Reseña: La Edad Perdida. El Fuerte de las Landas, de Le Gris y Didier Poli

Yermo Ediciones publica este mes la nueva serie de Jérôme Le Gris, un autor de historias atractivas que sigo desde sus inicios y del que nunca me pierdo un lanzamiento. Aunque un escalón por debajo, lo ubico en la línea de Xavier Dorison, lo tengo entre esos guionistas aficionados a las historias de aventuras que saben rodearse de un buen ilustrador. ¿Así que La Edad Perdida es algo a recomendar? A poco que os hable de ella, veréis que sí.

Estamos ante una discronía post-apocalíptica (y no una distopía) basada en lo sucedido en la tarde del 31 de diciembre del año de gracia 999 del calendario gregoriano cuando sí que sucedió el apocalípsis vaticinado según el evangelio de San Juan… Una lluvia de meteoritos ha caído sobre nuestro mundo arrasando todo con su impacto y relegando a la raza humana… regresándolos al modo cavernícola. Miles de generaciones después, han surgido nuevas sociedades, las especies han evolucionado, la geografía y el paso de las estaciones han cambiado drásticamente el concepto de mundo que tenemos hoy en día, y es en este contexto que seguimos a una pequeña comunidad de sobrevivientes.

Quién demonios no ha pensado alguna vez que esto puede suceder. Pues La Edad Perdida es la oportunidad de disfrutarlo en formato cómic. La aventura está servida. Este cómic nos adentrará en un universo realmente interesante y aterrador, además de opresivo. Me gustó mucho la historia, original y masterizada con fuertes ilustraciones y personajes que hacen de todo para sobrevivir en este mundo venido a menos. Realmente lo pasas bien desde el principio y bueno, deja con ganas de más. Es un primer álbum y ya sabemos que una potente historia en un formato así es como darle un único sorbo y ligero a un vaso fresquito de piña colada. Pero obviamente los curiosos que deseen sumergirse por unos momentos y probar otra historia apocalíptica sí, pero bien contada e ilustrada, y con mucho rollo medievalesco de Edad Media oscura; la oportunidad la tenéis en La Edad Perdida: El Fuerte de las Landas. Unos miles de años después del horror en el que todo ser viviente pensaba que iba a morir, mientras el sol reaparece, la vida finalmente recupera sus derechos. Los mínimos. Pues el viejo conocimiento ha desaparecido. Para sobrevivir, los clanes nómadas forman y comparten territorios y recursos según reglas establecidas. Un hombre, Primus, encuentra la manera de hacer crecer una planta y su descubrimiento permitirá que su gente nunca más pasará hambre. Pero este suceso anecdótico puede considerarse una rebelión, cuestiona la costumbre y el poder de los otros clanes…, y cuando Primus muere, le tocará a su hija Elaìne de Moòr, hacerse cargo del destino de su pueblo y salvarlos de la destrucción.

Una cosa que me gusta hacer es apreciar los diferentes subgéneros del «post-apo», que diversos autores crean. Es un tema muy leído y que tiene sus altibajos dependiendo de la época de esplendor en la sociedad que vivamos. Como últimamente casi todas son malas noticias para este nuestro mundo que se está yendo al garete, pues es entendible que estas historias luzcan. ¿Es un modo de estar prevenido o de aprender formas de salir adelante? Lo veo así. Series de TV francesas e impactantes como El Colapso hablaban de ello y lo peor de todo -al igual que con La Edad Perdida– es que sabes de corazón que algo así terminará por pasar. El tema es cuándo. Y mola ver en tramas como ésta como el ser humano renace casi de la misma forma que lo hizo, como ha vuelto a la etapa de cazadores-recolectores itinerantes, donde cada micro-clan tiene sus códigos, sus leyes, etc. y es el redescubrimiento de la agricultura lo que posiblemente lleve a crear la primera guerra sino la primera batalla por el poder.

La parte principal de la historia se basa en el cambio de escenario, la acción, una fauna y una flora que ha sufrido miles de años y una evolución acelerada. Se necesitaba un genial ilustrador como es Didier Poli para sublimar todo eso. De ahí un diseñador que no necesita presentación; personajes de físico reconocible (no pasamos tiempo preguntándonos quién es quién), decorados trabajados, no es como estar en la tierra de los Morlocks de La Máquina del Tiempo. Por tanto, una serie que deja con ganas de más y no sólo por el cliffhanger incluido.