Reseña: Al son de un fado, de Barral

Al son de un fado, de Barral, logra dar una sensación de melancolía como pocos cómics consiguen. Y todo mientras dibuja los contornos del terror y la desolación de la dictadura de Salazar. A la edad que uno tiene ya, rodeado de viejóvenes y viejos que se están yendo demasiado pronto, uno tiende a pensar en la muerte más de lo normal. Y a veces no sabe como tomárselo. Para colmo, me llega un cómic que hace que piense más en ello y en lo deplorable de los gobiernos que solo piensan en su beneficio. Una mezcla que en Al son de un fado se hace de forma maravillosa y que encaja en una narración bien hecha y hace que la historia sea bastante cautivadora. La división de la historia y algunas narrativas inesperadas están servidas por un dibujo elegante, además. Agregad a esto personajes entrañables y bien descritos. Un bálsamo a mi corazón de alcachofa…, como dicen los franceses.

Sobre un tema cercano a las afirmaciones de Pereira, que leí –y aprecié– no hace mucho, este álbum logra mezclar pequeñas y grandes historias. En efecto, siguiendo al personaje principal, un médico que escapa a las contingencias de la dictadura y que, a través de encuentros fortuitos, se enfrentará a sus aspectos más terribles. Un cómic donde descubrir como era la dictadura de Salazar en Portugal.

Nos vamos a Lisboa, verano de 1968. Fernando Pais ha decidido disfrutar de la vida a orillas del Tajo. Un señor médico que ya solo piensa en cerrar los ojos ante la dictadura de Salazar, después de una atormentada juventud militante, una vida de idas y venidas. Pero. de pronto, un día, Fernando se ve de pronto defendiendo a un niño que tiene un pequeño lío con un policía. Aunque el pequeño a la hora de sus actos, de sus comentarios, no hace distinción entre el ángel bueno y el ángel malo…

Un encuentro que cambiará su vida.

Al son de un fado es un cómic muy equilibrado, la narración es fluida, nos apegamos a los personajes (algunos flashbacks nos permiten comprender mejor la personalidad del médico y la historia del país). El dibujo de Barral, por supuesto, es eficaz. Obviamente, una lectura recomendable, o no la traería por aquí. Tiene también un lado romántico a la hora de ver al protagonista en aquellos momentos duros de la dictadura, enviando a sus hijos a la guerra en África, gente que defendía un país, la misma gente que después la policía no tenía miramientos en torturar. Los denominados «oponentes». Como muchos de vosotros (imagino), me sentí atraído por Al son de un fado por ser un álbum que trata el tema histórico, concretamente, la dictadura de Salazar en Portugal. Algo muy difícil de encontrar en cómic. Con este álbum en solitario, Nicolas Barral nos ofrece una maravillosa inmersión en el oscuro pasado del país vecino. El interés reside en el prisma elegido por el autor: Fernando Pais, su personaje principal, nos hace cuestionar el compromiso de cada uno, la resistencia a una dictadura en la que todos podrían verse implicados… y ser aplastados. Y es también toda esta vida bajo tal régimen de hacer “como si no pasara nada” que Nicolás Barral nos hace darnos cuenta de manera sutil e inteligente como son la mayoría de los seres humanos. Hasta que el destino provoca que una vida de un vuelco… Una chispa, un encuentro, basta para ponerlo todo en duda.