Patrick Prugne es un autor en el que poner en el ojo y en nuestro país lo demuestra que haya varias editoriales que ya han publicado obras suyas. Norma Editorial (en breve), Ponent Mon, Yermo Ediciones… Un autor muy versátil aunque casi que se le ve bastante el plumero en lo que respecta a su amor por la crónica histórica norteamericana. Con esta idea, por ejemplo, le dio por hacer un cómic sobre la “historia india», aludiendo a un famoso personaje (gracias a Disney) como es Pocahontas. Pero el personaje real.
En este álbum tenemos una historia donde la precisión histórica es nítida, el autor ha investigado los hechos, los personajes, pero también los barcos, las armas, la estructura del fuerte construido por los colonos… Todo al servicio de una historia que es ciertamente clásica pero cautivadora a poco que te pongas con ella. Y extraordinariamente narrada. Por lo que se convierte en otro recordatorio más de los horrores de la colonización de América del Norte que hicieron LOS INGLESES. ¿Por qué en mayúsculas? Fácil. Quiero recalcar que todos los colonizadores, todos, en un porcentaje muy alto, fueron maltratadores. Casi que venía con la indumentaria serlo. Y en cierto modo era normal. Tú conquistas, nadie en general quiero ser conquistado, que te arrebaten su libertad y sus pertenencias… Por lo tanto, fuerzas al otro, lo sometes, pero que nadie me diga y promueva que más que otros pueblos conquistadores los españoles fueron los peor. Que nadie borre del cartel a todos los demás. No se lo cree nadie. Todos iguales en mayor o menor medida. Y ahora, después de este alegato que me saca de quicio porque si ha habido alguien pirata y ladrón a lo largo de la historia ese ha sido el Imperio Inglés…, ahora debo calmarme para decir que Patrick Prugne nos lleva de vuelta a la Norteamérica primigenia tras la publicación de Tomahawk (2020), una obra que también debería cruzar los Pirineos.
La historia real de Pocahontas, hija del jefe de una tribu india que conocerá a los primeros exploradores británicos desembarcados cerca de la bahía de Chesapeake. La trama de la historia se desarrolla de la siguiente manera: los colonos británicos vendrán a construir un fuerte cerca del río James y si el contacto no se establece inmediatamente con los lugareños (por contacto me refiero a un encuentro cortés y no a una batalla de flechas) podemos sentir una desconfianza de estos últimos hacia los ingleses. Oliver Pitt, el narrador de la historia, será hecho prisionero por los indios y tejerá un fuerte vínculo con Pocahontas, pero deberá confiar en la perfidia de su superior, una verdadera escoria…
Si siempre es un verdadero placer poder admirar los dibujos en acuarela de Prugne, cabe señalar, sin embargo, que los paisajes elegidos son a menudo los mismos en comparación con álbumes anteriores. Pero claro, ¿quién detecta esto? O bien alguien que haya pasado de un cómic suyo a otro o alguien que tenga tan buena memoria como yo. Y lo mismo para los rostros de los personajes. Es mi queja. Pero casi que no es una queja pues, ¿qué autor no sufre de repetirse? Mucho menos el caso de un ilustrador.
Mas, también mola (aunque no sea la fecha ideal para ello) que toda la historia es en invierno (sin duda, la retomaré para entonces) porque es una delicia la vista de los bosques nevados que representa este señor. Casi se siente el frío al más puro estilo El Renacido, el film de Alejandro González Iñárritu y Di Caprio. Las grandes vistas nos permiten sumergirnos en la atmósfera de los primigenios bosques norteamericanos y obviamente tenemos derecho a magníficas tomas de animales de todo tipo o indios en comunión con la naturaleza. Es una magnífica sensación tener derecho a un título que contiene quince páginas con hermosos dibujos a doble página como si de un cuaderno gráfico se tratara.
Aquí, Prugne hace de Prugne, pero quiero más.