Reseña: Los Señores de los Dragones
La historia mola pero el verdadero punto fuerte de esta saga es el magnífico arte de Giorgio Cavazzano. En Los señores de los dragones tenemos otra cautivadora fantasía de Disney publicado en un genial tomito por Panini Cómics en nuestro país, donde nuestros queridos y famosos patos son catapultados a una dimensión alternativa, donde se ven envueltos en una guerra sin cuartel entre humanos y morgs (una especie, ¿o comunidad?), que ha subyugado a los pacíficos dragones de este mundo y los ha transformado en feroces caballos de batalla.
La acción del cómic se desarrolla según los estándares de Disney: en particular, los interludios cómicos sirven como interludios entre las secuencias más dramáticas, y no se representan eventos trágicos, por lo que es un cómic que se puede disfrutar a cualquier edad. Y eso que sí que hay alusiones a la muerte, como cuando el joven héroe de la resistencia, Jute, es presentado como huérfano «después de que los morgs arrasen su aldea, o en la batalla final, donde vemos a los morgs caer bajo dragones voladores. Pero aun así, insisto, es un cómic muy bien llevado en ese sentido y muy disfrutable por quien se disponga a leerlo.
Hace un tiempo, llegué a leer que el propio Cavazzano, entrevistado por Luca Boschi en su día, dijo que el tono de la historia y el desarrollo de cada episodio de esta trama fueron objeto de negociación entre él y Erickson, como parte de una intensa colaboración. Su mutua influencia dio frutos considerables, pero también aumentó el tiempo de producción de la saga a aproximadamente tres años.
Ahora tenemos un genial volumen que recoge los trece episodios de esta saga denominada originalmente Dragon Lords, aparecida por primera vez en el país de la bota en las páginas de la revista mensual Zio Paperone en 2003.
Una historia puramente de fantasía heroica donde hay escenas geniales como las escenas de Duckburg intercaladas a lo largo de la saga, que nos llevan a un desenlace inolvidable.
Muy disfrutable.