Reseña: El Sepulturero y el Crimen de la Cripta, de Oliver Pötzsch

La primera historia policíaca de Pötzsch (https://www.planetadelibros.com/libro-el-libro-del-sepulturero/356180) se publicó en 2021. Para entonces, el natural del Munich ya se había hecho famoso con sus novelas históricas mucho más allá de las fronteras de Alemania. Su serie La hija del verdugo se convirtió en un éxito de ventas internacional. Y ahora Editorial Planeta nos publica el tercer volumen de la serie sobre el joven inspector Leopold von Herzfeldt, la fotógrafa policial Julia Wolf y el peculiar sepulturero Augustin Rothmayer, que para el que no lo sepa, también está muy familiarizado con la medicina forense y la patología. Mientras que El libro del sepulturero fue una autentica maravilla que trataba sobre vampiros y muertos vivientes; el segundo (El sepulturero y la tierra negra) sobre momias y maldiciones; éste que hoy os reseño se centra en fantasmas y sesiones espiritistas. Es decir, Pötzsch escribe sobre todos los temas molones que me gustan. Y una vez más, Oliver Pötzsch impresiona con un tema contemporáneo y bien documentado, una narración maravillosamente ligera y divertida y otra historia apasionante.

La serie Gravedigger, como se le llama originalmente, destaca gratamente sobre la monotonía de numerosas novelas policiales históricas. El autor es sencillamente un narrador fantástico. Sabe crear todo un mundo ante los ojos del lector con pocas palabras. Desde la primera página, el autor cautiva a sus lectores y los lleva a un viaje por la Viena de siglos pasados, lleno de interesantes notas al margen, muchos personajes extraños y una historia apasionante y llena de giros.

Los antecedentes de los libros están excelentemente documentados y garantizan que la Viena de finales del siglo XIX resucite. Y Pötzsch ofrece personajes maravillosos. Viena, 1895: cuando el sacristán Josef Waldleitner guía a un grupo de visitantes a través de la cripta bajo la catedral de San Esteban en una calurosa tarde de agosto, hacen un descubrimiento espantoso. Entre los numerosos huesos y cráneos yace muerto Theodor Lichtenstein, un respetado médico y psicólogo en el campo del crimen. Su rostro, distorsionado por el horror, a primera vista parece ileso pero… ¿el hombre murió de terror? ¿Qué le causó tanto pánico? ¿Y qué hacía en aquella tumba? El jefe de policía Josef Stukart pide al joven inspector Leopold von Herzfeldt y a su novia, la fotógrafa policial Julia Wolf, que investiguen el caso, porque Lichtenstein no sólo era un amigo íntimo suyo, sino que también expuso las sesiones de espiritismo que actualmente se estaban poniendo de moda en la metrópoli del Danubio, como charlatanería barata. Y terminaron por encubrir el tema. Cosa que dio lugar a numerosos estafadores.

Mientras Leo y Julia siguen una primera pista después de examinar el cadáver en el instituto de medicina forense, el sepulturero Augustin Rothmayer se entera de algo gracias a su hija adoptiva Anna: los niños siguen desapareciendo en el orfanato de la ciudad. Entonces, ¿alguien está atacando a los indefensos o realmente hay un fantasma deambulando por la metrópolis del Danubio?

Si queréis disfrutar más de estas novelas, buscad información sobre los personajes individuales de la novela y os sorprenderá ver cuánta evidencia histórica incorpora el autor a la trama. En cada página se puede sentir el amor del autor por sus personajes.

Una lectura muy especial.

Reseña: La Isla Maldita, de Adrian McKinty

La isla maldita es de esas novelas elaboradas para enganchar, trama para que la devores, título que viene genial leerlo en época veraniega, cuya lectura puede llegar a poner nervioso (por la tensión) en muchos casos. Lo compararon una vez, como si La jungla de cristal tuviera lugar en una isla y en lugar de John McClane, el héroe fuera una mujer, una joven masajista que sabe cómo sobrevivir en la naturaleza… Os adelanto que entre cómic y cómic que estoy devorando este verano, La isla maldita es un thriller asombroso, lleno de acción, ultra emocionante que da perfectamente para película chula siempre que guionista y director fueran gente de calidad (aunque no estoy seguro al cien por cien de que la adaptación pudiera salir perfecta).

La isla maldita (The island) comienza presentando a una familia de cuatro personas que vuela al interior de Australia. Tom Baxter, que recientemente perdió a su esposa y la reemplazó por la joven masajista Heather, planea asistir a las conferencias relacionadas con el trabajo. Sus hijos Olivia y Owen de catorce y quince años se unen al viaje, enfurruñados y miran muchas veces con desdén a su madrastra. Ambos tienen jet-lag, están exhaustos y sudan. Heather intenta entretenerlos pero estos no paran de quejarse de todo y… ¿Quién podría imaginar que la insistencia de dos adolescentes en ver koalas cambiaría la vida de toda la familia?

Conocen a dos extraños que mencionan una isla especial y reservada donde pueden ver koalas y otras criaturas salvajes. Tener una verdadera experiencia en el interior de Australia. Los niños insisten en ir. Los extraños les cobran demasiado pero les permiten visitar el lugar junto con una pareja holandesa: Hans y Petra. El lugar normalmente está fuera del alcance de los forasteros, pero pagando, se puede estar cuarenta y cinco minutos haciendo fotografías, hacer un recorrido corto por el lugar y regresar al ferry rápidamente como si nunca hubieran estado allí. Tan pronto como la familia Baxter llega a la isla, se pierden y de repente una mujer vestida de azul que va en bicicleta sale de un lateral, Tom toca la bocina y frena, pero ¡Pum! Algo terrible sucede que cambiar la vida de la familia para siempre…

Y ya no cuento más. Porque después de este incidente impactante, las cosas se intensifican y Baxter y su familia comienzan a vivir una pesadilla. Solo diré que poca gente como los isleños para castigar a los que arruinan su pacífica vida. Sin revelar mucho más, puedo decir que Heather puede ser una de las heroínas más magnificas que he encontrado en mucho tiempo en un libro (me recordó mucho a la madre del niño en Cujo, de Stephen King). Un verdadera Final Girl. Tenemos entonces una novela llena de giros y emociones, llena de adrenalina, un viaje salvaje y oscuro que nos podría pasar a cualquiera de los que viajamos con la familia, cada vez, a sitios más insospechados en busca de emoción. Solo si estás en este punto pasarás puro terror con La isla maldita.

Muy agradecido a Planeta por este ejemplar de prensa. Joyita inesperada. No me extraña que haya sido nombrado Mejor Thriller del Año por The New York Times. Loco ando por leer La cadena, la obra más famosa de este autor.

Reseña: El Maestro de la Fuga, de Jonathan Freedland

En lo diferente, en lo original, en lo que no sabías y es sorprendente, ahí están las buenas historias. Y tras algo más de cien páginas de brutalidad, Walter Rosenberg, de dieciséis años (que se convertirá en Rudolf Vrba, el primer judío que se sabe que escapó de Auschwitz) es testigo de una anomalía dentro del mundo infierno nazi: existe una Familienlager, una sección del campo donde las familias judías se mantienen unidas, alimentadas y esencialmente se les permite tener una vida normal, dentro de lo posible en un campo de concentración. Viven al otro lado de una cerca de alambre, de esas que le separan de los cadavéricos esclavos judíos, ninguno de los cuales puede entender lo que está pasando. Las SS trata a estas personas con cortesía, juegan con los niños pequeños (que no existen en el resto del campamento porque son asesinados de inmediato); aseguran constantemente a las familias su preocupación y, sin embargo, debido a su trabajo en el campamento, Walter sabe que estas miles de personas están programadas para ser asesinadas en exactamente seis meses. Walter ha encontrado un objetivo en su vida: memorizar datos, cantidad de personas que llegan, cantidad de personas que mueren todos los días, etc. Él cree que si puede enviar tantos datos, tanta verdad como su cerebro contenga, y escapar, si le dice a todo el mundo (literalmente) lo que realmente está pasando, las personas que han sido convencidas por las SS de que todo esto es una reubicación benigna, se levantarán y harán algo. Pero esta creencia se tambalea cuando ve que los Familienlager se acaban de enterar de la orden de matarlos. Y, sin embargo, no se levantan…

A poco que nos interesamos por la Segunda Guerra Mundial, vemos una peli, leemos un libro o nos documentamos para algo; una de las primeras cosas que aprendemos sobre Auschwitz, y una de las más difíciles de olvidar, es que los nazis engañaban a sus víctimas antes de gasearlas. Cuando llegaban los transportes judíos para el exterminio (alrededor de 1 millón de personas entre 1942 y 1944), las SS tranquilizaban a sus víctimas con promesas de comida y una ducha caliente mientras las conducían a las cámaras de gas. El perverso teatro de la muerte incluía una camioneta militar marcada con una cruz roja, en la que un «médico» de las SS transportaba botes de Zyklon B… Obviamente, lo nazis no estaban bromeando, y a veces, ni siquiera se molestaban en tapar posibles pruebas. Pero trataban con gente inocente, en general, no mal pensadas o en su mayoría de un nivel intelectual terriblemente bajo. Y había una lógica detrás de cada uno de estos programas de engaño.

Sujetos como Walter Rosenberg, un judío eslovaco menor de edad, alistado en el comando encargado de descargar los trenes, empezó a descubrir el plan macabro. La obediencia de los prisioneros hizo que la maquinaria de la muerte funcionara sin problemas, lo que querían las SS, porque los transportes llegaban en tan rápida sucesión que apenas daba tiempo a pensar o ponerse nervioso. “Si los judíos supieran lo que se avecinaba…”, escribe Jonathan Freedland en El Maestro de la Fuga, el lector probablemente responderá: “Otro gallo hubiera cantado”. Este libro no es otra cosa que una fascinante crónica de la fuga de Rosenberg de Auschwitz y el subsiguiente esfuerzo por llevar al mundo a la acción. Incluso una pequeña cantidad de resistencia podría ser suficiente, alega constantemente. Era una idea. Pero una potente la que Rosenberg (más tarde conocido como Rudolf Vrba, la identidad falsa que asumió después de su fuga) estaba dispuesto a alcanzar.

Y en un golpe de suerte, Rosenberg fue reclutado para «Canadá», el vasto almacén de posesiones saqueadas de los transportes. Su trabajo consistía en sacar maletas de una pila gigantesca y clasificar los artículos en su interior, en busca de objetos de valor. El trabajo aquí era menos peligroso y los prisioneros estaban mejor alimentados: podían robar comida mientras los guardias estaban ocupados golpeando a otros. Y lo que estaban presenciando, llegó a comprender Rosenberg, era información privilegiada sobre el funcionamiento del campamento.

El Maestro de la Fuga es la historia de un hombre que merece ocupar su lugar en la historia junto a Ana Frank, Oskar Schindler y Primo Levi, protagonistas todos ellos de capítulos oscuros de nuestro pasado reciente.