Reseña: La República de la Calavera, de Vincent Brugeas y Ronan Toulhoat

La lectura del prefacio mezclada con las opiniones muy positivas que tengo de Vincent Brugeas, todo eso me calentó a leerme rápidamente La República de la Calavera aprovechando que Yermo Ediciones la acaba de publicar en nuestro idioma. En términos de aventura para degustar en estos tiempos que corren de piscina y playa es ideal gracias a su narrativa fluida y los maravillosos y evocadores dibujos de Ronan Toulhoat. Eso sin contar que nos encontramos con personajes con personalidades lo suficientemente diferentes como para emitir un arco iris y un elenco animado que engancha. Sí, los dibujos también enganchan porque Toulhoat le da mucha expresividad a los personajes y la coloración. Lo que repercute en un estilo narrativo hábilmente elegido que muestra lo que debió ser el destino escrito e inevitable de ser un señor pirata.

Las Bahamas, 1718. En una feroz lucha, el capitán pirata Sylla, asistido por su contramaestre Olivier de Vannes y sus hombres, toma posesión de un barco inglés. Contra todo pronóstico, en lugar de masacrar a los tripulantes, los piratas los invitan a unirse a ellos. Pero siempre en nombre de los principios que les son propios: libertad, democracia y fraternidad. Con el paso del tiempo tenemos a Olivier de Vannes, que se ha convertido en el capitán del barco recién capturado, el cual un día se cruza con una fragata que enarbola una bandera portuguesa. Lo toma. El barco parece abandonado, pero los esclavos negros que se amotinaron están a bordo. A su cabeza, la reina Maryam…

Marcada por las reflexiones de Olivier en su cuaderno de bitácora, esta historia confronta dos visiones del mundo: la de los piratas que se rebelan contra el orden establecido y la de una reina que reina sin oposición. Pero aunque no se puedan ver el uno al otro, parecen tener un enemigo en común que bien podría dar luz verde a una alianza.

La República de la Calavera es menos sanguinaria, menos violenta y menos bárbara que Ira Dei, por ejemplo; obra anterior de estos dos autores. Aquí, sin embargo, el trazo del lápiz y la poderosa ambientación que propone, traslada al lector de todas-todas. Y aunque los autores se empeñan en mostrar el tremendo punto de vista democrático y pacífico que existía en el mundo pirata… ¡Sigue siendo una gran aventura pirata! Por lo que me encuentro con un álbum que había rechazado cuando salió, a pesar de la buena respuesta de algunos conocidos, pero dado los autores que había detrás y lo gran vicioso que soy con el tema pirata en verano, tenía que llegar y pasó a través de mí, quizás, en el momento adecuado. Porque puede ser la mejor lectura, sin duda, que voy a disfrutar este verano. Una aventura pirata que se completa con un Epílogo. ¿Qué? Sí, un súper interesante Epílogo que aporta información, un completísimo trabajo de documentación que se añade al final del tomo, donde se nos sitúa para ser conscientes de lo que la esclavitud, el colonialismo, los ideales del pueblo y la piratería eran en este tiempo. Maryam es el personaje que más me ha gustado por todos los símbolos que transmite. ¡Lo suficiente como para barrer prejuicios con el dorso de la mano! Se la compara con Njinga, una antigua reina de Ndongo y Matamba que luchó contra el imperialismo portugués en el siglo XVII (viene reportado en tan tremendo Epílogo). Me parece bastante brillante que un cómic que se centra en la piratería en sus pros y sus contras, añada un extra así.

Contrariamente a lo que sugiere la imaginación popular, los piratas eran lo opuesto a la figura del bruto sanguinario. Las decisiones eran discutidas y votadas. Conformaron los grandes principios de lo que los romanos llamaron República. Y en La República de la Calavera se refleja eso muy bien. Una historia donde más allá de la formidable aventura humana protagonizada por memorables escenas de batallas y múltiples aventuras, aparece implícita una inteligente reflexión que encuentra eco en los conflictos sociales de nuestro tiempo. Trabajar la memoria de los vencidos. Maravilloso. Un amante del mundo pirata, lo va a flipar.

Reseña: Libertalia, de Rudi Miel, Fabienne Pigière y Paolo Grella

En veranito, no digáis que no pega una de piratas. Apetece, sobre todo, cuando tienes frente a ti al Gran Azul y su constante oleaje. Para colmo, me inspira muchísimo el lugar onde me encuentro pues un par de kilómetros mar adentro, se ve desde la orilla los restos de un barco semi-derruido que lucha cada día, cada hora y cada minuto por no bajarse al fonde a morir. Son los restos de un pequeño buque granelero que traía arroz al pueblo en el pasado siglo y encalló por esa zona. Nunca más pudieron sacarlo de ahí. Desde entonces, y ahora, lo utilizan algunos pescadores como fondeadero para trincar ciertos moluscos que se apegan a la base, proa, popa, a todas y cada una de las zonas pues se podría decir que es uno de los baluartes de moda entre cierto pequeñezuelos marítimos. Por lo que es un reclamo alimenticio y no solo hablo del ser humano. Dicen que por lél se inventó el dicho: Más lento que el barco del arroz…, que traía comida al pueblo en malos años y nunca llegó. En fin, que me voy por la barandilla. Que en sitios así dan unas ganas tremendas de leer una buena historia de piratas. Eso quiero decir. Y di con un precioso cómic europeo que recién publica Norma Editorial. Donde encontré, sin duda, mi «barco del arroz». Un titulo con una pinta tremenda tanto por dentro como por fuera. Libertalia, un nombre que evoca alta mar, navegantes y pirateo por lo cuatro costados. Y más ahora que sus tres álbumes se recogen en un integral.

Una utopía pirata, una ciudad de hombres libres, así se denomina Libertalia, pues la idea surge nada más y nada menos que del propio Daniel Defoe, autor de Robinson Crusoe, el cual, en uno de sus escritos, habla de una colonia, un paraíso libertario fundado por piratas y Defoe lo situó cerca de Madagascar a principios del siglo XVIII. O quizás fuera la propia isla. Pero ahora los guionistas Rudi Miel, Fabienne Pigière y el ilustrador Paolo Grella van a trasladarnos a ella, y a la locura de un caballero francés destrozado, Misson, y de un sacerdote italiano desaliñado llamado Carracioli, ambos luchando contra los esplendores de la Iglesia.

Pero ¿existió realmente esta colonia pirata? ¿O nació, como muchos defienden, de la imaginación de Defoe y el sueño de muchos? Dicha mítica colonia en la que los piratas crearon una sociedad de justos e iguales, sí que existe en Libertalia, donde la podremos conocer muy bien desde dentro. Es la ciudad utópica por excelencia, la oscuridad y la luz chocan en una lucha a muerte, sin vencedores, ni vencidos. La trama de este cómic se centra en la historia de un caballero francés y su amigo, un sacerdote que incumplió las Sagradas Órdenes; mas, se puede decir que realmente es una recopilación de los sucesos acaecidos a la tripulación de un barco…, al menos, al principio. Todo centrado en dos personajes que se llegan a desarrollar más que otros. Una ciudad libertaria fundada por piratas, con un caballero francés venido a menos y un sacerdote como compañero de dramas. Pero en esencia, un joven noble perseguido por sublevarse y disparar contra un vizconde que traficaba con esclavos y los torturaba y un cura que se opone a los abusos de la Iglesia contra los más pobres. Ambos se embarcan (nunca mejor dicho) en una historia que los llevará a las Indias Occidentales para fundar una ciudad de ensueño.

O eso desean.

Entre piratería, aventura y reflejos que presagian el Siglo de las Luces, Fabienne Pigière y Rudi Miel nos hacen viajar más rápido que el viento, sobre todo, en el primer álbum. No hay tiempo para aburrirse en Triunfo o Muerte. Parece que los autores tienen mucho que contar y así empiezan, de este modo, se esbozan rápidamente las motivaciones de los dos personajes principales para sumergir rápidamente al lector en la acción. De este lado, las batallas, las batallas navales, los encuentros con nativos amenazadores, se suceden a ritmo frenético. Acompañados de la presentación del «villano de servicio», el innoble Dalbarade. Pero si eres capaz de abstraerte un poco del alto ritmo, verás que también hay tiempo para la aclimatación a dicho mundo, a dicho siglo, a un entorno exótico donde la humedad se vuelve agobiante… Genial inicio.

¿Libertalia nació en 1697, en Madagascar, de la imaginación de Daniel Defoe o de la locura de dos hombres rompiendo con su tiempo? Esa es la premisa que se mueve en el segundo álbum de este tríptico que se llama Las Murallas del Edén. El Edén de Misson y Caraccioli que se va construyendo poco a poco. Ambos hombres ven sus ideales materializados en un modelo de sociedad igualitaria. Pero no están solos en la isla. Además, la pereza natural de algunos, la violencia de otros y el resurgimiento de los viejos hábitos están minando gradualmente el funcionamiento de la colonia. A todo esto hay que sumar la amenaza externa personificada en el corsario Dalbarade que es porculero como pocos.

Cierra Los Caminos del Infierno. Donde su titulo es más que obvio para describir como hay que luchar por algo, duramente, si no quieres que se vaya a pique. Aunque ciertas cosas, en esta vida, son inevitables.

El dibujo de Paolo Grella es particularmente atractivo. Inspirado en los grandes de la época dorada del cómic italiano, también evoca a veces el del discreto René Follet. La elección de sus colores, cosa del pasado, puede sorprender. Pero en conjunto, llevado por un corte muy dinámico, encontramos un dibujo muy efectivo, tanto que despertó mi curiosidad por buscar más trabajos de este diseñador.

Una gloriosa vuelta al género filibustero.