Reseña: Dolores, de Bruno Loth

Es entonces cuando encuentras un cómic como me gusta, que combina hábilmente una historia bastante personal e Historia. Sí, con H mayúscula. Un excelente álbum que recién edita Ponent Mon, de esas curiosas tramas que se te quedan en la cabeza durante un tiempo.

Vengo siguiendo a Bruno Loth desde que un amigo profesor de Ética me aconsejara leer en su día Los Fantasmas de Ermo; una colección de tres álbumes que nos trasladaban a la Barcelona de 1936, donde Ermo era un joven huérfano que llegaba desde el sur de España con una compañía circense llamada Bakunin en pleno estallido de la Guerra Civil. Una maravilla. Por eso, cuando me enteré de la publicación de Dolores como novedad fui corriendo a saber más.

El diseño de Bruno Loth es bonito y detallado y rápidamente encuentras en él cierta manía con esta historia: la extraña elección de usar solo marrón/beige para los colores de la trama. Cuanto menos curioso pues no encontré ninguna lógica visual/mental en ello. Pero, sin duda, la habrá, como dice la cancion. Mi torpedad viene con los años y… A lo que iba. En Dolores, Bruno Loth realiza un rico trabajo sobre la memoria y el olvido (¡anda, lo que comentaba!), a través del prisma de la inmigración y la historia de una mujer que ha enterrado por completo su pasado y se viene abajo por la trágica experiencia de sus hijos. Ahora, preocupados por ella y sus problemas de salud, el personal de enfermería que la atiende empujará a una de sus hijas a cuestionarse el pasado de su madre porque, inquietantemente, ha comenzado a hablar en español, descubriendo así, que su nombre real es Dolores. A partir de aquí, su hija irá desenmarañando poco a poco el pasado de su madre. Descubrirá sus orígenes españoles y como tuvo que huir de su país en plena Guerra Civil.

Una historia muy contemplativa que se disfruta, y sinceramente, es fácilmente adaptable a la gran pantalla. Muchos la debieran leer, pues tenemos aquí un buen álbum, inmersivo, de ese eterno tema al que muchos escritores patrios recurren pero del que pocos vemos contado por autores de fuera. Bruno Loth nos ofrece una historia que resulta bien construida mezclando con lo justo y necesario ficción e historia. La aventura de Nathalie comienza cuando su madre, en una casa de retiro y sufriendo depresiones, de repente comienza a hablar en español. Tiene misteriosas pesadillas donde habla de la playa y del abandono. Pronto, Nathalie llega a comprender que su madre, en su infancia, huyó de las fuerzas de Franco en el 39. Una experiencia postraumática a la que de algún modo ha regresado y que la retrotrae al horrible momento de decenas de miles de republicanos rodeados en las playas de Alicante.

Dicen que el éxito de Bruno Loth para sus cómics se debe a su implicación personal. Por lo visto, pasó varios meses en nuestro país para documentarse e incluir testimonios certeros de personas que vivieron el desastroso momento. No obstante, el autor se ha documentado sí, pero parece más una cuestión de aprendizaje pues no sobrecarga demasiado la historia en Dolores, ni abruma al lector en ningún momento, como hacen otras historias con tanto dato. Realmente es el camino de la investigadora lo que nos lleva a diferentes lugares y la que pone ese “suspense” que nos incita a seguir leyendo…

Una lectura instructiva a la vez que bella.