Reseña: Los Centauros (1977-1980), de Seron

Puedo resultar cansino con lo de JOYITA… pero es que el amante del cómic europeo clásico de la BD que se precie y vea lo que está trayendo casi cada mes Dolmen Editorial… ¡madre-del-amor-hermoso! Y de nuevo le toca el turno a otra maravilla que jamás pensé volver a ver en una edición restaurada y nueva. ¡Y en español! Además de ir siguiendo la publicación por años que me parece otro aciertazo.

Los Centauros fue una obrita que se sacó de la manga el gran Pierre Seron (1942-2017), el genial guionista y dibujante belga que aunque no fue muy prolífico, que duda cabe que dio un pelotazo con su obra de Los Hombrecitos (https://www.cronicasliterarias.es/?p=6366). Y es que el maestro Seron comenzó en la industria del cómic como asistente de diseño de Dino Attanasio y Mittéï bajo el seudónimo de Foal, trabajando en series como Modeste et Pompon, de André Franquin. Pero con el lanzamiento de su serie Les Petits Hommes (inicialmente en colaboración con el periodista Albert Despréchins), comenzó a despuntar en la famosa revista Spirou allá por 1967. Una serie que duró la friolera de casi cuarenta años.

La serie que os traigo hoy gracias a este tomo que publica Dolmen Editorial fue llamada en un principio Aurore et Ulysse y poco después conocida como Les Centaures. Comenzó a publicarse en el bendito año (no tengo abuela) de 1977 también en la revista Spirou, y como podéis ver tiene un atractivo impresionante. Aquí hay otro cómic que puede parecer y es juvenil, pero que llena de nostalgia y regusto a gente como yo. Sí que es cierto que el tono y el humor de Los Centauros es más bien bonachón y fácilmente dirigido a jóvenes que lo “intenten” con su lectura. Un giro más familiar a lo que proponía Los Hombrecitos. Contando que, Aurora y Ulises son dos jóvenes centauros que vagan por el mundo de los mortales en distintas épocas, y que buscan por todos los medios una puerta para volver al Olimpo.

No son más que pretextos para divertidas aventuras y algunos simpáticos gags, en cuyos viajes se cruzarán incluso con el mundo de Los Hombrecitos (Seron combina hábilmente sus dos series), y es que en esta serie inédita en nuestro país que la genial Dolmen publicará integra en dos tomos, hay muchos guiños y pasajes humorísticos bastante agradables. Todo está lejos del aburrimiento. Con cada uno de los pasajes, te diviertes. Tened en cuenta también que Stephen Desberg lo ayudó con ciertos escenarios y eso se nota. Básicamente, no rompe ningún ladrillo (como dicen los gabachos), pero Los Centauros está lleno de un encanto infantil y desarrolla cierta poesía, y en mi opinión, el dibujo de Seron con su estilo animado y no siempre necesariamente cercano al estilo de Franquin como siempre le criticaron; estamos ante una obra al que todo aquel que esté leyendo esta reseña debería darle una oportunidad. Aquí nadie copia a nadie; muchos criticaron a Seron porque el personaje de Renaud de Los Hombrecitos se asemejaba a un vecino lejano del Gaston, de Franquin. Cierto es que Seron tiene un estilo similar a Franquin, pero eso es todo. ¿Cuántos ilustradores hay en el mismo caso? En fin…

Dibujos agradables, claros, precisos y preciosos, que incitan a dibujar cosillas así por uno mismo. La mejor inspiración con colores brillantes y “tramitas” simpáticas. Los escenarios permiten descubrir agradables historias en las que se sumergen nuestros dos jóvenes héroes, que desean encontrar la puerta que los devuelva de una vez por todas a su mundo. ¿La moraleja? La curiosidad mató al gato… Y una forma chula también de redescubrir la mitología de una forma amena y divertida. Seron es un maestro siempre recomendable.

Por cierto, acabo de ver que Dolmen Editorial acaba de anunciar la publicación de Hägar el Horrible

¡Madre-del-amor-hermoso!