Reseña: La Tercera Regla de los Viajes en el Tiempo, de Philip Fracassi
Ni que decir tiene que soy un gran fan de las historias de viajes en el tiempo. Pensadlo bien un momento. Si se llega a un momento en que es realmente posible (y en algunos puntos de esta novela, lo es), ¿realmente lo haríais? El 99% de los que estáis leyendo esto, os aseguro que habéis dicho que sí, pero si pensamos un poco o nos remitimos a la mayoría de las historias conocidas, los personajes viajan al pasado y es en el pasado donde residen nuestros errores. Así que tiene mucho sentido que queráis volver para subsanar algo. Y es la forma y el atractivo que tiene una historia con viajes en el tiempo para atraparnos. Pero mientras que otros libros desobedecen ciertas realidades o simplemente las ignoran, en este libro que publica Obscura Editorial, la nueva novedad en nuestro país del gran Philip Fracassi, el viaje en el tiempo aquí se limita a una pequeña ventana, y eso me moló. Tenemos en esta historia tres reglas.
Solo puedes viajar hasta un momento concreto de tu vida.
El viaje durará noventa segundos.
Y solo puedes observar.
Y es imposible quebrantar estas tres reglas. Philip Fracassi crea algo original en La tercera regla de los viajes en el tiempo al equilibrar la viabilidad de la tecnología con una historia reflexiva y centrada en los personajes. El lado humano de esta historia triunfa, por supuesto, lo que significa que es lo que más disfruté, y creo que es donde el autor brilla. En los libros anteriores que he leído de este autor se puede decir lo mismo: la emoción y la conexión son los puntos fuertes de la trama. Y aunque en mi opinión, la posición del antagonista no funciona muy bien, posiblemente por ser demasiado corta y directa la intervención, me gustó mucho y sentí casi lo mismo que la protagonista (Beth) como un verdadero dolor. Pero voy a contar un poco más. Conocemos aquí la historia de Beth, una científica que acaba de descubrir los viajes en el tiempo con su marido y llega a una conclusión. A través de un agujero de gusano en el espacio y el tiempo, la consciencia humana puede retroceder en el tiempo durante noventa segundos. Concretamente, hasta un instante de sus recuerdos personales. Puedes revivir algunos de los momentos más importantes de tu vida, buenos o malos. Y para Beth esto es bastante malo, ya que el primer recuerdo que viene a su memoria es el de ver morir a su familia en un accidente aéreo. Partiendo de aquí, vamos a ir ya viendo el suspense que nace en el libro. Y es que la cosa empeora con la repentina muerte de su marido y el intento de la empresa para la que trabaja de lucrarse con su invento. Y ahora Beth se encuentra en una espiral descendente. Se convierte en conejillo de indias, atravesando el agujero de gusano más veces de lo necesario, solo para descubrir un día que, de alguna manera, ha alterado la existencia de alguien cercano…
Puedo contar que desde niño, cuando leí La máquina del tiempo, de Wells, por primera vez, me enamoré de la idea de viajar al futuro o al pasado. Luego vino la tan aclamada Regreso al futuro que tanto amor por el tema nos dio a muchos. Y con el tiempo (nunca mejor dicho), mi amor por el género fue creciendo y desde entonces me encanta explorar todos los conceptos de saltos temporales, distorsiones y universos paralelos. Por eso, cada no mucho, me meto en vena una de estas historias y rara es la que me decepciona. Y cuando supe que Philip Fracassi había escrito un thriller sobre este subgénero, supe que tenía que leerlo.
¿Fracassi? Un gran don tiene ese señor.