Reseña: Authority. Kev, de Garth Ennis y Glenn Fabry

Los personajes de Authority son unos de los que más me han marcado dentro del cómic americano no mainstream. Pero para el caso, diría que es mejor ponerse o ver Authority: Kev como un spin-off poco conectado con la serie básica, al menos, más una trama aparte que una continuación de la misma. Por que Ennis tiene un… estilo distinto. Un estilo que disfruto mucho de vez en cuando, pero que es sombrío y gratuitamente brutal. Y en Kev se explaya aún más dentro del mundo de lo violento y lo tremendamente enojado o mosqueado del ser humano. Aquí no es lo mismo. Sin embargo, gratuitamente brutal “encaja” bastante bien con el personaje de Midnighter. Y el que lo conozca, sabrá lo que quiero decir. Entonces pude ver en este nuevo tomito que recién publica ECC Ediciones que la historia se centra en ese personaje y en Kevin (en su mayor parte). Y entonces, si bien la historia funciona, estos tomitos me reportan la sensación de ser aproximadamente un 75% Ennis con solo un 25% de Fabry. Lo que es un poco decepcionante porque Authority brilla siempre mucho si guion y dibujo están al cien por cien. Pero tenía ganas y tenía muchas ganas de volver a ponerme con algo de esta temática tras las geniales sensaciones de aquel cameo de Midnighter en Sleeper.

¿Y qué tenemos? Aparentemente un equipo de superhéroes telepáticos y malhablados con una estación espacial interdimensional maravillosa que viaja en el tiempo. El trabajo de los Authority es repeler repetidamente las flotas de guerra extraterrestres hostiles empeñadas en subyugar y/o vaporizar el planeta Tierra. Y Kev es un asesino a sueldo perdedor del SAS cuyo único superpoder es «el imán de mierda más grande del mundo». Su primer trabajo como guardaespaldas termina con el protegido siendo devorado por un tigre… en una bonita y tranquila casa suburbana (Jajaj… es que Ennis es genial).

Y los escuadrones de asalto del IRA siguen persiguiéndolo. Y Ennis en su salsa. Haciendo chistes de maricas frente a superhéroes homosexuales con tolerancia cero hacia los imbéciles homofóbicos; reventando cabezas de extraterrestres con malas intencioes, él es Gilligan, si Gilligan fuera un asesino entrenado pero en quiebra.

Authority: Kev -obviamente, por el autor que tiene detrás-, es un cómic que no se toma en serio a sí mismo. Parece un experimento y aun así, funciona, como es habitual para mí con un cómic de Ennis. Me encontré riendo e intentando recordar ciertas bromas para compartirlas con gente. Por supuesto, NO, con las que insultan a ciertos colectivos. Pero sin irreverencia y sin miedo a las historias ficticias de violencia en ocasiones ridícula: este es el Garth Ennis que conozco y amo. Si te gusta Ennis, te encantará. Si no, puede que te asuste lo que se cuenta aquí.

Reseña: Superman. La Orden de la Lámpara Negra, de Cantwell y Rodríguez

Me gusta cuando se intenta sacar originalidad o algo nuevo de personajes que normalmente son redundantes en sus tramas. Y para eso siempre es efectivo recurrir al antes o después. Contar algo de su infancia, de su juventud… o su senectud. Algo que nunca se contó. Por eso me gusta la idea que propone Superman: La Orden de la Lámpara Negra; una colaboración entre Javier Rodríguez y Christopher Cantwell que homenajea a la Edad de Oro del personaje así como a muchas novelas de época. Porque cuentan que antes de estar en La Liga de la Justicia, el joven Clark Kent fue miembro de un club muy especial: la Orden de la Lámpara Negra, el club de fans de Hop Harrigan, su héroe de la infancia. Y le acaba de llegar una nota en la que alguien de la Orden indica: “Sálvame”.

Hop Harrigan fue un personaje clásico de DC (All American Comics, 1939) creado por John Blummer. Un aviador con el que vivíamos trepidantes aventuras en parajes exóticos. Todo muy al estilo Indiana Jones. Pero Harrigan alcanzó una cuota de popularidad importante durante la Segunda Guerra Mundial llegando a protagonizar seriales de radio, películas y serie de televisión. Y La Orden de la Lámpara Negra trata sobre él, sobre el olvido y la memoria. Y aunque Superman y Harrigan son personajes que tienen prácticamente la misma edad, uno permanece en la memoria de todos y el otro no.

Una miniserie que ECC Ediciones ha recopilado en un genial TPB para el disfrute comiquero de todos. Tres números en uno que curiosamente fueron publicados originalmente en la serie Batman: The Brave and The Bold, en la parte «trasera», muy al estilo de lo que se hacía en los cómics que nos encontrábamos en kioscos los niños de los 80. Una trama donde Cantwell (cocreador de Halt and Catch Fire, Briar, Iron Man) y el artista asturiano Javier Rodríguez (Daredevil, Defenders), nos muestran como Superman encuentra un anillo decodificador con un mensaje secreto. Un mensaje oculto que le lleva a saber de un misterio relacionado con el pasado del Hombre de Acero, con el que descubre una curiosa ubicación y entonces se topa con una pregunta: ¿Terminará uniéndose a una persona que nunca pensó que volvería a ver mientras transita los misterios de un lugar secreto que jamás esperaba encontrar? Tenemos a Lois como jefa interina del Planet junto a Clark en este misterio. Ambos interesados en el mensaje recibido, ambos creyendo que la crónica del rescate del antiguo héroe sería mucho más interesante si la escribe Superman como colaborador especial del Daily Planet. Porque Clark de niño era fan de Harrigan y pertenecía a su club. Y todos los miembros recibían un anillo. Y ahora, en el paquete de auxilio, acaba de recibir un anillo “auténtico” que se abre y le permite seguir la pista del héroe desaparecido…

Y ya estás inmerso en la aventura.

Un cómic de Superman que, más que clásico, funciona muy bien al estilo pulp de las novelas de aventuras de los años 50. Homenajea a los personajes que llenaron nuestros sueños, los de una dinastía anterior y algunas posteriores a los niños de los 80 que andamos por aquí. Los diálogos entre Superman y Harrigan están repletos de contenido y de significado metalingüístico que si los pillas, vas a sonreír cada poco. En el apartado gráfico tenemos a nuestro paisano Javier Rodríguez que además es el entintador y colorista. Y nada mejor que sus ilustraciones para una historia así. Le da un aroma clásico a la obra que pocos podrían conseguir.

Una historia breve pero apasionante del superhéroe más poderoso de todos los tiempos.

Reseña: Green Arrow. Carcaj, de Kevin Smith y Phil Hester

Carcaj ha sido clasificada dentro de la colección Grandes Novelas Gráficas de DC pero es el tomo de Green Arrow contenedor de la genial serie que se marcó Kevin Smith con el personaje. Sí, el director de pelis como Clerks, Mallrats o Dogma. Unos cómics en los que se unió al dibujante Phil Hester para contarnos una de las historias más aplaudidas de la trayectoria de Green Arrow. Dicen que es como pocas, la que recupera la esencia clásica de este héroe que también brilló con su reciente serie de TV, aunque en mi opinión, por otros temas. Pero estoy de acuerdo. Carcaj es una miniserie que Kevin Smith convirtió en clásica pocos momentos después de publicarse. Tiene un regustillo clásico que deja muy buen sabor de boca. Donde tenemos uno de las eternos secundarios de DC convirtiéndose en prota.

Para mí, lo mejor que ha hecho Kevin Smith en el noveno arte. Y eso que la exigencia era alta porque yo que degusté los años dorados de DC, sí que era un gran fan del Green Arrow (Flecha Verde) de antes (me encantan los héroes que tiran flechas). ¿Fan de Kevin Smith? Por supuesto. De su cine. Además que estamos ante un ejemplo de que se le puede dar una oportunidad a un friki lector de cómics y hacerlo bien creando guiones geniales. A Kevin se le asignó la tarea de resucitar con éxito al Green Arrow original después de haber estado muerto durante años. No era un trabajo fácil. Y lo hizo de maravilla. Esta es la prueba. En primer lugar, el diálogo de Smith mola. Es un maestro en ello; lo sabe el que ha visto sus pelis. Pero también es bastante bueno con las interacciones de los personajes. Compro las emociones que desprende. Oliver volviendo a conectar con Dinah (Canario Negro) mola y no resulta cursi ni forzado. También me gusta la forma en que Kevin se toma su tiempo para llegar al punto de explicar completamente el regreso de Ollie de la tumba. Una historia que tampoco pasaba nada si lo hubiera hecho en diez números más porque es un súper emocionante. Y la naturaleza espiritual de la resurrección. Smith nunca tuvo problemas para incluir la religión en sus trabajos. De hecho, hizo que el viaje al cielo fuera divertido, ¿no? (Algunos lo pillarán).

¿Y qué hay de los invitados? Oliver se fue un tiempo y ahora tiene mucho que hacer para ponerse al día. Y va reencontrándose con viejos amigos. Ahora es cuando encontramos como el autor lo clava con Batman aquí. Los primeros momentos de Bruce con el recién regresado Ollie son ya clásicas viñetas dignas de estudio. Aunque el encuentro de Oliver con Arthur (Aquaman) también es divertido. Y el resto de JLA, JSA, Etrigan, Deadman y un par de estrellas invitadas más también se unen a la diversión. A lo que suma el característico sentido del humor de Kevin Smith con declaraciones como “Mis pezones ahora están un poco duros», con los que me partía la caja.

El trabajo de Phil Hester y Ande Park, bastante válido. Aunque brillan más en páginas de gran tamaño. Me gusta el trabajo de líneas gruesas y oscuras y podría ser lo mejor que he visto de estos chicos. Haciendo guiños a Matt Wagner en lo que respecta en sus impresionantes portadas.

Buen material.

 

Reseña: Wonder Woman. Tierra Uno, de Morrison, Paquette y Fairbairn

Iré directo al grano y diré que Wonder Woman: Tierra Uno no es un cómic para todo el mundo. Esta novela gráfica en su conjunto ofrece una versión más provocativa de la icónica heroína, una que la devuelve a su Edad de Oro, a sus raíces obsesionadas con la esclavitud y que incursiona en ciertos argumentos que algunos lectores podrían encontrar incómodos. Ya sabéis como tienen la piel de fina algunos en estos tiempos. Pero también es una historia sorprendentemente extravagante y colorida dada la naturaleza normalmente recta y sólida de la línea Tierra Uno que DC lanzó al mercado para ciertos personajes. De todos modos, si llegáis a este tomo sin otro objetivo que el anhelo de ver a Grant Morrison y Yanick Paquette ofrecer su propio giro único sobre un personaje que tiene ya más ochenta años, con Wonder woman: Tierra Uno, no os decepcionaréis.

Una historia que no brotó de un día para otro pues Wonder Woman: Earth One narra una trama que el maestro Grant Morrison estuvo años desarrollando. Morrison, como es su costumbre, utiliza este cómic para regresar a las primeras historias de la Mujer Maravilla y hacer que esos elementos olvidados funcionen en un contexto moderno. La mayoría de los creadores tienden a restar importancia al trabajo del creador William Moulton Marston, cuya princesa Diana no podía pasar más de unas pocas páginas sin ser atada o sometida a ataduras. Morrison se deleita con la idea de ponernos a Isla Paraíso como un escondite en parte utopía y en parte bacanal donde la dominación y la sumisión son las fuerzas rectoras de la sociedad. La idea era que había algo resonante y significativo en esas viejas historias detrás de las situaciones e imágenes cargadas de sexualidad y Morrison y Paquette presentan eso concretamente aquí. Uno de los temas predominantes en esta novela gráfica es la idea de que la sumisión voluntaria es un acto de fuerza, no de debilidad. No sé si lo sabéis pero se pretendía que esta trama se llamara Juicio a la Princesa Diana, el juicio que constituye la columna vertebral de la historia. El guion adopta un enfoque no lineal para explorar el origen de Wonder Woman en el universo Earth One, cuando Diana regresa encadenada a Isla Paraíso y ella y otros testifican sobre su primer viaje al mundo exterior de los hombres. Este enfoque ayuda a Morrison a abordar, si no a explicar completamente, los problemas de ritmo que han afectado a todas las novelas gráficas Tierra Uno en un grado u otro.

El formato de novela gráfica de más de cien páginas simplemente es el mejor para degustar toda la trama en las sentadas que el lector desee y abordar la construcción del mundo y desarrollo de personajes con la mejor perspectiva. Además, la estructura no lineal de esta historia le permite a Morrison ser más eficiente con el espacio limitado y, al mismo tiempo, brindar mucho por el espacio para las magníficas páginas de presentación y los collages de Paquette. Mi única queja es que la relación entre Diana y Steve Trevor necesita de más atención.

La historia de WW haciendo un breve viaje por carretera y luego, como una adolescente testaruda robándole el coche a papá, siendo castigada por ello cuando regresa a casa… le da una cercanía al personaje tremenda. Y es que Tierra Uno carece del tradicional enfrentamiento entre héroe y villano que es casi un requisito en las historias de origen de superhéroes. Pero yo diría que eso es uno de los puntos fuertes del tomo.

Morrison y Paquette ofrecen una visión muy diferente de Wonder Woman de la que ha dominado los libros de DC en los últimos años. Lo que convierte este nuevo lanzamiento de ECC Ediciones en joyita. Y es que ya solo la “descripción” que hace Paquette de Isla Paraíso ya hace que valga la pena tener el cómic. Y un trabajo con los personajes impresionante. Paquette al nivel aquí de ilustradores como Frank Cho o Terry Dodson.

La historia de cómo Wonder Woman trasciende el miedo y la crueldad del pasado y crece hasta convertirse en una figura que puede inspirar a miles de personas hoy en día.

Reseña: Batman. Año Uno, de Frank Miller y David Mazzucchelli

Fue genial que esto se hiciera cuando se hizo. Fue Frank Miller el iluminado en muchos aspectos. Fue Miller el que se paró a pensar que un personaje como Batman necesitaba un reinicio. Aunque Año Uno no fue un reinicio propiamente dicho, fue algo más, algo especial. Una mini saga donde se narra (obviamente lo que indica el título) el primer año en que Bruce Wayne decidió ser, quién llego a ser. Una historia genial que se desborda en suspense y acción donde Miller profundiza a retazos en la infancia de Wayne y en la idea de cómo quiere encauzar su vida, una vida que es como un pastel sin guinda. Algo le falta y no sabe qué es. Tiene una idea, pero hasta que no se lanza a pasear por las calles y a tener enfrentamientos de lo más real con malhechores; no descubre lo que realmente desea hacer en su tiempo libre.

Frank Miller dotó con gran parte del protagonismo de esta historia al teniente Gordon, lo cual fue todo un acierto. También se cuenta su vida, los pormenores de ser un buen samaritano en una ciudad repleta de políticos y policías corruptos y la debilidad de un hombre contra el mundo. Año Uno es una obra cumbre en muchos sentidos. Destaca la aparición de personajes esenciales años después como Falcone »El Romano» (que hace aquí su primera aparición), una muy diferente Selina Kyle que más que ladrona, Miller encasilla como una valiente prostituta del East End y por supuesto, amante de los gatos. El comisario Gillian Loeb, la detective Sarah Essen o el fiscal del distrito Harvey Dent. Aquí se estaba gestando, se gestaba el resurgimiento de un llamado en nuestros días Caballero Oscuro.

En Año Uno se cuenta la vida del guapo y rico Bruce Wayne. Ha regresado a su ciudad natal tras doce años fuera del país. Lo que los demás no saben es que ha estado entrenándose para conseguir un propósito que lleva años regando su cabeza. Por otro lado, el teniente James Gordon también llega a la ciudad. Bruce empieza, y decide dar una vuelta por los bajos fondos de la ciudad. Es allí donde tiene un incidente con un proxeneta y una prostituta llamada Selina Kyle. Una tía que no lucha nada mal… Wayne ve monstruos en la oscuridad, uno especial que le persigue, uno que fue a por él cuando de pequeño cayó en aquella enorme cueva que hay bajo la mansión Wayne. Lo curioso es que quiere ser como ese monstruo. Quiere ser un ser oscuro con orejas que pueda aterrorizar a los criminales y… ¿empieza a conseguirlo?

Batman: Año Uno se publicó originalmente entre 1986 y 1987, entre los números #404 y #407 de la serie regular. Sin embargo, está planteada como una lectura independiente y autoconclusiva. Está considerada unánimemente como la mejor historia de Batman jamás realizada junto a El Regreso del Caballero Oscuro. Durante mucho tiempo se quiso llevar al cine. Poco antes de que se lanzara la noticia de la producción de Batman Begins, Miller confirmó que gran parte del cómic aparecería en la próxima película de Christopher Nolan.

Frank Miller al guion, David Mazzucchelli al dibujo y el coloreado de Richmond Lewis, dieron al aficionado lo que deseaban. Una obra eterna que por estos lares consideramos el mejor y más recomendable cómic de Batman que se puede recomendar a un aficionado que quiere leer una obraza del orejas picudas. Excelentes obras muchas pero que superen el sobresaliente, se pueden contar con los dedos de una mano. Los años 80 fueron un punto álgido en la historia del noveno arte y Batman debía estar ahí… Y estuvo gracias a Frank Miller. ECC Editorial lo sabe, y como lo sabe, siempre tiene en cartel esta joyita que nunca debe faltar en disponibilidad y asequibilidad. Uno de los cómics que hay que leer antes de morir.

Reseña: Los Nuevos Titanes. ¡No a las Drogas!, de Wolfman y George Pérez

Pocos cómics vais a encontrar más educativos. Y eso que lo que tenemos entre manos es un cómic o una miniserie de tres numeritos que fueron escritos y divulgados en los años 80 del pasado siglo. Un cómic que como bien cuenta Fran San Rafael en una breve sinopsis fue un proyecto en conjunta de The Keebler Company junto a DC Comics tras el fuerte empuje que la primera dama norteamericana Nancy Reagan (mujer de Ronald Reagan) quiso dar a la lucha y la concienciación en la campaña contra las drogas.

Un tomito único que recoge este proyecto y que ECC Ediciones ha tenido a bien traer a las últimas novedades comiqueras de este país. El especial de Los Nuevos Titanes publicado por primera vez en 1983. Donde Speedy y Los Nuevos Titanes exploran la adicción a las drogas. Parte de la campaña de sensibilización sobre las drogas que originalmente fue un cómic promocional, pero fue tan popular que se convirtió en un tema para recaudar fondos. Y que contiene curiosidades del mundillo como que el traje de Starfire fue modificado y Robin (Dick Grayson) fue reemplazado por El Protector (un nuevo personaje o no) debido a problemas de licencia. Y es que nada mejor que aquel joven grupo como eran Los Nuevos Titanes para representar estos temas y salir a kioscos (los de entonces) para convertirse en un fenómeno social porque fueron cómics que raro fue el niño o niña al que no le llegó en una época tan emergente de los superhéroes. El gobierno USA de entonces vio el potencial de los personajes y junto con DC y otros patrocinadores corporativos, publicaron tres cómics contra la droga que se enviaron a todo el país y poco después otros países rápidamente importaron porque el boom de las drogas en los 80s fue tremendo (I was there).

Tenemos a estos superhéroes incluso llegando a ser enviados para la distribución en las escuelas uniendo gastos en cooperación con la Campaña Presidencial de Concientización sobre las Drogas (Y was there too); y lo mejor, grandes autores dándolo todo para que los cómics fueran interesantes. No meras viñetas de promoción. Marv Wolfman, George Pérez, Ross Andru, Joey Cavalieri y el gran ilustrador filipino Adrian Gonzales. Ahí es nada.

Por otro lado, lo que me parece curioso es como este tema se ha dejado de lado a día de hoy, teniendo como tenemos, un verdadero problema con las drogas, si cabe, más gordo e impactante, como es el tema del fentanilo. La droga-zombie que está dejando a muertos andantes por calles y calles del país más poderoso del mundo y que poco a poco va conquistando medio mundo. Una droga en la sombra.

Se necesitan más campañas así. Se siguen necesitando campañas así. Y los superhéroes son los mejores embajadores para esto.

Reseña: Flash. La Guerra de un Minuto, de Adams, Cruz, Díaz y VVAA

La guerra de un minuto conocida por todos comenzó oficialmente en el The Flash #791, cuando la cabecera DC era llevada por Jeremy Adams, a los lápices de Roger Cruz y con tintas y colores de Wellington Diaz, Luis Guerrero y Rob Leigh. Aunque en realidad esta sería una segunda parte de la primordial obra. Pero este #791 no fue otra cosa que el inicio de un arco argumental potente del Velocista Escarlata así como de sus respectivos rayito-brothers. Una señal desgarradora de todo tipo de intenciones. Y un arco que da mucha profundidad y peso a un cómic, una serie, una cabecera que llevaba demasiado tiempo siendo bastante ligera en cuanto a temática. Un tema peligroso ya que provocaba que ciertos personajes perdieran su regustillo lector. No obstante, Adams dejaba y deja claro en esta obra que nadie está a salvo en las primeras etapas de una historia llena de emoción. Un tema importante pero devastador, y dará un puñetazo en el estómago al lector acérrimo del personaje que dolerá por un tiempo.

Después de que una extraña nave se estrelle en Central City, los speedsters se tambalean por el ataque mientras los alienígenas hacen su primer movimiento. Y Wally y Barry intentan darle sentido a una muerte dolorosa… Esta historia es invertir desde el principio. Al afrontar las consecuencias inmediatas del ataque, los héroes se muestran inestables, separados y asustados. La inquietud y la conmoción son palpables y emanan desde la primera página. Adams vuelve a dividir brillantemente las ubicaciones, pero la estructura es muy diferente. El grupo se enfrenta a problemas distintos, desde estar atrapado fuera de la ciudad hasta que lleguen tragedias mayores. Luego, lentamente, el equipo se encuentra, reuniéndose y encontrándose contra las primeras oleadas de villanos. Todavía hay humor en la serie, pero se ha vuelto extremadamente oscuro y peligroso. Cuando la acción estalla es enérgica y hay signos de emoción en este gran arco que va desde el #791 al #796 y que ECC Ediciones ha recopilado en uno de sus maravillosos TPBs. En La guerra de un minuto es extremadamente impactante como va sucediendo todo, algo que muchos esperarían que fuera una falsa alarma, pero que resultó ser extremadamente desgarrador, se trata con el respeto y el tiempo que merece. Adams demuestra desde el principio que en este arco no se andará con chiquitas.

Y los personajes están llenos de personalidad. Esta es una comunidad de personajes impulsada y unida por la familia. Están estrechamente vinculados entre sí, quizás más que cualquier otro grupo dentro del Universo DC. Por eso duele tanto que suceda algo terrible. Aquí los vemos trasladados a aventuras y exploración, hacia lo oscuras que ciertas situaciones pueden llegar a ser. El guion es fenomenal. Cada personaje tiene una voz clara y sus reacciones son naturales e impactantes dada la intensa situación. Los villanos apenas han comenzado a actuar, pero son siniestros y están excelentemente descritos. Y el dibujo me encanta. Algo que noté llamativo es lo emotivos que son los personajes, magníficamente creados por Cruz y Díaz. La desesperación y la naturaleza inquietante de la segunda mitad del arco se capturan maravillosamente. El estilo angular del entintado es distintivo y nítido, y se intensifica aún más cuando los velocistas están en movimiento.

Todos los trajes molan y están marcados los músculos como el que más. La musculatura y las diferencias de tamaño de los héroes son excelentes cuando están juntos en viñeta… Y como veis, todo son elogios. Pero es que un cómic de The Flash bien hecho, es un genial cómic de superhéroes.

Reseña: The Nice House on the Lake, de James Tynion IV y Álvaro Martínez Bueno

Imagina a tu mejor amigo de la infancia. Un poco incómodo, un poco raro e intenso; querido por todos, pero sólo unos pocos pueden afirmar que realmente lo conocen bien. Un confidente; el padrino de su boda, un oído comprensivo y una mano amiga siempre ansiosa que nunca está a más de una llamada de distancia. Ahora, imagina que ese amigo fuera en realidad un macabro y trastornado alienígena disfrazado de ser humano que lleva dentro un intento de exterminar a toda la humanidad, y te ha elegido como uno de los pocos para sobrevivir. Para los protagonistas de The nice house on the lake, la serie de terror del siempre interesante guionista James Tynion IV y el ilustrador Álvaro Martínez Bueno para DC Comics, esta hipótesis se convierte en una realidad aterradora. Ganadora de los Premios Eisner a Mejor Serie Nueva en 2022, Mejor Guionista y Mejor Colorista en 2023 y nominada en las categorías de Mejor Serie Regular y Mejor Dibujante/Entintador…, que duda cabe que esta miniserie, y más aún en este tomo recopilatorio de doce números que trae ECC Ediciones, es como poco recomendable. Por su originalidad y horror descrito.

Una nueva manera de entender el cómic de terror moderno. De dejarse sorprender por la primera temporada de una serie en la que las grandes ansiedades del siglo XXI adquieren un nuevo y aterrador rostro… que bien podría ser el de la persona en la que más confías. Para resumirlo a través de una comparación, tenemos una mezcla de Reencuentro, de Lawrence Kasdan, con El cazador de sueños y algo de la genial It, de Stephen King. Incluso muy del estilo de la novela La cabaña del fin del mundo, de Paul Tremblay, de la que Shyamalan convirtiera en peli en Llaman a la puerta. Mirad, hasta el poderoso ambiente de Señales tiene. Un thriller de misterio apocalíptico donde el punto focal de estas influencias dispares es Walter, el antagonista de la serie, uno de los villanos de cómics más intrigantes que me he encontrado en mucho tiempo.

Walter deja la compra en una mesa y dice: “Me alegro de que hayas venido. Ahora… ¿quién quiere probar estos filetes a la parrilla? Sus gafas reflejan la luz de manera siniestra como un villano de anime o manga, pero todo comienza con la imagen de una mujer envolviéndose la cabeza con una venda, con el fondo ardiendo con un resplandor naranja y rojo y cuenta la historia de cómo conoció a Walter, el amigo de un amigo, quien la invitó a ella y a un pequeño grupo de conocidos cercanos a pasar unas vacaciones en una hermosa casa en un lago de Wisconsin. En verano de 2021. Lugar del horror donde como ya os he dicho antes, todo el mundo se da cuenta de la horrible verdad en la que Walter no es humano y el viaje se convierte en una culminación del horror para un ser que pretende erradicar la raza humana. Y muertos por doquier.

The nice house on the lake responde preguntas a través de flashbacks de sucesos trágicos en cada número. Cada uno narrado por un nuevo huésped de la casa mientras reflexiona sobre su propia relación con Walter antes del apocalipsis. Historias que pintan un retrato complicado de Walter, un ser de inmenso poder entrando en conflicto con su propio papel de malo-malón. Por lo que contar más es destripar una maravillosa serie de terror que todo lector de cómics debería disfrutar.

Trama poderosa como pocas.

Reseña: Justice, de Alex Ross, Jim Krueger y Doug Braithwaite

Os aseguro que esta reseña puede ser a) Irrelevante para algunas personas, b) Un asentimiento con la cabeza para otros o c) un sentimiento interior de ¿por qué diablos no he leído aún esta obra ya solo sea por el dibujo de Alex Ross? Aunque puede existir una clase más especializada que diga: Nunca he entendido realmente porque la Liga de la Justicia no ha triunfado de esta manera si fue el primer grupo de superhéroes creado de la historia.

Tenemos por un lado a Batman, porque cada vez amo más a Batman, así que me imagino que si la gente puede amar a otros superhéroes de la misma manera que yo amo a Batman, entonces claro, tiene sentido que la gente sea gran fan de Superman volando por ahí teniendo aventuras o Wonder Woman y todo su chupi-guay de la muerte. Una potente heroína teniendo aventuras o un hombre que todo lo puede haciendo lo mismo. Personajes muy difíciles de llevar en cualquier caso para cualquier guionista que se precie. Y todos los demás en sus propios microuniversos, cada uno en su propia labor, ciudad, tono y su base de fans detrás. Todo esto tiene sentido porque después salen (o salieron) obras en conjunto que hacen que todos estos universos tengan sentido. Por eso, una buena obra de La Liga de la Justicia, y tremendamente bien dibujada como es Justice, no solo es necesaria, diría que es imprescindible para todo amante del pijameo que se precie.

Justice siempre me ha parecido una obra maravillosa sobre el súper grupo. Una disolución de lo bueno de cada personaje. Estamos tratando con héroes que son fáciles de unidimensionalizar en primer lugar, pero a los que luego pones a todos en la misma habitación y todos necesitan tener una línea de diálogo lógica y mínima, su papelito en el tema para que no desencajen. Y hacer de alguna manera hacer que ese diálogo refleje su carácter. Algo súper difícil para el guionista de franquicias. Pero en Justice se consigue porque Ross bebe de DC como pocos.

Un volumen que comienza con uno de los mejores primeros números de una serie de superhéroes que se pueden encontrar en mucho tiempo en DC. Todos los héroes intentando salvar gente pero todos fracasando estrepitosamente. El mundo en llamas, como si todo se fuera a pique, y ves a cada héroe importante haciendo lo mejor que puede y muriendo… El más triste es Flash, que cree que salvó a la gente, pero obviamente no, e incluso el ¡No entres al agua o morirás quemado!, de Aquaman después de ver a su gente fritos en el agua, impone bastante. Es horrible pero todo esto marca la pauta, y los dos grandes temas a discutir son, quién diablos está dando tanto poder a esos súper villanos, su tiempo para brillar mientras uno por uno eliminan a los superhéroes y/o secuestran y hacen daño a inocentes. La Liga de la Justicia ha dejado de existir. Todo en doce numeracos que trae este nuevo volumen dentro de la colección de Grandes Novelas Gráficas que se está marcando ECC Ediciones.

Ver a los héroes fracasar es a la vez triste e interesante. Pero atrapante, sin duda. Porque es algo que no estamos acostumbrados a ver. Los siguientes números ofrecen una buena historia y una perspectiva interesante de todo ello. Alex Ross, como he mencionado en más de una ocasión, es mi ilustrador favorito desde que lo descubrí en mi amada Astro City, de la que espero integrales como el comer. Pero aquí aporta más. Las escenas de destrucción son increíbles y realmente marcan la pauta. No solo son maravillas idealizadas los personajes. Los miembros de la Liga de la Justicia han tenido una pesadilla en la que son incapaces de evitar una catástrofe nuclear. En principio, no es más que un sueño, pero cuando entra en acción la Legión de la Condena para neutralizar a los héroes uno a uno y se hace realidad… el cómic o miniserie va como un tiro. El guionista y dibujante Alex Ross le da una vuelta a la realidad y acompañado de Jim Krueger y Doug Braithwaite nos cuenta una historia atemporal de La Liga de la Justicia que todo el mundo debería leer al menos una vez en la vida. Y aunque se siente muy similar a Kingdom Come (https://www.cronicasliterarias.es/?p=14741) o Injustice (https://www.cronicasliterarias.es/?p=2720), esta es una mirada más oscura al mundo del pijameo. Una a la que vale la pena echarle un vistazo.

Reseña: Batman. Caballero Maldito, de Tim Sale y Jeph Loeb

Una edición que yo por lo menos esperaba con muchas ganas pues estaba seguro que tendría cabida dentro de estas magnificas Ediciones Deluxe que está publicando ECC Ediciones con sobrecubierta transparente. Batman: Caballero Maldito…, que menos que poner a disposición del aficionado en un mismo tomo las tres aventuras escritas por Jeph Loeb y dibujadas por Tim Sale, de este maravilloso tándem creador de El largo Halloween. Tres arcos que sirven como precuela para dicha obra de arte y que, por supuesto, os recomiendo leer antes de poneros con El largo Halloween por primera  vez. Entenderéis ciertos detallitos mucho mejor.

Un tomo que abre con el Legends of the Dark Knight Halloween Special #1 de diciembre de 1993, y que cuenta como Batman viene intentando cazar y capturar al Espantapájaros pero cuando lo consigue, todo se torna en desgracia. Un Halloween durante los primeros años de Batman, donde el Espantapájaros obliga a jugar al Caballero Oscuro a un juego espantoso del gato y el ratón. Y es que ver al Espantapájaros cantando canciones infantiles esta serie pone el vello de punta… Historias de terror. Interesante trama donde los autores nos muestran a un Bruce Wayne turbado por elecciones personales, el equilibrio entre el hombre y el vampiro.

Maldito nos lleva a la víspera de Todos los Santos donde el orejas picudas tiene una cita terrorífica a medianoche cuando se enfrenta al genio retorcido, el Sombrerero Loco. La adolescente Barbara Gordon se mudó recientemente con su tío, el capitán de policía de Gotham City, Jim Gordon. Pero una disputa en la noche de Halloween la lleva a huir… y el horror de Barbara apenas comienza cuando cae en las garras del Sombrerero Loco, uno de los villanos más inquietantes de la galería de pícaros del Caballero Oscuro. Ante una de las peores pesadillas de su vida, la única esperanza de Jim Gordon de recuperar a su sobrina es Batman. Pero los terrores del pasado y del presente persiguen al Caballero Oscuro, y eso puede costarle muy caro a Bárbara…

Después de que el primer especial de Halloween, Batman: The Legends of the Dark Knight, se vendiera tan bien, Jeph Loeb y Tim Sale tuvieron que quemar un poco de cerebro y crear una nueva historia de miedito. Cierto es que el Sombrerero Loco no es un gran villano de la Batman Rogue Gallery, pero le da cierta profundidad -y está muy conseguido aquí-, y es por eso que Batman aquí mola cuando se enfrenta a él. La razón es fácil: Jeph Loeb y Tim Sale escriben con soltura buenas historias del orejas picudas.

El torturado sueño de Bruce Wayne es violado por cuatro espectros: el espíritu de su padre asesinado, el fantasma del Halloween pasado, el fantasma del Halloween presente y un misterioso fantasma del Halloween futuro. ¿Pero qué quieren del Caballero Oscuro? Bruce Wayne tiene su propia experiencia paranormal en Ghosts. Otro especial para Halloween de este tándem que llevaría a Jeph Loeb y Tim Sale a continuar la trama fraguada que depararía en El largo Halloween, que tomaría trece meses, de Halloween a Halloween. ¿Una visita a lo Dickens para Bruce Wayne? Digno de ver. Más que nada porque este cuento tiene un ritmo diferente a los anteriores y, sobre todo, porque hay un súper emocionante atraco al Pingüino que se vuelve flipante con el paso de las páginas.

Esta edición de lujo se completa con el especial que aborda las consecuencias de dicha miniserie y lo que supuso para el mundo del cómic cada colaboración (y esta fue la última), de esta genial pareja de autores.