Reseña: La Desaparición de Josef Mengele, de Guez, Matz y Mailliet

Siguiendo en la línea de la reseña de ayer, tenía ganas de algo del mismo tema pero un poco más serio. Otro cómic del conflicto bélico que más obras ha dado al mundo del arte. Un poco más serio…, esa era la idea. Y sabía que Planeta Cómic recién publicaba este mes La desaparición de Josef Mengele, una historia de la que había oído hablar pero de la que apenas tenía conocimiento y resultado. Y para eso uno lee, ¿no? Para disfrutar a la vez que aprende, se documenta, con libros y cómics históricos bellamente representados como podemos encontrar siempre dentro del cómic europeo.

La desaparición de Josef Mengele, narra la vida de este nazi «médico» que realizó experimentos con deportados en Auschwitz. Mengele fue el arquetipo básico del criminal nazi de los chungos, horrible personalidad y sin pizca de humanidad. Ofició en Auschwitz, llevando a millones de personas a la muerte sin el menor arrepentimiento. Fue el médico que llevó a cabo algunos experimentos antropológicos y genéticos bastante morbosos para el Reich. Por eso al final de la Segunda Guerra Mundial era uno de los criminales más buscados. Pero este tío contó con el apoyo familiar de su padre, propietario de una fábrica de equipamiento agrícola en Baviera, los mismos que contaban con la buena voluntad de los norteamericanos en el contexto de la Guerra Fría. Sin embargo, los crímenes que contaban en su haber eran demasiado horribles como para dejarlos pasar. Lo que le llevó a una huida desesperada a la Argentina de 1949 en un momento en que ese país estaba dirigido por un militar llamado Juan Perón.

Es cierto que existe una especie de simpatía entre las dictaduras del mundo, ¿no? El modelo alemán fue fuente de inspiración para Argentina, que soñaba con ser una verdadera potencia en Sudamérica. Como resultado, entre 1946 y 1952, bajo las dos presidencias de Perón, varios miles de ex-nazis, incluidos muchos criminales de guerra notorios, llegaron a Argentina a través de diferentes canales. Uno de los más famosos fue Adolf Eichmann (a quien también conoceremos durante la lectura) y también conoceremos a Vittorio Mussolini, uno de los hijos del famoso fascista italiano. Pero por entonces Argentina era un verdadero remanso de paz, una tierra de asilo para los nazis en fuga, los vemos en cenas sociales, los vemos prosperar en los negocios, hay que decir que incluso antes del fin del conflicto mundial, el capital alemán transferido a Argentina financió el nacimiento de un centenar de empresas. Y aquí también se les ve bebiendo cócteles sentados en una tumbona al borde de la piscina con suelo cubierto con una esvástica. ¡La vida es bella!

Escenas que pueden provocar malestar al lector. Pero Mengele siempre quiso más. Esto le llevará a la paranoia total y a su perdición. Y con Perón derrocado, el doctor Mengele, el ángel de la muerte de Auschwitz, tiene que salir por patas de Buenos Aires hacia Paraguay. También sabemos que en 1960, un trueno sembró la serenidad de los nazis en Argentina porque un comando israelí secuestró a Adolf Eichmann, uno de los principales perpetradores del Holocausto. El lazo se estrecha entonces sobre Mengele, que es perseguido por investigadores alemanes e israelíes hasta que…

Lo siento, si no yo no sabía como acababa esta historia, imagino que alguno de vosotros tampoco. Así que lo ideal es poneros con esta genial novela gráfica para resolverlo. Pero antes, unas palabras sobre el dibujo de Jorg Maillet para indicar que su dinamismo transmite perfectamente el ritmo y la energía del escenario de Matz.

Fascinante cómic que narra perfectamente una versión realista de los hechos.

Reseña: Laberintos, de Jeff LeMire

Jeff LeMire siempre es un guionista en cuyas novedades hay que poner siempre un mínimo de atención. A mí por lo menos siempre me ha dado lecturas muy buenas. Y de diversos géneros. Por eso ver que Planeta Cómic traía este mes en su colección de novelas gráficas la tan mencionada en USA, Mazebook (Laberintos), era motivo para alzar la ceja y querer saber más aprovechando que se publica en español. Un volumen en tapa dura que recopila los números #1 al #5, la edición completa de esta miniserie que es digna de estudio. Porque os puedo adelantar que Laberintos es una exploración conmovedora de los sentimientos apáticos de pérdida, pero al mismo tiempo nos prepara para un viaje desgarrador. LeMire te atrae magistralmente a los pasillos de la agonía emocional antes de sorprenderte con un giro que te recuerda porqué invertiste (y seguirás invirtiendo) en cómics así.

Y es que si hay una constante en la vida es la pérdida. La pérdida de la inocencia. La entropía que gobierna nuestro universo. En el caso de Will –el protagonista– se trata de la pérdida de un ser querido, y para afrontar la pérdida, Will se pierde en la mundanidad de la rutina. Pero, para bien o para mal, se avecina un cambio masivo para él. Will es un inspector de construcción que lleva años lamentando la pérdida de su hija, amante de los rompecabezas. Pero una noche recibe una misteriosa llamada telefónica de una chica que dice que es ella y que está atrapada en medio de un laberinto, lo que hace que Will se embarque en un viaje en busca de respuestas a sus diarios personales y acertijos sobre dónde está y cómo traerla de regreso a su hogar… Si es que esto es posible.

LeMire muestra de manera experta cómo el dolor divide a las familias. Con su esposa en una nueva relación, por ejemplo, mientras Will se vuelve más desaliñado y retraído y sigue obsesionado con el porqué hay que perder a seres tan queridos como un hijo o una hija. Mas, ¿Wendy sigue viva o Will está usando su amor por los laberintos para finalmente hacer frente a su dolor y seguir adelante? ¿Will está perdiendo la poca cordura que le queda? ¿Le terminará explotando la cabeza por culpa del dolor y la locura?

En Laberintos percibí que los dibujos están plagados de acertijos, laberintos e imágenes superpuestas que contribuyen aún más al misterio de lo que está sucediendo. Además, LeMire permite deliberadamente a los lectores interpretar este volumen como un cómic de misterio en el que un padre busca a su hija que es a la vez una forma de terapia cognitivo-conductual en la que utiliza el amor de su hija por los rompecabezas para aceptar su pérdida. Me repito, sí, pero solo es para que veáis o sepáis que este método está estudiado en Psicología y que ahora ha sido llevado al noveno arte de forma maravillosa por el autor.

Lecturas que son toda una experiencia.