Reseña: Hermanas Raras
Ya son unas cuantas antologías chulas las que Impedimenta nos ha traído al fan del siempre gustoso género de Terror. Y curiosamente con mujeres como protagonistas: Damas Oscuras, Damas Asesinas, Reinas del Abismo, todas y cada una reseñadas por estos lares. Además, estas tres que cito, tres ejemplares con el Mal en casi todas sus representaciones. Pero ahora tenemos en librerías un nuevo título, una nueva antología, donde vamos a encontrar historias y autoras para todos los gustos, bastantes relatos recuperados del subsuelo del horror, el suspense y la ciencia ficción, relatos recuperados muchos de la gran revista norteamericana Weird Tales, pero también de otras revistas míticas literarias recopilatorias del pasado siglo.
Antes que nada quiero decir que esta joyita que es Hermanas Raras para el amante de la buena literatura fantástica, no es solo una colección de excelentes historias extrañas, sino que traza sutilmente el impacto que las autoras han tenido en el género, evolucionando desde misterios relativamente mundanos hasta sustos genuinamente surrealistas. En consecuencia, podéis imaginar mi gran emoción cuando vi que con Weird Sisters se publicaba en nuestro idioma. Por fin, lo tenía en las manos y en tiempos de tempestad, sofá y mantita, podía ponerme a devorar lo que quisieran contarme estas autoras. Porque tenemos un volumen que se adentra en esa clase de cuento extraño que, a pesar de su poder narrativo, a menudo se ha pasado por alto injustamente simplemente porque sus autoras eran mujeres. Aunque esto es solo un poco relativo pues algunas de las escritoras que aparecen aquí, sí que eran consagradas como, por ejemplo, L.M. Montgomery, que escribió la muy querida Ana de las Tejas Verdes, y de la que hablaré más abajo.
Con historias que abarcan desde mediados de la década de 1920 hasta principios del siglo XXI, Hermanas Raras intenta, con admirable éxito, desmentir la narrativa, tristemente aún generalizada, de que el lugar de una escritora se limita exclusivamente a la novela romántica o la ficción infantil. El indicador más evidente de esto es que buena parte de las historias son bastante oscuras en todos los sentidos. Sorprendentemente sombrías, de hecho, como Bajo tierra, de Allison V. Harding, que presenta una figura enigmática con “tierra saliendo de sus fosas nasales, orejas y comisuras de la boca”, que quizás emerge de la tierra o está hecha de ella y que es genuinamente angustiosa, con sus vívidas y descaradas descripciones del dolor y la pérdida. Uff… Pero igualmente oscura es Leonora, de Everil Worrell, que utiliza un fragmento de cuento de hadas para construir el esqueleto de una historia que podría interpretarse como algo genuinamente sobrenatural o como el intento confuso de una joven por explorar su propia angustia mental. Pero estas dos historias palidecen ligeramente al lado de Brenda, la historia de Margaret St. Clair, sobre una joven que encuentra algo con la piel «de un gris oscuro», cuyo cuerpo «era irregular y abultado» y «de él emanaba un olor a podrido».
Como suele ocurrir con la mayoría de las antologías, no todos los relatos aquí recopilados son potencialmente buenos, ni extremadamente pésimos. Provenientes de grandes publicaciones del pasado sí que tienen su toque de originalidad pues ese era el objetivo de los editores de aquellas revistas literarias que tanto inspiraron a otros autores. Oda a Pegaso, tiene un estilo florido, pero narrativamente obvio en su casi narración del mito de Ícaro. Igualmente, El armario prohibido, de Frances Garfield, está bastante bien escrito, pero su narrativa jamesiana de un horror vil, termina de forma demasiado abrupta, dando incluso coraje que la historia no se desarrolle más. Pero, por supuesto, no os voy hablar de los quince relatos incluidos aquí. Entiendo que si estáis leyendo está reseña, os habéis convencido ya a vosotros mismos que la necesitáis en vuestra librería. En especial, por dos cosas que aún no he dicho. El escalofriante relato En Smoky Island, de la gran L.M. Montgomery, una obra que he releído cantidad de veces antes de escribir esta reseña porque nunca deja de inquietarme y me inspira cosa mala. Y por que se ha incluido un genial relato de la gran Tanith Lee, que aunque es un poco anacrónico incluirla en esta antología, nunca está de más ver de lo que era capaz esta gran autora.
Un tentador vistazo a la amplia gama de escritoras que aún no han tenido la oportunidad de resurgir, una antología diferente y con autoras de lo paranormal desconocidas en nuestro país, una obra que para los que amamos este tipo de literatura, se vuelve una edición imprescindible.