Reseña: Esos Días que Desaparecen, de Timothé Le Boucher

Me gustó bastante este cómic porque plantea profundas preguntas sobre la naturaleza de la identidad y la realidad. La búsqueda de Lubin por reconstruir su vida me hizo pensar en cómo nos definimos a nosotros mismos a través de nuestros recuerdos y experiencias. Pero el guion también explora la fragilidad de la memoria y cómo se puede influir y alterar si nos lo proponemos. Una historia muy original, de las que hace mucho que no leía.

Timothé Le Boucher, historietista francés, ya con su primer trabajo fue parte de la selección oficial del festival de Angoulême en 2011. Esos días que desaparecen llegó por primera vez a nuestro país en 2019 y ahora Nuevo Nueve Editores vuelve a rescatarla para el disfrute de todo aquel (como yo) que se la perdió en día. Otra título que formó parte de la selección oficial de Angoulême, además de recibir el premio a la mejor obra por la asociación de libreros de la BD. Y es que el autor logró transmitirme las emociones de los personajes, quienes lograron conmoverme. Y con un final tan magnífico como frustrante al mismo tiempo. Timothé tocó mi fibra lehanesca con esta historia que confundirá a ciertos lectores, una trama que deja una interpretación libre en su conclusión. Me encantan los finales abiertos (bien elaborados). Leí el volumen en una sola noche y pasé casi todo el insomnio pensando en las típicas preguntas metafísicas a las que nos sometemos solo unos pocos, cada poco. La propia existencia. El sentido de la vida de nosotros y nuestros seres queridos y los recuerdos también de un familiar que era bipolar…

La historia de Lubin Maréchal, este hombre que se despierta cada mañana habiendo olvidado los acontecimientos del día anterior, me atrajo inmediatamente. El concepto de perder la pista de la propia vida es aterrador, pero es a través de esta premisa que el autor logra tejer una trama compleja, que combina suspense, misterio y reflexiones profundas. La narración de Timothé Le Boucher está notablemente dominada. Las fluidas transiciones entre diferentes momentos temporales le dan a la historia una dinámica única. Me impresionó cómo el autor logra crear una tensión constante al mismo tiempo que brinda momentos de profunda introspección. Cada página que pasaba era una revelación, un paso más hacia la comprensión del enigmático universo de Lubin. Y eso me encantó.

Adentrarse en las páginas de Esos días que desaparecen ha sido una experiencia de lectura sencillamente cautivadora. Un guion que explora la fragilidad de la memoria y las profundidades de la identidad. Donde Timothé (que aún no tenía treinta años cuando la escribió), nos muestra un dominio impecable y una atención al detalle maravilloso. Sí, al otro lado de los Pirineos, aún siguen brotando talentos increíbles.

Reseña: Champignac – Unos Átomos de Carbono, de Beka y David Etien

Nos ha llegado por fin el tercer álbum y último de la saga Champignac. Nuevo Nueve Editores no nos ha dado la espalda y tenemos así un cierre magistral a la trama propuesta desde el primer número (https://www.cronicasliterarias.es/?p=2127). Y es que algunos estamos encantados con lo que va trayendo poquito a poco esta editorial que tan buen ojo pone en el cómic europeo. Una editorial con bastante experiencia en el mundo de la BD y de la que no debe pasar ni un mes en el que no haya que poner atención a sus novedades.

Tras Enigma y El paciente A donde se nos presentaba a un conde de Champignac en sus primeros treinta o cuarenta años, en medio de la Segunda Guerra Mundial, y por el momento lo encontrábamos sonriente y tranquilo, con su lado caprichoso y su pasión por la ciencia y los hongos. Poco después comenzó una trama tremenda en la que tras dejar atrás su castillo, se va a Inglaterra, al sitio de Bletchley Park, donde los intentos ingleses de descifrar las comunicaciones del ejército alemán tienen lugar en secreto. Luego se codea con una parte de la historia, el famoso Alan Turing en particular. Y allí también conocerá a una guapa escocesa, de mente tan vivaz y curiosa como la suya, de la que pronto se enamorará… Pero no voy a contar todo lo que sucede en anteriores álbumes. En Unos átomos de carbono nos vamos concretamente al otoño de 1951 en el que Margaret Sanger, una americana un poco excéntrica, llega al castillo de Champignac. Una señorita investigadora pionera en planificación familiar que teniendo conocimiento de la investigación de Pacome sobre la anticoncepción intenta inmiscuirse en ella. Por otro lado, detrás de su bigote (aquí todavía marrón), encontramos al personaje de las aventuras de Spirou más joven, y es una de las cosas que mola de esta miniserie. Un conde Champignac que decide acompañar a la señortia Sanger a Boston para encontrarse con los responsables de un laboratorio capaz de desarrollar la píldora milagrosa, el objetivo de tan curiosa investigación (para el año que estamos tratando).

Tenemos aventuras y acción al estilo Indiana Jones pero con un objetivo científico mundial tras el cual hay grandes corporaciones y malos-malutos. Muchas trabas en el camino para estos personajes en busca de la verdad, dos pioneros de la ciencia y el estudio libre y legal por el bienestar del ser humano. Una aventura histórico-científica donde el Conde de Champignac demuestra una vez más que estuvo implicado directa o indirectamente en todos los descubrimientos e invenciones del siglo XX, tal como dice la sinopsis editorial.

Champignac es un personaje fascinante, rico en posibilidades y es extraño ver que su pasado ha sido relativamente poco explotado hasta ahora por “la maquinaria” que genera las historias de Spirou. Se debieron de dar cuenta en la BD y por eso se impulsó esta miniserie. Un spin-off de un personaje atractivo que merece más tramas en su haber. Por que el conde es de esos héroes discretos que molan. Y llevarlo al entorno de la Segunda Guerra Mundial fue simplemente una genial idea.

Un diseño de Etien y Beka, trilogía y saga, realmente magnífico.

Reseña: T´Zée. Una Tragedia Africana, de Apollo y Brüno Thielleux

Una historia de una tremenda atmósfera sudorosa, desesperada, fatalista, en una África todavía en guerra, fetichista, fascinante, despiadada con los débiles y en la que la ley del más fuerte aún aparece en toda su cruel y más absurda sencillez. Esto es T´Zée. El nuevo cómic europeo que cruza los Pirineos gracias a la editorial Nuevo Nueve. Realmente una historia atrapante a poco que te interese todo lo que el primer mundo, de algún modo, ha provocado en los países africanos. Todo en atmósfera, sí… todo en atmósfera… Una mini novela gráfica o un one-shot que nos habla del fin de una dictadura en un imaginario país africano pero súper parecido a todos esos que se os pueden venir a la cabeza en este momento, sobre todo, si ya tenéis una edad.

Cuentan que para la historia, Apollo se inspiró fuertemente en la historia del continente primario del hombre. Salvaje, brutal, lleno de creencias, en definitiva, fascista y peligroso donde lo militar se impone a los débiles. T´Zée está subtitulado como Una tragedia africana. Como maestro de orquesta, el guionista desarrolla su obra en cinco actos, todo finamente elaborado para conducir a lo ineducable. Y Brüno, como sinfonista de la ilustración, ejecuta la composición con maestría, y todo se vuelve perfectamente preciso «en tempo»; la atmósfera húmeda y crepuscular está magníficamente representada. Como punto negativo (o no) no hay empatía por los personajes, no nos apegamos a ellos, tal vez, para el tema amoroso, pero al final no dejan de ser peones en este juego de ajedrez. Lo que sí que importa es que este tándem de autores transcriben magistralmente la caída del poder. Como bien se señalo una y otra vez, cuestión de atmósfera.

T´Zée, al que accedí atraído por el tándem de autores de cuyas obras ya he disfrutado en más de una ocasión, por ello, fácilmente me dejé tentar por la historia. Aunque ni la ambientación ni el perfil de los personajes me parecieron atractivos… a priori, una vez comencé a leer, me costó abandonar la trama hasta terminar el volumen. Estamos en un país imaginario, fuertemente inspirado en el Congo (o Zaire) donde Appollo sitúa su trama y es difícil no pensar en Mobutu Sese Seko al leer esta historia. T’Zée, dictador impasible, megalómano, temido, admirado, odiado, personifica al dictador africano tal como lo imaginaba. Su hijo, dividido entre un padre al que admira y una visión política alimentada por sus numerosos viajes, parece paralizado por la magnitud de esta sombra que se cierne sobre él. Educado, inteligente, pero quizás demasiado educado para asumir un papel para el que no está hecho, ni siquiera tiene el coraje de declarar su amor a un amigo de la infancia. La segunda esposa, una arribista desesperada, cuya belleza selló su destino y que descubre el amor incluso cuando todo está perdido… Sí, efectivamente estamos ante una tragedia tal y como la describe el guionista. Una tragedia africana.

El dibujo refinado, los diálogos concretos, una forma de inevitabilidad en el destino de los personajes, y siempre esa África, a veces, paraíso, a veces, infierno, por culpa del ser humano, y bien descrita con amor pero sin complacencia, nos lleva a parar a un guionista muy inspirado.

Cómic muy recomendable.

Reseña: Los Amigos de Spirou, de Morvan, Evrard y Ben BK

Realmente, el club amigos de Spirou fue creado en 1938 por Jean Doisy, redactor de la revista Spirou, a raíz de una petición de los lectores de poder reunirse en un cómic los grandes valores que unen a los famosos scouts así como los que verdaderamente son amigos de verdad. Insignia, sentimiento de pertenencia y, sobre todo, un código de honor propio de los amigos de Spirou basado en la honestidad, el coraje y el respeto. Código que lógicamente se oponía al estado de ánimo del ocupante nazi cuando comenzó a invadir países como Bélgica poco tiempo después de que naciera esta publicación.

Los jóvenes lectores y amigos de Spirou se unieron entonces a la Resistencia y dos de ellos en particular murieron en su lucha. Inspirándose en su memoria, los autores de este cómic inventan una nueva historia para estos jóvenes resistentes, Los amigos de Spirou, y aprovechan para arrojar luz sobre el propio Jean Doisy. Tenemos entonces un nuevo álbum joyita de cómic europeo que llega a la tierra de conejos gracias a Nuevo Nueve, culpable editorial de que cada vez más interesante cómic europeo cruce los Pirineos.

Los amigos de Spirou nos lleva a la ciudad de Marcinelle en 1943, en provincia de Hainaut, Bélgica, conocida por ser la sede del editor de cómics Dupuis y por ser el lugar de nacimiento de la célebre escuela de cómics franco-belga. Pero en la historia, seis amigos de Spirou de diversos orígenes se organizan para resistir la ocupación. Entre ellos, Miche, una joven judía salvada por los otros cinco cuando sus padres fueron deportados. ¿Armas? Su pasión por los cómics les lleva a dibujar en forma de folleto para ridiculizar al invasor y contrarrestar su propaganda… A partir de aquí, juntos crearán una revista satírica de cómics antinazis, con toda la inocencia de unos niños decididos a aplicar el código de honor de su héroe de cómic favorito. Lo que no está exento de peligros. Peligros reales, aquellos por los que se muere… de verdad. Aquellos que a veces nos abstraen del peligro que realmente corremos pese a estar haciendo simplemente lo que nos gusta.

Inspirándose en la historia real de los jóvenes lectores de Spirou que murieron por la Resistencia, Los amigos de Spirou explora la original historia por la que supuestamente el primer editor en jefe de Spirou y luchador de la resistencia Jean Doisy, pasó. El siempre genial Jean-David Morvan y David Evrard ofrecen una maravillosa y conmovedora serie infantil para todos los públicos, en general. Donde el dibujo de Evrard los representa con un estilo juvenil claro y agradable, Ben BK lo colorea elegantemente, y la trama que propone Morvan combina varias narrativas en paralelo: la de la lucha de estos jóvenes resistentes, algunos flashbacks de su pasado y la del duelo de Jean Doisy, que se desplomó tras la muerte de dos de ellos a quienes él mismo inspiró. Los amigos de Spirou enseña que hay que ir con nuestras creencias hasta el final. Ser firmes en el buen hacer y combatir siempre-siempre el mal, por el bien de todos. No obstante, el tono narrativo de la aventura es ligero a pesar de la dureza de los hechos y puede ser adecuado para lectores más jóvenes si es necesario. Del propio Spirou, además del modelo que representa, al final sólo veremos su ciudad natal y a su antiguo rival de boxeo, Poildur, disfrazado de hijo de un colaborador. Por otro lado, las decoraciones están repletas de referencias a la revista Spirou y a sus distintos autores integrados en los nombres de hoteles, comercios… Detallitos que molarán mucho al buen amante del cómic europeo.

Un primer volumen que deja con ganas de más, trama con potentes momentos melancólicos, en tan solo dos semanas, disponible para pillar.

Reseña: San Antonio en Lyon, de Michaël Sanlaville

Tengo un familiar que es un gran fan de San Antonio desde hace más de treinta y cinco años. Se dice pronto. Me contó que descubrió las historias de Sanlaville y desde entonces ninguna le decepcionó. Habla de un supuesto espíritu de los cómics de este señor, sobre todo, en todo lo referente a San-A… como se le conoce más allá de los Pirineos. Mi caso personal es que conocía San Antonio, principalmente por su nombre. Lo imaginé siempre con ese tono a las películas ambientadas en diálogos de Michel Audiard, historias de la elegante pluma de Céline, o incluso de los Pieds Nickelés. De alguna forma, había oído hablar en algún momento de la serie literaria consecuente escrita por Frédéric. Otro autor príncipe de la jerga. Por eso, me he reído mucho y creo que he llegado a lo esencial para entender la «gracia» de San Antonio. Alguien dijo una vez que el argot era el latín de la chusma.

El lenguaje metafórico de la jerga es omnipresente en este cómic que publica por estos lares Nuevo Nueve Editores. En San Antonio en Lyon, ya sea a través del comisario San Antonio o su compañero, está muy presente el palabrerío. ¿Es un problema? Para nada. Creo que en un porcentaje muy alto a cualquiera le hace reír el tema de la ordinariez hablando. Y de eso “peca” y por ellos es conocida esta serie. Con un trama en sí entretenida, en el ambiente de los thrillers de antaño, bastante alejados de los lúgubres thrillers de hoy: Bérurier haciendo de maestro de colegio (en plan Poli de Guardería) en plena región de Beaujolais. Dos alumnos han desaparecido y un maestro ha sido asesinado. En un colegio. Con niños de por medio. Lo que debería representarse como algo aterrador… se presenta como una trama con unos vaivenes entretenidos, una historia llamativa y sorprendente en ocasiones, llena de interesantes escenas a la hora de desenmascarar a los culpables.

Además, el dibujo de Michaël Sanlaville es muy apropiado con el contenido de la historia y no duda en caricaturizar a Eric Zemmour, Dominique Straus-Kahn o Gérard Depardieu entre los más feos secundarios que hacen acto de apariencia. Una investigación en lenguaje «florido», un gran momento de relajación lectora para todo aquel que le quiera dar una oportunidad.

En los años 70 del pasado siglo, Studio Henri Desclez publicó siete álbumes transponiendo Les Aventures du commissaire San-Antonio, de las que este familiar que os digo los comenta como cómics bastante agradables en términos de diseño, pero entretenidos en términos de escenarios. Dice que los fans de esas historias han estado esperando la vuelta de San Antonio después de casi cuarenta años.

Michaël Sanlaville domina muy bien “su negocio” y es poderoso inventando una galería de personajes terrenales que como bien dice la sinopsis editorial están entre James Bond y Torrente. Habrá que buscar más de estos títulos. Cuando el río suena, agua lleva.

Reseña: Archibald, de Kim Hyun-Min

Una muestra de que tras un buen dibujo infantil puede haber un gran personaje, un digno investigador de casos paranormales, es Archibald, el cómic que recién publica Nuevo Nueve Editores. Un volumen ameno con cantidad de historias divertidas, refrescante e ideal para disfrutar estas tardes de piscineo y playa que se avecinan. Y obviamente no solo yo, mi mujer e hijos también disfrutaron de esta fantástica y divertida serie, por lo que todos contentos y solo por eso me esperé a tener la opinión de todos ellos para ver si solo era yo el que había disfrutado tanto de esta serie tan agradable de leer.

Archibald completa muy bien la colección de todos esos fans que tenemos una sección de nuestra biblioteca asignada a detectives cazadores de monstruos. En este caso, un joven detective que trabaja para la DIM (Oficina de Investigación de Monstruos), con su fiel compañero Monk, un perro cíclope tan hablador como cobarde, pero que resuelve casos sobrenaturales como nadie. Así tenemos zombis, trolls, vampiros, hombres lobo y monstruos-piratas que se presentan ante Archibald y Monk, con todos y cada uno de los escenarios bien trabajados. Además de un buen de lenguaje que es ingenioso y vivo. Estamos ante una serie de historias que enganchan a la lectura con giros frecuentes y efectivos. Los mismos que ponen a Archibald y Monk frente a oponentes duros. Pero lo que mola es que ves a Archibald como sale transformado de cada una de esas aventuras, cada una, una historia completa, por cierto. De principio a fin. Nada queda a expensas de ser cerrado más adelante. Por eso es bueno comenzar por el principio para comprender completamente la personalidad de los personajes, la atmósfera de la serie y su evolución.

Aunque coreano, Kim Hyun-Min sitúa su escenario y su dibujo en un contexto muy europeo. El pequeño Archibald presenta un look de Sherlock junior en un ambiente de pueblos europeos del siglo XIX. Cinco historias componen la serie. Encontramos aquí la leyendas negras más famosas repescadas de cuentos de terror del viejo continente. Kim usa la línea clara para sus gráficos. Es muy expresivo y cada viñeta se nota bien trabajada. Muchos detalles. Pero los exteriores también están bien cuidados. El corte es moderno con viñetas no rectas que le dan un lado caprichoso a lo visual. Y los colores funciona mucho en las escenas nocturnas azuladas, un escenario propicio para los encuentros con el terror… Difícil llevarse mejores sensaciones para toda la familia por menos precio.

Reseña: Belladona, de Ange y Pierre Alary

Pintaza que tenía y no me ha defraudado. Aunque creo que rara vez pasará porque mis gustos lectores de la BD van muy acorde con lo que Nuevo Nueve Editores publica. Y más aún cuando lo hace en unas ediciones curiosetas, en tapa dura y con relieves que nunca vienen mal al tacto. Y tomos que además incluyen todos los álbumes de una obra como es el caso, un tríptico que te llevas en solo volumen, un buen cómic que te metes entre pecho y espalda casi de un tirón.

El guion de Belladona está basado en el personaje de Marie, una espía al servicio de un tal Charles de Batz, más conocido como D’Artagnan. Sí, ese de nombre único que a todos nos suena, en un cómic que toma prestados muchos elementos de las películas de Capa y Espada de los años 60 que este que está aquí solía disfrutar bastantes años después (con Jean Marais) al igual que los romances de época al estilo de la serie Angélique, Marquise des Anges, que también nos llevaba a la famosa Corte de los Milagros en tiempos de Luis XIV.

Un cómic que desde el principio te sumerge en conspiraciones, en el sugerente y ambicioso mundo de los venenos y en toda una época convulsa llena de sucesos entre los que destacó la revocación del Edicto de Nantes…. Llevándolo todo a un formato cómic que, al menos, con la Historia es honesta. El primer álbum es fluido y animado pero en el segundo se da un giro complejo a una trama a la que hay que estar muy atentos para no perderse mezclando cantidad de personajes. El segundo volumen se ancla en la revuelta que surge en las provincias contra el poder real, y todo a través de la misión de Marie ordenada por un vizconde que dará mucho que hablar en páginas sucesivas. Y cierra el integral un tercer álbum con un final que duele en el corazón. No sabemos qué será de la misteriosa Marie y si bien, alguien me dice que volveré a ver este personaje en futuras aventuras no hay problema… Pero si no. Mmmm… puedo trinchar a alguien. Pues el coitus-interruptus ha sido de órdago.

Un escenario que toma un giro clásico poniéndonos en la mesa a una heroína que se encuentra sola contra todos, incluidos sus propios amigos. Y los Reyes siendo cabrones como solo ellos han sabido ser en la historia de la Vieja Europa. Y no voy a irme sin mencionar el precioso dibujo de Alary: vivaz, sorprendente, dinámico y con unas escenas de acción y duelo muy bien plasmadas que proporcionan muchísimo movimiento. Pero, sin duda, lo potente aquí es el uso de una heroína que además de ser simpática y llena de encanto, es de esas que todo el mundo quiere, una heroína de raza moderna, que es una mezcla entre ninja, acróbata y una especie de agente secreto a lo Carmen MacCallum. No me molesta la espectacularidad, hemos venido a eso, ¿no? Pero esto hay que cuidarlo con ojo, que no se traspase la línea de la reiteración en las patadas voladoras a lo John Wick, aunque eso no ocurre aquí. El mundo de los superhéroes debe ser otra acera.

Me gustó Marie con su nombre en clave Belladona. Me enamoré de ella, una nueva heroína de mirada a este siglo XVII en el que nos sumergimos y que demuestra una supuesta renovación del tan gastado género de Capa y Espada. Con un buen anzuelo y punto de partida como es el intento de asesinato de Luis XIV, un cómic contenedor de un potente escenario así como de un bellísimo personaje principal.

Reseña: Volage, de Desberg y Sandoval

De Volage me comentaron en su día algo así como “La historia cuenta el intento de fuga del inframundo de un buen grupo de bastardos que te encantará odiar”. Y es así: un criminal nazi, un príncipe compositor y asesino, un envenenador romano una pirata y Jack el Destripador se asocian para conseguir escapar del Infierno. Personajes históricos que representan “la crème de la crème” de la humanidad queriendo o solicitando una segunda oportunidad. Si bien es cierto que Volage tiene una portada que puede incitar a creer que es un cómic juvenil, no lo es. Aunque, ya sabéis… ¿Dónde está el límite? Es una historia de redención si querer llegar a ella. Una historia de cabezonería y de lucha por vivir en la muerte. Un viaje, una aventura vista desde los ojos del malo. Una historia diferente.

Pero ahora que nuestros ojos están muy abiertos, que estamos asombrados y un poco asqueados de tanta soberbia y maldad en el mundo, sabemos que pronto babeamos cuando una historia así se nos propone. Porque nadie puede decir que el argumento de Volage no es atractivo. Es un largo vuelo, una persecución por los infiernos tan bien descritos por Dante y aquí, como dicen los franceses, es donde se nos aprieta el zapato. Volage es un cómic corto, rápido de leer, va a lo que va, y donde solo tendremos la oportunidad de interesarnos de manera muy superficial sobre los protagonistas. Esos mismos que aunque ya os haya contado quienes son, la historia de cada uno de ellos no será mencionada hasta el final. Pero no es parte demasiado importante en el proceso.

Obvio es (pero quiero mencionarlo) que la sucesión de lugares que visitaremos en el Infierno junto al protagonista, no obedece a ninguna regla coherente. Vamos de la mano de Ian McGilles, quien despierta en el Infierno y no sabe porqué está allí. Ni incluso los hechos que ocurren son algo más que lógicos. La teleportación de seres a caballo está a la orden día, por ejemplo. Y algo que me descolocó…, los personajes que mueren en el Infierno, ¿qué les pasa? Realmente no podrían morir, ¿no? O quizás, lo peor es que el Infierno es repetición, como decía Stephen King en una de sus novelas.

Volage, en realidad, habla de la esperanza y su ausencia. Del merecido castigo, de la huida, repasamos algunos trocitos de la vida de los personajes, y eso es lo que nos hace pensar. Lo que nos pone los vellos como escarpias. Todo esto con un dibujo de Sandoval llamativo, un viñetaje magníficos, muchas ilustraciones dignas de cuadro. Los paisajes y la arquitectura son a veces dignos de lo que podemos encontrar en un Santuario con siglos en sus cimientos. Dibujos majestuosos, a medio camino entre las ilustraciones fantásticas del siglo XV y los pintores modernos. Y los diversos demonios y monstruos que aparecen son algunos impresionantes y gráficamente soberbios.

Si te gustan los gráficos de Tony Sandoval y/o las historias de Stephen Desberg, es probable que te decepciones con Volage entre cero y nada.

Reseña: Shadow Life, de Hiromi Goto y Ann Xu

Debéis tener presente con Shadow Life que aunque la autoras viven en Canadá, son de origen japonés, y eso se nota en el dibujo y buena parte de la historia huele a cierta cultura japonesa que llamamos manga. Y así está editado en su formato original y así lo ha traído a nuestro país Nuevo Nueve Editores.

Pueden decir que el tema de Shadow Life es bastante simple, pero muchas veces en la simpleza está lo bello de una historia. Y si no que se lo pregunten a los que alaban la producción de Jiro Taniguchi. La muerte aparece a través de diversos signos, pequeños personajes, manchas en su cuerpo o en el suelo, manchas que la persiguen y de las que intenta alejarse… La trama se resume bastante bien en una máxima que aparece ya en la sinopsis:

¿Por cuánto tiempo puede una anciana esquivar al destino?

Kumiko es una señora que es “colocada” en un residencial para retiro de personas mayores. Sus hijas, sin duda, tenían buenas intenciones al elegir este lugar para ella, pero la viuda de setenta y seis años huye a los pocos días. Rebelde e independiente, se niega a que le dicten su condición o sus momentos de vida y se muda sola a un departamento, manteniéndose en secreto para todos los que la conocen. Es entonces cuando Kumiko vive, se deleita con los pequeños placeres, decora su casa a su antojo, come lo que le da la gana y va a nadar a la piscina de la comunidad. Pero algo la persigue. La muerte o la sombra de ella. ¿Y Kumiko sabe cómo detenerla? Con una aspiradora intentará capturar a ese espíritu maligno… Pero, ¿por cuánto tiempo puede una anciana esquivar al destino?

Una historia de Hiromi Goto y Ann Xu en el dibujo; conmovedora, teñida de humor y fantasía, que cuestiona la vejez, la autonomía, el amor, los arrepentimientos o la comunidad. Un dibujo que recuerda al mejor Miyazaki, sobre todo, en la apariencia de estos pequeños bichos (anunciando la muerte), y en la «dulzura» de ciertas escenas. Un ritmo lento e intrigante que curiosamente se consigue con viñetas sin texto. Sin ser trascendente, la lectura es, no obstante, amena, y puede dirigirse a un público bastante numeroso (otro punto en común con Miyazaki). Por lo que tenemos una novela gráfica teñida de realismo y fantasía, esa misma que aparecerá ante todos nosotros tarde o temprano.

Historias que no se olvidan.

Reseña: Love Love Love, de Kid Toussaint y Andrés Garrido

Uno siempre está preparado y acude encantado a las historias que cree que le van a gustar. En especial, si sabes o supones que la historia que te propones degustar parece sacada de un episodio de la serie Love, Dead & Robots. Porque Love Love Love es eso. Una historia de amor pero también una trama con el racismo de fondo en un escenario futurista.

Elle conoce por casualidad a Karel, un mecha pero también un cherish bot, es decir, un androide dotado de empatía que necesita amor para recargar sus baterías. Entonces, ¿todos los de este tipo necesitan ser amados para recargar sus baterías? Elle accede y es así como termina enamorándose de Karel mientras les rodea una tremenda lucha que llevan a cabo los robots por sus derechos civiles. Transposición total del devenir de la lucha de los negros contra la segregación racial en USA a principios del siglo XX. Aquí los robots, explotados, son mantenidos por humanos bajo el yugo de la obsolescencia programada que pretende destruirlos, impidiendo toda actualización. La guerra parece inevitable. Pero el amor no avisa y entre Elle y Karel es amor a primera vista.

Una historia bastante entretenida que tiene su cosilla. El ritmo es bueno y los protagonistas entrañables, aunque la eterna mirada de perro apaleado de Karel, en ocasiones, pone el vello de punta. Los gráficos de Andrés Garrido sorprenden. Inmediatamente me hizo pensar en el trazo de Hiroyuki Ooshima, el mangaka que probé hace no mucho con una versión manga de Spirou y Fantasio, el mismo que produjo Crime School y Toys of War. Garrido muestra una línea muy suelta, muy dinámica y a la vez encantadora y sostenida por colores ligeramente pastel pero más agradables que pesados. Me gusta la personalidad de este diseño.

Tened en cuenta que la influencia del manga también se encuentra en el rostro del androide Karel. Recuerda a Astro Boy, lo que seguramente está hecho a propósito ya que Tezuka también abordó el tema de la relación entre humanos y robots con empatía y lucha por sus derechos. Pero insisto, trabajazo de Andrés Garrido a los lápices. Me encanta este tipo de dibujo en una historia que recuerda muy mucho a un peliculón como es Her. Con sus diferencias, pero muy al alza con el tema ese de que en la terrible soledad del ser humano, más de uno o una, terminará emparejándose con una máquina. Especialmente, cuando lleguemos a esa época en la que las IAs sean totalmente aptas para, no solo escuchar, si no también darnos amor (en todos los sentidos) a la que se supone es, la raza dominante en el planeta Tierra.

Recomendable historia. Toca la fibra.