Reseña: John Constantine. Hellblazer. Señales de Infortunio, de Simon Spurrier, Aaron Campbell y VVAA

Si siempre te ha llamado la atención Hellblazer pero por una cosa o por otra nunca te has puesto con él, este tomito es buena ocasión para conocer al personaje… actual. Una pizza de varios ingredientes que ya os advierto que está deliciosa. Además, viendo la cantidad de reseñas que estamos haciendo últimamente, qué duda cabe que las historias de Hellblazer son una buena recomendación para Halloween también. Uno de los personajes más icónicos del Universo DC que regresa gritando y soltando tacos a las páginas del tomo que se denominado Señales de Infortunio, y que recopila los números #1 al  #6 de la serie original así como The Sandman Universe Presents: Hellblazer #1 y el #14 de Los Libros de la Magia, para meterte en situación.

Como bien dice su sinopsis: El cabrón ha vuelto. Y lo hace de la mano de autores súper fans del personaje clásico como Simon Spurrier, Aaron Campbell, Matías Bergara, Marcio Takara y alguno más. John Constantine está de regreso y el mago estafador que una vez guió a Tim Hunter al mundo de la magia tiene un desafío para que el joven mago puede salvar o condenar al mundo de una vez por todas. Pero este Constantine ha visto caer a muchos ante el corrupto Tim Hunter y, en el mejor de los casos, no es de fiar. ¿Intentará John matar a Tim solo para estar a salvo? ¿Puede lograrlo si lo intenta? ¿Y sobrevivirá el mundo al intento? Son preguntas que se presentan aquí. Kat Howard y Simon Spurrier unen fuerzas para proponer un tema interesante que gira y gira entre la perspectiva de John Constantine y la de Tim Hunter. Así comienza la serie nueva y principal que recoge el volumen. Tramas dibujadas por Tom Fowler, aunque se ven drásticamente diferentes gracias a los acabados de Craig Taillefer y los colores de Jordan Boyd. Si nunca antes ha leído un cómic de John Constantine o Tim Hunter, este es uno que sorprende y te enganchará a esa conjunción.

Pero vamos a lo esencial. John Constantine está de vuelta y sobresale como un pulgar dolorido en el nuevo Londres. Los pubs con agujeros en la pared que frecuentaba John son ahora bares de moda para las chicas del West End y los cócteles acaramelados han reemplazo a los gintonics. A pesar de esto, el mundo todavía necesita un bastardo para hacer lo que hay que hacer. Como, por ejemplo, averiguar por qué una horda de ángeles ahora parece estar protegiendo un parque y golpeando a cualquier pecador que se sienta afortunado de cruzar sus límites… Estamos ante una colección de doce números que se dividirá supuestamente en dos tomos; en tapa dura, de estos tan llevaderos y chulos que publica ECC. También es una lectura obligada para los fans del John Constantine clásico, por supuesto. Pero insisto, Simon Spurrier ha traído de vuelta a Hellblazer en toda su maravilla ultrapolítica y malhablada, y la obra de arte de Aaron Campbell y Jordie Bellaire es un retroceso bienvenido a los días de gloria de Vertigo Comics. Un bienvenido regreso a las formas y una señal de que el sello oscuro DC Black Label viene para dar que hablar, en este mundo que vuelve a querer imponer censuras.

En el último cómic aportado aquí (#6), concuerdan cositas. Pero al leerlo me debatí entre varios sentimientos. Percibí que el estilo se lee como el Hellblazer clásico de la mejor manera, es decir, aquellas sensaciones y aventuras con monstruos que desafiaban la definición visual, proporcionando impresiones aterradoras sobre líneas claras. Las primeras páginas enfatizan breves retratos de personajes del mejor tipo, pero los giros en la trama revelan a otro ser humano cuyo tipo está en el centro del trauma. Personajes, personas, que se mueven por un odio imperdonable. Es difícil no sentirse en conflicto a medida que avanza la historia. Sabes que estás viendo la vida misma. Lo cabrón e hijo de puta que puede llegar a ser el ser humano con el prójimo. El egoismo puro, la mala educación, el yo-voy-a-lo-mío, preponderan aquí. Y aunque esto sea duro de decir, John Constantine: Hellblazer, esta vuelta a las andadas, pero elaborando el día a día que vemos en las calles, en el trabajo, en los deportes de equipo… No es otra cosa que una mirada a la actualidad. Figuras oprimidas que tienen prisa y casi matan por llegar a tiempo al trabajo, monstruos feos e invencibles, ángeles, demonios…, todos ellos, más el tío que se te cruza por la calle y te pide dinero y al otro día intenta apuñalarte en un callejón. ¿Qué dónde vivo? En 2021. Donde todos somos espejos de nosotros mismos. Por eso es tan brillante este regreso y las formas en las que está elaborada la serie. Su virtud es que muestra el mundo, nuestro mundo, el de ahora. Algo por lo que siempre abogó la clásica Hellblazer.

El mundo se va a pique.