Reseña: Los Vengadores. Trampa Mortal – La Bóveda

Este nuevo Marvel Graphic Novels que ha publicado Panini Cómics me devolvió por una sentada a mi juventud de los 90 cuando podía coger un libro o un cómic y tirarme en el sofá entre calores para leer una buena historieta. Y nada más importaba. Solo faltaba mi madre saliendo de la cocina con un buen bocata y un zumo para que merendara porque su hijo “jamás debía pasar hambre”. Frase famosa de su peli favorita.

Para quien no lo sepa, La Bóveda es la prisión subterránea de súper-seguridad para villanos en la Nueva York de Marvel, atendida en todo momento por guardias blindados y supervisada por Truman Marsh, un hombre con un interés personal en asegurar que los encarcelados permanezcan allí (sus padres fueron víctimas de una batalla entre dos grandes súper-equipos). Y alguien dijo una vez que no tiene mucho sentido ambientar una historia en una prisión si no va a haber una fuga, así que, a priori, en este tomito lo que tenemos es un glorioso enfrentamiento de Los Vengadores y la Freedom Force (Fuerza de la Libertad) contra decenas de fugitivos a kilómetros de profundidad. ¿El error? El mecanismo de seguridad del alcaide, que no es seguro y falla. Y ahora los prisioneros han tomado el control de La Bóveda, la prisión de máxima seguridad para villanos, que ha sufrido una revuelta liderada por Veneno. No es la primera vez que ocurre, pero el alcaide jura que será la última. Antes de que ningún preso escape, hará volar el lugar por los aires. Tiene los medios y la voluntad para hacerlo. Así que Los Vengadores entran en acción antes de que todo se vaya a la m…

Un cómic de temática e ideas ochenteras pero que se publicó a principios de los 90. Tenemos a Danny Fingeroth al guion que nos pone a Venom trabajando en el periódico de la prisión… jajaj Con trama de peli de Stallone y y diálogos molones de la época. En cuanto al dibujo, tampoco es lo mejor. Aunque Ron Lim es uno de los grandes ilustradores que Marvel tuvo en cartera en los 90, hablamos de una época en la que se dio un desfase sin reglas en cuanto al dibujo de ciertos ilustradores. He visto villanos con más músculos que ropa y arañas gigantes con más ojos que patas. Se brindó por el musculo, recalco. Por encima de todo. Aunque si somos legales, y si nos ponemos técnicos o gafapastas con este cómic en concreto, no se puede culpar a Fingeroth ni a Lim por su falta de competencia cuando Corvese y Mackie estaban al mando para garantizar los estándares y le dieron luz verde.

Aun así, tenemos una aventura para lo que es, echar un rato de piscineo o playa con un cómic de superhéroes entretenido entre manos; te ríes, disfrutas con alguna que otra patada voladora y tras ponerte cremita para el dolor de piel quemada una vez en casa, mirar a la estantería para ver cual es el siguiente título a leer.

J. J. Castillo nació una fría mañana de invierno en la que el murmullo del viento hizo temer al más valeroso. Enamorado de esa sensación, dedica su tiempo a escribir y leer historias que increpen el alma. En el ámbito de las letras ha ganado premios y ha colaborado con cantidad de editoriales especializadas en los tres grandes géneros.