Reseña: Black Water Sister, de Zen Cho

La abuela de Jessamyn Teoh ha regresado de entre los muertos, pero Jess es la única que puede escucharla…

Zen Cho se ganó rápidamente una buena reputación dentro del mare-magnum del fantástico y todo es debido a la originalidad que propuso con su primera novela Sorcerer to the Crown. Entretenida y con una aguda crítica del racismo, sexismo y el colonialismo en la Inglaterra de la Regencia, una novela que presentaba a una poderosa bruja malaya, un personaje de los que no se olvidan fácilmente. Novela que alento a Minotauro a publicarla, que menos. Hablamos de un autor que casi que va a premio ganado con cada novela que publica. La magia de Malasia desempeña un papel importante en sus historias. En su conjunto, una rica colección de tramas con el trasfondo de tradiciones malayas y chinas que provocan que estés interesado desde ya en saber más de esa religión/mundo oriental.

En su nueva novela Black Water Sister, en un entorno contemporáneo, las tensiones familiares y los problemas van desde la homofobia cultural hasta el desarrollo inmobiliario depredador. Fuera de los romances de palacio, en Black Water Sister, con un escenario que deriva de la observación aguda del personaje en lugar de la invención histórica, la novela esplende en lo que denominaré fuegos artificiales sobrenaturales. Jess Teoh, una graduada de Harvard desempleada que se mudó a USA cuando era niña, tiene que regresar a Malasia con sus padres después de que su padre pierda su trabajo, principalmente como resultado de una enfermedad grave. No mucho después, comienza a escuchar una voz distinta en su cabeza, que resulta ser su abuela Ah Ma, recientemente fallecida. Un delicioso cruce entre un pariente entrometido y cascarrabias y un espíritu manipulador siniestro.

Y es que Ah Ma ha fracasado o se niega por el momento a “seguir adelante”. Tiene asuntos pendientes, algunos de los cuales involucran a un magnate inmobiliario cuyo último desarrollo implica la destrucción del santuario de una diosa local, la Hermana del Agua Negra (Black Water Sister). La relación de Jess con su abuela y la diosa, cualquiera de las cuales podría apoderarse de su cuerpo y brindarle una fuerza inesperada, conduce a confrontaciones desgarradoras con mafiosos corporativos, incluido un intento de violación y asesinato que algunos lectores pueden encontrar duro de leer. Mas, una alianza curiosa con el extraño hijo de ese promotor inmobiliario que os menciono.

Junto con los elementos sobrenaturales está la historia de la propia familia de Jess, que es cautivadora a su manera. Jess y sus padres han sido acogidos por un pariente rico en Penang, al menos hasta que su padre pueda ganar suficiente dinero para pagar su propia casa y, como si Jess no tuviera suficientes problemas para adaptarse a una sociedad que apenas conoce y tratando de lidiar con un fantasma entrometido en su cabeza, aún no les ha dicho a sus padres que es gay. Y mucho menos les ha hablado sobre su amante Sharanya, a quien espera unirse eventualmente en Singapur. (Sharanya, en su mayoría fuera del escenario, es un personaje bastante amorfo sobre el que podríamos aprender más). Una de las visiones más inquietantes de Jess no implica directamente luchar contra fantasmas, dioses o gángsteres, sino más bien el temor de que la orientación sexual de Jess pueda causar que sus parientes ricos puedan desalojar a toda su familia, dadas las actitudes malayas hacia la homosexualidad. Tema que la novela no rehuye.

Una de las visiones más inquietantes de Jess no implica directamente luchar contra fantasmas, dioses o gángsteres, sino más bien el temor de que la orientación sexual de Jess pueda causar que sus parientes ricos puedan desalojar a toda su familia, dadas las actitudes malayas hacia la homosexualidad. Tema que la novela no rehuye. Pero lo que importa es, que Black Water Sister tiene suficiente suspense como aventura sobrenatural como para mantener a lector cautivado hasta el final. Ese tipo de historias que cuando no lees, piensas en ella. Ese suspense chulo del que hablaba Patricia Highsmith en su ensayo.

Me recordó en ocasiones a la inquietud y encanto oriental dentro del género de Terror que transmitía Dan Simmons en La canción de Kali. Un mundo y una trama digna de film donde los espíritus malayos son muy reales.