Reseña: Los Cantos de Maldoror, de Antonio Hernández Palacios

Buenas y considerables obras ilustradas nos dejó el maestro Antonio Hernández Palacios en este país. Ponent Mon, una de las editoriales de cómic europeo más al quite, nos trae ahora su trabajo con Los Cantos de Maldoror (Les Chants de Maldoror) que compone el primero de los seis cantos poéticos publicados en 1869 por el escritor Isidore Ducasse, más conocido como Conde de Lautréamont. El que está considerado como gran renovador de la poesía francesa del siglo XIX. Un volumen donde A. H. Palacios vuelve a estar sublime impregnando de belleza cada ilustración que no tiene otra intención de evocar (o hacernos ver) lo que se cuenta en esta obra de Lautréamont, una de las más atípicas y sorprendentes de la literatura que fueron escritas entre 1868 y 1869.

Aprecié mucho esta nueva forma de ver la obra monumental que es Los Cantos de Maldoror. Me pasa mucho con la poesía que hay ciertas cosas que uno no llega a imaginar. O mejor dicho, mi mente retorcida tira por otros senderos más inusuales y escabrosos. Me hablan de pan cortado sobre una mesa y yo imagino un bosque azotado por el viento. Al ser tan rebuscado mentalmente, creo que este es mi principal contra para no leer poesía. Sin embargo, ayudado o apoyado junto a una buena ilustración poderosa como suelen ser las del maestro Palacios, todo cambia.

Lo mínimo que podemos decir es que esta obra es abundante, en cuanto al texto que alude. Lo mismo ocurre con el dibujo, marca registrada del autor al que le gusta lo barroco, lo recargado, de las pocas criticas que he oído sobre su trabajo. Pero esto es como todo en la vida, el abuso de lo ornamental, el recargamiento en el arte al que a algunos puede acomplejar a otros les puede resultar espléndido y maravilloso. Sin embargo, me da que en Los Cantos de Maldoror, A.H. Palacios lo hizo aún más adrede.

Los Cantos de Maldoror son, en realidad, los delirios de un hombre de un hombre de veintidós años (hoy en día un chico) al que la muerte se llevará apenas un año más tarde. Los ecos del poema van aumentando en intensidad. Los surrealistas consideran la obra como precursora de muchas. Pero entonces, ¿qué cuenta exactamente? Las impresionantes ilustraciones de Palacios se presentan con extractos del canto primero, donde pronto nos damos cuenta que estamos ante un héroe malvado, satánico, en lucha abierta contra Dios… Maldoror, ser sobrehumano, Arcángel del Mal, lucha bajo diferentes formas contra el Creador. Comete asesinatos en los que evidencia su sadismo y perversión, y todo expresado en modo épico, se desarrollan actos extremos con objetos y animales que hablan, donde las metamorfosis se multiplican. Y, por supuesto, está permitido el énfasis y el gigantismo de los personajes. Pero una ironía constante avisa al lector. Lo que tiene ante sus ojos es, sobre todo, una voz crítica sobre lo que realmente asusta al ser humano. Él mismo.

Los Cantos de Maldoror elaborados por el maestro Palacios vieron la luz por primera vez en 1982 en Metal Hurlant; la revista comiquera francesa editada entre 1974 y 1987, con una destacada influencia en el medio pues promovía el boom de la Ciencia Ficción de aquellos años. En el año del centenario del nacimiento del autor, decidme si no es una buena noticia que por primera vez en nuestro país se recojan las ilustraciones originales que el autor hizo para Los Cantos de Maldoror. Tenerlo ahora todo recogido en tapa dura, en un genial álbum al estilo del buen cómic europeo. Un volumen donde se publican los dibujos en blanco y negro tal y como fueron concebidos por el maestro, sin los colores utilizados en la versión aparecida en la revista francesa. Acompañado además del texto Isidore Ducasse, huellas y misterios de una vida, de Hebert Benítez Pezzolano y En el centenario de Hernández Palacios, de Luis Alberto de Cuenca, un emocionante epílogo sobre la obra del indiscutible de este maestro del cómic. Así que alabemos a Ponent Mon por seguir publicando obras de uno de mis ídolos. Que se publiquen obras de Antonio Hernández Palacios siempre es una buena noticia.