Reseña: Marvel Must-Have. Spiderman. Tormento, de Todd McFarlane

La miniserie de Spiderman: Tormento de cuatro numeritos eran obviamente otro Must-Have a tener. La primera historia dibujada y escrita por el famoso Todd McFarlane, el señor que se hizo multimillonario a raíz de su colaboración en la cabecera del trepamuros. Con un dibujo que a tres cuartas partes del mundo comiquero enamoró, como guionista, con historias no muy potentes, aunque si os aseguro que si tuviera que recomendar una, la que es para mí la mejor de las leídas a mis cuarenta y tantos años, sin duda, me quedaría con Tormento. Y eso que no soy muy del Lagarto.

Aunque aquí se trata de forma muy especial. Y es que cuando eres uno de los superhéroes mejor valorados de la historia mundial y te mantienes en ese pódium tantos años, estás casi obligado a hacer nuevos enemigos o redundar en los que tienes con nuevas historias que atraigan al personal. ¿Y qué tiene Spiderman más que pelos en el pecho? Enemigos. Tiene una de las galerías de malos-malutos más formidables y extensas que existen y no solo en el mundo del cómic, diría que en cualquier formato literario. Pero, ¿qué sucede cuando tienes un enemigo nuevo y misterioso que te persigue, te ataca y no tienes idea de quién es o cuáles son los motivos de su vendetta? Esa es la pregunta a la que nos enfrentamos en Tormento.

Nuestro querido vecino Spiderman es atacado por Lizard, un enemigo que recuerda como enemigo peligroso. Sin embargo, de lo que no se da cuenta hasta más tarde es de que Lizard está siendo controlado por otra persona, una bruja vudú peligrosa y aparentemente loca, a quien más tarde conocerá como Calypso. Una ex amante de Kraven, otro miembro de su familia. Pero, ¿por qué debería temer alguien tan poderoso como el trepamuros a este tipo de canallaje? Pues mirad, muy simple, por la simple razón de que tiene el poder de usar a tan poderosa bestia como el Lagarto a su antojo. Y logra envenenar, atormentar y casi destruir a Spiderman en una sola noche. En esas nunca se ha visto Peter Parker…, ¿o sí?

Tormento es famoso por ser el arco con el que se inició el famoso Spiderman de Todd McFarlane. Lo dibujó y escribió en 1990, dando comienzo a esa locura de músculos inmensos y telarañas por doquier con las que se hizo famoso el autor. Un toque característico y reconocible, que es lo que cuenta en este mundillo. Pero aunque la considero joyita indispensable a tener creo que muestra ampliamente algunos de los problemas que tuvo McFarlane con la escritura. Problemas de los que nunca supo salir años después, por ejemplo, con sus intentos de hacerlo bien en Spawn. Un ejemplo son los cuadros de pensamiento, que se usan en exceso y tienen una perspectiva inconsistente. Y eso puede llegar a cansar al lector poco asiduo que quiere una «cocalita» rápida y ya está. ¿Es algo malo? No. Es su forma de escribir. Por eso, para mí McFarlane siempre será un grandioso ilustrador y guionista medio. Pero ya os digo que Tormento fue la primera, así que disfrutable a tope.

¿Calypso controlando al Lagarto para luchar contra Spiderman y torturarlo a más no poder? Quién no gusta de eso. Además, disfruté mucho de la interacción entre Spiderman, que seguía buscando al Dr. Curt Conners dentro de Lizard, y Lizard, que solo responde a un nivel instintivo y animal. No había Conners para que Spidey sacara algo bueno de esta historia. El breve relato de la adquisición de poderes sobrenaturales por parte de Calypso a través del sacrificio de su hermana menor también fue interesante, aunque si parpadeas te la pierdes.

La sangre corre por la Gran Manzana.

Spiderman se sumerge en la oscuridad mientras persigue al Lagarto por las calles y alcantarillas de la ciudad, tratando de poner fin a la pulsión homicida que deja a su paso. Pero ¿quién está controlando al Lagarto? Ya os lo he dicho, ¿no? Pero verlo, disfrutarlo y leerlo, es otra cosa. No sabéis de lo que es capaz esta señora…