Reseña: El Accidente en la A35, de Graeme Macrae Burnet

Graeme Macrae Burnet es un maestro del documento falso. Me explico. De las historias falsas, o mejor dicho, de las historias auténticas que te crees pero a las que un autor tiene el don de darles la vuelta para dejarte con el culo torcido; a eso me refiero con este autor. Mola que Impedimenta haya puesto sus ojitos en él porque es un autor que merece mucho la pena leer. El accidente en la A35 es su cuarta novela. La primera fue La desaparición de Adèle Bedeau (https://impedimenta.es/producto/la-desaparicion-de-adele-bedeau), que sirvió para presentar a los lectores al flemático inspector Georges Gorski, personaje que retomaría para el título que os reseño hoy. Pero Macrae Burnet parece escribir misterio, solo para rendir homenaje a Sartre y Georges Simenon pues nos pone una trama de estilo claramente francés, ambientada principalmente en la pequeña ciudad anodina e insípida de Saint-Louis, donde un autor se suicida, allanando el camino para la publicación de una novela considerada autobiográfica, aunque está en debate hasta qué punto es verdad o mentira lo que se cuenta.

Aunque parece MUY REAL.

Por otro lado, George Gorski, jefe de policía de la ciudad, es, según su propia estimación, un trabajador provinciano, separado de su esposa, Celine, y que extraña a su hija. Deambula por los bares, cafeterías y restaurantes de la ciudad, bebiendo e intentando pasar desapercibido como bebedor. Sin embargo, un fatal accidente automovilístico en la A35 mata al respetable abogado Bernard Barthelme, un hombre no muy llorado por sus allegados o quienes lo conocieron pero Lucette, la viuda, le pide a Gorski que investigue la muerte porque su marido, por supuesto, no debería haber tomado ese camino…

Sintiéndose atraído por Lucette y sin nada mejor que hacer, Gorski comienza a investigar el misterio. Y no veáis lo divertida que es esta novela, de las que hacía bastante tiempo que no disfrutaba tanto. Puro thriller, pura novela detectivesca, puro misterio que cautiva; ésta es una historia basada en personajes de construcción lenta, una historia de crimen basada en una trama con tensión y suspenso y eso me enganchó de todas-todas. Macrae pinta un cuadro magistral de la vida en una pequeña ciudad, las decepciones, las peleas de bar, la angustia, las humillaciones, las incursiones sexuales de los adolescentes, la clase social, los matrimonios en desintegración, los secretos y los comportamientos mezquinos que tipifican la vida cotidiana en Saint-Louis para los personajes principales. Esta novela es para aquellos que disfrutan de los estudios psicológicos basados en personajes y están interesados en la sociedad francesa, o de cualquier país europeo. El comportamiento de un pequeño pueblo del primer mundo y su funcionamiento.

El misterio central del porqué Bernard Barthelme estaba de viaje… tiene su propia fuerza, pero no es el foco central de la historia.

Un libro que disfruté leyendo y por tanto recomiendo con ganas.

Rara vez falla uno eligiendo un título de misterio o suspense con Impedimenta Editorial.

Reseña: La Gota de Sangre, de Emilia Pardo Bazán

Ediciones Siruela, la mejor editorial ahora mismo en nuestro país en la que buscar una buena novela detectivesca o de género negro clásico, vuelve a poner en el candelero una nueva edición de La gota de sangre de nuestra querida escritora y maestra Emilia Pardo Bazán. La considerada primera novela de detectives española, una novelette o cuento largo más bien ya que no llega a las cien páginas, con un antihéroe curioso que le propone a un juez resolver un crimen que podría achacársele a él.

Me gusta mucho de este relato que la investigación se desarrolla muy diferente a las grandes deducciones de Poirot o Holmes, y es en parte porque a la autora no le hacía gracia los métodos extra-experimentales de los famosos detectives ingleses y recurre, en cambio, a acertadas intuiciones para detectar las pistas. Más realista, si cabe, porque la mayoría de las cosas en las investigaciones llegan por el azar. De buena mano lo sé. Y debo decir que La gota de sangre encaja bastante bien con lo que uno podría esperar cómo primera historia policíaca publicada en nuestro país, aunque solo sea por tener un detective aficionado que intenta limpiar su nombre tras un crimen pendiente de resolver, aunque sin mucha investigación que digamos. Una historia que me descubre de nuevo a Doña Emilia, con un lenguaje fino, matizado por los personajes, y que me hacen recordar a esa mujer culta que descubrí en Los pazos de Ulloa.

Ha sido una delicia y un placer leerla de nuevo ahora en esta faceta a lo Ágatha Christie, que me mantuvo a la expectativa de si cierto personaje era el asesino o no. Eso sí que se consigue. Aunque lejos de ser una historia redonda, tiene su mérito como la escribió y, sobre todo, cuando lo hizo. Aunque todo se resuelva demasiado rápido, eso no quita que sea historia que todo aficionado al género debiera disfrutar, al menos, una vez en la vida. Pues insisto, aunque todo ocurre demasiado rápido, se disfruta cada línea.

Un cuento negro con detalles muy buenos. Bien por Doña Emilia. El personaje de Julia Fernandina alias «la chulita” es divino: una mujer de alcurnia dedicada al oficio más viejo y que la Bazán satiriza de lo lindo.

Prueben.

Reseña: Blanco y Negro, de Tanizaki Junichiro

Satori Ediciones ha tenido la genial idea de traernos un clasicazo mundial para los que son entendidos en novela detectivesca. Una joyita nunca antes publicada en nuestro país como es Blanco y negro, de Tanizaki Junichiro, un título con el que se puede alucinar bastante con su trama, sobre todo, por como está llevada. Una trama detectivesca, ¡japonesa! Una obra tramada de forma muy inteligente que inspira con cada página y que, obviamente, se devora en nada. Y es que Tanizaki plantea importantes cuestiones estéticas sobre lo que hacen los escritores de ficción y porqué.

Tanizaki Junichiro (1886-1965) es más conocido por su obra maestra Las hermanas Makioka (publicada en serial entre los años 1943 y 1948), y por sus novelas cortas Naomi, Quicksand y The Key. Hablamos de un señor nacido de una familia de comerciantes de Tokio con fortunas en declive, que decidió estudiar literatura en la Universidad Imperial de Tokio hasta que no quedó dinero de su familia para pagar poco más que su matrícula escolar. Pero salió adelante y Tanizaki comenzó su vida profesional escribiendo obras de teatro, historias y guiones, a menudo relacionados con sus obsesiones eróticas y diabólicas. Cultivó su interés por la literatura japonesa tradicional y la literatura occidental y andaba profundamente preocupado por la estética, como se muestra en su colección de ensayos Elogio de las sombras.

Blanco y negro (también inicialmente serializado en 1928), nunca se publicó como un solo volumen en Japón. Pero ahora lo tenemos de este modo, en nuestro país, gracias a la edición de Satori. En términos de género, Blanco y negro es una novela cómica que satiriza la narrativa confesional japonesa, que tiene un parecido identificable con la vida del autor. Una trama que funciona como una historia enmarcada, o una historia dentro de una historia, anidando los destinos de dos escritores. Al principio, una revista llamada The People encarga al protagonista, Mizuno, que escriba una novela de misterio. Mizuno tiene la intención de describir un crimen perfecto, uno en el que el asesino no pueda ser atrapado. En esta historia, la víctima es un escritor llamado Codama. Para este personaje, Mizuno se basa en un escritor conocido suyo llamado Cojima. La dificultad comienza cuando Mizuno incluye por descuido su nombre al final del manuscrito y la historia se publica sin corregir. Paranoico, Mizuno cree que el mundo literario reconocerá al Cojima real como el modelo para Codama, y luego llega a la conclusión delirante de que si el Cojima real fuera asesinado, se culparía al mismo Mizuno. (De modo sutil, Tanizaki emplea el humor queriendo decir que para un escritor, la falta de un corrector de estilo, ya conlleva cargos de asesinato).

Entonces, Mizuno decide librarse de la verdadera culpa criminal y produce una secuela de su historia que presenta a un tipo llamado Hombre Sombra. Donde el lector no puede saber si este ser es real porque nunca aparece, pero es él quien orquestó la muerte de Codama para que el autor anónimo de la historia de misterio pudiera ser asesinado, torturado y obligado a confesar. Y posteriormente muerto. Pero no os contaré lo que sucede en la secuela ficticia final porque esto, my friends, es lo que os dejará con el culo torcido tras la lectura de esta meta-historia detectivesca genialmente imaginada en su día por el maestro Tanizaki Junichiro. La historia del asesinato literario de Tanizaki, como la llaman los entendidos.

En Blanco y negro, como en otras obras de Tanizaki, hay obsesiones sexuales y pjs femeninos reconocibles. Mizuno tiene una ex-esposa que lo dejó porque escribió demasiadas historias de asesinatos de esposas; ella termina casándose con un ministro metodista y convirtiéndose al cristianismo… Como lector, os vais a hacer muchas preguntas durante la lectura de esta curiosa novela: ¿Por qué Mizuno quiere que muera el Codama ficticio? ¿Por qué el Hombre Sombra quiere que Mizuno sea culpable de un crimen que no cometió y sea ejecutado? ¿Por qué Tanizaki quiere que su personaje central muera? Hay algo real detrás de toda esta trama. Pero para eso tenéis que iros a internet e investigar sobre la vida del autor. Es fácil.

Recomendaros esta maravilla de libro, es mi labor.

Reseña: El Comisario Spada (Integral), de Gianni De Luca y Gianluigi Gonano

Otra buena noticia comiquera es tener disponible en librerías gracias a Ponent Mon, un integralazo de un clásico como es El comisario Spada. Un personaje que se inmortalizó en el país de la bota en los 70s, un cómic que aglutina crimen, revueltas, terrorismo… una realidad que pasó a la ficción, como bien se cuenta en la sinopsis editorial.

Una obra de Gianni De Luca y Gianluigi Gonano, otros dos maestros del fumetto. Y es que hubo una época en que los cómics italianos dominaban el mercado europeo aunque por estos lares costaba encontrarlos. Por eso y solo por eso, que Spada vuelva estar entre nosotros y en una edición así no es otra cosa que motivo de celebración. Porque El comisario Spada es una serie policíaca que fue una verdadera curiosidad cuando debutó en 1970 en las páginas del semanario Il Giornalino. Sí friends, para una serie detectivesca, era bastante inusual que su protagonista fuese un policía atlético y guapetón, contrariamente a la imagen de panzudo y venido a menos impuesta en un alto cargo dentro de la policía criminal de Milán (aunque a veces escapa al extranjero). También era y es especial, porque sus guiones mezclan hábilmente sus investigaciones con su vida privada. De hecho, se cuenta como Spada cría él solo a su hijo Mario, a quien los lectores verán crecer a lo largo de los episodios. Y además, a través de su hijo, Spada se enfrentará a los problemas de la juventud, problemas que existían en aquellos años de tantos cambios en las sociedades salidas de un régimen dictatorial. Pero lo que sorprende aún más en estos álbumes es el diseño casi geométrico de Gianni de Luca, un estilo que marca, y que se me vinieron a la mente rápidamente cuando recordé que había visto algo parecido en mi niñez en la revista Formule 1, aunque por entonces no me emocionaban demasiado quizás por lo joven que era. Ahora, al releerlas, me di cuenta que eran innovadoras. Y cuando comprobé su Hamlet, también percibí que el ilustrador había mejorado bastante su estilo.

Ahora, con el paso del tiempo, lees las aventuras y desventuras de El comisario Spada y ves que los escenarios no eran convencionales. Y ves obvio que esta serie se colocara entre las mejores de su tipo en el país vecino. No hace mucho escuché que hubo una veintena de episodios de este personaje que jamás se tradujeron al francés y que solo se tradujo un álbum al otro lado de los Pirineos y para nada es el mejor. Deben estar que trinan…

Porque El comisario Spada es para tenerlo, leerlo y devorarlo casi tan rápido como lo hice yo. Sus aventuras comenzaron en abril de 1970, como os decía, pero terminaron para siempre en mayo de 1984. Ponent Mon acaba de sacar este tomo, un tomo joyita de un personaje casi desconocido en la BD pero no por ello deseado entre los que llevan leyendo cómic europeo toda la vida. Después de haberme puesto con él tras mucho tiempo, admito que estaba un poco confundido. Lo recordaba algo más simple en sus historias. Parecen tramas convencionales pero vistos ahora, con algunas décadas encima y quizás ojos ya arrugados, me pareció encontrar en las intrigas algo más. Trasfondos más currados aunque casi escondidos. Confesiones personales supuestamente del guionista que me seducieron bastante.

El comisario Spada trata un personaje que se debate entre el marco de las protestas juveniles, el terrorismo, el crimen organizado y las drogas. Personaje muy interesante para los amantes del género negro. Y no me iré sin felicitar a José Emilio Martínez Tur por su genial traducción del cómic. Ganador del premio Yellow Kid en 1971.

Reseña: La Primera Detective, de Andrew Forrester

El anuncio en Reino Unido fue: «El pasado miércoles la Biblioteca Británica volvió a publicar un libro que llevaba agotado más de ciento cincuenta años». Y por tanto, imposible de encontrar… The Female Detective, de Andrew Forrester, que se considera la primera novela de detectives de la historia protagonizada por una mujer, volvía a estar disponible para el público de a pie. Decir que el libro solo tuvo una pequeña tirada y que voló, es decir una obviedad. Además, algunas de las historias pudieron haber aparecido sueltas en algunas revistas de literarias de dicho país, por lo que tampoco era imposible saber qué trataban. Hablamos de un libro que se rumoreaba que era muy poco probable que Agatha Christie lo hubiese leído antes de crear a Miss Marple, aunque permítanme que lo dude y que no derive esto al cajón de «publicidad engañosa». Pero de lo que estamos seguros es que La Primera Detective es, sobre todo, un apunte histórico interesante como preludio de lo que vendría después, un libro súper interesante que acaba de publicar Siruela Ediciones y que, por supuesto, yo no me iba a perder. El amanecer de un nuevo género. Aun asi, ¿cómo se sostiene lo que en realidad es una antología de relatos, en lugar de una novela detectivesca de principio a fin?

Para dar una revisión sin spoilers como suelo hacer, algunas historias son muy buenas y otras un tanto normalitas. Pero a diferencia de otras muchas antologías, las tramas buenas compensan muy mucho a las demás. Tenerlas todas bien recopiladitas en esta genial edición en tapa dura que es la colección Clásicos Policíacos, de los que pretendo hacerme con todos, porque el encontrar delicia tras delicia es un no parar; mola cantidad. La detective en cuestión, Miss Gladden o «G», es un personaje interesante. Ella es efectivamente el equivalente a una cazarrecompensas trabajando independientemente para la policía que resuelve crímenes que ellos no pueden resolver. Pero con un código moral fuerte. Y el conflicto entre dinero, justicia y moralidad, la impulsa.

A pesar de lo que cabría esperar de un libro que se denomina originalmente The Female Detective, el tema del género, en realidad, no aparece tan a menudo. Excepto por algunas escenas en las que finge ser una chismosa amistosa para obtener información, podrías reemplazar su personaje por un hombre de la época victoriana y dudo que los lectores nos diéramos cuenta. Si eso es algo bueno o no, no lo sé. Depende de vuestra opinión. Y tengo que avisar también sobre el hecho de que estamos ante una novela que data de la famosa época victoriana, por lo que encontraréis ciertos párrafos algo difíciles de asimilar y debéis estar dispuestos a leer frases prolijas del siglo XIX. Pero nada más difícil de entender que la literatura que profesaba el maestro Arthur Conan-Doyle en sus inicios.

Y algo más debo contar…, ¿o no? La Primera Detective comienza con una introducción de G, donde explica cuán importante es su papel en la sociedad. Los relatos fueron escritos en algún momento de principios de 1860, cuando la policía metropolitana inglesa no tenía más de tres décadas y la rama de detectives poco más de una. Y ambos eran ampliamente conocidos por ser corruptos. Los detectives eran aparentemente odiados, aunque hay que decir que esto para nada obstaculiza a la protagonista. Por otro lado, declara ser intencionalmente vaga en muchos asuntos de la vida: afirma ser soltera y sin hijos, o cuenta que es viuda con hijos a la gente y cositas así. Nunca sabemos qué edad tiene cuando ocurren dichas tramas pero la podemos imaginar como una cuarentona a la que ya nada de la vida asusta. Además, La Primera Detective está escrito como un libro de casos de un oficial de policía de la época. Con el pretexto de haber sido escrito a partir de Notas. No parece haber ningún orden en particular en las historias. Aunque sí que arrojan pistas tentadoras de tramas no contadas (que nunca llegaron a contarse) y me encantaría saber el trasfondo del momento en que se hizo prisionera a esa estudiante de medicina que…

Y no todas las historias se relacionan con la protagonista G. Algunas sólo son historias que le cuentan algunos policías. Esto me encantó. Y pienso copiar la idea para alguna futura antología que escriba centrada en un sólo personaje. Aun asi. la mayor parte de La Primera Detective la ocupan las dos historias más potentes del volumen. Pero hay otras cinco de las que, como os dije antes, no me arrepiento de haber leído ninguna.

Las y los feministas, pero sobre todo, los completistas históricos, han de saber que tenemos una joyita del género disponible en librerías.

Reseña: Tren Bala, de Kotaro Isaka

En Tren Bala he encontrado un libro que me deleitó a la vieja usanza. Mi amor de toda la vida por los libros, las películas y la cultura que ahora se denomina friki, pero que no es otra que querer divertirse en mundos que no son éste, la emoción de mi infancia por la cultura pop de mala reputación, las novelas de Terror, de «hardy boys», casi cualquier tipo de cómic… Abrieron mi imaginación. Y la desarrrollaron de modo exponencial. Pero aunque mis estándares han subido a medida que han pasado los años (ya uno exige cierto nivel en la obra que tiene delante), eso no quita que cada vez que voy al cine, me pongo frente a un buen cómic o cojo una novela que se presenta como diferente… Esa emoción adolescente (quizás, intrinseca), me gobierna de nuevo y me posee. Un subidón, que se dice ahora. Y eso es lo que fui sintiendo con cada página de Tren Bala, de Kotaro Isaka, que recién publica Destino en nuestro país y que os juro que casi ni me habia dado cuenta que hay peli en ciernes de Brad Pitt y Sandra Bullock. De hecho, el trailer ya está internet.

Este thriller del exitoso escritor japonés es una trama que hace honor a su título. Impulsado por una premisa seductora y explosiva, es una novela rápida, letal y divertida, como no había leido en los últimos años. Tren Bala es, sobre todo, una historia oscura e ingeniosa de cinco asesinos en un mismo tren. Ese, a groso modo, sería su resumen más minimalista. Peo es fácil ver por qué grandes productores y actores se fijaron en este guión para llevarlo al cine. Te estás imaginando la historia como una película en todo momento. Es una enérgica y frenética trama que recuerda al mejor cine policíaco, con múltiples puntos de vista que van y vienen en el tiempo, para brindarnos una historia sólidamente entretenida y sorprendentemente inteligente. Al contrario de lo que dice la sinopsis, diría que nuestro primer asesino es Kimura, que sube a bordo del tren-bala que se dirige desde Tokio a su destino final en Morioka, a más de tres horas de distancia. Tiene la intención de encontrar y castigar al adolescente que empujó a su hijo Wataru al vacío desde las alturas. El conocido como El Príncipe es un sociópata de cuidado que con solo catorce años, su comprensión de la naturaleza humana es mucho mayor de lo que debería a su edad. Pero existen otros asesinos que también suben al tren y que son tan profundos o tortuosos como éste. Aunque no cabe ninguna duda que el principal atractivo se lo lleva El Príncipe. Aunque Mandarina, amante de la literatura, es otra que tal anda y está casi al mismo nivel de espectacularidad.

Mandarina, sin embargo, a menudo se preocupa de cuidar a su compañero Limón, cuyo don para la violencia es casi tan fuerte como su obsesión por un personaje histórico que… Y si sus intentos de entablar una conversación pueden ser frustrantes, trabajan bien juntos la mayor parte del tiempo. Y ahora tienen la tarea «fácil» de escoltar a casa al hijo del jefe de un grupo mafioso que acaban de rescatar de un secuestro.

Para mí el quinto asesino es Nanao, también conocido como Mariquita (Ladybug), cuya mala suerte es legendaria en los círculos criminales. Su jefa de servicios, María, lo ha contratado para hacer lo que debería ser el trabajo más simple y menos violento de todos en el tren. Robar una maleta y bajarse en Tokio. Pero la desgracia le impide abandonar el tren, parada tras parada, mientras él y los otros asesinos aprenden poco a poco que sus misiones están todas entrelazadas.

Brillante. Una novela que se lee en un suspiro por la gloriosa acción que consigue. Las muchas capas retorcidas del misterio y violencia son un viaje totalmente emocionante cuando los cinco asesinos intentan burlar, manipular y escapar unos de otros. O mientras intentan frenéticamente comunicarse, o a veces evitar comunicarse, con amigos y enemigos fuera del tren. Diálogos ágiles como pocos y cada uno de los personajes bien definidos, con perspectivas e ideas muy diferentes. Uno de los momentazos es, cuando María intenta ayudar a Nanao a averiguar por teléfono qué hacer con un cadáver inesperado…

Novela súper recomendable.

Thriller de urgencia para disfrutar este verano.

Reseña: Los Asesinatos Silenciosos, de A. G. MacDonell

El libro que recomendamos en el Día del Libro de este año de renacimiento que es 2022, es Los Asesinatos Silenciosos, de A. G. MacDonell. Otra de las joyitas de misterio o novela detectivesca, de las que va publicando Editorial Siruela casi cada mes en su imperdible colección Biblioteca de Clásicos Policiacos. Y es que aaaahhhh… nada como una buena historia de asesinatos de los de antaño, de esos con una proporción considerable de esceptisismo moderno o de poca consideración, pero de los que agregan varias víctimas a una narrativa tambaleante que hace que tu cerebro (muy listillo él como siempre) se pierda en un mar de dudas y pase por alto la ficción detectivesca que se propone. Ahora agarraos bien. Los Asesinatos Silenciosos (The Silent Murders) es una novela de nada más y nada menos que 1929. Es decir, ya la pudieron haber disfrutado nuestros abuelos en su niñez si hubiesen querido. Esto para gente que supere la cuarentena ahora, por supuesto, pero a lo que voy es, que estamos ante una historia que aunque obviamente se observan los puntos canosos de la trama, sí que vale la pena disfrutar por cómo, dónde y con quién se propone todo. En especial, por “dónde camina”. Y no os quepa duda que al terminar la lectura de Los Asesinatos Silenciosos vais a querer/buscar/comprar más obras de A. G. MacDonell.

En Los Asesinatos Silenciosos tenemos suficiente balística para establecer que una serie de tiroteos se perpetraron todos con la misma arma. También suficiente sentido del patrón para detectar que incluso el apuñalamiento ocasional debe vincularse ya que todas las víctimas han colocado en sus cadáveres una tarjeta con números secuenciales escritos entre ellos. Sí friends, de película y ya en el primer capítulo nos presenta a las víctimas Tres y Cuatro —un vagabundo y un capitán— y así el público que estudia historias de detectives y está acostumbrado a la repentina y violenta muerte de millonarios comienza a reincorporarse en su sofá de lectura. Pues son dos víctimas que nada tienen que ver entre ellos por lo que algo raro está pasando. Pero cuando se comete un error en el asesinato de la víctima Cinco, el hermano inocente de un canalla ampliamente conocido, hace que tenga que ser requerida la ayuda de Scotland Yard y en imagen los personajes del Inspector Dewar (sin nombre de pila) y el súper intendente Bone. Es decir, el joven, vigoroso y riguroso Dewar y el sabio, en gran parte sedentario, Bone que ambos forman una pareja maravillosa. Dos personajes que realmente ayudan a elevar esta novela por encima del status de sólo recomendable.

Y si bien la insensibilidad del autor se muestra en el incómodo cambio de tono en ciertas escenas que no esperas, escenas divertidas que muestran momentos genuinos; las resoluciones son demasiado aguzadas en ciertos momentos. A esto me refería con “canosa” en el primer párrafo. Dewar está a punto de enfrentarse a un asesino que habitualmente porta armas de fuego y no tiene escrúpulos en usarla. Es todo lo que lleva a ello lo que engancha en la trama y frases del tipo: “Ninguno de los dos iba armado, pero entraron al estudio como si fueran a una fiesta de té”. Frases de las que ama y alaba en Mientras Escribo el maestro Stephen King.  Y eso que, por supuesto, normalmente nunca asesino y perseguidor se encontrarán. Pero cuando pasa… ay, cuando pasa.

Lo decía antes. En cuanto a la trama, ha pasado de moda de alguna forma o a día de hoy os puede parecer manida o redundante. Pero amigos (sobre todo, escritores) aquí hay una frescura en los personajes que es maravillosamente atemporal. Witness Bone reprende amablemente a Dewar cuando toca. Bone es una creación encantadora: imparcial tanto en elogios como en críticas, y siempre disponible para poner cuidadosamente a cualquiera en su lugar, lo necesite o no. Y aparentemente sujeto solo a los caprichos de su propia diversión: «Era un gran lector de libros, señor». «Bueno, tú también, así que eso no cuenta mucho, ¿no?». Y Dewar es algo así como un pez anodino, totalmente comprometido con el trabajo, sin vida hogareña, sin vida interna de la que hablar. Pero un personaje intrépido cuando toca. Pero hay más. Wilkinson, el mayordomo que ha leído demasiadas historias en serie sobre mayordomos impasibles y que da gusto «escucharlo».

Y una investigación muy bien realizada. MacDonell hace bien en resaltar al lector la importancia de estar al tanto de todos los aspectos del caso en todo momento como si de un protagonista más se tratara. Y es en gran parte debido a la admiración mutua entre Dewar y Bone que esta novela de detectives se basa en gran medida en el trabajo policial metódico por lo que nunca pierdes interés ni sufres monotonía «procedimental», que es un tema muy común en este género.

Súper recomendable a tope.

Reseña: A Fake Story, de Jean-Denis Pendax y Laurent Galandon

Es famosa la historia -muy famosa- que cuenta que el 30 de octubre de 1938, Orson Welles transmitió por radio una breve narración de la novela La Guerra de los Mundos, de H. G. Wells. Con ello creó el pánico en la población. Lo hizo de forma narrativa pero con tanto énfasis y de forma tan verídica que la gente aterrada comenzó a huir y hacer cosas sin sentido creyendo que de verdad la Tierra estaba siendo atacada por marcianos. ¡Pánico! Una guerra falsa aterroriza a todo el país, titulaban los diarios al día siguiente. Pero el mismo día de la transmisión, ocurrió un crimen…

Antes que nada, no quieras saber mucho más sobre lo que se cuenta en esta reseña o no disfrutarás el nuevo cómic que publica Ponent Mon denominado A Fake Story. No lo disfrutarás. Solo confía en que diga que estamos ante un buen thriller que se ambienta en aquellos intensos años 40 con una reflexión sobre la credulidad del público frente al poder de los medios de comunicación. Dicho esto, Jean-Denis Pendax y Laurent Galandon hacen un trabajo de adaptación maravilloso de la novela de Douglas Burroughs. Y no diré más. Un trabajo genial. A Fake Story se presenta como una historia de detectives con la atmósfera típica del thriller estadounidense, novela policíaca o de género negro como se les llama ahora. Con un personaje principal que es el propio Douglas Burroughs, un ex-periodista que se ha dedicado a la escritura, aunque acepta respaldar una investigación de campo a instancias de su ex-jefe, el mandamás de la cadena CBS.

Como os decía, Burroughs es también el autor de la novela de la que se extrae esta historia, y se muestra a sí mismo como un personaje misterioso e ideal como detective privado con carácter. Pero, ¿este relato es verídico o Douglas Burroughs se introdujo a sí mismo en una ficción que le encantaba? Desde el comienzo nos sumergimos en el corazón de un juego de naipes en el que los bulos, las verdades y las mentiras (otra vez) se combinan hábilmente para crear una nueva realidad. Este es el principio mismo de las noticias falsas. Se debe dar en primero de Periodismo. Mezclar elementos tangibles y declaraciones gratuitas con hechos totalmente falsos, pero creíbles. Guionista e ilustrador nos impulsan con la obra aún más, ya que toda la trama se construye sobre uno de los engaños más famosos de la historia de la radio y sobre esta base históricamente sólida (el programa de Orson Welles y el pánico resultante) se desarrolla una apasionante investigación policial en la que Douglas Burroughs tendrá que separar lo verdadero de lo falso para finalmente descubrir la verdad sobre un asesinato. Una investigación en la que se aprovecha para pintarnos una USA de finales de los 30 donde abundaba el racismo, el auge de los medios, la fascinación por las armas pero también el miedo conspiranoico.

Francamente, el contexto es fabuloso. Los personajes son creíbles, la investigación ofrece más de un giro y tiene bastantes toques literarios a lo Dashiell Hammett. El dibujo de Jean-Denis Pendanx aporta la atmósfera esperada. Y acerca. Siendo algo exagerado, casi se puede inhalar el aroma del cuero viejo mojado y las cenizas de los cigarrillos en los despachos…  Insisto, para un amante de la novela policíaca clásica, A Fake Story es un pedazo de recomendación. Y en formato cómic que es más ligero y visual que cualquier novela que se quiera destacar. Más sorpresivo, si cabe, de ahí que no quiera contar mucho del argumento. Pero más allá del aspecto detectivesco, tras la lectura de A Fake Story me surge una reflexión sobre el poder de los medios y la credulidad del público, ese siempre tan dispuesto a tomar cualquier afirmación como cierta sin mirar que provenga de una fuente que inspire confianza. Fiarse gratuitamente del boca a boca o las tan temidas leyendas urbanas que siempre son contadas por el amigo de un amigo y que llegan a tener tanto peligro a veces, que los propios medios las dan como ciertas y alertan a la población sin necesidad. Hoy en día pasa.

Los que me conocéis imagináis que tan pronto como terminé de leer A Fake Story quise saber más sobre Douglas Burroughs y su famosa novela. Durante la lectura tuve esa sensación rara de cómo algunas revelaciones del cómic hacían referencia a algo que no aparecía. ¿Hechos no completos? Bueno, por lo menos, daban la sensación que había más. No sé si os pasa pero esto lo capto rápido. Y ahí supe que Galandon y Pendanx me habían creado una necesidad. Investigar por mi cuenta.