Reseña: Punchline. El Juego de Gotham, de Tini y Blake Howard y Gleb Meinikov

Alexis Kaye (también conocida como Punchline) ha sido absuelta y está de regreso en las calles de Gotham City. Esta es la principal máxima del arco El juego de Gotham, más que nada porque esta piva no tiene la menor intención de reformarse, y tarda nada en reunir una nueva Royal Flush Gang, y no los reunirá para formar un grupo de costura, precisamente. Los más peligrosos tipos y tipas a los que juntar con un propósito sin que la maten a ella primero, que esa es otra. ¿Y cuál es la nueva droga mortal que circula por Gotham y con la que Punchline está tan obsesionada?

Hoy os reseño el último tomito que he devorado con el orejas picudas de por medio. Una de las últimas novedades de ECC Ediciones en nuestro país. Un volumen protagonizado por la archienemiga de Harley Quinn que traen a la vida nuevamente Tini Howard y Blake M. Howard y dibuja Gleb Melnikov. Una miniserie que comienza con una gran sátira sobre los influencers de hoy en día, con uno llamado Khavy transmitiendo en vivo desde un concierto y eventualmente topándose con Punchline. Todo, mientras los seguidores de Khavy hacen comentarios divertidos y crueles en su feed (como «¡Usó spray de pimienta como una niña! Jajaja»). A la vez que intenta matarlo. Me pareció muy diferente, comenzar con un cómic de temas tan actuales, cosa que enganchará a la peña más joven. Un buen ataque a todos esos que se llaman influencers a sí mismos solo por subir sus mierdas a internet.

En cuanto a Punchline, ella vuelve a la acción, pateando traseros y yendo a por los rivales más directos de los bajos fondos de la ciudad para hacerse con ella. Y cómo no, enfrentándose al mismísimo Batman… en el mismo lugar donde nació el amor de su vida. Si no la conocéis, Punchline es la antítesis de Harley Quinn. Mientras que Harley basa su «modus operandi» en las bromas y la anarquía, Punchline es tremendamente seria, cerebral y planea que todo se mueva como si el mundo fuera su partida de ajedrez. No tiene tiempo para las tontas desviaciones que Harley suele tomar. Concentrada en sus objetivos, es certera. Y su primer objetivo es dominar el mercado de drogas de la ciudad de las sombras porque en Gotham reina la droga denominada XO.

Para mí, Punchline es un personaje interesante. Me hizo tilín desde que la leí/conocí por primera vez. Es un personaje que no se esconde. En cada historia se puede ver cuán fría es ella, y nunca deja de usar la tortura y el asesinato para conseguir lo que quiere. No pierde el tiempo. Es mala como un demonio… y lo que le hace a Khavy, el influencer antes mencionado, es francamente escalofriante. Aparte en esta miniserie de seis numeritos conoceremos a dos miembros de la Royal Flush Gang que parecen sorprendentemente con los pies en la tierra. No son villanos que se retuercen el bigote, son solo tíos que desean vivir una vida “bien”, disfrutar, de lo poco o mucho que le queda en el terreno complicado en el que se mueven. Sumando a eso que que constantemente desconfían de Punchline, pero la siguen porque les conviene. Hasta que…

La trama establece de manera tentadora una posible confrontación con Catwoman y la jefa yakuza Eiko Hasigawa. Por lo que todo llegará a una guerra territorial a tres bandas que se convierte en un despiporre épico. Y Batman de por medio, de jugador, de árbitro y a veces incluso en el VAR.

En este cómic, Gotham es una ciudad sucia llena de gente desagradable. La propia Punchline, a pesar de su mallaje… está dibujada de forma realista y con un físico imponente. Me encantaron especialmente las escenas de lucha, donde Punchline da leña en buenas peleas callejeras a la antigua usanza. El estilo artístico es bastante único. El arte de Gleb Melkinov es de los buenos. Buena historia. Buen tomo.