Reseña: Bermudillo. Volumen 6, de Thom Roep y Piet Wÿn

A poco que indaguéis, os daréis cuenta que el cómic europeo es maravilloso y ricos en todas sus facetas. Una vez que entras, vas encontrando obras a cual más fantástica, atractiva y poderosa en ambientación e imaginación. Lo bueno es, que en nuestro país, desde hace un tiempo ya, y gracias a tres o cuatro editoriales que apuestan por ello; nos van llegando los más geniales cómics de todos los tiempos. Por supuesto, una de ellas es Dolmen Editorial; bosque mágico de publicaciones dónde puedes encontrar toda una serie de álbumes, colecciones de obras sumamente bien consideradas a nivel mundial. Y hoy le toca el turno a Bermudillo. Un titulo muy chulo, del que se acaba de publicar su integral número #6; obra que aún no había reseñado, pero no penséis que se me estaba escapando, ni mucho menos.

Bermudillo es un cómic clásico holandés que trascendió fronteras gracias a su genial ambientación y desarrollo, pero también al descubrir a unos grandes creadores como son el guionista Thom Roep y el dibujante Piet Wÿn. Bermudillo es un pequeño anciano que se enfrenta a seres sobrenaturales recurriendo a un hatillo del que puede extraer los objetos precisos para cada situación. Aparte de Bermudillo, en la serie brotan otros personajes recurrentes y curiosos como Domoli, Pief y Kijfje o incluso un dodo (ese pájaro ya extinguido que brinda situaciones muy cómicas). O incluso enemigos, como la bruja Wredulia, o dos ladrones como Ludo Lafhart y Knudde, dos tíos torpes pero que aparecen cuando menos lo esperas para meter a todos en un lío.

Las aventuras de Bermudillo fueron serializadas en la revista semanal holandesa Donald Duck desde 1975. Todas fueron ilustradas por Piet Wÿn, excepto las del álbum #23, que fueron parcialmente dibujadas por Dick Matena. En los Países Bajos, los siete primeros álbumes fueron editados por Oberon B.V, siendo editados los restantes por Red Balloon. En España, allá por los 80s vieron la luz los siete primeros números, en las revistas Zipi y Zape y Pulgarcito. Luego, en la colección ¡Bravo!. La buena noticia es -como os decía antes-, que Dolmen Editorial está editando la serie en formato integral, a razón de tres álbumes por tomo.

En este nuevo volumen, en primer lugar, nos topamos con La Dama del Cuadro, donde Bermudillo en uno de sus vagabundeos, entra de mala gana en posesión de un cuadro antiguo. La dama dibujada en ese lienzo cobra vida y quiere que nuestro anciano mochilero la lleve a casa. Pero la casa en cuestión no es una tienda de arte, ni un museo; es nada más y nada menos, que el castillo mágico de Socratof. Un peligroso viaje para Bermudillo con algunas situaciones tan peligrosas como cómicas y donde nos reencontraremos con Pip, Cuquita y Domoli.

Bombasto, el Hipnotizador cuenta que el Circo Bombasto ha llegado a la ciudad. Y el homónimo del circo no es solo el dueño, sino también un ingenioso hipnotizador, que desafortunadamente no usa su talento para el bien. Como resultado, Bermudillo se meterá problemas e incluso terminará entre rejas. ¿Pero qué ha pasado? ¿Por qué todo se torna en desgracia de pronto? Bermudillo empieza a sospechar de ciertas ilusiones nada favorables por parte de un turbio feriante y el joven asistente de este, Walter.

En El Armario de las Mil Puertas, los revoltosos hijos de los magos Baltasof y Socratof son añorados por sus padres. Así que le piden a Bermudillo que los traiga de regreso… ¡Desde Siberia, Japón y América! Bueno, será una fácil misión a través del mágico armario de viaje, piensa. Pero nada de eso.

Con unos geniales y bien documentados extras cierra bien estos volúmenes como siempre Dolmen Editorial. Incluso esta vez con una nueva aventura navideña incluida. Como bien dice la sinopsis editorial, Bermudillo es una obra maestra del cómic fantástico que ningún amante de este género debería perderse. Yo no lo hubiera dicho mejor. Uno de esos títulos clásicos que con cada aventura sabes que tienes diversión garantizada. Historias fantásticas, enmarcadas por los hermosos y sólidos dibujos de Piet Wÿn. Es decir, calidad, se mire por donde se mire.

Reseña: Terry y los Piratas 1937-1938. Tambores de Guerra, de Milton Caniff

Terry es un joven estadounidense, inteligente y dinámico. Un día, su abuelo le deja un viejo mapa de China en el que se menciona un lugar donde podría haber un tesoro. Aunque es un soñador, Terry también es realista, pero se embarcará en la aventura, por que su idea no es ir solo. Formará un grupo con su tutor (y, sin embargo, amigo) Pat Ryan. Pero también Dale Scott (una encantadora jovencita) y una cocinera llamada Connie (de nombre real, Georges Webster Confucio). Un equipo que viajará por mares distantes, luchando contra formidables piratas y bandidos. Y aunque la colección se llama «y los Piratas», estamos ante un enorme compendio de aventuras en el que viajaremos por lugares exóticos pero también por países occidentales y momentos clave de la historia. Por poner un ejemplo, el ataque a Pearl Harbor, donde Terry se alista en la fuerza aérea estadounidense, se convierte en soldado profesional y continua «su lucha” contra comunistas coreanos hasta sufrir un enorme un atolladero en Vietnam…

Me encanta esa aventura.

Dolmen Editorial en su genial y constante trabajo de publicar y traernos gloriosos cómics de antaño, edita Terry y los Piratas: Tambores de Guerra. Una nueva edición integral destacable, ediciones completas de tiras de periódico clásicas, nada más y nada menos, que bajo la pluma del prolífico Milton Caniff. Esta vez, con todo lo publicado entre 1937 y 1938, tiras que se estiman (según los ejemplares vendidos de diarios) fueron leídas en su día por más de un millón de “Terry-Pirates”; así se les llamó a los primeros fans de la serie. De hecho, de todos es conocido que Howard Chaykin siempre la consideró La Mejor Tira Cómica de Aventuras Hecha Nunca. Terry y los Piratas es una serie que ha envejecido bien. Por supuesto, algunos elementos están un poco desactualizados (los chinos que hablan como los negros de Tintín en el Congo, por ejemplo), pero de todos modos te haces y son historias inmersivas y altamente temáticas. Milton Caniff es realmente bueno imaginando aventuras entretenidas y cautivadoras de principio a fin. Tenía el don.

Como se le ha alabado a la serie en cantidad de ocasiones, los escenarios son ricos en giros y vueltas de tuerca y casi no dejan respiro al lector. Obviamente, los tiempos lo requieren, muchos de estos giros son un poco exagerados, sin embargo, muchos de ellos se convierten en gags que harán reír al que disfrute lo propuesto. Además, contamos con personajes poco profundos pero de los que realmente necesitas saber lo justo. ¿Para qué una enorme psicología si lo que importa aquí es el viaje? Como en los anteriores volúmenes (indispensables para ti, si has leído hasta aquí), abre el integral un articulo de Rafael Marín (gran escritor y guionista de cómics gaditano y responsable de la Colección Sin Fronteras de la editorial). Nos cuenta un poco más, sobre lo que hay detrás de esta gran serie. Grandes anécdotas de como el autor ponía y disponía y tenía en mente un enorme teatrillo de personajes para ella.

Historias en sí muy divertidas. La narración y el ritmo de Caniff son extraordinarios en todo, y así es como Terry y los Piratas brilla con luz propia y fluye. Comienza guay, avanza rápidamente y parece haber soportado bien el paso del tiempo. Insisto, siendo conscientes y sabiendo desde un principio el tipo de cómic que tenemos entre manos y lo que supone leerlo hoy en día, sobran las comparaciones a los títulos que se editan actualmente. Estamos hablando de una obra con más de ochenta años, friends. Sepamos valorar eso. Y si nunca ha leído series de tiras cómicas, os diré que producirlas en su formato original es un arte en sí mismo. La primera de cada una de las tiras diarias (de tres o cuatro paneles) debe resumir rápidamente lo que sucedió antes. Y la tira final normalmente presenta algún tipo de suspense para que te lances rápidamente a “comprar el periódico” del día siguiente.

Caniff no solo fue un maestro en crear ritmos de este estilo, también ideó y fue maestro en mantener dos tramas al mismo tiempo. Estadounidenses de los años 30 sólo leían el periódico el domingo, lo que significaba que los fans se perdían la mayor parte de la historia. Para resolver el problema, Caniff escribía una historia para la edición del domingo (que se presentan al inicio de este volumen) y un guión aparte para la edición diaria. Dos tramas igualmente atractivas.

Una formidable colección que ningún amante del cómic clásico debería perderse.

Reseña: Wild´s End. Primera Luz, de Dan Abnett, I.N.J. Culbard y VVAA

Si tampoco es tan difícil encontrar una buena inspiración. Es leer a los clásicos, empaparse de lo mejor de cada género, para que de un buen creativo parta una historia que como mínimo pueda ser interesante. Y saber trasladarlo. Un ejemplo muy bueno de lo que digo es Wild’s End, este atractivo titulo que recién publica Dolmen Editorial. Escrito por el guionista británico Dan Abnett (Guardianes de la Galaxia, Warhammer 40.000) y dibujado por I.N.J. Culbard (En las Montañas de la Locura, de H.P. Lovecraft), un titulo que recurre de lleno a una de las mejores historias de Ciencia Ficción jamás creadas, pero metiendole esta vez un rollo antropomórfico que le viene de perlas. Provocando que H.G.Wells se encuentre con A.A. Milne en esta obra independiente de la editorial BOOM! Una serie donde unos amenazadores alienígenas mecánicos descienden sobre una comunidad rural somnolienta en la Gran Bretaña de 1930, poblada completamente por animales que hablan. Un glorioso choque de estilos y géneros traídos por los maestros del mash-up, Dan Abnett e I.N.J. Culbard, una asociación creativa que parte de su colaboración en The New Deadwardians (Vampiros y zombies en la Inglaterra victoriana) y Dark Ages (Mercenarios medievales y, ¿monstruos? ¿extraterrestres? Algo horrible, desde luego).

Ambientada en la Inglaterra de 1930, Wild’s End: Primera Luz gira en torno a un grupo improbable de héroes que deben unirse para salvar a su comunidad rural de ciertos “postes de lámparas extraterrestres” que vienen empeñados en matar a todas las criaturas vivas con las que entran en contacto. Los visitantes no deseados disparan rayos de combustión brillante. En cuanto a los protagonistas, consisten en Clive, un perro sensato con un misterioso pasado militar; Gilbert, un conejo elegante rico y con prestigio, y también está Peter, periodista y ojito derecho de Gilbert. Pero esperad, esperad, la estrella de la trama es Faukes, un zorro residente al que le gusta empinar el codo, personaje que disfrutas cada vez que aparece en viñeta.

A pesar de ser una historia antropomórfica, los personajes son muy humanos en sus maneras y rasgos, y no lleva mucho tiempo desarrollar una conexión con ellos. Sus historias particulares simplemente se insinúan a lo largo de la serie, pero todo pinta a que obtendremos más información sobre ellos en próximos volumenes. Hay un aire de misterio sobre ellos, especialmente en Clive, el viejo perro de la marina, que no se asusta tanto y dice haber visto ya en su vida » algunas cosas». Mi única queja con Wild´s End (algo menor), es que el flujo de la historia se interrumpe ocasionalmente con relleno como recortes de periódicos, entradas de diarios y cartas. Y eso me pone de los nervios, sobre todo, por que la trama esencial está súper interesante y se para. Por supuesto, le dan algo más de significado a la historia y agregan algo de sustancia, pero surge en momentos puntuales en los que narración principal va viento en popa. Pero se nota que es un cómic hecho por profesionales y se recupera el suspense pronto. Algo parecido a lo que sentía cuando me topaba con Relatos del Navío Negro, en Watchmen.

Se ve fácilmente que Wild’s End: Primera Luz es una excelente introducción a una saga que puede dar mucho que hablar. Es apasionante leerlo, y cuando terminas, ya tienes ganas de leerlo otra vez. No quiero contar nada-nada de lo que va sucediendo, lo siento. Al inicio, se nos presenta a los habitantes de Iglesia del Cuervo de Abajo, donde visualizamos una comunidad pueblerina tranquila y también vamos conociendo a los principales protagonistas; personajes fuertes y distintivos, y para ser honesto, muy pronto olvidas que son animales que hablan. Tienen más personalidad que muchos otros. Lo cual, en muchos sentidos, resume el verdadero atractivo de Wild’s End. Y hasta aquí.

Eso sí, el hecho de que la historia se desarrolla en lo que generalmente consideramos un ambiente seguro y amigable agrega una emoción adicional a procedimientos que de otro modo estarían ausentes. Esto no es Will Smith con una Uzi defendiéndose de invasores extraterrestres; aquí lo que mola es el suspense, el ambiente, el entorno, el escenario, la introducción de una amenaza tan violenta para este mundo relajado que da a la trama un gancho atractivo. Debido en gran parte a la excelente construcción del mundo, una gran cantidad de personajes bien llevados y una narración imaginativa y absorbente que es una alegría leer. Una aventura antropomórfica que recuerda a El Viento en los Sauces, de Kenneth Grahame, fusionada con La Guerra de los Mundos, de H.G.Wells. Si esto suena atractivo para vosotros, que sepáis que el cómic está a la altura de la premisa. Pero resumiendo, Wild’s End: Primera Luz, es uno de los mejores ómnibus que he leído en mucho tiempo. Y eso que sólo es el primer volumen.

Reseña: The Phantom 1936-1938. La Hermandad de los Singh, de Lee Falks y Ray Moore

Un genial regreso a los grandes momentos vividos con este icono del noveno arte. Eso está provocando Dolmen Editorial con estos geniales integrales, por años o por sagas, que está publicando. Una buena manera de “volver a ser” lo que fuimos, leyendo esos buenos argumentos en los que nos perdimos muchos imaginando, soñando… Y es que por fin se ha editado en este genial formato y al completo la primera de todas, la historia inicial, La Hermandad de los Singh, donde empezó a darlo todo este personaje. De todos modos, quiero hacer una pregunta, pues me consta que hay entre ciertos lectores mucho bla-bla-bla, y yo pregunto: ¿Quién es The Phantom, en realidad? ¿Lo sabéis? Kit Walker, ¿cierto? Bueno no, aunque de acuerdo con el Sunday Strip #11, de 1944, El Fantasma fue llamado “Kip» cuando era niño. E incluso entonces, solo fue llamado con el nombre que le dio su tío… Jasper Walker. Un momento, ¿Jasper Walker? ¿Hay una conexión enmascarada? Aparentemente, no. Jasper Walker está casado con Lucy Walker, quien a su vez es la hermana de la veinteava esposa de The Phantom. ¿Pero la madre de Kip entonces es? Bueno, que me enrollo. Si su nombre en USA fue Kip, ¿cómo se le bautizó? ¿Fue siquiera bautizado? ¿Podría haber una vuelta de tuerca y se podría decir que su nombre de nacimiento era Kit, pero el tío Jasper americanizó el nombre a Kip, ya que suena más a tío de la jungla? Este café que me estoy tomando está demasiado cargado, creo.

En La Hermandad de los Singh, nuestro héroe no revela su nombre a Diana, curiosamente. Sin embargo, nos dice el nombre del primer Fantasma, que es Sir Christopher Standish. La Hermandad de los Singh es la primera historia diaria de The Phantom, así como la primera historia en todas las categorías. Fue publicada originalmente en periódicos estadounidenses entre el 17 de febrero y el 7 de noviembre de 1936. La historia fue escrita por Lee Falk y dibujada por Ray Moore, con lápices de Falk durante las primeras tiras, por cierto. ¿La historia? Diana Palmer regresa a Nueva York después de dos años en los mares del sur. Sin embargo, su barco es atacado por el gángster y sus secuaces con sede en Nueva York, Fats Horgan. Todo, antes que llegue a puerto. Entonces aparece un extraño misterioso, enmascarado, y salva a Diana y la valiosa carga de ámbar gris que trae consigo. También nos enteramos de que Achmed Singh, de la Hermandad Singh, está detrás de los intentos de robar ese ámbar tan maravilloso. Y aquí comienza una genial trama que enganchará a más de uno. En especial, si amas el personaje o lo viviste en sus días de gloria, como es mi caso. Obviamente, este genial tomo, muy bien prologado como siempre por el director de la colección Rafael Marín, trae algo más. En general, son tres arcos los incluidos el volumen. Los tres escritos por Lee Falk y dibujados por Ray Moore, por supuesto.

La Banda del Cielo fue la segunda historia publicada con The Phantom como protagonista en periódicos estadounidenses entre el 9 de noviembre de 1936 y el 10 de abril de 1937. Donde tras la dura lucha contra la fortaleza de la Hermandad Singh, El Hombre Enmascarado le dice a Melville Horton que pese a la aparente destrucción, La Banda del Cielo sigue en activo. Horton no le cree. Mientras tanto, Sala, que estaba bajo custodia en un hospital del ejército, escapa y se une a la banda en la Isla de las Garzas. La Banda del Cielo comienza de nuevo «sus actividades” y The Phantom es arrestado bajo la sospecha de complicidad con Sala. Liberado y capturado en la Isla de las Garzas, es llevado ante La Baronesa, la líder de la banda de mujeres, esa extraña y oculta congregación llamada La Banda del Cielo.

Guerra en la Jungla (también conocida como The Diamond Hunters) es la tercera historia diaria de The Phantom y fue publicada entre el 12 de abril y el 18 de septiembre de 1937. Los buscadores rebeldes Smiley y Hill descubren un rico depósito de arcilla con diamantes en el territorio de Llongo. Pero el jefe de la zona, Tari, se niega a permitir que acaparen el área. Smiley sabe que el hijo del príncipe Kula, Tari, y la hija del jefe de Osi-Wey, Kygani, la princesa Ota, están enamorados el uno del otro. Como Kygani está en contra del matrimonio, Smiley intenta incitarlo a atacar a los Llongo, pero se niega a decir que… Bueno, no desvelo más. Historieta de acción, intrigas y matrimonios. El Hombre Enmascarado y Diana hablando sobre ello. Y una propuesta con una gran incertidumbre al final.

El Hombre Enmascarado es un cómic con reimpresiones continuas en Argentina, Australia, Brasil, Finlandia, Francia, Italia, México, Noruega, Suecia, Turquía, USA y Yugoslavia. Era obvio, que no fuéramos menos, teniendo en cuento la gran fama que alcanzó aquí sobre todo en la década de los 70-80. Como bien dice la sinopsis editorial, la leyenda empieza aquí. Y yo alego, ¿quién iba a perdérselo? Porque yo no.

Reseña: Casacas Azules 1997-1999, de Raoul Calvin y Willy Lambil

Casacas Azules es todo un clásico de la escuela franco-belga, con más de cincuenta álbumes publicados. Volvemos a vivir una buena época con una serie maravillosa de aventuras y desventuras centrada en estos cómicos pero intrépidos soldados norteños, yankees del noveno arte, cuyos cómics han sobrevivido durante más de cuarenta años. Que se dice pronto. En particular, gracias a editoriales como Dolmen que piensan bastante en el aficionado al cómic europeo y que ponen en librerías clásicos de renombre en su más que recomendable colección Fuera Borda que retomara no hace mucho, y donde no paran de sacar joyitas. Todo en unos buenos tomos recopilatorios en tapa dura y a un precio bastante interesante. No es de extrañar su gran acogida.

Hasta la fecha han aparecido doce álbumes incluido este Casacas Azules 1997-1999. Tomos que van recogiendo paso a paso y por orden todos los títulos aparecidos en la aclamada serie. Obras de arte con cantidad de virtudes que si el aficionado medio nuevo supiera de su enorme calidad, pillaría sin duda. Y valoraría de corrido la gran labor que Dolmen Editorial hace con cada publicación. Perdonad mi entusiasmo, pero fue una de las series que más leí de pequeño gracias a mi tito USA (como yo lo llamo), del cual, y aún viviendo lejos, he heredado la pasión por el mejor cómic europeo. Recuerdo que mi tío leía con entusiasmo y reunía todo lo que se publicaba en nuestro país en la extinta revista Spirou Ardilla (¿entre 1979 y 1981?), donde molaba mucho leer una serie llamada Guerreras Azules que poco después Ediciones Junior cambió de nombre por Casacas Azules. En fin…, la nostalgia. El volumen que hoy os presento, el más reciente publicado, recoge los álbumes que comprendieron los años desde 1997 hasta 1999. Tres, exactamente.

En Los Hombres de Paja, Cauvin ofrece una historia (muy) correcta como de costumbre. El objetivo es enviar a Cornelius y Blutch a los confederados para que confiesen posiciones falsas al enemigo y así poder emboscarlos. Excepto que para ser creíble se necesita un oficial y por lo tanto, se nombra a Blutch… Por que… tiene… más parla… Genial el momento cuando sorprende a todos incluido el sargento. Un cómic que marca el regreso a un nivel de humor alto a través de la vergüenza de la situación que causa Chesterfield, quien obviamente tiene que controlar sus nervios frente a Blutch, un rango más alto ahora que su compañero.

En Los Fugitivos presenciamos algo triste: nuestros dos héroes favoritos teniendo que abandonar el ejército para mayor desgracia de Chester. Pero la historia vuelve a tener momentos cómicos con las desventuras de las que parecen no poder escapar nuestros protas. La idea del pequeño circo ambulante está chula, y también esos ladrones de caballos que plantean problemas. El dibujo de Lambil siempre fiel a sí mismo aquí es tan hermoso como clásico. Un magnífico diseñador. Que voy a decir de él a estas alturas.

En ¿Quién quiere liquidar al General?, Cauvin y Lambil regresan a lo más alto, al gran atractivo de la serie para mí; luchas, batallas, escaramuzas… Aunque aquí no es realmente contra los confederados, pese a estar presentes casi siempre al fondo. Se debe descubrir a un traidor que se esconde en el campamento y que especialmente quiere asesinar al General Grant. Pese a que no es una trama con mucho humor, o no es tan bueno como siempre, la aventura continúa. Dando la sensación de que grandes eventos están por llegar.

Casacas Azules goza de un humor apreciable y buenos personajes. Muy cercanos en apariencia y gracia al universo de Lucky Luke, en mi opinión. Casacas Azules es un clásico del western humorístico y un bestseller absoluto del cómic europeo. Ambientadas sus historias en la Guerra de Secesión y las hazañas del intrépido sargento Cornelius Chesterfield y su fiel (aunque a ratos rebelde) cabo Blutch, son desde hace más de cuatro décadas, una de las series más longevas y exitosas del célebre semanario Spirou. Casacas Azules era el nombre dado por los indios a las tropas de caballería que “mantenían el orden” en el Lejano Oeste. Dolmen Editorial se encarga de recuperar este grandísimo estandarte, joya del cómic que todo el mundo debería degustar.