Reseña: La Sangre Manda, de Stephen King

El verdadero poder de los escritos del maestro Stephen King es que estos mismos sugieren que el peor Terror de todos nace o se hace en lugares. Y a ser posible, dentro de la amabilidad, la satisfacción de alguien, si hablamos de sus historias más oscuras como El Resplandor o Cementerio de Animales. No ofrecen ninguna esperanza. Pero la mayoría de las veces, el interés del Tito está en el “buen corazón” y la compasión que desafía a la oscuridad a las afueras de una comunidad. Debe llevar algo en su interior que le incita a dar información (con novelas constantes para lectores constantes) sobre el horror interno. Y en esa parte de esos mundos malévolos navega La Sangre Manda, la reciente novedad de aparición en Plaza & Janés, una colección de cuatro novelas cortas.

La Sangre Manda es un regreso a casa, tanto para King como para el lector. Cada uno de los cuentos es un regreso a un terreno pisoteado ya por el maestro de Maine. Pero en su mayor parte, están escritos con tal encanto y lo pasamos tan bien aquella vez, que uno siempre quiere más. De hecho, la sinceridad es una característica clave en estos relatos largos. Y King lo demuestra recurriendo a personajes de los que seguramente se ha enamorado en escritos anteriores. Un ejemplo es, que en la historia que da nombre al libro volvemos a toparnos con Holly Gibney, la detective que evolucionó como heroína en la trilogía de Bill Hodges y más recientemente en El Visitante. Sin embargo, La Sangre Manda es la historia más larga y menos efectiva de la colección para mí gusto. Por un lado, hace eco a modo de distracción de las escapadas anteriores de Holly, uniendo la criminalidad barroca de Mr. Mercedes con el pulposo horror que se nos presenta en El Visitante. Nada más original. Aunque el monstruo en sí está muy bien dibujado, y hay un capítulo dedicado por completo a rastrear sus apariciones que recuerda mucho a la gloriosa leyenda que encontramos en It.

El Teléfono del Señor Harrigan es de esas historias molonas que podría sacarse perfectamente de una de las primeras antologías de King. Esa eterna deuda que el maestro parece tener con el terror que fluctuaba en EC Comics y/o las alucinantes historias de la famosa serie Twilight Zone; fuente de inspiración para muchos incluso hoy en día. La trama habla de la amistad de Craig, un niño de doce años, con su vecino del mismo nombre y el regalo de un iPhone antiguo que de pronto interrumpe sus vidas. Una historia con voz tan atemporal, que el teléfono ya parece un objeto anacrónico y extraño, incluso antes de que el tema sobrenatural entre en acción. King siempre ha sido un crítico declarado de la ubicuidad del teléfono móvil en nuestras vidas (se puede ver en Cell), a cada momento nos recuerda que es un instrumento de influencia dañina para el ser humano. Pero hay un capricho en El Teléfono del Señor Harrigan que lo elevará todo al infinito… Y más allá. Maravillosa trama, como las de antes, con sus bailes escolares, matones, dólares en deuda y un niño feliz de pasar la tarde leyendo con un anciano.

La vida de Chuck es una representación justa de sus experimentos posteriores con la ficción literaria. La historia tiene tres partes distintas, cada una trabajando desde dentro un género diferente mientras King lleva al lector en un recorrido inverso por momentos de la vida de Chuck desde la cúspide de la mortalidad hasta su infancia. La primera parte es una pesadilla apocalíptica vinculada a la muerte inminente de Chuck a través de un ingenioso truco metafísico, mientras que la última analiza su infancia en una casa encantada. Otra genial historia.

Tras ella iría La Sangre Manda, que ya comenté antes. Finaliza el libro La Rata. Donde se explora la parte oscura de los encantamientos y la siempre extraña alquimia. Y aunque se recurre a ese momento incondicional de autor, escritor-protagonista, secuestrado en una cabaña en el bosque; algo cambia. Drew está allí para escribir una novela, algo que conlleva un riesgo significativo, ya que los intentos anteriores lo han llevado a la locura. Si bien todo va bien al principio, pronto las nubes de tormenta (tanto literales como figurativas) comienzan a acumularse…

Como habréis notado he ido toda la reseña intentando evitar todos los spoilers posibles. Ha sido una ardua tarea. Pues si de algo goza el poder del Tito King es que con cualquier comentario sobre sus argumentos, ya puedes enganchar a alguien y quizás desvelar demasiado. La Rata es para mí el mejor intento de King para transmitir la presión y la claustrofobia del proceso de escritura desde su joya llamada Misery. Si La Rata tiene un final feliz o no está abierto a debate, pero como conclusión La Sangre Manda es, sin duda, uno de los mejores libros que vais a encontrar en librerías este sofocante verano.