Reseña: Aquaman. Primera Temporada. Aguas Silenciosas, de Kelly Sue DeConnick, Rocha, Henriques, Sunny Gho y Viktor Bogdanovic

El Aquaman de Kelly Sue DeConnick, es decir, el arco llamado Aguas Silenciosas, a estas alturas, es una toma inusual del personaje. Un cómic editado por ECC Ediciones como Primera Temporada, pero también un inicio, un comienzo, un TPB genial para nuevos lectores o para aquellos que tienen una cuenta pendiente con Aquaman, del que solo conocen pequeños detalles sobre su identidad y tienen escasas referencias a la continuidad pasada. Y aunque en ciertos momentos lectores me di cuenta que DeConnick desconectaba de los elementos primordiales que hacían de Aquaman para mí un verdadero disfrute, tenía curiosidad por ver cómo terminaría por integrar los rasgos principales del Aquaman más tradicional. En esos que no hace mucho, tanto insistió DC para volver al personaje un superhéroe súper serio.

En Aguas Silenciosas encontramos a un personaje principal, alejado de la Justice League/Aquaman: Drowned Earth. Aquí es un depositado amnésico en las costas de El Pueblo de Aguas Silenciosas. Lo que finalmente se revela como una isla (a lo Perdidos) en la que varias deidades acuáticas parecen haber sido exiliadas. Aunque aquí a DeConnick le va bien usando una variedad de dioses indígenas en lugar de los de la mitología griega/ romana que generalmente pueblan los cómics de superhéroes. Dándonos así una trama bastante atractiva y también sin muchas complicaciones: se le pide a Arthur que negocie la paz entre unos dioses y otros. Y nuestro Aquaman lo hace, aunque eso lleva a una batalla entre seres de poderes divinos y ultra-maravillosos. Me moló ver como los acantilados animan a este perdido Aquaman a redescubrir sus poderes acuáticos, una sorpresa para él, aunque no para sus fans de siempre… Pero iré a lo que verdaderamente me ha gustado de ese TPB que recopila los números del #43-#49 de la serie regular. Se cuenta una leyenda extendida de estos dioses, que se presenta en el tercer número. Es inesperadamente apasionante y contiene ese poder de convencimiento que tenían las antiguas leyendas mitológicas. No os la voy a descubrir. Tendréis que leerla. Cuando todo aquí se extiende al alcance del Rey de los Océanos, todo más allá de la típica Atlantis, Arthur, completamente inconsciente de su vida como héroe y rey, antes por lo general, estaba empantanado de política y responsabilidades. Todo el santo día tratando de descubrir cuál era su papel entre dos mundos en disputa. Pero aquí DeConnick nos lleva a una aventura más clásica, diferente y disfrutable. Todo ello para explorar qué tipo de persona es, sin el peso de Atlantis sobre sus hombros. ¿Y adivina qué? Aquaman es un tipo genial cuando no está preocupado por un reino a sus espaldas.

Mientras sus recuerdos no regresen, eso se mantendrá.

Un nuevo equipo creativo toma las riendas de este Aquaman que engancha. Y no es por sus referencias a la última película. Tiene mucha culpa su atractivo visual, los lápices de Robson Rocha, las tintas de Daniel Henriques y los colores de Sunny Gho son maravillosos a los ojos. Una aire manga preciosista dan entre todos y el dibujo es puro deleite. Con una guionista en estado de gracia que trabaja diligentemente en la elaboración del misterio que se origina en El Pueblo de Aguas Silenciosas. Una historia que a medida que avanza, se revelan distintos detalles que no se perciben a simple vista, en especial, cuando se trata de la aldea y sus habitantes. Con los que, sin duda, quieres profundizar y de los que quieres obtener todas las respuestas posibles a lo que en tu cabeza se está removiendo.

Soy uno que hace mucho que está cansado de tanta política en la Corte de Atlantis. O al menos de las historias de Aquaman que ven a Arthur principalmente bajo el agua. Prefiero aventuras aleatorias así, más mundanas, con su intriga y su resolución. Dentro y fuera. Tramas anteriores en la carrera de Dan Abnett, con Arthur jugando con el FBI o abriendo una estación diplomática sobre el agua están bien, de vez en cuando, pero uno cada vez más, quiere complicarse menos su vida lectora y dedicar su lado del cerebro activo a sólo disfrutar con la trama-simple. Lo palomitero, que se dice. Con ese fin, la historia de DeConnick es digna de guión de película o miniserie de TV. Un guión fresco y emocionante para todos los públicos. Y muy gustoso para el fan de Aquaman de toda la vida.

No se necesita más, señoría.