Reseña: Post Americana, de Steve Kroce y Dave Stewart

Steve Skroce ya me deleitó con su aportación a We Stand On Guard y como dibujante de los storyboards de The Matrix, de los cuales soy coleccionista. Pero si recordáis, hubo una miniserie que salió no hace mucho en tomo por estos lares de la mano de Norma Editorial, una trama que todo el mundo pone muy bien y que aún no he podido devorar, denominada Maestros (https://www.normaeditorial.com/ficha/comic-americano/maestros-1/maestros), una historia que por lo que sé, es absurdamente ilógica pero con una sed de irreverencia incómoda que la hace divertida y similar a los cómics de Avatar. Bien, pues Maestros fue creada por Steve Kroce, el mismo que ahora regresa a librerías con Post Americana. ¿El qué? Básicamente, en un futuro no muy lejano o en una realidad alternativa, USA se divide en dos áreas principales: los ricos son el 1% de la población y se han refugiado en algo llamado La Burbuja (The Bubble), donde acumulan recursos. Lo que conlleva a la aniquilación total de la superficie del país (hablando de eso, la superficie de América está llena de caníbales y edificios con forma de comida rápida). Entonces, obviamente, este no es un cómic basado en la sutileza. Pero eso es bastante aceptable para la mayor parte de los que se proponen leer una buena historia apocalíptica, ¿no? Además, no sólo el diálogo tonto aparece genuinamente entre la población, también se puede decir que es lo que más abunda. La ignorancia sumada a la derrotada vida y aceptada de la mayoría.

Post Americana está repleto de detalles retorcidos y divertidos. Y al igual que Star Wars: The Force Awakens, la historia comienza con dos tipos rebeldes que se acaban de infiltrar en una reunión fascista, escapando, solo para estrellarse en medio de un montón de caníbales. Y atacados por esos pollos mutantes, la trifulca termina por dar paso a una alianza incómoda con una misteriosa chica (bien armada) llamada Carolyn.

¿Cuándo terminas el tomo te queda la sensación de guion perfecto? Pues no. Seamos sinceros, pocos cómics gozan de esa máxima. Pero nuestro héroe principal, que se jacta del exótico nombre de Mike, y que además es algo soplapollas, nos lleva a recorrer una trama curiosa, tan interesante como es la construcción de un mundo venido a menos y lo que en sus rincones propone. No es una historia excepcionalmente original, pero da miedo lo que se parece a un próximo futuro nuestro con el panorama político actual que tenemos. Mi opinión es que con un ilustrador de baja categoría, Post Americana se derrumbaría por problemas de guion. Pero el modus-operandi de Steve Stroke. nos brinda una gran cantidad de detalles, sin importar cuán grandes o pequeños sean las viñetas, que provoca que en la mayoría de las páginas del cómic, goces con lo que tus ojos son capaces de ver y encontrar. Sí, es el típico cómic que el dibujo supera las deficiencias del guion al acumular espectáculo. Las páginas fluyen no solo con claridad, sino también con maestría. En una pelea entre el villano F.F. («Flying F * ck») y Carolyn, se termina en una imagen de formas espirales hacia el borde derecho de la página, con estelas de humo ardiente que están maravillosamente bien labradas. Además, Skroce tiene una comprensión intrínseca de las composiciones, colocando a sus personajes en poses consistentemente atractivas y dándoles una gran cantidad de detalles faciales. Y aunque Dave Stewart es algo así como un colorista icónico en los cómics estadounidenses, su estilo es tristemente sencillo aquí, dejando a Post Americana un poco plano en esta faceta.

Estamos ante un cómic que no es terriblemente original, y mucho menos intelectual. Pero representa demasiado bien hacia donde va el mundo, nuestro mundo. Y con un arte y tono irreverente, que lo convierte en una lectura atractiva que merece la pena a poco que ames las historias apocalípticas.