Reseña: La Novia de Minami-Kun, de Shungico Ushida

Para ideas locas, los japoneses, lo he dicho mil veces, y en el término “locas” podéis meter originales o archi-mega-originales. Quiero decir, tienen ese don de innovar y si no, de exponer tramas que son interesantes o atractivas a poco que leas las sinopsis. Y en este caso en particular: ¿Acaso no fue también una idea loca y original, Pulgarcito, cuando se la mostró al mundo Charles Perrault? ¿Qué harías si tu novia se redujera de la noche a la mañana al tamaño de una muñeca? ¿Qué demonios vas a hacer, no? No, no, esperad… ¿qué demonios vas a hacer? Esta idea se acaba de agarrar a tu garganta como un anzuelo. La sinopsis editorial la describe como un cuento moderno que mezcla lo absurdo y la realidad, y tiene como trasfondo las dificultades del paso a la vida adulta. Totalmente de acuerdo. No se puede describir mejor La novia de Minami-kun, el último manga publicado por Ponent Mon en nuestro país.

Tenía presente que este manga podía leerlo y después amarlo u odiarlo. Las opciones al cincuenta por ciento. Sabía que si amaba u odiaba esto se reduciría al tono llevado por la autora. Pero al final me sorprendió y gustó por dos cosas, principalmente. La trama no se alarga y por tanto las escenas rocambolescas no saturan, y el concepto del absurdo se trata de forma realista. Aunque aviso que cuando empieza a molar, tiene un final repentino. La franqueza emocional de la historia de Shungico Ushida impresiona. La dinámica entre los dos protagonistas está hecha de emociones simples y ásperas. La historia va muy en el sentido en el que se mueve el dibujo simple y tosco de Uchida. Un trabajo de línea «áspero» o clásico en comparación a los estándares de manga alternativos que uno suele leer actualmente. Chiyomi y Minami tienen dieciséis años. Novia y novio. Han experimentado ya incluso el sexo. Sólo que, justo antes del comienzo de la historia libro, y por razones nunca explicadas, la chica se ha reducido a unos cuatro o cinco centímetros de altura. Justo cuando empieza a sentirse mujer…, se vuelve tan pequeña e indefensa como una muñeca. Y se niega a ir al médico o a ver a algún especialista científico. Aún más, se niega a volver con sus padres (quizás un significado profundo aquí, ya que se sabe que la autora solía ser violada por su padrastro a los catorce años, con el consentimiento de su propia madre, nada menos…). Entonces, su novio Minami decide esconder a su mini-chica en su habitación y de ahora en adelante, cuidarla.

Si estamos ante un relato o cuento caprichoso, insisto en que la ejecución es bastante realista. Con secuencias de episodios cortos, Uchida explora las consecuencias de tener unos pocos centímetros de altura. En general, una vida triste y aburrida y la completa dependencia de otra persona. Obviamente, Chiyomi necesita a Minami para todo. Desde vestirse hasta bañarse, incluso necesita ayuda para beber un vaso de agua. El amor entre los dos parece sincero y ofrece momentos dulces a lo largo del volumen, sin embargo, la condición de Chiyomi claramente los afecta negativamente. Y eso que tenemos una historia abiertamente sexual, sin llegar a ser pornográfica, dos adolescentes preocupados por no poder volver a tener relaciones sexuales. Hablan de ello de una manera sorprendentemente saludable (recordemos que estamos ante un manga de los años 80). Sin embargo, se representa a los dos teniendo algún tipo de interacción erótica o intentándolo. Y como historia ochentera, está el abrupto y trágico final.

Un manga que fue serializado en Garo, la icónica revista de manga alternativa, entre 1986 y 1987. Cuando vio la luz por primera vez, se convirtió en una especie de fábula japonesa moderna, con múltiples adaptaciones televisivas de acción real. La propia Uchida se convirtió en un icono de la cultura japonesa de entonces. No sólo como dibujante que rompía tabúes, también como novelista, ensayista, guionista, actriz, cantante y bailarina. Este es su único manga traducido en occidente hasta el momento. Mis aplausos a Ponent Mon por traerlo a librerías.

Reseña: Haunted House, de Mitsukazu Mihara

Donde esté lo que aparenta ser una buena historia de Terror, allí estará el menda. Por eso cuando me fijé en Haunted House, este tomito que recién publica en nuestro país Tengu Ediciones, sabía que era raro si no me gustaba. Con ese título…, toda una declaración de intenciones. Además un volumen único, un one-shot, toda una historia en un ejemplar, algo rarísimo de ver en el mundo manga. Aunque más humor que terror, ¿eh? Ya sabéis como son los nipones, ¿no? Pero no me importa porque he disfrutado cada jodida página de este volumen. ¿Me cogió con la risa fácil? No lo sé. Y aunque siempre es una decepción para el lector que una obra con ese titulo compruebe que, en realidad, la casa no está encantada, mola ver que el autor lo lleva bien. Hablamos de una familia realmente morbosa que maltratan mediante el buen rollo inconsciente al hijo menor al que llamaron Sabbat. Un chico que busca chica y al que, obviamente, le encantaría tener una familia normal. Una que al menos no lo avergonzara ni le hiciera bromas raras. Hecho que provoca que cada chica que trae a casa salga por patas al ver lo que su familia promueve. ¿Realmente quiere una novia? Hombre, está en la edad. Las chicas pierden el interés tan pronto como conocen a sus padres y sus hermanas, y eso es prácticamente todo. Una sucesión de bromas al respecto con las que te partirás la caja. Pero no pasa nada porque al final terminan sacando lo mejor de él.

La primera vez que vi la portada pensé que iba a ser una historia aterradora y cursi parecida a la de Halloween que reseñamos por aquí ayer mismo. Pero insisto, Haunted House, de Mitsukazu Mihara, no aterra pero tampoco decepciona. Porque si alguna vez te preguntas cómo es ser un niño normal que crece en un ambiente similar al de la Familia Addams, no busques más, cien por cien viviréis lo mismo que el pobre Sabbat. Al que no solo su padre le hace bromas, sus hermanas también lo putean bastante.

El estilo artístico es único para un manga así. Muy visual-kei, como se dice por ahí. Los personajes con el estilo de ropa preponderante de los famosos góticos, y aso sumad escenarios divertidos del estilo ahora hago un ritual, un aquelarre, mato a un gato… y todo delante de gente que flipa. Un anime o un cortometraje basado en estos personajes, sería la monda.

Manga de humor con familia rara e hijo ligón que no consigue quedarse con la chica guapa por culpa de su familia. Edición española muy chula a todo color con la sobrecubierta molona que Tengu Ediciones propone. Hablamos de un manga que tiene ya sus años (1998-2002). Así que buen rescate. No es ni de cerca Junji Ito pero tampoco lo intenta. Una obra entretenida si te gusta el horror y la comedia como sándwich mixto a media mañana.

Reseña: PINO, de Takashi Murakami

Takashi Murakami ha dicho cosas como: “Queremos ver cosas nuevas. Esto se debe a que queremos ver el futuro, aunque sea momentáneamente.» Y sobre su gran obra: “Un perro que guarda las estrellas, término que describe a una persona que desea algo que está fuera de su alcance, no es otra cosa que un perro que mira las estrellas.” Takashi Murakami ya nos hizo disfrutar con el buen manga con ¡Kota ven! (https://ponentmon.es/producto/kota-ven), El pájaro azul (https://ponentmon.es/producto/el-pajaro-azul) o su eterna y maravillosa El perro enamorado de las estrellas (https://ponentmon.es/producto/el-perro-enamorado-de-las-estrellas). Todas y cada una de estas grandes obritas publicadas en nuestro país por la siempre genial Ponent Mon. Particularmente, Takashi Murakami me hizo reír con ¡Kota, ven!, El pájaro azul aún no la he leído y El perro enamorado de las estrellas es una manga que te saca una lagrimita, por no decir muchas. Ganadora de numerosos premios en Japón, una historia descorazonadora y tierna a la vez, centrada en la figura de un hombre de mediana edad abandonado por su familia y amigos que siente que su vida no ha seguido el cauce que había planeado. Fue dura para mí esa lectura.

Tenemos que tener en cuenta que el tema mascota es…, bueno, ya sabéis como es. Toca la fibra y Takashi Murakami lo sabe. Es de esos mangakas que sabe hacerte sentir una historia con estos temas. Por eso no tuve ninguna duda a la hora de querer leer PINO, la novedad que es nuestro país este manga que además es autoconclusivo, como me gustan a mí los mangas.

PINO es una historia donde se puede decir que la mascota es un robot. Es un robot humanoide equipado con la inteligencia artificial «PINO», la más avanzada del mundo, la primera en superar al ser humano y alcanzar la singularidad. O mejor dicho, la independencia así como ser capaz de razonar sobre el libre albedrío. Y un día ocurre lo inevitable. Aquello que tantas veces promovió en sus obras el gran creador de historias de Ciencia Ficción como fue Isaac Asimov. También creador de la palabra “robot”, por cierto. En PINO, un día, el robot o la inteligencia pensante, sufre un cambio y empieza a hacerse preguntas sobre su existencia, su mente, su corazón y su participación en este mundo. Y se lo hace saber a la anciana a la que cuida…

Pero no hay terror en esta historia. PINO es un relato escrito desde el amor y desde el pensamiento optimista de la vida, ese que tanto gusta al público en general. Simpática y cariñosa, la obra muestra simple y llanamente el amor y la lealtad así como el sentimiento de acompañamiento que tanto desean las personas mayores a las que ya no les queda nada en la vida más que esperar la muerte. Una lectura que empatizará con cualquier lector que se abra a lo que evoca.

Reseña: Afro Samurai, de Takashi Okazaki

Este amante de las artes marciales y todo lo relacionado que nos trajeron los años 80, no iba a dejar escapar la Edición Completa de Afro Samurai ahora que Panini Cómics la ha publicado en dicho formato. Le había echado el ojo hace tiempo y me habían hablado muy bien de ella, y desde que vi los dibujos, solo venía a mi mente el malo-malón de la peli de culto El Último Dragón (film que reivindica que el kung-fu también puede ser para chicos negros, film que salió demasiado bien). Tenemos entonces en Afro Samurai, acción llena de testosterona, una historia de venganza y hermosas ilustraciones que gritan: ¡Mira esto, fan de las patadas voladoras y los espadazos!, desde las primeras páginas. Correcto. Todo, definitivamente, muy cinematográfico, pues Afro Samurai sigue las tribulaciones de un guerrero extraordinario. Un luchador errante de raro poder, probablemente de origen africano pero apodado Afro por su cabello.

Afro es un hombre oscuro y taciturno, camina solo con un cigarro en la boca, habla poco y rebana a casi todo lo que se mueve a su alrededor matando sin piedad a sus oponentes. Afro es un alma en pena. Una sangrienta venganza le impulsa a seguir, a dar cada paso. ¿Puede ser un argumento banal? En cierto modo, lo es. Pero la forma en que se cuenta la historia engancha a querer saberlo todo-todito-todo con pelos y señales. ¿El universo primero? Un Japón feudal futurista, poblado por ronins y máquinas extrañas, objetos de varias épocas; el mangaka Takashi Okazaki utiliza esta mezcla divertida sin parecer anacrónico. Aquí un ninja prende fuego a su punta de flecha con un encendedor Zippo, allí un monje anciano usa un móvil… Es todo muy actual a la vez que arcaico. Pero esto aún ocurre a día de hoy. Tengo amigos que en sus vacaciones se han ido a recorrer sendas perdidas de China y Japón y se han topado con este tipo de contrastes.

Pero el punto más fuerte del cómic es lo que transmiten los dibujos. El dinamismo que se desprende de ellos y el uso de un único color, el rojo. Las muchas secuencias de acción parecen girar a doscientas millas por hora durante las peleas, la sangre salpica las páginas y extiende su rojo brillante en las viñetas. Solo la sangre tiene derecho al color, los demás elementos están en blanco y negro. Visualmente el espectáculo está garantizado. Los personajes, representados como formas finas y esbeltas: Afro, cabello con interminables diademas y ropa ancha, parece girar cuando pelea. ¿Historia simple y mil veces vista? Por supuesto. A estas alturas, una trama de venganza qué demonios nos va a sorprender. Pero ahí tienes el éxito de John Wick.

Desde que presenció la muerte de su padre, Afro solo vive para la venganza. Hay una recompensa por la cabeza de Afro pues está destrozando a todos los malutos en la tarea de encontrar al asesino de su padre. Como resultado, todos los asesinos del país han sido contratados y le siguen para acabar con él (¿He mencionado ya a John Wick?). Y Afro trae sangre y lágrimas doquiera que vaya. No porta valores como el bien, el mal, el honor o la moral. Tiene un propósito. También tiene sentimientos pero no duda en pisotearlos si la venganza está próxima.

Quizás el anime se pueda disfrutar más. Tenemos un cómic-manga muy norteamericano. Y no lo digo por el hecho de que el personaje principal sea negro; el dibujo, el flujo, la acción, las opciones narrativas aportan sensación de film estadounidense en lugar de oriental/japonés. Es un poco de Robert Rodriguez, un poco de Tarantino, con un enorme trasfondo del Karate a muerte en Bangkok (The Big Boss), de Lo Wei y Bruce Lee. Decía que el anime quizás se pueda disfrutar más porque la trama parece hecha para TV. Lo llamativo es que el anime se estrenó primero en USA y Canadá (se emitió a través de Spike TV en 2007) para luego emitirse en Japón. Fue una producción hecha para captar al mercado estadounidense aunque se realizó íntegramente en Japón por Gonzo, que le compró los derechos a Takashi Okazaki. Puedo decir que ante este tipo de títulos, soy presa fácil como niño de los 80s que soy. No obstante, mi consejo es, que a poco que te haya «llamado», dale un tiento. Da lo que se espera.

Reseña: Jiraishin Diablo (Integral), de Tsutomu Takahashi

Jiraishin Diablo es una trama de las que enganchan por su potente argumento. Uno puede decir, bueno, pues como casi todos los mangas, ¿no?. Correcto, este es el principal fuerte de los cómics nipones, pero la intriga ya fluye desde el primer momento que sabes sobre qué va. Y de hecho, el primer volumen de esta saga fluye tan rápidamente con tantas preguntas sin respuesta que puede abrumar: casi todos los habitantes de la pequeña isla de Amakura mueren en extrañas circunstancias, salvo tres de los isleños. El policía Taichi Kogure sospecha que el gobierno está ocultando algo y decide pedirle ayuda a Kyoya Iida, un ex-detective de Shinjuku, apodado “Diablo”, por sus métodos poco ortodoxos. Kogure intenta descubrir un caso que parece encubierto por el estado…

Tenemos intriga, terror psicológico (en cualquier momento puedes morir y no tienes idea de por qué), y un brote vírico que parece que es lo que mató a todos los residentes. Pero, ¿por qué Kogure, su cuñado y su sobrino salieron indemnes? Hasta la última de las páginas no encontraremos respuesta. Por eso lo chulo de pillarse el integral que Norma Editorial ha decidido publicar de esta obra para así poder devorarla de un tirón. Es lo que pide una trama así. Las intrigas muchas veces son malas y se enredan en el estómago. Hay que dejar claro que Kogure pierde a su hermana menor, esposa e hijo en esta supuesta peste que ha asolado a la isla. Por lo que ya tenemos a un prota desquiciado, empecinado en querer averiguar qué sucedió realmente. El mejor testigo para lo que el detective Kyoya se va a encontrar.

¿Secretos de estado? ¿Terrorismo? ¿Un terror oculto ancestral en la isla? Os dejo que os surjan las mismas dudas que tuve yo cuando asalté esta obra impulsado por la curiosidad. Aunque os adelanto que el mangaka Takahashi pareció simplificar el final de esta serie porque todo llega muy de repente al final. Un final de infarto. Y si bien se da a entender al principio que estamos ante un conflicto que podría producirse a escala internacional, lo que me llenó de expectación y me encantó, fue el pensar en las posibilidades de la historia, una trama que podría estar ocurriendo ahora mismo en cualquier isla remota del Pacífico y aún no lo sabemos.

Y un tercer volumen (incluido) que deja un final abierto que me gustó aun más por ser amante de eso mismo, los finales abiertos. Aunque soy consciente que hay bastante cantidad de gente a la que esto no le gusta. Pero una primera parte impresionante, no te la quita nadie.

La obra de arte del sensei Takahashi es bastante buena, me dijeron.

Buscaré más.

Reseña: Devorar la Tierra, de Osamu Tezuka

Devorar la Tierra no decepcionará a casi nadie que le de una oportunidad. Y, por supuesto, encantará a los amantes de Tezuka. Con el dibujo habitual del maestro, una historia con un marco diferente a lo que por entonces solía hacer. Una historia que trata sobre el poder que las mujeres pueden tener sobre los hombres… si quieren. Aunque también trata la venganza perpetrada por sus hijas de una mujer engañada por su esposo en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Planeta Cómic se encarga de que esta obraza no la pasemos por alto y la reedita en un formato genial para ser disfrutada este veranito.

Tuve el placer de leer Devorar la Tierra en dos sentadas. Manga del dios del manga, historia absorbente como pocas. Lo que más me interesó es ese tono básico que parece tan moderno cuando muestra lo honorable (o no) de una persona de 54 años. Re-situándonos, hay que decir que estamos ante un manga que se publicó por primera vez en 1968 y ya vemos que con el tema, es una historia muy adelantada a su tiempo: una mujer víctima de la sociedad de los hombres, una persona dispuesta a abolir los poderes del dinero, las leyes injustas, la moral y hacer que los hombres, sobre todo, paguen por ello. Huele a narrativa anticapitalista y feminista, ¿no? Y eso es lo que encontré en este manga. Aunque la historia parece un poco inconexa y en ocasiones, carece de vínculos directos. Mas, esta es una característica que se encuentra a menudo en Tezuka, debido en particular a los requisitos de producción. Pero a pesar de esa sensación de navegar entre diferentes episodios de series, encontré que el conjunto de la trama central se mantiene unida y termina por ser coherente. Es una proeza, frente a lo que nos detalla, pero muchas veces justa. Los episodios intercalados que simplemente presentan momentos de vacío en un mundo que cambia brutalmente, son desgarradores y perturbadores. Todavía me conmueve una de las escenas, tan hermosa como trágica, de la que obviamente no voy a spoilear nada…

A menudo soy muy positivo con los mangas de Tezuka. Me encantan. Soy uno de los que cae/cayó en sus redes fácilmente. Ya sólo un señor con un dibujo tan personal y característico para mí es muy de alabar. Pero esto no quiere decir que esté cerrado a los defectos muy reales que tiene: el dibujo puede verse infantil y casi que no cuadra mucho ver una ilustración tan jovial con una trama seria detrás. No sé si es un defecto o una particularidad pero Tezuka es el claro ejemplo de esta situación raruna que pocas veces se da. Personalmente, estoy acostumbrado y lo veo como una preocupación solo para mí a la hora de leer sus obras. Pero el tema está ahí. Fuera del perro… (porque dentro está demasiado oscuro para leer), esta historia va más allá de su simple tono y muestra una historia de venganza que os adelanto no acaba bien y es otro detalle que amo de Tezuka. Lo realista que es pese a ser o haber sido mangaka. ¿Es una denuncia del capitalismo salvaje y globalizado, de la atracción por el dinero, del racismo y del absurdo del género humano? Sí, y por tanto, una historia sobre eso tiene que acabar mal. Y punto.

La propensión humana a la delincuencia cuando desaparecen las consecuencias, hablar de racismo, como mostrar una soberbia y conmovedora historia familiar que desafía el modelo clásico; el autor muestra todo eso y más en esta maravillosa historia que es Devorar la Tierra. ¿Cómo los ideales se derrumban? Con un tremendo golpetazo físico o utilizando el soborno sobre el primer pilar. Mucha razón tenía el señor Tezuka.

Reseña: Shadow Life, de Hiromi Goto y Ann Xu

Debéis tener presente con Shadow Life que aunque la autoras viven en Canadá, son de origen japonés, y eso se nota en el dibujo y buena parte de la historia huele a cierta cultura japonesa que llamamos manga. Y así está editado en su formato original y así lo ha traído a nuestro país Nuevo Nueve Editores.

Pueden decir que el tema de Shadow Life es bastante simple, pero muchas veces en la simpleza está lo bello de una historia. Y si no que se lo pregunten a los que alaban la producción de Jiro Taniguchi. La muerte aparece a través de diversos signos, pequeños personajes, manchas en su cuerpo o en el suelo, manchas que la persiguen y de las que intenta alejarse… La trama se resume bastante bien en una máxima que aparece ya en la sinopsis:

¿Por cuánto tiempo puede una anciana esquivar al destino?

Kumiko es una señora que es “colocada” en un residencial para retiro de personas mayores. Sus hijas, sin duda, tenían buenas intenciones al elegir este lugar para ella, pero la viuda de setenta y seis años huye a los pocos días. Rebelde e independiente, se niega a que le dicten su condición o sus momentos de vida y se muda sola a un departamento, manteniéndose en secreto para todos los que la conocen. Es entonces cuando Kumiko vive, se deleita con los pequeños placeres, decora su casa a su antojo, come lo que le da la gana y va a nadar a la piscina de la comunidad. Pero algo la persigue. La muerte o la sombra de ella. ¿Y Kumiko sabe cómo detenerla? Con una aspiradora intentará capturar a ese espíritu maligno… Pero, ¿por cuánto tiempo puede una anciana esquivar al destino?

Una historia de Hiromi Goto y Ann Xu en el dibujo; conmovedora, teñida de humor y fantasía, que cuestiona la vejez, la autonomía, el amor, los arrepentimientos o la comunidad. Un dibujo que recuerda al mejor Miyazaki, sobre todo, en la apariencia de estos pequeños bichos (anunciando la muerte), y en la «dulzura» de ciertas escenas. Un ritmo lento e intrigante que curiosamente se consigue con viñetas sin texto. Sin ser trascendente, la lectura es, no obstante, amena, y puede dirigirse a un público bastante numeroso (otro punto en común con Miyazaki). Por lo que tenemos una novela gráfica teñida de realismo y fantasía, esa misma que aparecerá ante todos nosotros tarde o temprano.

Historias que no se olvidan.

Reseña: Sunny, de Taiyô Matsumoto

Un manga con el potente don que tienen ciertos mangas de enganchar, en especial, por la originalidad, o mejor dicho, por la sinceridad de las vidas que proponen. Esto es Sunny, de Taiyô Matsumoto. Y aunque parece un escenario que va a sufrir de monotonía, todo cambia a raíz de un giro que casi nadie puede esperar…

ECC Ediciones publica de forma íntegra esta obra ganadora de varios premios y nominaciones, donde Taiyô Matsumoto hace suya una trama autobiográfica en la que se cuenta como vivió en una casa de acogida durante su infancia. Una publicación de seis álbumes originales que ahora ECC trae en un solo volumen, un buen tochal, una edición solo para las mejores cómictecas. La oportunidad de leer de un tirón lo que se presenta como una historia costumbrista centrada en la orfandad pero también una obra de las que evocan esas vidas que pudieron ser y no fueron. Porque para los huérfanos del hogar Star Kids, el Sunny, es un auto averiado y un rayo de esperanza. Inseguros de si alguna vez volverán con sus familias, estos niños confían en su imaginación para que los consuele.

En Sunny, Matsumoto captura las dificultades de los niños en esas casas de acogida, cada uno con sus propias formas de hacer frente a sus vidas. Haruo, de cabello blanco, usa el Sunny para escapar a una fantasía en la que es un forajido que huye, lo que refleja su tendencia a rebelarse para hacer frente a sus sentimientos de aislamiento. Sei, el ratón de biblioteca, se imagina conduciendo el Sunny hacia su casa y encontrándose con su…

Leí un tweet donde recomendaban leer Sunny en el Día del Padre. Sí, ese día que cierta gente quiere quitar de enmedio, otra de las tonterías-tontas que uno tiene que escuchar hoy en día. Una novedad más de los que quieren hundir más el formato hombre de esta época. Recordad siempre que sin una madre no estaríamos aquí pero sin un padre tampoco. Y si alguien odia al suyo pues es su problema. Ambos dos son igual de homenajeables. Ahí lo dejo. Pero regresando…, aquel tweet decía además (lo que me interesó) que Sunny era un manga ideal para aquellos que habían sufrido de pequeños de un hogar roto. Y no puedo opinar sobre ello pero si doy gracias de no serlo. Porque este manga consuela y con ciertas escenas, te hace ver claramente lo que es. Y dependiendo de tu “implicación”, tus lágrimas pueden llegar a salir. Y a no dejar de salir durante la lectura. Aparte me hice súper fan del arte. Es realmente sorprendente cómo el mangaka puede representar tales detalles en las historias de los personajes. Normal que sea ganador de cantidad de premios.

¿Esta historia no es para todo el mundo? Diría que sí. Es más. Creo que a un alto porcentaje de todo aquel que se atreva, e independientemente de su edad, le encantará. Es esencialmente una parte de la vida, la comedia, el drama humano, y el teatro que a una parte del ser humano le ha tocado vivir. Y está bien saber que el daño siempre solo está a un paso. Y aunque uno de este tipo no lo hayamos sufrido, sí que podemos provocarlo. No hubo un personaje que no me gustara.