Reseña: Calliope. La Voz de las Llamas, de McDowell y Tabitha King
Uno de los libros más esperados por estos lares era, sin duda, Calliope, de Michael Mcdowell y Tabitha King. Y por fin, Minotauro nos lo ha traído. Y es que siempre me encantó esa introducción que dice que Calliope «Calley» vio y escuchó demasiado para ser tan joven. Con tan solo ocho años, su adinerado padre fue torturado y asesinado, y ninguno de los adultos a su alrededor se preocupó por protegerla de esas desgarradoras «vistas». Ninguno de esos adultos actuó como si le importara si Calley vivía o moría, y se acostumbró a luchar por su supervivencia entre los pies de su consentida madre. Fue entonces cuando Calley pasó toda su juventud reaccionando a la muerte de su padre, pero este fue también el evento que la definió más profundamente, ya que descubrió que tenía un talento único que, sin duda, atormentaría a sus familiares de por vida.
Y ahora no me digáis que no necesitáis saber más de esa niña llamada Calley.
Muchos lectores norteamericanos comentaron en su día que esta novela los decepcionó por ser muy diferente a los otros libros de Michael McDowell. Se refieren a la tan tremenda saga Blackwater que ya hemos devorado enterita por aquí (https://www.cronicasliterarias.es/?p=15734). Pero a ver, no seamos cabras montesas de las que siempre rozan el extremismo. NO HAY QUE COMPARARLAS. Hasta casi que os podría decir que no tienen nada que ver aunque Calliope: La voz de las llamas esté considerada una novela gótica sureña, un spin-off de ese universo Blackwater que Michael McDowell (el maestro del gótico norteamericano sureño) no terminó y sí que lo hizo la autora Tabitha King, la señora esposa del maestro Stephen King.
Yendo a lo que tenemos que ir, tenemos el asesinato brutal de un padre de familia en el Alabama de los años 50 que desencadena un relato de secretos familiares, herencias sobrenaturales y casas encantadas. El traslado a un lugar donde descubrir Calley puede oír voces que no son de este mundo y que este don es un arma que alguien quiere utilizar a través de ella. Me pareció un buen libro, y no detecto ninguna división en la contribución creativa. Desde mi punto de vista, fue una colaboración exitosa para crear una novela muy oscura, de estilo gótico sureño, con partes que me dejaron un poco sin aliento por la creatividad de la violencia, la depravación de varios personajes (de hecho, la mayoría) y, por otro lado, lo mucho que me identifiqué con otros personajes, como el hermano de Calley, Ford, por ejemplo.
Un libro que se podría estudiar en literatura creativa como advertencia sobre el abuso y la negligencia infantil, y la violencia contra los niños.
Una trama que es, en realidad, enrevesada y con clímax demasiado prolongado. Por lo que recomiendo leerla con cautela, parándose en los detalles, para poder disfrutarla al cien por cien. Se presenta demasiada información en el último cinco por ciento de la narrativa.
Un libro con un potente enganche y un personaje principal, Calley, inolvidable.