Reseña: Laberintos, de Jeff LeMire

Jeff LeMire siempre es un guionista en cuyas novedades hay que poner siempre un mínimo de atención. A mí por lo menos siempre me ha dado lecturas muy buenas. Y de diversos géneros. Por eso ver que Planeta Cómic traía este mes en su colección de novelas gráficas la tan mencionada en USA, Mazebook (Laberintos), era motivo para alzar la ceja y querer saber más aprovechando que se publica en español. Un volumen en tapa dura que recopila los números #1 al #5, la edición completa de esta miniserie que es digna de estudio. Porque os puedo adelantar que Laberintos es una exploración conmovedora de los sentimientos apáticos de pérdida, pero al mismo tiempo nos prepara para un viaje desgarrador. LeMire te atrae magistralmente a los pasillos de la agonía emocional antes de sorprenderte con un giro que te recuerda porqué invertiste (y seguirás invirtiendo) en cómics así.

Y es que si hay una constante en la vida es la pérdida. La pérdida de la inocencia. La entropía que gobierna nuestro universo. En el caso de Will –el protagonista– se trata de la pérdida de un ser querido, y para afrontar la pérdida, Will se pierde en la mundanidad de la rutina. Pero, para bien o para mal, se avecina un cambio masivo para él. Will es un inspector de construcción que lleva años lamentando la pérdida de su hija, amante de los rompecabezas. Pero una noche recibe una misteriosa llamada telefónica de una chica que dice que es ella y que está atrapada en medio de un laberinto, lo que hace que Will se embarque en un viaje en busca de respuestas a sus diarios personales y acertijos sobre dónde está y cómo traerla de regreso a su hogar… Si es que esto es posible.

LeMire muestra de manera experta cómo el dolor divide a las familias. Con su esposa en una nueva relación, por ejemplo, mientras Will se vuelve más desaliñado y retraído y sigue obsesionado con el porqué hay que perder a seres tan queridos como un hijo o una hija. Mas, ¿Wendy sigue viva o Will está usando su amor por los laberintos para finalmente hacer frente a su dolor y seguir adelante? ¿Will está perdiendo la poca cordura que le queda? ¿Le terminará explotando la cabeza por culpa del dolor y la locura?

En Laberintos percibí que los dibujos están plagados de acertijos, laberintos e imágenes superpuestas que contribuyen aún más al misterio de lo que está sucediendo. Además, LeMire permite deliberadamente a los lectores interpretar este volumen como un cómic de misterio en el que un padre busca a su hija que es a la vez una forma de terapia cognitivo-conductual en la que utiliza el amor de su hija por los rompecabezas para aceptar su pérdida. Me repito, sí, pero solo es para que veáis o sepáis que este método está estudiado en Psicología y que ahora ha sido llevado al noveno arte de forma maravillosa por el autor.

Lecturas que son toda una experiencia.