Reseña: Melvin Monster 2, de John Stanley

En la anterior reseña dije que Melvin Monster era para mí esa joyita que uno descubre de un autor famoso por otra serie. Una que parecía reservada para mí. Si bien estas viñetas clásicas son igualmente divertidas, proporcionan una sensación un poco más estructurada que lo que uno podía encontrar en La Pequeña Lulú…, también dije que estamos ante ese tipo de historias que tanto han promovido actualmente pelis como Hotel Transilvania. Esa es la idea. La de verlo todo desde el lado del monstruo. Idea que probablemente partiera como inspiración de aquí para los guionistas de Pixar.

Y es que nacido de la locura por los monstruos de la década de 1960, Melvin Monster es un pequeño hombre verde que vive con su mamá y su papá en Monsterville en una casa encantada. Su cocodrilo Cleopatra está constantemente tratando de comérselo, un monstruo en su pared lo despierta todas las mañanas, su novia Little Horror lo mete en problemas y la señora McGargoyle no lo deja entrar con normalidad en la escuela. Y abundan los humanos de espíritu mezquino, probablemente producto de la influencia de la Familia Addams o Los Monsters. Volvemos a tener un volumen con arte ingenioso, abierto de una manera que recuerda muy mucho a los primeros dibujos animados de Hannah Barbara. Las historias van desde tiras de broma de una página hasta historias de varias páginas. En este volumen, Melvin se aventura con Little Horror, inunda la ciudad, el Sr. Rosenose casi se lo come y se enfrenta a su demonio guardián en…

Debo decir que encontré este segundo volumen más divertido que el primero, lleno de humor negro, retorcido y mezquino, que me atrajo en todas y cada una de sus tiras. Una divertida colección de álbumes (aquí cuatro, cinco y seis de una colección que llegó a los nueve), con chistes y gags visuales e ilustraciones que aún gustan incluso cincuenta años después de que aparecieran por primera vez. Cincuenta años, se dice pronto. Un volumen recomendable para el amante del Terror al que también le guste revolotear en esos títulos o tramas que se brinda por el humor. Maravilloso poder tener estas viñetas en tomo recopilatorio.

Diábolo Ediciones trae a nuestro país una joyita del pasado. El tipo de cómic que parece destinado a niños pero que disfruta, por encima de todo, el adulto. Si maduras, te pudres. Eso no lo olviden nunca. Adultos que disfrutan de sus gustos sin un ápice de vergüenza o incomodidad. Y si hombre si, John Stanley (1914-1993) fue un dibujante y escritor de historietas estadounidense que llegó a ser mundialmente conocido por ser autor de La Pequeña Lulú entre 1945 y 1959 pero del que algunos ya nos hemos enamorado y recordaremos, sobre todo, por su fantástica Melvin Monster.

Como dirían en mi tierra, el encanto de este libro está descarrilado (this is off the rails!). Un regalo para todas las edades, cómic que invierte muy bien la dinámica habitual de los cómics infantiles del niño problemático al tener a Melvin como un monstruo agradable rodeado de monstruos problemáticos. Bien dibujada, ingeniosa, muy encantadora y súper recomendada serie a seguir.

¡Regalito genial para Halloween!