Reseña: Starman. Los Años de David Bowie como Ziggy Stardust, de Reinhard Kleist

Starman es una novela gráfica que también debería atraer a las personas que no suelen estar interesadas en los cómics. Y eso, en este país de hoy, con uno de los porcentajes lectores más bajos del primer mundo, se puede decir que es un gran cumplido. Con el paso de los años, Reinhard Kleist se está convirtiendo cada vez más en un cronista de la historia de la música en formato cómic. Después de Johnny Cash (I see a darkness https://www.ecccomics.com/comic/johnny-cash-i-see-a-darkness-5466.aspx) y Nick Cave (Mercy on me https://www.ecccomics.com/comic/nick-cave-mercy-on-me-segunda-edicion-6757.aspx), el berlinés que a estas alturas ya es poseedor de un Premio Max y Moritz en tres ocasiones, incluido en 2018 el premio al mejor autor de habla alemana; con cómics que han sido traducidos a cantidad de idiomas; ahora se centra en el dios de la música. El polifacético e influyente David Bowie.

Como sugiere el subtítulo, Starman se centra en los años en los que el británico pasó de ser un recién llegado prometedor, a la estrella de rock galáctico que se llamó Ziggy Stardust. El año es 1972, es enero y la audiencia para las actuaciones de Bowie y su repertorio es aún pequeña. Pero pronto somos testigos de una transformación a través del poder de la música. Ziggy Stardust evoca colores brillantes en la monótona vida cotidiana de la juventud británica. El mesías de la música extraterrestre ha aterrizado. Desde muy locos roles de género y cambios de identidad sexual hasta la comprensión del rock y el pop, Ziggy provoca, desafía y libera a la persona que se pone frente a él. Pero no todo son luces y flores en este cosmos de apariencia fantástica hecha a sí misma. La fama y el ego, la creación y el creador, pronto lucharán entre sí.

Tenemos un volumen de ECC Ediciones en tapa dura, un ejemplo más donde Kleist demuestra que es un maestro de la biografía musical en formato cómic. Starman es otro ejemplo visual y narrativo de cómo hacer una novela gráfica que se devora y se disfruta en nada. De esas que llevas bajo el brazo en el metro, a la piscina o a tomarte un té o café a solas en una terraza de verano. Y la misma que luego posas en tu estantería junto a los vinilos o CDs de este gran autor.

Para la ocasión, Kleist, que es autor e ilustrador, tiene un socio perfecto llamado Thomas Gilke. Un colorista que hábilmente establece acentos de colores brillantes en contraste con los tonos marrones claros donde se utiliza -diría que a la perfección- una paleta de colores como medio dramatúrgico.

Ziggy se convirtió en el lado oscuro, egocéntrico, hambriento de éxito de Bowie, como describe Kleist de manera impresionante. Pero el 3 de julio de 1973, el cantante tiró de la cuerda y dejó morir a su alter ego al anunciar en una actuación en Londres que eso era todo. Un Suicidio del rock’n’roll, como se llamó la última pista del álbum The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars. Me consta que existe una secuela llamada Low: Los años de David Bowie en Berlín. Ojalá ECC Ediciones se anime a publicarla.