Reseña: Papyrus (1978-1982), de Lucien De Gieter

El arte de Papyrus es de esos cómics que se pueden meter dentro de la categoría de “entrañable”. Es curioso, pero al otro lado de los Pirineos la mayoría de lectores critican algunos de estos álbumes pese a su buen acogimiento en ventas. Pero creedme, no es nada raro por que hablamos de un edén donde los lectores están acostumbrados a gloriosos diseños en formato cómic, dibujos de títulos cuya mayoría superan en demasía al guion. Para para mí, que podamos de disfrutar (¡por fin!) de una obra tan chulísima como Papyrus… Se me cae toda crítica que pueda oír y mis oídos de plata las convierten en alabanzas. Es una saga que-lo-gra-su-objetivo. Entretener, hacer sonreír y contar aventuras en el siempre enigmático Egipto del que tanto se supone. De Gieter sabe cómo infundir a sus historias el ritmo y la energía suficiente para que uno no se aburra, y lo más importante, a ninguna edad. Muchos incluso critican que las historias son muy desiguales porque el principal problema de Papyrus es que hay demasiados tomos. Es como decir: «Hey mira tío, que este jamón no va a estar bueno por que hay demasiados en el secadero».

¿Qué tiene que ver la ética con la política?

En Papyrus lo chulo es que el autor se esfuerza por variar el marco y el hilo conductor en cada una de las historias y por eso estamos ante un cómic diferente. Apoyándose en un conocimiento bastante documentado y en todo caso muy creíble del antiguo Egipto, Papyrus seduce sobre todo por su exotismo y su actualización de la mitología egipcia. Esa siempre tan fascinante. Los personajes no son los más originales que he visto, pero funcionan bien. Y los lectores jóvenes encontrarán fácil identificarse con uno u otro para involucrarse en la historia. Además, funciona bastante bien el marco que propone casi en cada viñeta de la arquitectura monumental y de los diversos templos y palacios antiguos que dieron belleza a ese paisaje arenoso que tan a la cabeza nos viene cuando hablamos de Egipto. Lo decía en la reseña del anterior volumen (https://www.cronicasliterarias.es/?p=2944), en Papyrus vais a encontrar complots, sumos sacerdotes que son viles, crueles y que buscan el fin del (su) mundo, de alguna forma. Todo por el poder. Pero ante ellos, un joven valiente y su novia. Y luego, podemos hablar de dioses cuyos nombres no estamos acostumbrados a escuchar y de los que se dice que tenían poderes y rostros extraños.

Papyrus (1978-1982) es el nuevo integral que Dolmen Editorial ha publicado de esta genial serie. Comprende otros tres álbumes de esta maravilla que jamás pensé ver publicada en español. En La Tumba del Faraón, el joven fellah adquiere una espada mágica y salva a la princesa Théti-Chéri, de quien se convierte en la protectora y confidente. Tendrá mucho que hacer para proteger a su amiga de las maniobras tramadas contra ella si no quiere perderla para siempre. El Egipcio Blanco es, sin duda, la historia más potente con la que me he topado hasta ahora. Un álbum que pese a tener cuarenta años no ha envejecido nada. Una escena, más que las otras, me ha marcado. La de la serpiente enrollada en Papyrus es impactante. Y quieras que no, asombra la crueldad de las torturas que se proponen al más puro estilo antiguo Egipto. Pese a todo, un álbum hermoso de visualizar, original, potenciado con un conmovedor suspense.

Por último, llegamos a Los Cuatro Dedos del Dios de la Luna donde la serie alcanza ya velocidad de crucero. Incluso, el dibujo aquí pasa a un próximo nivel, una sexta aventura de Papyrus que se divide en dos partes: la primera, nos permite descubrir un nuevo personaje (con una sola pierna) y Théti-Chéri está totalmente ausente. Se siente que falta algo. Y la segunda, cuando aparece como por casualidad, la historia despega, y los decorados recuperan su esplendor. La trama se resume en que el hermano del Faraón aprovecha su ausencia para tomar el poder y encarcela a la princesa Théti-Chéri y persigue a Papyrus. Una lectura necesaria para todo coleccionista que se precie.

Una cosa que percibes cuando lees Papyrus, es cómo y cuándo llega el momento en que su autor encuentra la fórmula mágica; el sándwich mixto calentito donde acción, emoción, humor y contexto histórico se mezclan para dar a luz un completo manjar. Todo con un diseño que sigue la más pura tradición de la Escuela Marcinelle que nació en 1937 de la mano del maestro Jean Dupuis. He aquí una serie ideal que voy a recomendar para todos los públicos mientras viva.

Reseña: Corto Maltés en Siberia, de Hugo Pratt

Una de las aventuras que más me ha impactado de Corto. Luego, me entero que es de las consideradas de culto. Este viaje a Asia alterna entre acción y encuentros con numerosos y carismáticos personajes, en particular, con Rasputín (mi favorito), obra donde se percibe claramente que Hugo Pratt estaba entonces en la cima de su carrera. Su dibujo es magnífico y algunos planos son simplemente joyas de la ilustración.

Norma Editorial recién edita este titulo del marino/detective clásico. Corto Maltés en Siberia rastrea el viaje de Corto, entre 1919 y 1920, que le llevó desde Hong Kong a la tundra siberiana, pasando por Manchuria y Mongolia, con la idea de apoderarse del tesoro imperial ruso que llevaba oculto un famoso tren blindado. Una aventura llena de giros o vueltas de tuerca, rica en sorpresas al lector y con personajes importantes en primer plano. Un álbum trepidante donde la acción es omnipresente. Muchas escenas épicas (los ataques del tren), héroes extraordinarios (Baron von Ungern-Sternberg, Changaï Li, Duchess Marina Séminova…), paisajes soberbios, humor (gracias a Rasputín): en resumen, una de las aventuras indispensables, de las mejores (para mí la mejor) de la colección de Corto Maltés.

Pese a mis halagos, mi tito americano (este que os cuento que me instruyó/instruye en cómic europeo), me dijo una vez: «¡No es el mejor Corto para mí! Demasiados personajes y nombres diferentes que hace que sea bastante difícil de entender la historia». No estoy nada de acuerdo. Los diseños son chulísimos y respecto al enorme elenco… ¿Os parece lioso Juego de Tronos pese a la cantidad de personajes que tiene? El que haya leído los libros, dirá que para nada. En las obras bien escritas y descritas, esto se lleva bien. Cuando algo es interesante para ti provoca que te inmiscuyas y te guste cada detalle. Y los toques de humor entre Corto y Rasputín en este álbum son delirantes. Y en eso mi tito me tuvo que dar la razón.

A través de una región devastada por la guerra y la violencia (noreste de Asia), Corto Maltés vive una aventura donde se entrelazan disparos, cuchilladas y más disparos. Donde hacen su aparición personajes atípicos, llenos algunos de crueldad y otros de romanticismo. El más extraño, el del barón Von Ungern-Stenberg, el más extraño de todos por ser un personaje histórico real. Que insisto, muestra la crueldad del hombre y el caos de toda una región, pero sobre todo la codicia bien descrita en el que es, en mi opinión, el mejor álbum de la serie leído hasta ahora.

Tras Las Célticas (https://www.cronicasliterarias.es/?p=1844), llega el correspondiente sexto titulo de esta gran colección que -y esto es algo que digo mucho por que no todo el mundo lo sabe-, son álbumes totalmente independientes. Un cómic que nadie debería perderse ahora que Norma Editorial está recuperando en orden cronológico todas las aventuras del gran clásico de Hugo Pratt. Todo un hito del noveno arte disponible ahora en dos espectaculares ediciones a color y en blanco y negro. Tú decides.

Corto Maltés en Siberia es una obra maestra y una pieza clave en la biografía del marinero de Malta. Un álbum grandioso, una aventura magníficamente contada donde se nos traslada de forma magistral a la frontera entre China y Rusia, una Rusia sacudida por las convulsiones del proceso revolucionario que está acabando con el imperio de los zares.

Cuentan que la importancia de la representación de los trenes en esta historia lleva al autor a buscar la ayuda de su amigo, el diseñador Guido Fuga, que también era responsable del diseño de aviones y armas pesadas. Esta primera colaboración, será seguida por muchas otras para los siguientes álbumes… Y es que Corto Maltés en Siberia se centra de algún modo en la abdicación (15 de marzo de 1917) del zar Nicolás II, cuando Lenin y Trotsky derrocaron al actual gobierno con la famosa Revolución que estudiamos en los libros de Historia. Un periodo movido que removió los cimientos de toda Europa y donde tuvieron lugar (seguramente) hechos como los que se cuentan en este volumen.

Reseña: Raowl. La Bella y el Feo, de Tébo

Incitado por las opiniones y por mi último afán semanal de leer fantasía heróica e historias de mazmorreos y súper calabozos, llegué a Raowl ya con la sonrisa puesta. Descubrí esta serie de la que no sabía nada de la mano de Nuevo Nueve Editores. Y la he disfrutado a más no poder. Mi devoción por las parodias de la Fantasía o de cuentos medievales a lo: la bella princesita, príncipe azul y el Monstruo… Las disfruto mogollón. Quizás la culpa de esto la tiene Groo, El Errante, del maestro Sergio Aragonés, mi personaje de cómic favorito. Donde se cuentan historias alternativas tan disfrutables como me he encontrado en Raowl: La Bella y el Feo. Y donde se brinda por el humor por encima de todo. Un humor que gusta, que entra bien y nunca se vuelve ridículo. Un estilo fresco y dinámico, lectura fluida y agradable con buenos detalles en las páginas dobles, un humor bastante fino (sin caca, ni pis) y, sobre todo, una buena idea básica para desviar las situaciones de los cuentos de príncipes y princesas.

Los cómics como Raowl: La Bella y el Feo se basan en su atractivo gráfico de carácter público en general. Un niño la disfrutará al igual que un adulto, te dice la porta, pero realmente es así. Incluso un adolescente de esos que tantas pegas ponen a todo…, en dos páginas ya habrá caído. Raowl es, en realidad, una serie que vio luz en la famosa revista de cómic europeo Spirou. Allí comenzó una serie que ahora se recopila en dos sendos álbumes de los que ya disponemos en nuestro país del primero. Una trama bajo el sello de la Fantasía humorística esa que tanto nos gusta. Agita los códigos para apropiarse de ellos y ofrece clichés desde un punto de vista “lógico”. La historia es simple, pero la inventiva del autor la distingue. Juega con un resorte narrativo anticuado que funciona de maravilla: Raowl tiene la posibilidad de cambiar de rostro y persona con un estornudo. Por lo tanto, de un mezquino fuerte y grotesco, se convierte en un mozuelo guapo, limpio y jubiloso. Y viceversa. Evidentemente, no controla estos cambios y con ese toque de humor vamos p´alante.

El dúo rarúno formado por Raowl y la chica en busca de su príncipe azul funciona de maravilla. Y sí, hay un poco de gore sobre los espadazos a enemigos, pero afortunadamente la historia no se basa sólo en esos elementos. El humor es alocado y fino. Me gusta imaginar que Raowl, Salvador de Princesas y Exterminador de Dragones Apestosos, realmente existió de una forma u otra y que Tébo solo es el narrador de sus historias. Porque encontré en este cómic mucho más de lo que esperaba. Casi parece un volumen de Donjon Parade; otra loca fantasía heroica que no se toma nada en serio el género y juega con las pautas que todos los autores de la Espada y Brujería parecen seguir. Aquí, el héroe es un gran bruto, invencible en combate, que solo tiene dos debilidades: es persona sensible al que le gustaría mucho que una princesa aceptara besarlo, y luego, el tema del estornudo.

Gracioso, impactante y contundente.

Como me han llegado a definir a mí en mis años mozos… Uff, jajaj.

Tébo, cuyo nombre real es Frédéric Thébault, es uno de los guionistas e ilustradores viejóvenes del momento. Jean-Claude Camano (director de colección en la Glénat del otro lado de los Pirineos) lo descubrió durante el Festival de Sierre en Suiza, en 1997, donde Tébo participó en el concurso de cómics. A partir de ahí, Tébo se une a revistas comiqueras de renombre, crea a sus famosos personajes Samson & Neon, Zep une fuerzas con él para dar vida a la historieta humorística de superhéroes el Capitán Bíceps…, pasan los años y este autor va creando jugosas obras y le llegan los premios. Su poder está en crear cómics de lindas historias, con dibujos muy coloridos llenos de dinamismo. Personajes que por muy feos que sean, son entrañables. Cómics como Raowl: La Bella y el Feo que son disfrutables por toda la familia.

Me gusta Tébo, su universo, su forma desinhibida de abordar los cómics, su línea simple y su garra. Me gusta Raowl y quiero más.

Reseña: Perceván (Integral 1), de Jean Léturgie, Xavier Fauche y Philippe Luguy

Leí una historia (solo una) de Perceván en mi juventud que me gustó mucho. Pude tomar prestados los primeros catorce álbumes de la serie de la Biblioteca Pública donde vivía y recuerdos grandes momentos lectores agradables. Perceván es, sin duda, una saga dirigida a jóvenes, bastante bien labrada, que me hizo pensar y recordar otras maravillas similares del cómic europeo como Johan y Pierluit. Pero aquí tenemos un ambiente mucho más oscuro. Que volvamos a tener a Perceván en nuestras vidas no es otra cosa que una prueba de las gordas de la Edad de Oro del cómic en cuanto a publicaciones que estamos viviendo. Que se recuperen obras que marcaron la infancia de uno en volúmenes integrales y en tapa dura de tacto glorioso en esta ocasión, me parece alucinante.

La disponibilidad de una joyita del noveno arte a un paso.

Perceván fue una serie de cómic franco-belga creada por Jean Léturgie y Xavier Fauche y dibujada por el gran Philippe Luguy para la revista Gomme! en 1981. Una serie fantástica-medieval recomendada muy-mucho para el público juvenil. Sin embargo, tiene ese extraño don de atrapar a lectores adultos, don que muy pocas sagas tienen. Las diferentes aventuras que vivimos con el personaje suelen poseer ese intrigulis que te mantiene atrapado y donde ya os adelanto que sus dos grandes historias (para mí) son La Tabla de Esmeralda y El Séptimo Sello. Las espero con ganas.

Una serie de aventuras que se desarrollan en un mundo medieval donde la magia y los seres fantásticos son habituales. Este primer integral que nos trae Norma Editorial engloba los tres primeros álbumes de la serie: Las Tres Estrellas de Ingaar, El Sepulcro de Hielo y La Espada de Ganäel, y con un buen articulo de introducción para el que no sepa nada de nada de la serie del critico y divulgador de historietas Antoni Guiral. Un cómic que comprende un enorme mundo fantástico con cantidad de personajes. Perceván: El prota, un valiente chico de melenas pelirrojas. Kervin: Bufón y juglar amigo de Perceván que siempre tiene hambre. Guimly: Pequeño animal de la raza de los simlusnanus que acompaña a los protagonistas. Balkis: Bruja de la que Perceván está enamorado. Altaïs: Bruja hermana de Balkis. Shyloc’h: Sirviente de Balkis de aspecto repulsivo. Sharlaan: Uno de los más grandes magos de este mundo. Piedramuerta: Barón que desea poder y riqueza. Polémic: Sirviente del anterior. Ciensinfus (Cienciencias): Mago que busca y ansía cuanto más poder mejor… Y más. Mencionar que algunos de estos nombres los pongo como los conocí yo.

Un bello mundo creado donde todos los argumentos son posibles. Las Tres Estrellas de Ingaar (1982) cuenta la leyenda que quien encuentre esa tres estrellas y las ponga en su corona obtendrá poder y riqueza. Al escuchar estas palabras, el barón Piedramuerta aspira a tener en sus manos este poder. Acompañado de su alma maldita Polémic, va en busca de los dueños de estas estrellas. El primero al que roban, para su desgracia, es el caballero Perceván, el cual se lanza en su persecución.

El Sepulcro de Hielo (1983) cuenta como siguiendo sus designios por el poder, Piedramuerta, flanqueado por su fiel Polémic, conquista la tierra de Ingaar (Noruega) y sus magníficos fiordos. Perceván y Kervin, aún persiguiéndolos, tienen toda la intención de frustrar sus planes y recuperar las estrellas robadas.

El último álbum del que se puede disfrutar en este primer integral es La Espada de Ganäel (1983). Cuenta como en busca de un amigo de la infancia, Perceván lleva a Kervin a un viaje por las Tierras del Miedo. Unos terroríficos jinetes negros oprimen a los aldeanos, una terrible bestia aterroriza a quienes se aventuran en el bosque y siniestros cuervos parecen espiar a los viajeros. La aventura más «tolkienana», sin duda. Pero donde un castillo cuyo amo posee una espada que simboliza los poderes del mal es un maestro que parece conocer muy bien a nuestro protagonista.

Un humor redundante, un tono apocalíptico que aparece en casi todos los álbumes, una serie realmente entretenida, bellamente ilustrada… No sé que se puede pedir más, la verdad.

Reseña: Dragonero. Sinalma, de Luca Enoch, Andres Mossa y Mario Alberti

Mis ojos se iluminaron hace un tiempo al ver que Panini Cómics firmaba un contrato con Sergio Bonelli Editore para publicar en español las joyitas de esta editorial italiana. Recuerdo que rápidamente pensé en Dragonero; aquel legendario personaje de cómic, con muy buenas críticas y que, sin duda, necesitaba leer mi sangre seca de cómics europeos de Espada y Brujería. Con ello y el paso del tiempo, han ido llegando una serie de álbumes de los que he intentando por activa y por pasiva, no perderme ninguno. Un compi italiano con el que hablo por Facebook siempre dice que cada titulo es tan diferente que se vuelven únicos… Ufff, ¿uno se puede resistir a eso?

Dragonero te traslada a un mundo fantástico (con su mapa y todo) llamado Erondàr. Una vasta extensión donde vivir aventuras con Ian Aranill y sus compañeros Gmor, Sera, Alben y Myrva. Ian Aranill es un humano, explorador imperial y Varliedart (que significa «Cazador de Dragones», en idioma antiguo). Tiene más de treinta tacos y es alto, de ojos azules y de atractivo físico. Como explorador del Imperio Erondariano, Aranill viaja a través de las tierras de Erondàr acompañado por su amigo Gmor Burpen, un orco valiente de casi cuarenta años que odio a los humanos pero es su mejor amigo. Y Sera, una elfa silvana de ciento dieciocho años, maestra botánica. Esto es en principio lo más básico a saber sobre Dragonero.

Pero estamos hablando de un cómic que se ha vuelto tan poderoso en información con el paso de los años, que hoy en día la saga comprende uno de los más chulos mundos fantásticos a los que un lector se puede enfrentar. Molan cosas como que lleva consigo un sello de reconocimiento para afirmar su autoridad y tener libertad de movimiento. Tiene rango de coronel. Y cuando no está de viaje, vive en Solian, una ciudad portuaria en las tierras del Sur Imperial, perteneciente a la Federación de Ciudades Libres, y para ser exactos en una casa fuera del pueblo, donde las pocas cosas que posee le bastan para una vida sencilla. Su arma favorita (tiene que haber una) es una espada llamada Saevasĕctha (Cortadora Cruel, en idioma antiguo), recibida como regalo de su abuelo y que perteneció durante siglos a la familia Varliedàrto.

Dragonero se mueve por un mundo habitado por varias razas: Humanos, Orcos, Elfos, Troles, Ghoules, Gigantes, Algentes, Enanos, etc. El territorio de Erondàr es recorrido por ríos navegables y densos bosques habitados por cantidad de seres. En el este y el oeste se encuentran grandes islas y amplios archipiélagos, donde viven pueblos belicosos y piratas. En el sur hay territorios fuera del control del Imperio; con montes, marismas, desiertos, organizados en sultanatos y satrapías. En el norte el Gran Muro, patrullado por los Guardias Rojos, divide el Imperio de una tundra interminable, sede de los Reinos Oscuros de los Algentes, criaturas malignas y hostiles.

Dragonero: Sin Alma está considerado como spin-off de la serie pese a que Dragonero se podría considerar más bien un cómic de historias cerradas por álbum. Al menos, así se publica en nuestro país. Aquí no hay serie mensual, aunque algunas de esas historias si han visto la luz en formato tapa dura. Dragonero: Sin Alma (Senzanima) es una trama más adulta que narra las aventuras del joven Ian Aranill, cuando escapa de casa y se une a una compañía de mercenarios llamados Los Sin Alma. Y lo que sucede a partir de ahí…

Dragonero es en esencia la Fantasía más pura, clásica que a muchos nos enamora. Después de tanta queja por mi parte por la falta de cómic fantástico, Dragonero se mostró como una alternativa atractiva a raudales. Me ha demostrado ser un buen placebo para mi sangre semi-seca de… blah, blah, blah. Estamos hablando de una muy chula serie que vio la luz por primera vez en 2007 por parte de los creadores Luca Enoch (Gea, Morgana, Lilith) y Stefano Vietti (Nathan Never, Martin Mystère, Spider-Man, Greystorm) para la casa de Sergio Bonelli Editore. Y por la que han pasado cantidad de dibujantes.

Un cómic destacable como pocos. Reitero lo dicho otras veces: totalmente recomendada para amantes de las aventuras a lo Dungeons & Dragons.

Reseña: Zaroff, de Runberg y Miville-Deschênes

En ciertos foros de cómic europeo que visito, no creo que haya puesto cinco estrellas de forma tan rápida tras terminar de leer un cómic. Pero aquí está, no pude resistirme a este álbum que de algún modo me trasladó a recuerdos “estimulantes” de mi juventud. De hecho, una de las películas más duras que recuerdo haber visto de muy-muy joven en el sofá y junto a mi padre (que nunca tuvo reparo a que me enfrentara a las peores situaciones en 35 mm); fue una película del polifácetico cineasta Shoedsack la denominada The Most Dangerous Game, una película de acción y aventuras de la época pre-code que se basa en la novela homónima de Richard Connell, y que curiosamente años después me enteré que se rodó completamente en los mismos escenarios donde un año después se filmaría la clásica King Kong. La clásica eh, que os estoy hablando de un film en blanco y negro de 1932… Uff, ¿no? Jajaj.

Que os decía, que el recuerdo es tan vivo en mí de esta película, una obra maestra del cine fantástico de la que cosas como querer ver más cosas (Papá, papá, venga, por favor…) que la semana siguiente vi Frankenstein y, por supuesto, la comentada King Kong, de James Whale. Porque mi padre (como si la cosa no fuera con él) preparó una especie de cine-club en casa gracias al videoclub que teníamos cerca y a nuestro estrenado aparato VHS de los que éramos pioneros en todo nuestro vecindario. Mi padre me estaba proponiendo un ciclo de películas fantásticas de la década de 1930. A mí, que podría tener unos seis o siete años. Por lo que puedo decir que mi educación cinematográfica empezó con esos tres grandes clásicos, del que me encantó El Juego Más Peligroso (The Most Dangerous Game) que en francés se llamó Les Chasses du comte Zaroff y que fue filmada en 1932.

Esta película poseía innegables cualidades artísticas y técnicas en las que el entorno brillaba y estaba espléndidamente creado. Su trasfondo gótico, los pantanos brumosos y el denso bosque, constituían una atmósfera hostil y angustiosa, que trasladaban a cualquiera con palomitas en el regazo, a la aventura. Mostraban a un personaje que encandilaba, Zaroff, un aristócrata refinado y cruel en el 99 % de los casos, que a partir de aquí se convirtió en un hito que inspiró varios remakes fílmicos. Citaré dos (obviamente, mi padre los buscó rápidamente), películas otra vez de interesantes cualidades pero más recientes en el tiempo: Los Cazadores, película hispano-suiza de 1974 que revisita el mito de una forma más bestial y mucho más violenta, y del mismo año, La Condesa Perversa, película francesa pero del español Jesús Franco, el maestro del erotismo que lo mezcla con el horror; donde la condesa cazaba vírgenes desnudas en su isla, una película donde mi padre dijo a los pocos minutos de visualizarla: ¡Eeeeeh…, chep, chep, chep! Y tuve que esperar a hacerme mayor para terminar de verla.

Después de esta lección de historia del cine, hablemos del cómic de Runberg y Miville-Deschênes que acaba de publicar Norma Editorial en un genial álbum en tapa dura. Qué decir. Fácil. Encantado y con el corazón marcado desde mi infancia con el malvado Zaroff, me encantó por completo este homenaje a uno de los villanos menos conocidos entre el público actual o no amante del cine clásico de aventuras. De hecho, para todo aquel que le haya gustado lo que he contado sobre dichos films y el tema les quede algo lejos o les de pereza, debe saber que Zaroff, este ejemplar de NormaEditorial, hace una extrapolación de aquella mítica película y la adapta fielmente como cómic pero con un toque chulo, ya que Runberg imagina lo que sucedería tras la película, por lo que es una extensión interpretada libremente que provocará que quieras ver el film finalmente… Jajaj.

Runberg crea una historia atractiva que además resume la película en las primeras páginas en una especie de tono oscuro, lo que permite comprender la cronología de los hechos precedentes antes de enfrentarte a lo nuevo. Un álbum que es poderoso, sobre todo, por el dibujazo de Miville-Deschênes que tuve la oportunidad de admirar su trabajo en el pedazo de integral Reconquistas que también se marcó Norma Editorial. Otro cómic recomendado desde aquí del tándem Runberg-MD. En Zaroff encontramos un dibujo suntuoso y llamativo en el que es muy importante el color, que también aporta este hombre, por cierto. Fondos hiper-consistentes que le dan una fuerza increíble a la historia, hasta el punto de volverla inmersiva.

El escenario de esta isla malvada formada por una jungla exuberante, enfrentamientos y animales salvajes, todo esto forma un universo extraordinario y fantástico que lleva a un trama bastante pulp. Imágenes que hacen referencia a las geniales novelas de aventuras del siglo XIX, en una historia que retoma la película con dos grupos de cazadores que se cazan entre sí. Y cada uno de ellos tan psicópata o más, que el otro.

Un álbum sensacional que apela a la nostalgia fílmica del buen cine de aventuras.

Reseña: Nathanaëlle, de Charles Berberian y Fred Beltran

¡Un poco de CF, maestro!, dice esa parte de mi cerebro cada no mucho. ¡Una utopía, una distopía, una space-opera, pero dale caña, men! En formato cómic ocurre como con el género de Terror: cuesta encontrar que se publique algo considerable. Aunque muchas veces no sabes hasta que lo pruebas. Y muchos me diréis: «Como todo en la vida, tío». Sí y no. Hay títulos que sabes a lo que vas y otros que, aunque hayas leído más libros y cómics que pelos tienes en la cabeza, no tienes ni pajolera idea. Y siendo un tipo que rara vez lee sinopsis editoriales, me enfrenté a esta chulada recién calentita que publica Ponent Mon. Un cómic al que me enfrenté únicamente atraído por su portada. Así de claro. Portada y titulo y pa´dentro. Eah, ¿ahora qué? ¿Tengo criterio o no? Jajaj… Viva el libre albedrío, hombre. Y viva Ponent Mon por el tremendo trabajo que hace por el aficionado español trayendo el mejor cómic europeo. Puedo decir sobre Nathanaëlle que en un chasquido de dedo me encontré cayendo en paracaídas sobre su página 80 y casi gritando llegue a su final. En un suspiro. No sé si esto es bueno o malo para el lector/devorador de cómics que compra mensualmente titulitos que llevarse a casa para disfrutar; pero para el que dice que no tiene tiempo para leer (siempre lo hay), algo debe contar. Nathanaëlle goza de una Ciencia Ficción muy marcada. La humanidad se ve transformada por una catástrofe nuclear que hizo imposible la vida en la faz de la Tierra, y ahora nuestro mundo está dividido en dos grupos, separados por la mentira de unos gobernantes insulsos. Pero ha llegado el momento de una insurgencia…

Aquí estamos de nuevo con un tema visto y revisado a menudo; el mundo de abajo y el mundo de arriba. No obstante, cuando esto sucede, tienes que ver si “el camino” es disfrutable. Y lo cierto es que uno espera de Nathanaëlle alguna originalidad, más escenarios post-apocalípticos o un whisky con sabor a milhojas. Pero no lo hay. La originalidad de Nathanaëlle está en sus personajes y en un tono, no sé muy bien como explicarlo, un mundo muy gris, un mundo basado en el metal como guión. Todo muy frío. El frío del metal, el sabor de la sangre. Como la trama que se centra en la relación entre Nathanaëlle, hija del gran sabio Tàbor, y Melville, una máquina de café robot.

Nathanaëlle está diseñada como historia, como mundo disfrutable para todo fan de un posible mundo-robot con salsa de humano. Precisamente, la historia, usa ideas que se han visto en otros lugares, sí, una sociedad totalitaria, ahora una buena parte de la población hacinada en chozas subterráneas (con el pretexto de una epidemia que hace mucho tiempo asola la superficie), una fuerza policial omnipresente responsable de hacer cumplir el orden… Y el inevitable grano en el culo para toda esa dictadura que en este caso se llama Nathanaëlle, la hija rechazada de uno de los principales dignatarios del régimen, que expondrá al mundo el engaño y organizará la revolución. Pero con algunos flashbacks para energizar la trama, Charles Berberian crea personajes inolvidables como el ingenuo y torpe robot que pone la pizca graciosa a más de una escena. Generoso, pegajoso, incluso odioso a veces, acumula catástrofes cuando pone todo de su parte para hacerlo bien. Un toque de humor del otro lado de los Pirineos muy chulo.

Como es de esperar en un cómic europeo encontramos en Nathanaëlle un diseño gráfico súper atractivo. Fred Beltran tiene talento, sin duda, y en este álbum, así como el bonito cuaderno gráfico que sigue la historia misma, lo confirma sobradamente. Mola el universo que desarrolla ante tus ojos, especialmente el vestuario de los personajes. Tiene detallitos “muy Moebius”, reminiscencias, sin duda, de su paso por los Associés Humanoïdes; una agrupación francesa de historietistas amantes de la Ciencia Ficción que se fundó en 1974, donde estuvieron grandes como Jean Giraud, Alejandro Jodorowsky, Milo Manara, Juan Giménez o Richard Corben. Entre más de mil dibujantes de cinco países diferentes que colaboraron para sacar adelante el proyecto. Lugar donde nació El Incal o Los Metabarones, por ejemplo.

No me gusta de Nathanaëlle el final. Es de esas historias que tienen mucho encanto y que temes que el final te decepcione. O te joda por que no existe. Y aunque amo los finales abiertos, una cosa es eso y otra que no haya conclusión real. Es como si los autores hubieran desarrollado una historia más para un universo global que para un álbum cerrado. La narración usa mucho tiempo de ida y vuelta para animar la historia y se alterna entre el ascenso de Nathanaëlle y la audiencia de Tabor. Hasta lo que tal vez sea un cliffhanger final. Mmmmmm…, no sé. El camino si vale mucho la pena.

Echadle un ojo.

Reseña: Las 5 Tierras. Volumen 1, de Lewelyn, Jêrome Lereculey y Dimitris Martinos

El poderoso atractivo de una portada muchas veces vale para engancharte a querer saber qué hay detrás. ¿El anzuelo? Hablamos de cómics. Es obvio que el dibujo sea lo primero que nos interese de una obra. Después, está que seas amante del cómic europeo o no, sabiendo a ciencia cierta que todo lo que procede de centro del viejo continente rebosa calidad. ¿Y qué puedo decir de Las 5 Tierras esta nueva serie que publica Yermo Ediciones por volúmenes? Lo mas fácil sería decir que estamos ante otra obra de fantasía medieval llena de giros inesperados que se ha alzado en nada hacia lo más alto de las mejores series francobelgas del momento. Y que su primer volumen ya está aquí. Es lo que tiene el éxito. Y es que en series o mejor dicho argumentos de este tipo, la comparación con Juego de Tronos es inevitable. Y digo yo: como si Canción de Hielo y Fuego hubiese innovado en la Fantasía con el tema central de sucesión al trono y todas las familias o casas dándose de ostias por él. Cuando lo primero a decir es, que ni siquiera eso es un arco argumental fantástico; está en nuestra historia vieja europea desde el medievo. O si alargamos un poco el brazo, desde que el ser humano se separó por clanes que mostraban respeto y obediencia a otro clan superior que los gobernaba a todos. No obstante, el temita atrae. En especial, las intrigas, situaciones, los apuñalamientos por la espalda (literales o no) que se dan las diferentes familias por alcanzar el poder. Ese salseo, bien llevado, nos pone burrísimos a los lectores. Por eso, Las 5 Tierras es otro plato muy disfrutable. Y en formato cómic y con un dibujazo tremendo de Jêrome Lereculey, mi recomendación va a resultar dedundante.

Las 5 Tierras es uno de los pocos cómics que me ha marcado con fuerza, que ha reavivado las brasas que quedaban en mí. Un guión muy “a lo Juego de Tronos«, muy “a lo tragedia griega”. Pero no penséis que no se presenta más complejidad a la historia. Obviamente, una serie coral con cantidad de personajes entre los que es difícil identificar un héroe principal. Pero sí, como suele ocurrir, hay uno (o dos) que ves que van jugar un papel importante con el tiempo, pero no es crítica, al contrario, porque esta complejidad nos permite sumergirnos de lleno en este mundo donde todos defienden sus intereses lo mejor que pueden utilizando la violencia, la mentira, la traición, el amor y/o la amistad.

A lo largo de las páginas de estos dos primeros capítulos (Con todas mis fuerzas y Alguien vivo), entendemos que nadie es realmente blanco, y que todos están tratando de sobrevivir en este mundo despiadado. Debo admitir, sin embargo, que aprecié mucho a la «Sombra del Rey» por su rectitud, inteligencia y ligera insolencia. El joven Hirus también me impresionó con su “previsión” en sus primeras decisiones… Pero es uno de esos personajes del que no te fías, al que nunca le pedirías que te trajera un vaso de agua.

Me ha molado. Me ha molado mucho. El diseño de Jêrome Lereculey es impresionante. Refleja a la perfección los sentimientos de los protagonistas en escenarios espléndidos. No deja que tengas dificultad en reconocer a los diferentes héroes y distinguir claramente las especies animales a las que pertenecen. ¿Cómo logra dar caracteres diferentes a todos estos tigres y hacer que los veas diferentes fuera de su apariencia animal? Lo flipo. Aquí hay una historia coral que me alegró descubrir. Asistimos a la accidentada sucesión del reino de Angleon, intercalada con traiciones, complots, asesinatos e historias de amor.

Seguimos varias tramas paralelas (preveo que bastantes más en posteriores álbumes) que al final se cruzan en un momento o en otro. Destacar como con apenas cuatro datos, ya estamos metidos en un universo y su tradición. Se siente fácilmente que hay un duro pasado que lastra a ciertos personajes y mola ver que el territorio es vasto en todos los sentidos y aunque no se cuenta aún todo lo ocurrido en el archipiélago de Angleon, llegará. En cuanto abrimos el cómic, nos topamos con un portentoso mapa de las enormes cinco tierras. Queda mucho por saber.

Y ya estás enganchado. Molando mucho el hecho de que la historia es apasionante y comprensible a pesar de la cantidad de personajes y tramas simultáneas y que el dibujazo tremendo destacando el nivel de humanismo creado para cada personaje y el corte de cada viñeta que da muy bien el paso de una secuencia a otra. Pero como todas las obras que abarcan tanto, tiene sus puntos débiles. Aunque en mi caso es más dolor de hype que otra cosa. Por ejemplo, al principio, se nos presentan diferentes pueblos que lamentablemente (o por el momento) no vuelves a saber de ellos. Y QUIERO saber más de ellos. También hubiera sido interesante en una obra así, una tabla resumen al principio o al final del volumen aclarando a modo de guía quién es quién, aunque por el momento no hace falta pero que es cosa que gusta a los cortos de memoria. Muy recurrido esto en obras/trilogías de literatura fantástica. No obstante, novedad imprescindible.

Las 5 Tierras es mi cómic-hype del momento.

Reseña: Los Guerreros de Dios. Integral 1, de Philippe Richelle y Pierre Wachs

Lo importante es, que cuando los propios autores son amantes de la Historia, en su obra normalmente lo van a transmitir muy bien. Y todo va en consonancia. El lector de Los Guerreros de Dios, esta chulada de álbumes recopilados que está publicando Ponent Mon, de Philippe Richelle y Pierre Wachs, y del que se acaba de publicar el segundo volumen; el lector, tú y yo, en más o menos ganas, nos gusta leer/saber más de la Historia y en este caso, de las curiosas (por llamarlas de alguna manera) guerras civiles más importantes que Francia sufrió entre católicos y protestantes. Un periodo turbio como pocos. Un contexto bastante bien descrito por guionista e ilustrador de este cómic, sobre todo, por que se lleva adelante no como plato principal, más bien de trasfondo.

En Los Guerreros de Dios todo se centra en las desventuras de un caballero que llegó a interesarse por la Reforma un tanto por accidente; hecho que me parece sublime porque… ¿Cómo nos ocurre lo importante en nuestras vidas, si no es por pura casualidad? Cuando Francia se quiebra en la segunda mitad del siglo XVI, guerra y religión van de la mano. Un caballero se verá obligado a mezclar estas dos «virtudes» del hombre. Entre reforma y tradición, su corazón sangriento se balancea. En aquel siglo de incertidumbre, el reino de Francia buscó enemigos doquiera que mirara. En especial, quería hacer frente a la “codicia” de los españoles. Por eso, en su fuero interno se le dio caza a los seguidores de la Reforma. Enrique II quiere que desaparezca del mapa el caballero de Boissac, un supuesto católico pero curioso de las tesis de los hugonotes. Debe vivir una amarga experiencia. La religión no es una broma si la Iglesia Romana te está observando. Eso debe saberlo.

En esta época de pensamiento en auge, donde el hombre ya se ve como el centro del universo y omnipotente, pienso que es súper complicado asumirlo si no tienes la más mínima idea de lo principal. Puedes pillar ideas objetivas de gente, del porqué a tanto movimiento a finales de siglo XVI, pero lo normal es que oigas más ideas subjetivas que otra cosa. ¿Por qué? Porque aquí (una vez más) la religión anda de por medio. Y si no te atrae siquiera un poco el tema, te enterarás de muy poco. Por ejemplo, preguntar sobre las ideas de Calvino en la plaza de París en el año de gracia de 1557, quizás era yo el único tonto en clase de Filosofía en el instituto al que le interesaba. Pero yo soy fan -entre otras muchas cosas-, de ver como el ser humano es capaz de ahogarse en un vaso de agua cuando algo le increpa. O mejor dicho, le da miedo. Y si entonces nos trasladamos a territorio galo, al verano de 1557, una zona invadida por las tropas del emperador español Felipe II, un enemigo temido por todos, y según el entendimiento del monarca francés, enemigo atroz que manda sitiar la ciudad de Saint-Quentin de la mano del militar Manuel Felipe de Saboya; yo, por ejemplo, ya estoy dentro.

Este primer integral recoge los tres primeros álbumes de la serie, La caza de herejes, Los ahorcados de Amboise y Los mártires de Wassy. Tres capítulos para iniciarse en una trama histórica e inevitablemente romantizada que permite captar la atmósfera que reinaba en aquellos tiempos oscuros. Muy bien elaborada, a partir de una técnica de guión muy usada últimamente como es la gran historia, a través de la pequeña. Muy al estilo de Los Tres Mosqueteros, del maestro Alejandro Dumas y aún más, de su casi desconocida y súper recomendable novela La Reina Margot. Maravillosa para los amantes de este periodo.

Pronto se acabarán los alimentos y las reservas de pólvora están casi vacías. A punto de capitular, el almirante Gaspard de Coligny, encargado de la defensa de la ciudad, pide ayuda a su tío, el alguacil de Montmorency. Por desgracia, este último es un mal estratega y es capturado. Guerras religiosas que incendiaron todo un país y parte del continente europeo. El cambio de siglo. Personas acostumbradas a nuevas ideas pueden practicar su no adoración a escondidas, si quieren, pero si estos Protestantes aumentan en número y se oponen a la gracia de Dios y para colmo, toman las armas… En esta atmósfera del fin del mundo es donde el caballero Arnaud de Boissac intentará salir del paso. Frecuentando quizás demasiado las tesis del pastor Calvino y buscando la benevolencia de los poderosos, como el Conde de Montsouris y el Duque de Guisa. Pero ¿será suficiente?

Philippe Richelle y Pierre Wachs, dos autores de los que me han recomendado muchísimo su serie Les Mystères de la Troisième République (Los Misterios de la Tercera República), donde dicen que lo hacen de maravilla. Entonces, a ver. ¿Ponent Mont? ¿Más de estos autores, s‘il vous plait?

Reseña: Nevada. La Estrella Solitaria, de Fred Fred Duval, Jean-Pierre Pécau y Colin Wilson

Lo confieso. Últimamente, estoy en el punto de solo querer leer westerns e historias apocalípticas. Para mí, de algún modo, entre ellas hay cierta conexión. ¿Y la hay? No sé, mi cerebro dice que sí, y que quiere leer-degustar obras del estilo. Si no fijaros en mis últimas reseñas… ¿Qué sobre lo apocalíptico el tema que quema que estamos viviendo tiene mucho que ver? Pues supongo que la mayoría de los psicoanalistas están afirmando ahora lentamente con la cabeza. En fin. ¿Qué es la lectura si no el mejor arma para evadirse? ¿Vivir y sentir aventuras en la piel de otros e imaginar qué harías tú en su lugar? Para la ocasión, junto varias cosas. Un tipo de argumento que me gusta leer en estos momentos y un dueto de guionistas de los que no me quiero perder nada-nadita-nada de lo que se publique en nuestro idioma. Fred Duval (Mosquetero, Hauteville House) y Jean-Pierre Pécau (Sonora). Ahí estamos. Y no contento con eso, este primer ejemplar de Nevada, cuando sabes de qué va, se recomienda solo. No sólo por el “suspense” de los acontecimientos, como decía Patricia Highsmith; hay más, la estructuración y el marco de los hechos. Pues Nevada nos lleva a un universo muy occidental pero que tiene lugar en una zona muy western durante el período de prohibición estadounidense de la Ley Seca.

Nevada, es el bastión de los grandes estudios de Hollywood que están comenzando a despegar. Tiene como misión buscar y traer de vuelta a los estudios a los actores para que puedan prestar sus servicios a los medios. Y se le aporta lo que quiera que necesite: sustancias más o menos legales. He aquí una serie decididamente volcada a la acción con un protagonista central, un antihéroe «perfecto», que no teme a nada y no se deja engañar. Un rostro pulcro, fuerte, inteligente, afortunadamente su cinismo le da a su carácter un poco de aspereza, de lo contrario rápidamente nos abrumaríamos con tanta perfección. Pero el tío lo vale.

Por si aún no me he explicado bien (no me he tomado aún los cafés que necesito), Nevada es  una nueva serie de álbumes procedente de nuestra amada BD, que Yermo Ediciones recién publica y que nos habla sobre un cazador de estrellas en Hollywood en la década de 1920. Un concepto original del tándem a seguir Duval/Pécau. Nevada Márquez es una especie de vaquero montando en el mejor corcel motorizado que existía en California en los gloriosos años 20 y probablemente a día de hoy. Una Harley. Los estudios de Hollywood le encargan regularmente que traiga de vuelta a estrellas de cine que, sacadas de la borrachera, drogas o de los deseos más naturales que el cuerpo necesita, lo más importante, es que vuelvan al trabajo, en especial, aquellos que abandonaron en mitad de una filmación.

Nevada tiene que encontrar los medios para hacerlos entrar en razón. Los presupuestos son los que son y giran en torno a esos/as depravados. Y así vamos sabiendo de Mac Nabb, estrella prodigiosa del western, apodado «La Estrella Solitaria», que decidió tomarse un descanso por México o la Baja California. Con unos intereses ocultos que no gustan a cierto tipo de gente. Y ahora a Nevada le toca encontrarlos. ¿Cómo? ¿En plural? Sí. El actor y su doble se han metido en un buen lío…

Me gustó mucho este western ligeramente moderno que mezcla Oeste Americano y desierto de México con el comienzo de la Edad de Oro de Hollywood y sus caprichosas estrellas. Tiene bastante trasfondo a novela de James Ellroy. Un buen punto de partida a intrigas palaciegas del mundo del cine pero que se centra sobre todo en la acción. La psicología no es demasiado importante aquí.

El escenario del desierto está lo suficientemente bien representado para que podamos entrar. Y hay algunos toques de humor muy interesantes. Colin Wilson nos ofrece un dibujo, una gráfica realista bastante convencional, jugando con el encuadre y manejando cuando toca el ímpetu de la acción, cosa que embellece a su vez el hilo narrativo.

Nevada tiene buena pinta o mala, según el bando en el que estés. Su motocicleta ruge en el desierto y mejor será que no la oigas cada vez más cerca. ¿Quieres saber más? Yo también.