Reseña: Shadow Life, de Hiromi Goto y Ann Xu

Debéis tener presente con Shadow Life que aunque la autoras viven en Canadá, son de origen japonés, y eso se nota en el dibujo y buena parte de la historia huele a cierta cultura japonesa que llamamos manga. Y así está editado en su formato original y así lo ha traído a nuestro país Nuevo Nueve Editores.

Pueden decir que el tema de Shadow Life es bastante simple, pero muchas veces en la simpleza está lo bello de una historia. Y si no que se lo pregunten a los que alaban la producción de Jiro Taniguchi. La muerte aparece a través de diversos signos, pequeños personajes, manchas en su cuerpo o en el suelo, manchas que la persiguen y de las que intenta alejarse… La trama se resume bastante bien en una máxima que aparece ya en la sinopsis:

¿Por cuánto tiempo puede una anciana esquivar al destino?

Kumiko es una señora que es “colocada” en un residencial para retiro de personas mayores. Sus hijas, sin duda, tenían buenas intenciones al elegir este lugar para ella, pero la viuda de setenta y seis años huye a los pocos días. Rebelde e independiente, se niega a que le dicten su condición o sus momentos de vida y se muda sola a un departamento, manteniéndose en secreto para todos los que la conocen. Es entonces cuando Kumiko vive, se deleita con los pequeños placeres, decora su casa a su antojo, come lo que le da la gana y va a nadar a la piscina de la comunidad. Pero algo la persigue. La muerte o la sombra de ella. ¿Y Kumiko sabe cómo detenerla? Con una aspiradora intentará capturar a ese espíritu maligno… Pero, ¿por cuánto tiempo puede una anciana esquivar al destino?

Una historia de Hiromi Goto y Ann Xu en el dibujo; conmovedora, teñida de humor y fantasía, que cuestiona la vejez, la autonomía, el amor, los arrepentimientos o la comunidad. Un dibujo que recuerda al mejor Miyazaki, sobre todo, en la apariencia de estos pequeños bichos (anunciando la muerte), y en la «dulzura» de ciertas escenas. Un ritmo lento e intrigante que curiosamente se consigue con viñetas sin texto. Sin ser trascendente, la lectura es, no obstante, amena, y puede dirigirse a un público bastante numeroso (otro punto en común con Miyazaki). Por lo que tenemos una novela gráfica teñida de realismo y fantasía, esa misma que aparecerá ante todos nosotros tarde o temprano.

Historias que no se olvidan.