Reseña: Las Guerras Silenciosas

Cuando leí por primera vez Las guerras silenciosas, de Jaime Martín, recuerdo que fue un «no está mal». Pero una relectura reciente ahora que Norma Editorial vuelve a sacarlo a la palestra, me ha impulsado a subirlo de nivel. Porque disfruté mucho de esta especie de puesta en el abismo en la que el autor se retrata a sí mismo a la vez que ilustra el servicio militar que tuvo su padre. Y es que quizás estamos ante un título que se valora más y aprecia cuanto más nivel de madurez tengas. Una estructura que aporta un tema adicional al cómic, ya que, además del aspecto histórico, también aborda la ansiedad del escritor… y nos permite comparar dos épocas: una en la que no tuvimos la oportunidad de hacernos preguntas y otra en la que hemos terminado dudando de todo. Hasta que finalmente, el lector mínimamente atento notará todo el trabajo de construcción realizado por Jaime Martín durante la creación del cómic donde no duda en mostrar los cambios que introduce en la historia tras cuestionarse la relevancia de la simple evocación del servicio militar obligatorio al que fue sometido su padre, y el de muchos de los que andáis por aquí.

Y a continuación viene la relación padre-hijo. Una relación que sentí evolucionar a lo largo de la historia. Al principio, Jaime Martín parece retomar el tema del cómic (la mili) por desesperación, temiendo tropezar con una historia sin sentido. Pero a medida que pasan las páginas, sientes que su perspectiva cambia, como si descubriera a un padre completamente diferente al que conocía. Esto genera una especie de respeto, pero también una fuente de preguntas y un motivo de diálogo. Y aunque su padre parecía molestarlo profundamente al principio de la historia, Jaime Martín busca cada vez más su contacto con él a medida que avanza la historia. La esencia de la obra es el contexto histórico que evoca una guerra moderna olvidada. Pero también muestra la brecha que puede existir entre una situación real y la forma en que se relatan los hechos, ya sea en los medios de comunicación o en nuestras clases de historia.

Fue en En 2014 cuando Jaime Martín dio la campanada con una novela gráfica muy personal que es parte memoria familiar, parte crónica histórica de una generación asfixiada por el franquismo, y que nuevamente se presenta en librerías con una edición revisada y ampliada con un dossier inédito. Y con dibujos, muy limpios y legibles que garantizan una lectura fácil y envolvente, y que provocan y que alabes el buen cómic europeo que también brota de nuestro país. Con una sección de fotografías al final que anclan la historia más a la realidad.

Un título indispensable que ha cruzado fronteras.

J. J. Castillo nació una fría mañana de invierno en la que el murmullo del viento hizo temer al más valeroso. Enamorado de esa sensación, dedica su tiempo a escribir y leer historias que increpen el alma. En el ámbito de las letras ha ganado premios y ha colaborado con cantidad de editoriales especializadas en los tres grandes géneros.