa de sus experimentos posteriores con la ficción literaria. La historia tiene tres partes distintas, cada una trabajando desde dentro un género diferente mientras King lleva al lector en un recorrido inverso por momentos de la vida de Chuck desde la cúspide de la mortalidad hasta su infancia. La primera parte es una pesadilla apocalíptica vinculada a la muerte inminente de Chuck a través de un ingenioso truco metafísico, mientras que la última analiza su infancia en una casa encantada. Otra genial historia.

Tras ella iría La Sangre Manda, que ya comenté antes. Finaliza el libro La Rata. Donde se explora la parte oscura de los encantamientos y la siempre extraña alquimia. Y aunque se recurre a ese momento incondicional de autor, escritor-protagonista, secuestrado en una cabaña en el bosque; algo cambia. Drew está allí para escribir una novela, algo que conlleva un riesgo significativo, ya que los intentos anteriores lo han llevado a la locura. Si bien todo va bien al principio, pronto las nubes de tormenta (tanto literales como figurativas) comienzan a acumularse…

Como habréis notado he ido toda la reseña intentando evitar todos los spoilers posibles. Ha sido una ardua tarea. Pues si de algo goza el poder del Tito King es que con cualquier comentario sobre sus argumentos, ya puedes enganchar a alguien y quizás desvelar demasiado. La Rata es para mí el mejor intento de King para transmitir la presión y la claustrofobia del proceso de escritura desde su joya llamada Misery. Si La Rata tiene un final feliz o no está abierto a debate, pero como conclusión La Sangre Manda es, sin duda, uno de los mejores libros que vais a encontrar en librerías este sofocante verano.