Reseña: Shibumi, de Pat Perna, Hostache y Trevanian

Cierto es que nunca pensé que la genial Shibumi fuera una historia que se se pudiera trasladar al cómic. O que alguien tuviera la idea de llevarlo a cabo. Que se atreviera. Y eso que es una novela trepidante maravillosamente ingeniada por el intrigante Trevanian. Pero no sé porqué nunca caí en ello. Ahora podéis ver que Pat Perna y Jean-Baptiste Hostache pensaron que sí era posible. Crearon un genial volumen en formato serie y la buena nueva es que una editorial como Tengu Ediciones la acaba de publicar en nuestro país en formato integral.

Shibumi es obra maestra de la literatura norteamericana, novela de espionaje filosófica y crítica mordaz a USA como pocas historias lo son. Un libro inclasificable del misterioso y legendario escritor estadounidense Trevanian, y ahora tenemos esta trama en un maravilloso cómic europeo de los que hacen época, tal y como dice la sinopsis editorial. Y aviso que esta historia tiene un comienzo complicado y puede que algunos tengan que aguantar un poco para continuar. Pero sabiendo que lo que viene va a molar…, debéis aguantar. Aunque tenga a veces un estilo recargado en algunas páginas, hay que dar bastante información para que la historia se sostenga al mismo nivel que el libro. Y entonces a disfrutar. Me gustaron los personajes y su destino, a veces doloroso. Me gustaron los diálogos, especialmente los del héroe, que se centran en una reflexión sobre el mundo occidental, sus absurdos, y todos estos temas tratados con humor e ironía. Me gustó la inserción de los momentos de escape del prota, su fuerza silenciosa y su flema (que aquí no tiene nada de británico). Me gustaron los personajes secundarios. Me gustó esperar la acción, sentirme decepcionado por no obtener ninguna y disfrutar mirando más de cerca el dibujo y releyendo el diálogo antes de pasar la página. Me gustaron los juegos políticos y de espías, las motivaciones de cada uno y cómo cada uno se organiza y cambia de posición según sus intereses… La pura novela llevada de manera gloriosa al noveno arte. Pero entiendo que Shibumi no será un cómic que pueda complacer a todos. Después de haber tenido la oportunidad de viajar (siempre es una oportunidad) y de abrirme a la cultura india y asiática en particular, siempre me sentí muy cerca de la forma de pensar del héroe de Trevanian y de su incomprensión ante la estupidez, injusticia y cinismo que propina el ser humano. Sobre todo, en el país que aún se considera el más poderoso del mundo.

En cuanto al dibujo, no conozco bien a Hostache (Clockwerx, Assasin’s Creed: Conspiraciones, Naissance du tigre, Les pionniers…), pero su dibujo es extraño a la vez que atractivo. Todo queda un poco geométrico, los primeros planos de los hombres son angulosos y no muy bonitos, pero los primeros planos de las chicas tienen más éxito. En definitiva, no sé porqué me recuerdan a los dibujantes de las pelis Disney clásicas. Por eso y por todo lo demás, Shibumi se ha vuelto un indispensable en mi cómicteca. A recomendar. Un novela gráfica maravillosa. Más de doscientas páginas que provienen de una obra maestra de la literatura americana, novela de culto y muy famosa, que no es otra cosa que una crítica irónica y mordaz a los Estados Unidos a través de ciertos diálogos y a través de la Organización Madre, esta especie de entidad enorme que lo controla todo y decide vida o muerte para un cierto número de individuos. Pat Perna (Kersten, Convictos, Valhalla Hotel, Kosmos…) hace una buenísima traslación.

Una última batalla en un entorno de conspiraciones y muerte como pocos héroes han vivido.

Reseña Kill or Be Killed Omnibus, de Ed Brubaker, Sean Phillips y Elizabeth Breitweiser

El estilo de Ed Brubaker en las historias de crímenes es inmediatamente reconocible: personajes fuertes, situaciones de vida difíciles, brutalidad, sexualidad y una atmósfera de género negro en entornos urbanos. Es, sin duda, el maestro del cómic de género negro actual, cosa que he dicho más de una vez por estos lares. Todo esto puede variar de una época a otra, de un cómic… Mejor dicho, de un título a otro. Gotham Noir, Criminal, Fatale, The Fade Out y, por supuesto, Kill or be killed. Su alto nivel en obras de este tipo es tremendo. Pero los componentes son los mismos. Los que gustan. Y encima cuando se alinea con el dibujo realista de Sean Phillips, raro es el título que no se convierte en indispensable.

Kill or be killed también encaja en el algoritmo antes mencionado. Esta vez Brubaker dirigió el rumbo más hacia el infierno existencial interior de los protagonistas. Aunque lo externo (en forma de corrupción, desviaciones morales, psicosis) es también atractivo. Mucho más que en otros casos, diría yo. No puedo profundizar mucho en la historia, porque hay muchos giros en la trama y no quiero estropearlos. Pero en este ómnibus que nos trae Panini Cómics tenemos todo-todito-todo para darnos un buen atracón con una serie de cómics sobre crímenes escrita por Ed Brubaker, dibujada por Sean Phillips y a los colores Elizabeth Breitweiser. ¿Y qué se puede contar sin estropear demasiado? Dylan es un chico de casi treinta años años que todavía está en la universidad y ya intentó suicidarse una vez. La novia de su compañero de cuarto (Kira) es su mejor amiga y también la persona que le gusta. Suelen besarse juntos pero no llegan más allá de eso. Una noche, Dylan decide volver a intentar suicidarse y salta del tejado. Mientras va cayendo se da cuenta de que quiere vivir. Y cuando cae, sigue vivo. Feliz por eso, sonríe, pero aparece un demonio y le dice que le salvó la vida y a cambio, quiere que mate a un tipo malvado cada mes (¡¡Pum!! Vaya girito, ¿no? Ya estás enganchado/a). El prota quiere creer que el demonio no es real, pero pasan los días y cuando el mes llega a su fin, Dylan empieza a enfermar mucho. Tanto que cree que va a morir. Entonces recuerda al demonio y empieza a pensar que quizás se deba a que no ha cumplido su parte del “trato”. Por lo que encuentra a un tipo malo y lo mata, y el mes que viene otro y así sucesivamente. Y todo cambia. Los periódicos empiezan a llamarlo Justiciero y la policía forma un grupo de trabajo para detenerlo…

Y hasta aquí voy a contar de esta obraza maravillosa que me ha dado grandes momentos de lectura en este mes que se marcha. Nadie me puede negar que la premisa es interesante. Interesante y original. Además, lo que decía: tiene muchos giros inesperados y está muy bien escrita, al nivel alto en el que Brubaker se suele mover. Toda la historia está narrada por Dylan (el protagonista). Un cómic que te hace pensar en el Bien y el Mal, en la justicia y en lo jodido que está el mundo y el sistema… Cualquier sistema o gobierno actual. La historia fluye perfectamente y todos los personajes están maravillosamente bien labrados. Son identificables y no son ni buenos ni malos, es decir, la vida misma, la gente misma que te vas a cruzar en la calle, en el trabajo… Ese punto intermedio y gris que hay en la mayoría de nosotros. El protagonista toma algunas decisiones cuestionables y se cree el bueno, pero no siempre estarás de acuerdo con él. Y eso mola.

El dibujo es realmente bueno y el color es aún mejor.

Brubaker comienza frenéticamente su historia, mezclando elementos de crimen, thriller psicológico, misticismo y melodrama juvenil, todo en uno. Incluso se puede decir que los deconstruye, porque cuenta la historia desde el rostro del asesino, con quien, en las mejores tradiciones del posmodernismo, empezamos a simpatizar. Brubaker ha elaborado una historia contundente, provocativa y moderna. Algo muy difícil de conseguir en estos tiempos.

Un pasito más allá de cómic indispensable.

Reseña: Blacksad. Todo Cae. Segunda Parte, de Canales y Guarnido

La espera de cada nueva historia de Blacksad, de cada nuevo álbum, podría ser comparable de algún modo a aquello que cuentan cuando en el puerto de Nueva York la gente esperaba en muchedumbre la llegada de las novelas Charles Dickens. Todo un cúmulo de lectores ansiosos por leer una nueva obra de lo que es considerado -y algún día se considerará nacionalmente en este país- como uno de los mejores cómics o personajes creados por autores patrios. Que no todo es cachondeo y humor en los cómics de los maestros españoles. ¿Qué al otro lado de los Pirineos ya se alaba de esta forma? Pues lo de siempre, el país de pandereta en el que vivimos. A lo que vamos, la segunda parte de un título que ha tardado tanto en llegar que, obviamente, uno ha recurrido al tomo anterior para poder entrar de cabeza en la trama y no perderse el más mínimo detalle. Eso si, se lee en nada porque el jamón de cinco jotas dura poco en el plato.

La anhelada conclusión de Todo cae. Otra historia que nos recuerda porqué esta serie es considerada el mejor noir del noveno arte. El ansiado cómic del detective antropomórfico más famoso del mundo vuelve. Suele pasar con Blacksad que con cada historia, quedas con la miel en los labios como osito que pide más y más. Pues imaginaos si ya íbamos sabiendo que Todo cae era solo la primera parte (https://www.cronicasliterarias.es/?p=7568).

Muy a los cine clásico de los 50, muy a lo novela negra de Raymond Chandler o novela policíaca de Dashiell Hammett (que es donde se mueve como gato entre madejas, la esencia de este personaje), John Blacksad recibe el encargo de proteger al líder del sindicato de trabajadores del metro. Ese personaje amenazado por la mafia de las comadrejas. Pero su investigación desafiará a los poderes políticos y empresariales que rigen los destinos de la ciudad, y estos no dudarán en aplastar cualquier obstáculo que pueda alterar sus planes. John llevará entonces una investigación que resultará particularmente delicada… Llena de sorpresas. Así comenzábamos con Todo cae. Pero ahora Iris Allen ya no existe y Alma ha regresado. Para John Blacksad, las cosas se complicaron particularmente con el arresto de Weekly. Así que toca volver a encarrilar esta historia porque el regreso de Alma Mayer ha puesto patas arriba la vida de John Blacksad, reviviendo un amor que este creía olvidado. Además, Alma está relacionada con el asesinato de Iris, del que Weekly es el principal sospechoso. No obstante, todo lleva o apunta al poderoso magnate Lewis Solomon, que está levantando un puente inmenso, un puente edificado sobre los huesos de varios muertos de la ciudad… Un “maestro” constructor de Nueva York, la viva imagen de que tras las constructoras y los ayuntamientos se maneja bastante dinero negro por detrás.

Todos los códigos de los viejos thrillers norteamericanos de los 50 están aquí. Desde una América zoomorfa que lucha por gestionar sus contradicciones a través de la masa animal de una ciudad en plena construcción, hasta la ambigüedad de una policía canina que come en todos los cuencos y hasta el cinismo de pájaros de alto vuelo que quieren gobernar la ciudad. Clásica en sus ingredientes, sutil en su narración y magistral tanto en su ilustración como en su colorido, esta obra final de Blacksad traduce toda la diversidad humana a través de un zoomorfismo más grande que la vida y cultiva su singularidad siguiendo al privado felino reacio a hacer concesiones. Sin contar esos seres tan delicados, frágiles y sexys como Alma…

¿Algo más? Blacksad es una obra con la que sus autores han tocado el cielo. Es todo muy simple, en realidad. pero una trama tan simple y tan bien cuidada como una novela de Dashiell Hammett. Y con unos dibujazos de la ostia. Estamos ante ooootra historia que uno/a tiene que degustar por sí mismo con una buena taza de té o café cerca y en un buen sofá para solitarios. Esos que somos todos cuando leemos. Para un último álbum, muy difícil hacerlo mejor.

Reseña: Barcelona al Alba, de Juan Antonio De Blas y Alfonso Font

Barcelona al Alba es el ejemplo de historieta de cómic bien elaborada en todos los sentidos; trama criminal de género negro perfectamente creada que nos transporta a la Barcelona de 1923 en plena época de tumultos y altercados entre los anarquistas del momento y los poderosos señoritos de la patronal. Sin embargo, estamos ante un relato que no es todo género negro porque termina accediendo a los planteamientos clásicos de lo que concierne a una buena historia de misterio, conspiraciones y asesinatos, en la convulsa sociedad catalana de aquellos años. Uno de los momentos más efervescentes de la historia de nuestro país pero también en gran parte del mundo donde los enfrentamientos entre anarquistas, sindicatos y patronal se resolvían a tiro limpio. ¿Con mafiosos de por medio? Ome porfavó, eso siempre…

Y donde el punto fuerte está en que Font y De Blas traen a la vida maravillosamente bien toda una serie de personajes históricos para acompañar al protagonista. Tenemos a Buenaventura Durruti, figura relevante del anarquismo español y líder de la CNT; Wilhem Canaris, almirante alemán y futuro jefe de la Abwehr (servicio secreto nazi); Lluis Companys, histórico líder de Ezquerra Republicana y presidente de la Generalitat de Cataluña durante la República y la Guerra Civil. Y por último un personaje que con poco dice mucho, el capitán de la Guardia Civil, Antonio Escobar, que se convertiría en uno de los defensores del gobierno republicano contra el Alzamiento Nacional. Cada uno de ellos con sus propios intereses para ayudar u obstaculizar la investigación de Pere Marsé sobre unos misteriosos asesinatos ocurridos en el puerto de Barna.

Uno de los grandes maestros del cómic español es Alfonso Font. En este one-shot que en su día se publicó por entregas, encontramos al maestro que con tan solo nombrarlo, el comiquero de pro, sabe de sobra que se va a encontrar unas ilustraciones espectaculares que retrotraen tu cerebro a los mejores años del cómic de este país. Pese a que Barcelona al Alba se publicó en 1994. Pero Font pertenece a aquella gran generación de historietistas que brotaron en la Transición y que representaron el boom del Cómic Adulto Español. Ya sabéis, Bruguera, Selecciones Ilustradas, dibujando historietas para el mercado extranjero y en mis amados 80 alcanzando la cima en las grandes revistas comiqueras de este país como fueron Totem, Cimoc, Creepy o 1984.

El guion de Juan Antonio de Blas nos lleva de-todas-todas a aquella época de desasosiego e incertidumbre en la que se debatía no solo el futuro de este país, también el de gran parte del viejo continente. Aquí, como en otros lugares, se derramó mucha sangre y culminó con una guerra fratricida. La Ley Seca americana no es nada comparado y, de hecho, tuvo mucho inspiración en estos tumultos.

Y en tan solo 50 págs. Por lo que tenemos obrita a reivindicar, joyita a tener y mis aplausos para ECC Ediciones por recuperarla.

Reseña: El Fantasma Dentro de Ti, de Sean Phillips y Ed Brubaker

Razón no le falta al gran Kareem Abdul-Jabbar cuando dice que leer Reckless o casi cualquier cómic de género negro en el que estén involucrados Sean Phillips y Ed Brubaker, te retrotrae en sensaciones a lo que siente uno/a cuando lee por primera vez El halcón maltés o El largo adiós. Grandes clásicos, de la mano de grandes maestros del género negro. El fantasma dentro de ti correspondería al cuatro volumen, misterio o caso dentro de la serie Reckless. Y si bien parece una ligera desviación de la dirección central de la serie, si nos centramos, podremos comprobar que Anna asume aquí un nivel de independencia importante y aunque parezca un interludio con una historia de esta chica para hacernos saber un poco más sobre ella, vamos a ver que es mucho más que eso.

La historia comienza con Anna dando tumbos por una casa a oscuras, con lo que parece una puñalada en un costado, hasta que cae desmayada (o muerta) en el hall de una casa; escena que recuerda bastante a como empezaban las pelis de crímenes en los años 50. Pero la ambientación principal nos lleva a 1989, a una sala de cine antigua, por lo que aquí hay al menos dos o tres capas de nostalgia para muchos de nosotros (siempre un placer). Entonces Lorna Valentine, la ex-Evillina del mundo del cine, entra en escena (Ethan estará totalmente ausente durante el 95% de la historia, por si no lo habéis pillado aún). Y Anna toma las riendas: Lorna quiere saber si su nueva casa, la Mansión Lamour, está embrujada. Anna era muy fan del personaje de Evillina en la televisión, así que, claro, ella toma el caso, aún sabiendo de la fama de los asesinatos que hubo en esa mansión ubicada en Hollywood Hills. Y conoce la leyenda. Cuentan que la Mansión Lamour alguna vez fue propiedad de una estrella de cine, cuya esposa fue asesinada allí y que él mismo murió poco después. Cuando vas y te enteras que la estrella de cine odiaba a los bancos (como debe de ser), es posible que escondiera en su día su enorme fortuna entre las paredes. Así que muchos piensan: ¡Vayamos allí durante la noche y veamos si podemos encontrar pasta! Pero Anna es precavida y decide consultar a Madame Marlena, una psíquica, que hace sesiones de espiritismo y tarot. Y oh, sí, cuando descubrimos quién está detrás de lo que sucede en la casa, nos enteramos de todas-todas de lo sucedido en la escena donde apuñalan a Anna. Y Ethan regresará para ayudar a cerrar el caso…

Un misterio que con cada paso se aclarará, como le gusta al público en general. Una buenísima historia de pulp noir como solo este tándem sabe hacer. De las que sé que cantidad de lectores de buen cómic no se van a perder. Los ya considerados maestros del género negro del noveno arte, aportan otro caso, otro éxito en mi opinión, que se puede añadir a una buena cómicteca junto a Criminal, Kill or be Killed, Pulp y obviamente junto a los anteriores números de Reckless (https://www.cronicasliterarias.es/?p=8835). Percibí que nos quieren presentar a una Anna muy del estilo de señorita “moneypenny” con gafas que va de menos a más, o incluso una versión paralela de una joven Velvet… pero creo que la intención iba por otros derroteros. Anna se parece más a Enid Coleslaw en Ghost World, de Daniel Clowes (¡El fantasma…! ¡Bingo, te pillé Brubaker!); cómic que publicó en nuestro país Ediciones La Cúpula y fue llevado al cine.

Pero lo que está claro es que El fantasma dentro de ti vuelve a pisar el territorio de otro clásico de Hollywood de Brubaker-Phillips como fue The Fade Out (https://www.cronicasliterarias.es/?p=2213). Es decir, más crema sobre un delicioso pastel. Muy agradecidos por que estos títulos lleguen a nuestro idioma, la verdad.

Reseña: La Gota de Sangre, de Emilia Pardo Bazán

Ediciones Siruela, la mejor editorial ahora mismo en nuestro país en la que buscar una buena novela detectivesca o de género negro clásico, vuelve a poner en el candelero una nueva edición de La gota de sangre de nuestra querida escritora y maestra Emilia Pardo Bazán. La considerada primera novela de detectives española, una novelette o cuento largo más bien ya que no llega a las cien páginas, con un antihéroe curioso que le propone a un juez resolver un crimen que podría achacársele a él.

Me gusta mucho de este relato que la investigación se desarrolla muy diferente a las grandes deducciones de Poirot o Holmes, y es en parte porque a la autora no le hacía gracia los métodos extra-experimentales de los famosos detectives ingleses y recurre, en cambio, a acertadas intuiciones para detectar las pistas. Más realista, si cabe, porque la mayoría de las cosas en las investigaciones llegan por el azar. De buena mano lo sé. Y debo decir que La gota de sangre encaja bastante bien con lo que uno podría esperar cómo primera historia policíaca publicada en nuestro país, aunque solo sea por tener un detective aficionado que intenta limpiar su nombre tras un crimen pendiente de resolver, aunque sin mucha investigación que digamos. Una historia que me descubre de nuevo a Doña Emilia, con un lenguaje fino, matizado por los personajes, y que me hacen recordar a esa mujer culta que descubrí en Los pazos de Ulloa.

Ha sido una delicia y un placer leerla de nuevo ahora en esta faceta a lo Ágatha Christie, que me mantuvo a la expectativa de si cierto personaje era el asesino o no. Eso sí que se consigue. Aunque lejos de ser una historia redonda, tiene su mérito como la escribió y, sobre todo, cuando lo hizo. Aunque todo se resuelva demasiado rápido, eso no quita que sea historia que todo aficionado al género debiera disfrutar, al menos, una vez en la vida. Pues insisto, aunque todo ocurre demasiado rápido, se disfruta cada línea.

Un cuento negro con detalles muy buenos. Bien por Doña Emilia. El personaje de Julia Fernandina alias «la chulita” es divino: una mujer de alcurnia dedicada al oficio más viejo y que la Bazán satiriza de lo lindo.

Prueben.

Reseña: Taxista. Edición Definitiva, de Martí

Martí es un señor dibujante de este país que casi dejó todo para hacerse historietista en la eterna publicación de El Víbora. Revista maravillosa por la que muchos de los grandes del cómic de este país pasaron. Un señor que en sus obras consiguió un estilo pétreo y muy Eisner en ocasiones, que se volvía con los años ideal para ese género tan logrado y tan de moda ahora en el noveno arte como es el género negro. Dicen que sus cimas fueron Doctor Vértigo y este Taxista que os traigo hoy aprovechando que Ediciones La Cúpula lo acaba de publicar en una genial edición definitiva, que os adelanto ya, nadie debería perderse.

Taxista fue serializado originalmente en las páginas de El Víbora. Mientra lo leía, me retrotrajo directamente a aquellos benditos 80 donde siendo niño intentaba pillarle de extranjis a alguien algún ejemplar de esta revista de “cómics para adultos”. Underground ibérico. Muy de acuerdo con esa denominación. Todas las aventuras y desventuras de un taxista así como de los personajes con los que se va encontrando. Todo en un genial volumen. Donde Martí aprovechó las libertades de una España liberada de un dictador y sometida a sí misma al principio de los 80, para entregar un culebrón tan bizarro como entraño, toda una serie de historias que le van pasando a esta re-imaginación del Taxi Driver, de Scorsese.

Sin embargo, Taxista se mueve en un ambiente aún más sucio donde el autor nos sumerge con este personaje rubio, un poco «tonto» y convencido de ir por el buen camino que, sin embargo, no duda en volverse espeluznante contra la familia de depravados a la que persigue tras una muy venganza macabra. Y lo esencial se desarrolla principalmente de noche o en rincones muy oscuros en una división de pequeñas viñetas y en grandes siluetas deliberadamente desarticuladas que a mi me encantan y facilitan la lectura una cosa mala. Lo podría definir como cómic ligero para esa gente que tanta prisa tiene hoy a la hora de leer.

Taxista es una obra que se devora. Se lee en nada. La puesta en escena deliberadamente retro y kitsch podría asustar a más de uno, pero el contraste entre los dibujos y el contenido de los comentarios más bien adultos son demasiado impactantes para que no te guste. Y con una especie de humor negro a través de diálogos que molan a día de hoy. Alguien me dijo una vez que si el humor aguanta, la obra es buena. La característica línea en blanco y negro de una línea clara (que Yves Chaland no habría negado) juega con profundos contrastes como se pueden admirar en los primeros cuentos de Charles Burns. Taxista consiste, por tanto, en una persecución donde lo absurdo se codea con lo grotesco en un ritmo que al final resulta bastante agradable. Podemos verlo como una crítica a la sociedad y la abolición de los hitos más simbólicos, sobre todo, porque cada personaje se lleva con un estilo que recuerda a las tiras de las series a seguir de los semanarios de antaño. Es un poco como si Dick Tracy (otra de las grandes influencias del autor) hubiera cruzado la frontera del pensamiento correcto.

Las dos historias que componen la totalidad de las aventuras de este Taxista pueden adentrarnos en un universo lúgubre y desagradable pero que algunos sabemos que están a un paso en todas las ciudades de este país. Esos barrios obreros en un principio, que se volvieron deprimidos poco después, por la tendencia a la fácil ilegalidad que todo el mundo asume. Donde hemos visto de todo. Hablamos de vendetta, venganza y conspiraciones y podríamos simpatizar con la mala suerte que acompaña a nuestro «héroe» si no fuera tan limpio, pretencioso y vanidoso porque en definitiva es ante todo un buen tipo. Ese al que muchos consideran tonto por su bondad o porque parece que el que no es “pícaro” en este país, muy listo no es.

Mi principal crítica sería la conclusión muy rápida de la segunda historia. Pero más que nada porque duele que no exista nada más de este gran personaje. Dicen que Calvario Hills sería su secuela. Tengo que comprobarlo. Más obras de tan prolífico autor, por favor.

Reseña: Ladrón de Ladrones Vol.1, de Robert Kirkman, Nick Spencer, James Asmus y Shawn Martinbrough

A Kirkman escribiendo un guion de thriller (fuera de los zombies) había que leerlo. Es, sobre todo, lo que me atraía de este Ladrón de Ladrones que ahora publica ECC Ediciones en formato integral, un primer volumen que rescata los primeros once números de la serie donde el ya el maestro y empresario se alía con los guionistas Nick Spencer y James Asmus y el dibujante Shawn Martinbrough para sacar adelante la que ya se considera una de las obras fundamentales del sello Skybound.

En estos buenos tiempos del cómic que estamos viviendo, lo mejor es que podemos ir probando con diversos géneros. Ladrón de ladrones es un buen ejemplo si sois amantes del género negro. Exactamente, de aquella rama de tramas principales en las que el robo tenía un papel fundamental en la historia. Donde el fin justificaba los medios. Esos medios que gustan tanto en este país de decir sí al dinero fácil: la cárcel es un paraíso del que sales prontito y, en este caso, rico. Hacerse multimillonario de una atacada. Para ser exactos, el robo de una gran cantidad de pasta (maletín, lujosa mansión de un adinerado señor, así como portentosos furgones blindados que en su itinerario «habían decidido» atravesar una calle poco frecuentada). En definitiva, los mayores obstáculos habidos y por haber, y un tío, que va a por ello. Para los que gustan de estas historias en las que te imaginas como protagonista está hecha Ladrón de ladrones.

La historia cuenta la vida del señor Paulson, al que todos conocen como Redmond. Un tipo con buen porte, galán como pocos, considerado dentro del gremio como el mejor ladrón de todos. Pero por lo que ha conseguido hacer. Planea golpes y los ejecuta sin apenas mancharse las manos. Basa sus “palos” en ser más inteligentes que los demás. Aunque quizá la mayoría de las veces, “los buenos” sólo sea un queda-bien en las noticias. Redmond lo sabe. Sí o sí, está todo podrido y si va a dejar esta dura vida de tejemanejes constantes, es por una buena causa. Quiere volver con su esposa. Lo malo es que tiene un hijo el cual siempre quiso seguir sus pasos, que es un fracasado total. La policía lo acaba de pillar en una redada y como es lógico, Redmond no quiere que su hijo vaya a la cárcel. Quién sabe lo que le podrían hacer allí a la gente que aún no sabe defenderse ante los lobos. Sujetos algunos incluso que están en deuda con el propio Redmond.

Redmond se había apartado de tanta jodienda pero el tema de su hijo ha cambiado las cosas. Todo por un hijo, ¿no? ¿Qué padre no lo haría?

Ladrón de ladrones es una historia con una gran variedad de personajes. Aunque los que importan de verdad, están tan bien retratados que te haces con ellos en nada. Redmond brilla con especial diferencia. Tan sólo su presencia llena la pantalla (viñeta). Aunque no hable. Redmond es grande, potente, un estilo a lo que se siente cuando ves a Marlon Brando en cualquier escena de El Padrino. Mirada triste, rencor contenido, un hombre que está de vuelta de todo. Una serie a disfrutar porque pasan mil cosas, tramas que se van cruzando, lo que Kirkman mejor sabe hacer. Y eso que Kirkman cuenta que fue creador de la serie pero solo aportó la idea. Nick Spencer ha elaborado un guion muy digno con giros de tuerca maravillosos. Y Martinbrough es el encargado de un dibujo que, sin duda, le viene muy bien a la historia (hablamos de un tío diestro en el cómic de género negro que incluso escribió un libro sobre cómo dibujar noir).

Ladrón de ladrones ha gustado tanto y está tan marcada dentro del medio audiovisual (te das cuenta cuando la lees), que es obvio que exista un acuerdo de adaptación en  la cadena AMC, la misma que emitió la grandiosa The Walking Dead.

Reseña: Chu (Integral), de John Layman y Dan Boultwood

Cuatro años después de que la serie original Chew llegara a su fin, la ganadora del Premio Eisner, de John Layman y Rob Guillory, la misma que podemos disfrutar gracias a Planeta Cómic en formato integral (https://www.cronicasliterarias.es/?p=9886); se vuelve a una obra genial del cómic con Chu. Una serie de precuelas que no deja de ser un nombre de coña en referencia a de donde procede. Chew fue un cómic habitual en USA en listados de superventas del New York Times, ganadora de varios premios Harvey y Eisner. ¿Y qué es realmente Chu? Pues una miniserie de diez numeritos que Planeta Cómic trae también de forma integra en un solo tomo, una serie de género negro sobre polis, criminales, cocineros y clarividentes, la mar de disfrutable. Uno de los potentes títulos que dio un fuerte empujón a Image como editorial.

Trabajando con el artista Dan Boultwood, Layman toma la perspectiva de la hermana menor de Tony. Aparece Saffron, en un mundo, justo cuando ocurre la pandemia de gripe A que sentó las bases de la serie original. Y desde el principio, la nueva serie se siente como una extensión natural de su predecesora mientras cambia su tono de cómic criminal a una aventura más orientada a la acción que da la bienvenida tanto a los viejos fans como a nuevos lectores. Por lo que ya contesto que sí a la pregunta de si este tomo es disfrutable por los que no han leído la serie anterior.

Al igual que con otros personajes en el mundo de Chew, incluidos sus hermanos gemelos mayores Tony y Toni, Saffron tiene un poder basado en los alimentos. Es capaz de aprender los secretos de cualquiera con quien come. Sin embargo, mientras que Tony usa sus habilidades únicas para resolver crímenes como detective, Saffron es una criminal. La oveja negra de la familia. Y así abrimos historia con Saffron reunida como parte de un equipo de criminales expertos para llevar a cabo un atraco masivo. Pero el tren diseñado para tal plan descarrila cuando la pandemia comienza a surgir. Y así empieza el lío entre Tony y su hermana pequeña, cada uno trabajando a diferentes lados de la ley.

Está claro que Chu es mucho más disfrutable si antes ya has devorado Chew. Desde las primeras páginas vuelves al mundo en el que se ambienta la serie anterior. Incluso con un artista diferente, la misma ambientación se siente. Layman nos sumerge de nuevo en el mundo que co-creó como si no hubiera pasado el tiempo, con muchas introducciones estilizadas y un irónico sentido del humor muy presente. Pero también está claro que esta historia es muy propia, con una actitud de más mala leche. El personaje de Saffron es genial y está bien introducido y hay una razón por la que la familia Chu nunca mencionó antes a esta chica (en la serie original). Gran parte de lo que se cuenta en esta serie va de eso. Además Layman hace una cosa muy inteligente que es crear una historia limpia y accesible para aquellos que no hayan leído nada, brindando un resumen suficiente de los personajes pertinentes que regresan.

Tony Chu es un cibópata, capaz de obtener impresiones psíquicas de lo que come. Saffron Chu es una cibopar, capaz de descubrir secretos de aquellos con los que come. Tony es policía. Saffron una criminal. Uno de los títulos más queridos de Image Comics. Como bien se ha dicho, un spin-off delicioso.

Reseña: El Comisario Spada (Integral), de Gianni De Luca y Gianluigi Gonano

Otra buena noticia comiquera es tener disponible en librerías gracias a Ponent Mon, un integralazo de un clásico como es El comisario Spada. Un personaje que se inmortalizó en el país de la bota en los 70s, un cómic que aglutina crimen, revueltas, terrorismo… una realidad que pasó a la ficción, como bien se cuenta en la sinopsis editorial.

Una obra de Gianni De Luca y Gianluigi Gonano, otros dos maestros del fumetto. Y es que hubo una época en que los cómics italianos dominaban el mercado europeo aunque por estos lares costaba encontrarlos. Por eso y solo por eso, que Spada vuelva estar entre nosotros y en una edición así no es otra cosa que motivo de celebración. Porque El comisario Spada es una serie policíaca que fue una verdadera curiosidad cuando debutó en 1970 en las páginas del semanario Il Giornalino. Sí friends, para una serie detectivesca, era bastante inusual que su protagonista fuese un policía atlético y guapetón, contrariamente a la imagen de panzudo y venido a menos impuesta en un alto cargo dentro de la policía criminal de Milán (aunque a veces escapa al extranjero). También era y es especial, porque sus guiones mezclan hábilmente sus investigaciones con su vida privada. De hecho, se cuenta como Spada cría él solo a su hijo Mario, a quien los lectores verán crecer a lo largo de los episodios. Y además, a través de su hijo, Spada se enfrentará a los problemas de la juventud, problemas que existían en aquellos años de tantos cambios en las sociedades salidas de un régimen dictatorial. Pero lo que sorprende aún más en estos álbumes es el diseño casi geométrico de Gianni de Luca, un estilo que marca, y que se me vinieron a la mente rápidamente cuando recordé que había visto algo parecido en mi niñez en la revista Formule 1, aunque por entonces no me emocionaban demasiado quizás por lo joven que era. Ahora, al releerlas, me di cuenta que eran innovadoras. Y cuando comprobé su Hamlet, también percibí que el ilustrador había mejorado bastante su estilo.

Ahora, con el paso del tiempo, lees las aventuras y desventuras de El comisario Spada y ves que los escenarios no eran convencionales. Y ves obvio que esta serie se colocara entre las mejores de su tipo en el país vecino. No hace mucho escuché que hubo una veintena de episodios de este personaje que jamás se tradujeron al francés y que solo se tradujo un álbum al otro lado de los Pirineos y para nada es el mejor. Deben estar que trinan…

Porque El comisario Spada es para tenerlo, leerlo y devorarlo casi tan rápido como lo hice yo. Sus aventuras comenzaron en abril de 1970, como os decía, pero terminaron para siempre en mayo de 1984. Ponent Mon acaba de sacar este tomo, un tomo joyita de un personaje casi desconocido en la BD pero no por ello deseado entre los que llevan leyendo cómic europeo toda la vida. Después de haberme puesto con él tras mucho tiempo, admito que estaba un poco confundido. Lo recordaba algo más simple en sus historias. Parecen tramas convencionales pero vistos ahora, con algunas décadas encima y quizás ojos ya arrugados, me pareció encontrar en las intrigas algo más. Trasfondos más currados aunque casi escondidos. Confesiones personales supuestamente del guionista que me seducieron bastante.

El comisario Spada trata un personaje que se debate entre el marco de las protestas juveniles, el terrorismo, el crimen organizado y las drogas. Personaje muy interesante para los amantes del género negro. Y no me iré sin felicitar a José Emilio Martínez Tur por su genial traducción del cómic. Ganador del premio Yellow Kid en 1971.