Reseña: Cartas sobre Demonología y Brujería, de Walter Scott
Me gusta echar un vistazo cada poco a Alba Editorial porque tiene entre catálogo y novedades obras muy interesantes para todo aquel amante de lo sobrenatural, leyendas o, en definitiva, lo oculto. Todo aquello raruno que este mundo ha propuesto a lo largo de su historia. Títulos tan atrayentes como este Cartas sobre demonología y brujería, del gran sir Walter Scott, un libro que deseaba leer hace tiempo y solo estaba esperando el momento adecuado.
Información, porque la información es poder. Cartas sobre demonología y brujería fue un estudio sobre la brujería y lo sobrenatural que realizó este señor que fue un estudioso del folclore durante toda su vida, el cual pudo y tuvo acceso a una amplia colección de fuentes primarias y secundarias ya desde muy pequeño. Y además tuvo suerte porque a lo largo de los años este libro encontró muchos lectores, sobre todo, a lo largo del siglo XIX cuando ejerció una influencia significativa en la promoción de la moda victoriana y la literatura que se puso de moda, la denominada gótica y de cuentos de fantasmas. Y aunque en su primera publicación recibió críticas mixtas, ahora se lo reconoce como una obra pionera de antropología científica, que trata estos temas de una manera aguda y analítica y presenta una colección de anécdotas sobrenaturales muy legible para los tiempos actuales en los que nos movemos. Ha envejecido terriblemente bien como una bruja bajo ungüento sempiterno. Porque este genial volumen ahora en tapa dura está lleno de relatos y casos, algunos realmente divertidos, como los fantasmas que fueron legalmente desahuciados de una casa islandesa o el joven de Surrey que vendió su alma al diablo para «convertirse en el mejor bailarín de Lancashire». Pero también otros espeluznantes, como el linchador de brujas que pedía dinero a los espectadores «por el espectáculo que les había ofrecido» o como la particular inquina del rey Jacobo I de Inglaterra, que, además de escribir un tratado de demonología y promulgar las leyes más severas contra la brujería, asistía personalmente a los interrogatorios y torturas de las acusadas.
Un libro dividido en diez partes y que cada una de ellas toma la forma de una carta del autor a su yerno, J. G. Lockhart al que parece estar instruyendo o contando todo lo que ha conseguido “absorber” como estudioso de una obra que muy pocos sabían que prevalecería con los años. Un formato que le permitió a Scott escribir de manera informal y discursiva, lo que mejora la legibilidad del libro. Y ahí está para mí la clave para que este siga siendo a día de hoy un libro tan recomendable de leer. Presenta un amplio estudio de las actitudes hacia la demonología y la brujería desde los tiempos bíblicos hasta el siglo XIX, ilustrándolo todo con una gran cantidad de anécdotas de casos individuales. Y también considera los temas de los fantasmas, las hadas, los duendes, los elfos, la clarividencia y las mitologías de los diversos pueblos germánicos. Lo que me pareció súper atractivo, a mí que tanto me atrae el tema gótico romántico alemán.
Los procesos por brujería, señala el autor en el libro, a menudo se dirigían contra herejes y políticos indeseables. Era una forma de quitarse de enmedio a la oposición. ¿Os suena? Un libro que no es otra cosa que una manera analítica y racionalista de estos temas creado por un heredero muy potente de la Ilustración escocesa. Un estudio minucioso que ahonda en las motivaciones políticas, religiosas y psicológicas de la persecución judicial, que, cuanto más obsesiva era, más fomentaba y expandía la superstición.
Altamente degustable.