Reseña: Marvels. El Ojo de la Cámara, de Busiek, Stern y Anacleto
¿Hay algo más que se pueda decir sobre Marvels, la miniserie de mediados de los 90 escrita por Kurt Busiek y dibujada por Alex Ross que realmente mostró cómo sería vivir en un universo de cómics, con detalles impactantes y maravillosos? Pues, por lo visto, hay algo más y yo no lo sabía. Y cuando me enteré, no tardé mucho en ponerme con este El Ojo de la Cámara, seis numeritos recogidos en un solo tomo por Panini Cómics, seis números más, hechos para explicar el tema.
Eye of the Camera dicen que fue imaginado como una continuación para capitalizar el décimo aniversario de la obra tan revolucionaria de Busiek y Ross. Cuentan que Busiek había sentido durante mucho tiempo que podría haber una historia más que valiera la pena contar sobre Phil Sheldon como prota, el fotógrafo intrépido que capturó cómo cambió el mundo con la llegada de los superhéroes a la realidad. El caso es que Busiek se sentía sepultado de ideas por la continuidad de un cómic en la Edad de Plata, por lo que Roger Stern fue contratado para ayudar ya que escribió muchos de los eventos a los que se haría referencia. Y entre todo eso pasaron ocho años hasta que por fin vio la luz esta miniserie. Pero lo que estáis pensando es: ¿Está a la altura del original? En dibujos ya os adelanto que sí. Aunque Stern dice que el arte tuvo mucho que ver con eso, al tiempo que elogia los lápices «meticulosos» de Jay Anacleto y los colores de Brian Haberlin.
Está claro que el maestro Ross no está aquí y… ¿se le echa de menos? Pues no mucho (aunque me duela), la verdad.
En El Ojo de la Cámara vemos la primera aparición de Los 4 Fantásticos, aunque lucharon contra Galactus en los Marvels originales. La gente de a pie empieza a ser consciente de los X-Men, aunque la histeria mutante ya está desatada de antes. Es posible que ni siquiera estés lo suficientemente familiarizado con parte de la continuidad como para cuestionarla, ya que avanzar hacia la publicación de los años 70 y 80 signifique necesariamente perder los puntos de referencia más familiares de la historia de Marvel, ya que los fans y los intereses cambian. Admito que no entiendo muy bien porqué Sheldon está tan molesto con los «X-Terminators».
También tenemos una metanarrativa definida que recorre la historia, ya que Sheldon emite un juicio mordaz sobre los desarrollos más sombríos de Marvel, como la enfermedad mental de Hank Pym y Spiderman trabajando con «ese asesino», Y Punisher en su línea… Pero entonces, Sheldon empieza a tener las mismas emociones encontradas con los primeros Marvels, por lo que gran parte de la pregunta empieza a ser: ¿Qué tan buenas son estas personas? Y, ¿son personas? Es un mundo más aterrador en otros sentidos, y no creo que esté revelando demasiado al decir que Phil Sheldon desarrolla un cáncer terminal en esta trama. Un giro interesante en la historia pero (y sí, esto va a sonar extraño) se pone demasiado el foco en el propio protagonista. En el Marvels original, Sheldon era nuestros propios ojos en este mundo mágico y aterrador; en esta miniserie es difícil no priorizar su bienestar por todo lo demás que sucede a su alrededor. No sé yo…
Os voy a decir lo que es para mí lo bueno y lo malo de esta miniserie:
Aporta más información sobre los acontecimientos posteriores del Universo Marvel.
Tiene una escena conmovedora y sorprendente para los fans del original.
El arte es muy bueno, pero nadie reemplazará nunca a Alex Ross.
Por otro lado, demasiado énfasis en el personaje principal desde mi punto de vista. Y no tiene el mismo impacto universal que cuando se relatan las primeras historias de Marvel.
A pesar de todo, leerlo y degustarlo es una buena opción.