Reseña: Un Trabajo como Cualquier Otro, de Alex W. Inker y Virginia Reeves

La descripción pura y dura de novela gráfica tiene como ejemplo lo que os reseño hoy. Un volumen súper potente en cuanto a historia y diseño que Ponent Mon lanza este 22 de Marzo. En realidad, es un destacable one-shot porque realmente -y literalmente- es una trama que va como un tiro. El álbum tiene más de ciento ochenta páginas, cual novela corta, que se lee en nada gracias al tamaño de las viñetas y al dinámico guion que permite entrar en la acción cómodamente. Insisto: la narración dinámica e historia apasionante entran en Un trabajo como cualquier otro. Y sí, esperaros una historia trágica, un duro final, de esos que se quedan en la cabeza por mucho tiempo.

Un trabajo como cualquier otro nos lleva a Alabama en los años 30 del pasado siglo, donde podemos adivinar que la vida no es de color de rosa en esta parte de USA (pese a ser el color que más abunda en las viñetas). Seguimos a un héroe que ciertamente no es perfecto, pero que con el paso de las páginas se vuelve entrañable. Disfrutas siguiendo el curso de su vida, sin embargo, admito que no entendía muy bien el porqué, en la novela original, Roscoe T. Martin acaba en la cárcel. Un trabajo como cualquier otro es la traslación a cómic de la impresionante novela de Virginia Reeves que tanto éxito tuvo en 2016. Una historia que a lo Steinbeck se convierte en una denuncia del entorno penitenciario de esta época en la que el trato a los presos fue muy cruel y el sistema de reintegración no ayudaba nada de nada. Fácil imaginar lo infernal que sería si encimas eras de color.

La sombra del maestro John Steinbeck (De Ratones y Hombres, Las Uvas de la Ira), se cierne sobre esta obra. Mismo marco, mismos destinos rotos, misma amarga esperanza. Si buscas animarte, no te arriesgues a leer este cómic; va sobre la vida y la denigración del ser humano. La miseria, la mala suerte, el racismo, el absurdo y la violencia del mundo carcelario, todo está puesto en su sitio para presionar una y otra vez a Roscoe T. Martin, un tipo que no es perfecto pero que está haciendo todo lo posible por salir adelante mientras la crisis económica hace furor en tierras norteamericanas. No obstante, me encantó la cadena de eventos que terminaron destrozando al personaje central. Este personaje, que está lejos de ser perfecto, me conmovió más allá de sus defectos. Alex W. Inker tras la trama de Virginia Reeves no le escatima nada y, por tanto, revela toda su humanidad. Esta historia, por supuesto, denuncia el sistema penitenciario de la época pero sigue siendo muy actual cuando toca temas como la reintegración o la necesidad de poder prosperar en el trabajo.

El tratamiento gráfico de Alex W. Inker es plenamente adecuado para esta historia. Sus personajes, rayados en lo grotesco, son un eco perfecto del absurdo y horror de la situación en la que se enredan al máximo.

Algunos pasajes son estupendos, como en el que el compañero de celda de Roscoe, carpintero de profesión, está encantado con el trabajo que le encarga la penitenciaria que es… ¡Una nueva silla eléctrica! Y en ese tono todo. Lo que se hace por una reducción de condena, ¿no? Roscoe, por supuesto, ofrece sus servicios como electricista para tal efecto también. Un trabajo duro y convincente, ¿no? Madre-del-amor-hermoso. Un trabajo como cualquier otro se recomienda encarecidamente a los amantes de las historias que dan que pensar. Las puertas de la penitenciaría se cerrarán pronto, y ahí es donde acaba una vida. Al menos, por el momento. Roscoe es un electricista de renombre que se lanzará a la ilegalidad por salvar la granja de su esposa. Se topa entonces con veinte años de reclusión. Le espera un mundo en el que nunca pensó…

Diálogos sencillos, rostros marcados por la vida, gráficos en dos tonos con líneas grandes en tinta negra anticuada y en líneas rojas o planas. Una edición un tanto «vintage» que le viene que ni pintada a la historia. Pero esta historia comienza con un hecho trágico, y termina con un nuevo drama. La vida misma.

Novedad muy-muy calentita que no deberías perderte.